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Capitulo 5. Trato con una virgen

Se detiene frente a la empresa donde su padre trabajo y mira aquel impresionante edificio. Liana traga saliva en seco y emprende el camino hasta la entrada, iba decidida a solucionar el problema económico de su familia…

[…]

Giovanni se encontraba en una reunión importante ese día, estuvo esperando por mucho reunirse con esas personas así que estaba muy interesado en la propuesta que le estaban proponiendo.

Completamente sumergido en la conversación no se percata de que su asistente se inclina hacia él y le susurra algo en el oído, el CEO baja la mirada y mira de soslayo a su secretaria. Luego frunce el ceño al escuchar el mensaje.

—La señorita Liana Parker lo está esperando en recepción, dice que desea conversar con usted.

El castaño vuelve la mirada al frente para observar a los presentes, pero por dentro ya había dejado de prestar atención a la conversación, escuchar que esa rubia de ojos marrones lo estaba esperando abajo lo hizo emocionarse.

En eso, Giovanni se pone en pie y los presentes guardan silencio.

—Tomaremos una pausa de una hora, ¿si no les molesta? —los presentes se miran, pero no objetan negativas —. Mi asistente los asistirá en todo lo que necesiten.

El CEO ajusta su traje y abandona la sala de juntas, encamina sus pasos hasta su oficina y rápidamente al llegar a esta, marca el número de la recepción y hace subir a la rubia.

Se reclina en su asiento y espera paciente a Liana, muerde un poco sus labios y luego mira la hora en su reloj, solo tenía una hora para ella… cuando de la nada alguien toca la puerta y por esta se asoma el vigilante de piso.

—Señor Carter, aquí está la joven Parker.

—Que pase, y usted retírese.

En lo que ella ingreso en su oficina todo su cuerpo reacciono al instante, sobre todo su polla. Ya estaba muy duro no más de verla ataviada con aquel hermoso vestido floreado. Admiro la belleza de esos muslos y se sintió como un animal enjaulado.

—¡Que sorpresa! —dice poniéndose en pie —. Cierra la puerta, no quiero que nos molesten.

Liana hace lo que él dice, luego traga saliva al ver el poderío de ese hombre. Era tan grande y musculoso, tan… era un hombre muy maduro se le podía ver.

—¿Qué te trae por aquí, Liana? —sonríe de medio lado al mismo tiempo que rodea su escritorio.

—Disculpe que lo haya interrumpido —responde quedándose en el mismo lugar.

—Bueno, ya que lo has hecho, espero que valga la pena la interrupción—confiesa sincero sentándose en el borde de su escritorio —. ¿A qué has venido?

—Quiero saber algo—pregunta, pero él noto que perecía muy tensa.

—¿Qué es lo que quieres saber una chica como tú?

Giovanni la observo fijamente, sus ojos iban de sus labios hasta sus pies. Realmente había ido a verlo muy hermosa y sensual, ¿Qué se proponía esa chica? Luego su mente sucia se preguntó que podría estar usando debajo de ese vestido.

El CEO se cruza de brazos y espera impaciente una respuesta.

—¿Y bien? —ella relame sus labios antes de hacer la pregunta.

—¿Quiero saber si usted de verdad está interesado en tener sexo conmigo?

Aquella pregunta sí que lo sorprendió mucho, no se esperaba que esa chica le soltara algo como eso. Pero la verdad es que le gustó mucho la iniciativa. Así que sonríe y se relaja un poco.

Al final, todas caían.

—Por supuesto que sí, Liana. Las ganas que tengo de follar ese cuerpo no se me quitaran así tan fácil. ¿Estas dispuesta a coger conmigo? ¿A eso has venido?

El cuerpo de Liana se tensó, luego se volvió de gelatina. Las crudas palabras de ese hombre la hacían sentirse como temerosa y ansiosa. Pero ella había ido a ese lugar por una razón, y aunque quisiera salir huyendo, necesita seguir adelante.

—Si —susurra a duras penas. Giovanni frunce el ceño al no escucharla bien.

—¿Qué has dicho? —se pone en pie y la mira fijamente.

< Mierda, no me mires de esa manera, no logro decir una palabra>

—He dicho que sí, que estoy dispuesta —responde manteniéndole la mirada, lo que causa que los ojos de Giovanni brillen más de la cuenta.

—¡Vaya! —empieza a dar unos pasos hacia ella con esa sonrisa morbosa en los labios —. No me ha costado mucho por lo que veo —sigue caminando hacia ella, mientras que la rubia empieza a retroceder —. Ahora en estos momentos me siento sumamente excitado, Liana.

La rubia entre abre los labios soltando el aliento contenido, luego baja la mirada y nota que la polla de ese hombre era enorme y eso la hizo dar un respingo. En ese instante su espalda choco contra la pared y allí se sintió acorralada.

