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Capitulo 6. Primer sexo oral

Con un poco de vergüenza, Liana saca el papel donde estipulaba la cantidad de la deuda de la hipoteca. Se lo entrega a Giovanni, este lo toma y lo lee de inmediato.

La deuda era enorme, James había sacado tres préstamos. Prácticamente la casa no era suya sino del banco. Ni siquiera con un mes de sueldo podría costear el primer pago. El CEO dobla el sobre y se lo guarda en su saco siendo observado por Liana.

—¡Es un trato! Le devuelvo el empleo a tu padre y pago la hipoteca a cambio de tu cuerpo completo.

Ella mira fijamente a ese castaño, era tan intimidante e imponente que la asustaba mucho. Pero si esa era la solución de sus problemas, lo haría.

—¿Es un trato? —él le tiende la mano y espera la suya.

—Sí, es un trato —Liana estrecha la suya sabiendo que le estaba vendiendo el alma al diablo, ya que la mirada de Giovanni era tan maliciosa —. ¿Por cuánto tiempo será este trato?

—¡Un mes! Serás solamente mía un mes, no puedes coger con nadie, no puedes verte con nadie, nadie puede tocarte más que yo. Solo yo te follare, ¿entiendes?

—De acuerdo, ¿pagara la deuda?

Ellos se sueltan, pero se mantienen la mirada.

—La pagare, no te preocupes, no los van a echar a la calle. Tu padre será llamado para que retome su trabajo mañana. Pero toma en cuenta de que no con el mismo cargo.

—Está bien, lo importante es que tenga trabajo. Pero no quiero que le diga lo que hemos pactado nada, por favor él no puede saber nada de esto.

Giovanni frunce el ceño, lo que lo lleva a pensar en algo.

—¿Eres menor de edad? —Liana pestañea varias veces ante la pregunta.

—No, tengo 19 años…

< Maldita sea, pero si hay 20 años de diferencia entre nosotros>

Sin embargo, eso le importaba una mierda. Ya habían hecho un trato jugoso. Mira la hora en su reloj y sonríe.

—Eso es excelente, no le diré nada a tu padre —contesta acaparando el poco espacio que quedaba entre ellos dos —. En ese caso, ya que hemos concertado un trato quiero una pequeña probadita de tu cuerpo.

—¿Probadita? —retrocede ante la intensión de ese hombre.

—Solo muy pequeña, no pasara nada.

—Pero eso debe ocurrir luego de que…

Pero en ese instante Giovanni la sujeta de la cintura y la estrecha contra su cuerpo, segundos después eleva el pequeño cuerpo de la rubia del suelo y la lleva hasta el enorme sofá que tenía en su oficina.

—¿Qué hace?, usted aun no cumple con su trato.

—Te dije que lo haría soy un hombre de palabra, y por follar tú coño virgen juro que lo haré sin chistar.

Tumba el cuerpo de Liana en el sofá y con la misma le sube el vestido hasta la altura del ombligo. Sus bragas eran las de una niña, y eso le causo… ¿ternura? El CEO bate esos pensamientos de su cabeza y se centra en aquel coño que se veía muy diminuto.

—No, por favor, si hacemos esto sin que cumpla su promesa sé que no lo hará luego —suplica bajando su vestido.

—ya te lo dije soy un hombre de palabra, ¡cumpliré!, esta misma tarde pagare la deuda.

Giovanni vuelve a levantar su vestido conjuntamente acaricia el abdomen blanquecino de esa chica, era tan suave y sedosa su piel que lo hace morderse los labios. Las piernas de Liana estaban abiertas y acomodadas alrededor de su cintura mientras que el saboreaba la exquisitez de su cuerpo.

—Eres tan suave…—aquella mención hizo que a la joven se le enrojecieran las mejillas —. No veo el momento que folle todo tu cuerpo, Liana.

Ella aplana los labios al mismo tiempo que muerde la carne interna de su boca.

Giovanni llevo sus dedos traviesos a la liga de su braga y muy lentamente comenzó a introducir sus dedos sintiendo que toda la piel hasta allá abajo era muy suave. Hacía muchos años que no le practicaba sexo oral a una mujer.

No recordaba la última vez que se comió el coño de una chica lo cierto era que nunca sintió interés por hacérselo a nadie, pero con Liana era distinto, el de ella si le provocaba. Nunca antes nadie había metido su lengua en esa vagina, y él sería el primero en hacerlo.

Decide bajar la braga y es cuando ella presiona sus manos alrededor de sus manos.

—Espere, no puedo… —Ese arrepentimiento no le agradaba, no era posible que a última hora se le echara para atrás.

