capitulo 4. preocupado
—¿Eso es necesario? —la voz de Jhon hizo que Abril levantara la mirada del periódico que tenía en sus manos.
—Papá, de sobra sabes que yo necesito encontrar un trabajo.
—No creo que sea conveniente de que trabajes, Abril. Para eso estoy yo, puedo cubrir todos los gastos sin problemas.
La castaña mira seriamente a su padre, él seguía renuente en no dejarla buscar un empleo. Y bien sabía que necesitaban una entrada extra en la casa, los gastos que implico luego de su operación fueron enormes.
Su padre se había endeudado hasta más no poder y todo por salvarle la vida. Así que ella no encontraba otra manera de colaborar si no era buscando un trabajo.
—Papá, ya han pasado 8 años desde que me operaron y sigues pagando deuda tras deuda. Ya es hora de que yo me ponga a trabajar, entiende, ya estoy bien.
—No, no quiero que tengas ningún esfuerzo físico. Eso podría complicarte, y no estoy dispuesto a…
Ni siquiera deseaba recordar esos momentos de angustia que paso esperando por el doctor para que le dijera si todo salió bien o no. El corazón de su hija era un precioso regalo, uno que debían atesorar.
Y si ella se ponía a estar buscando empleo la podría desgastar, cansar y hasta complicar. No, no toleraría perder a su hija.
—No me pasara nada, el doctor ha dicho que mi corazón se adaptó perfectamente a mi cuerpo. Papi, ya no hay nada que temer —contesta, poniéndose en pie para acariciar su mejilla.
—Abril… —él toma su mano con dulzura —. Tengo miedo de perderte, hija. No sabes lo que viví todas esas horas que estuviste en quirófano, fue una agonía para mí.
—Voy a estar bien, ya soy una mujer que necesita hacer su vida papá. Y necesito ayudarte con los gastos.
La castaña observa a su padre, en su rostro se le veía reflejado el cansancio. Sus ojos ya no eran los mismos de antes, y esas enormes bolsas oscuras debajo de los mismos le decía que esas largas horas de pérdida de sueño algún día le iban a cobrar factura al hombre.
Se sacrificó por ella 18 años y aun seguía haciéndolo, ya era momento de que fuese ella quien diera la cara por él y la casa.
—Buscaré un empleo donde no tenga que esforzarme tanto, te lo prometo papá. Pero entiende que debo trabajar. El doctor dijo que puedo hacer mi vida, y es lo que deseo. Tengo una nueva oportunidad para hacerlo, por favor.
Jhon rememoro los años pasados durante la recuperación de Abril, no le permitía hacer nada. Únicamente lo que el médico le ordenaba, ella no salía, y sus medicamentos los tomaba al día aunque ella los odiara.
Por desgracia, ella tendría que seguir tomando un medicamento de por vida. Pero al menos no eran 10 a la vez. El doctor lo recomendó, puesto que no quería correr riesgo de que ella presentara un cuadro complicado, así que su hija no salía de casa sin ese tratamiento.
Sin embargo, lo que más temía Jhon era que el doctor Erick le dijera que su hija ya podía comenzar a retomar su vida. El año pasado le informo que podía dejar de tomar todos los tratamientos y tener una vida normal como la de cualquier persona.
Y desde entonces, Abril ha estado empeñada en buscar un trabajo. Si, tenía muchas deudas, la casa hipotecada, y le debía a su jefe una fortuna, pero poco a poco iba solucionando los problemas financieros.
No obstante, su hija era muy terca.
—Abril, no quiero que nada malo te pase.
—Y no me pasara —sonríe abiertamente, mostrándole esa sonrisa tan preciosa que la caracterizaba.
—Está bien —baja la mirada —. Busca empleo, pero que no sea tan consumidor. No puedes exagerar, nada de trabajos con largas jornadas, ¿eso si lo sabes no?
—Lo sé, papi… buscare algo tranquilo, pero que me paguen bien.
Jhon pone una expresión de orgullo, esa niña había luchado tanto por vivir. Y allí estaba, después de pasar tantos años de agonía, al fin volvía a ser la misma de siempre. Ya no tenía que llevarla al hospital a mitad de madrugada y vivir en la zozobra de si sobreviviría para el siguiente día.
Abril había agarrado masa muscular, atrás dejo aquella chica esquelita que a duras penas lograba moverse. Se dejó crecer el cabello y ahora era increíblemente largo y hermoso, muy brillante y sedoso.