—¿Por qué has cambiado de parecer de un día para el otro? —el CEO pregunta posicionando ambas manos sobre la pared —. ¿Qué te llevo a venir hacia mí por ti sola? —inclina el rostro hacia el de ella quedando a muy poco espacio de sus labios.

—Yo, bueno yo… —ella baja la mirada hacia esos labios que estaban tan cerca de los suyos, no se lo podría creer, le estaba temblando todo. Cierra los ojos con fuerza y pregunta —. Quiero hacer un trato con usted.

Las intenciones de Giovanni eran de besarla, pero con aquellas palabras fue frenado en seco. Se aleja un poco de ella mientras que frunce el ceño.

—¿Trato? ¿Qué clase de trato? —Liana abre los ojos y observa que él la miraba fijamente, ahora si tenía más su atención.

—Bueno, es que… —relame sus labios —. He venido aquí para ofrecerme para tener sexo con usted a cambio de algo —Giovanni sonríe, y luego la sonrisa pasa a una risa descarada.

—Cariño —dice dándose la vuelta —. No necesito pagarle a una mujer para tener sexo con ella, tengo una larga lista dispuesta a complacer mis necesidades —encamina sus pasos al escritorio —. Puedo coger ahora mismo con cualquiera de esta empresa si me da la gana.

—Pero no encontrara ninguna virgen en este lugar, yo le estoy vendiendo mi virginidad.

En ese momento Giovanni Carter se detiene abruptamente, sus ojos se le iban a salir del cuerpo y todo su ser estaba alterado. ¿Era virgen? Se preguntaba en esos momentos. Esa chica lo hizo tragar saliva por primera vez en su vida, el castaño se da la vuelta para verla de pies a cabeza.

—¿Lo que dices es cierto? —introduce las manos en sus bolsillos.

—Lo es, no miento —él la mira con mirada de halcón. Pero decide caminar hacia ella con pasos firmes hasta quedar muy cerca de su persona.

—¿Estas segura de que me quieres vender tu virginidad?

—Sé que la puede pagar, ¿no es así? —su respuesta lo encendía aún más.

Él sonríe, luego se inclina hacia sus labios y la mira a los ojos.

—Por supuesto que puedo pagar por tu virginidad, Liana.

Y dicha aquellas palabras besa los labios de la rubia, segundos después, mete su lengua hasta lo más profundo de su garganta. Envuelve la cintura de la joven y termina por apretarla contra su pecho y su polla.

Giovanni deslizo su mano libre por debajo del vestido de esa chica sintiendo la desnudez de su culo, llevaba una braga un poco ancha que le cubría mucho, pero eso no sería problema para él.

Más bien, eso le confirmaba que ella decía la verdad. La chica era virgen, y el solo imaginar tener ese cuerpo inocente sobre su cama con las piernas abiertas mostrándole su pequeño coño abierto le daba escalofríos.

Ahora se sentía ansioso, hacia siglos que no tenía sexo con una virgen, no eran chicas fáciles de encontrar.

El CEO aprieta la nalga de la rubia y la oye como dar un respingo, eso sí que sería divertido, mancillar ese cuerpo virginal seria todo un maldito placer para él. Le haría de todo a esa mujer, jamás olvidaría como se la folló, de eso estaba seguro.

Pero entonces, cuando su mano comenzaba a descender hasta la parte de su coño, ella lo separa y se aleje un poco.

—Nena, las cosas no funcionan de esa manera —él le dice lamiendo sus propios labios.

—No crea que soy tonta, no me acostare con usted antes de que hagamos bien el trato.

—¡Vaya! Eres una chica astuta… Cuéntame, ¿Qué quieres por tu virginidad? —se cruza de brazos aun saboreando el sabor de esa boquita rica.

Liana relame sus labios y baja la mirada.

—Me gustaría que le devolviera el empleo a mi padre, ha descuidado su trabajo por mi culpa y no deseo que siga desempleado.

—¡¿Eso es todo?! —Giovanni frunce el ceño, era una petición muy pobre, ¿tan poco valía su virginidad?

—No, mi casa está hipotecada por una fortuna. Mi padre no puede pagarla, y en dos días nos echaran a la calle y no tenemos a donde ir.

Giovanni la observa, eran peticiones no muy difíciles de cumplir, solo tenía que revisar el volumen de la deuda de esa casa y pagar, ¿Qué tanto podía deber el idiota James? Ni su propia casa podía mantener, su hija tenía que venderse para sacarlos de problemas.

—De acuerdo, le devolveré el empleo a tu padre. ¿De cuánto es la deuda de la hipoteca? —la joven eleva la mirada y se impacta por la rapidez de su pregunta, ¿era así tan fácil?

Solventaría todos los problemas con tan solo acostarse con ese hombre, ¿vender su inocencia a cambio de la paz en su hogar…?

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