—Tu padre tiene una deuda muy grande Liana, si no has leído bien ese documento que me entregaste ha pedido tres prestamos, la casa prácticamente no les pertenece.

Ella ensancha la mirada al escuchar aquella información, no estaba consciente de eso, ella no creía que la deuda fuese tan grande. O sea, que el jefe de su padre tenía que pagar una fortuna, pagaría una fortuna por su virginidad.

—Pagare la fortuna que James debe, le daré trabajo con un sueldo apropiado, pero yo deseo que te entregues a mí las veces y los días que yo quiera. ¿Estas preparada para eso? ¿O te quieres quedar en la calle?

Traga saliva y sabe que no es lo que quiere, no quiere perder la casa donde creció con su madre. Pero sentía que aquello ya no era un trato, más bien era como un chantaje, ¿pero qué otra opción tenia?

—De acuerdo —Giovanni sonríe con malicia.

—Te demostrare que no es tan malo como piensas, Liana. Una vez que te folle hasta el cansancio no querrás que te deje.

Giovanni empieza a bajar su braga mirando fijamente los ojos de ella, luego muerde sus labios al llevar la mirada hasta el coño de esa chica y al verlo su polla vibro. Aquello era muy pequeño, esos labios vaginales eran tan diminutos que a duras penas lograba verlos.

Eran tan rosados y tersos.

Valía la pena darle una mamada a ese coño… así que le echa una última mirada a Liana, quien mantenía las mejillas muy rojas y el cuerpo tenso, sonríe y baja sus labios hasta el coño de ella.

Hasta su aroma era increíble, ella olía deliciosa. Acerco la nariz hasta la abertura de su vagina y lo primero que hizo fue aspirar profundamente el coño de Liana embriagándose de él. Y aquella acción hizo que se le aguara la boca cosa que no sucedía desde hace mucho tiempo, ninguna mujer ocasionaba algo como eso en su cuerpo…

Liana cierra los ojos con fuerza al ver que Giovanni inclina su rostro hasta su coño, ella sintió la tibia respiración de él sobre su vagina y eso la hizo tensarse más de lo que ya estaba. Muerde sus labios al no creer lo que estaba pasando.

Luego escucha como él empieza a olerla y eso la hace abrir los ojos, se preocupó, puesto que no sabía si olía bien o mal. Espero alguna queja, pero no oyó nada. A cambio, lo que siguió luego fue que él roso su coño con una muy caliente lengua.

—¡Oh, por todos los cielos! —exclamo con voz gemida. Arqueo un poco su cuerpo ante el contacto, pero Giovanni reposo una mano sobre su estómago y la hizo bajar la cadera.

El CEO le dio una pequeña probada y le encanto, ella era muy dulce, demasiado pensó. Y al instante de tocarla, la rubia jadeo, eso fue una buena señal para él. Así que se aventuró a penetrar su coño con la lengua mientras las sujetaba de los muslos.

Abrió un poco más sus piernas y con ello consiguió ver a plenitud los labios superiores e inferiores de ese coño. Eran tan pequeños, y esa abertura era tan estrecha que su polla iba a explotar.

Mierda, y pensar que era toda suya por un mes entero. Como iba a gozar fallándose ese coño rosadito.

El CEO volvió acerca su boca a los labios vaginales sacando su lengua para lamer desde la fistula hasta la pequeña protuberancia de su coño, Giovanni comenzó a lamer como si el coño de Liana fuese una paleta.

Era tan deliciosa que no podía parar de chuparle la vagina. Lamia lentamente, hasta que se detuvo en el pequeño agujero e introduce la lengua en ese pequeño hueco rosado y palpitante.

Empezó a penetrar el coño de Liana mientras se aferraba a sus muslos.

Liana no comprendía lo que estaba sintiendo por dentro, pero lo único que tenía en claro era que ese hormigueo que se formaba en la parte de su vientre bajo era atormentador. Era como una montaña rusa, subía y bajaba con fuerza.

Toda ella se sentía hirviendo, como si estuviera envuelta en llamas. Sus orejas estaban muy calientes y su cuerpo sudado, se aferraba al sofá y reprimía algo atorado en su garganta. No estaba segura de que pudiera decir nada, quizás arruinaría el momento.

—Liana, no te contengas. Si quieres jadear, gritar, gemir, hazlo… no quiero que te quedes callada, ¿entiendes?

La voz seductora de Giovanni la hizo soltar el aliento y con ello un jadeo que jamás imagino que hubiera podido soltar.

Él volvió a meter su lengua experimentada en su vagina y con ello la joven rubia jadeo al mismo tiempo que arqueaba su cuerpo.

—¡¿Qué es esto?! —pregunta toda sorprendida mientras movía un poco sus caderas por mero instinto.

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