—Tu cabello ha crecido mucho, te sienta bien tenerlo así.
—Odiaba llevarlo tan corto en aquellos tiempos—le responde mientras miraba anuncios en el periódico —. Papá, ¿no tienes que irte a trabajar? —lo mira de soslayo.
—Sí, ya me voy… me llamas si piensas salir de casa y te llevas tu…
—Ya lo sé, mi medicamento y mi inhalador. Sabes que no me hace falta.
Su padre pone los ojos en blanco y luego asiente, sabía que exageraba de vez en cuando, pero es que era precavido… besa la frente de Abril y luego se marcha.
La castaña niega y sigue buscando algún trabajo que pudiera servirle, lo que fuese que consiguiera lo tomaría, era imperiosa la entrada de dinero a la casa. Esperaba encontrar algo esa mañana, ya que llevaba meses buscando.
Al principio escondido de su padre, pero ahora ya no tenía por qué seguir ocultando sus intenciones. Y la verdad es que resultaba más fácil salir a las entrevistas sin que su padre estuviera respirando en su nuca.
Ya tenía 26 años, necesitaba que entendiera que ahora que se sentía bien podía valerse por sí sola. Era una lección para ambos, el de él era aprender a darle libertad y el de ella bueno, conocer el mundo tal cual como era, cruel y bueno.
Nunca tuvo ese privilegio, siempre estuvo en casa y ahora tenía que aprender por si sola que tan feroz, doloroso y bello era.
Sonríe y toca su pecho, todos los días agradecía a esa persona que decidió donar una parte de su cuerpo para dar vida a otra. Gracias a ese ser humano ella pudo tener una nueva oportunidad, luego su sonrisa de apaga y piensa que alguien tuvo que morir para que ella pudiera vivir.
A veces cuando pensaba eso la ponía triste, puesto que ella no deseaba un trasplante porque ya sabía cómo funcionaba eso… rememoro cuando despertó luego de la operación, su padre lloraba sin parar y Erick estaba a su lado.
Ella se sentía tan confundida, porque recordaba que se estaba despidiendo de su padre y luego lo volvía a ver. Hasta que el doctor le explico que le habían practicado un trasplante de corazón.
La noticia le cayó como una jarra de agua helada, eso la llevo a pensar que alguien había muerto, que llevaba el corazón de otra persona en su cuerpo. Tanto fue su conmoción que tuvieron que sedarla. Al principio le costó mucho aceptar que llevaba algo de alguien más.
Unos días después, Erick hablo con ella en compañía de su padre y le explico lo que había pasado. Esa persona que se mantenía anónima sufrió un accidente en el que perdió la vida, y como había firmado para ser donante, el corazón fue lo que pudieron salvar.
Por suerte, Abril era la primera en la lista gracias al doctor, y como el órgano estaba en el mismo hospital donde estaba ella tuvo suerte que nadie más intercediera. Sin embargo se demoró varios días en hablar con alguien, le dolía el alma por pensar que alguien tuvo que morir para que ella pudiera vivir.
La joven aplana los labios, sentía mucha tristeza por la familia de esa persona. Todos los días se preguntaban quiénes eran, donde vivían… pero Erick le notifico que no podía dar ese tipo de información, puesto que la familia prefirió quedar en el anonimato.
Aunque la persona que dono prefería que se supiera, pero como ya no estaba físicamente todo se rigió por la decisión de la familia.
Ella suspira y se reclina en la silla, tuvo mucha suerte.
—Ahora debo seguir con mi vida, encontrar un trabajo y recuperar el tiempo perdido.
Le da la vuelta a la hoja del periódico y de inmediato pilla un anuncio que llama su atención, no parecía un trabajo en el que tuviera que matarse trabajando, posiblemente podría funcionar.
Sonríe y lo remarca en rojo, probaría con ese para ver cómo le iba. Muerde sus labios y en ese momento se siente un poco inquieta, su corazón comenzó a retumbar su pecho, pero no se asustó.
—Lo sé, estás muy vivo y dispuestos a cualquier aventura.
Suaviza su pecho, luego arranca la hoja y la guarda en su bolsillo. Aplicaría para ese empleo y esperaría para ver si tenía suerte y la llamaban.
Mientras, seguiría buscando. Era mejor tener varias opciones, si una no le funcionaba le quedaban otras.