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3

— Joder, Perséfone, deja de tocarme el pelo — digo ya irritada y ella me mira casi haciendo puchero.

En serio, estoy bastante seguro de que ella cree que estamos en una relación.

Miro el resumen que está haciendo en su cuaderno y veo que ya terminó y hace como si escribiera.

Muerdo el interior de mi mejilla.

—¿Dónde está situada Perséfone? Le pregunto y ella me mira.

— Estoy... en la... parte — deja de hablar y yo resoplo.

— ¡Perséfone! Vi que ya terminaste – digo y ella suspiró mirándome y dejando los materiales a un lado.

La veo mirándome como si estuviera peleando consigo misma.

— Está bien… ya me voy — digo y me levanto y ella se levanta con ella.

— ¡Joder, no puedo más! — exclama un poco fuerte y yo salto del susto.

Siento que me tiran del brazo y cuando lo veo, mi cuerpo ya está pegado al tuyo.

— Maldita sea, no debería hacer eso. Lo siento pero no puedo más Любовь (amor) — dice rápidamente y cuando menos lo espero sus labios ya están pegados a los míos.

¡¿Qué carajo es esto?!

Intento soltarme de sus brazos, pero ella es más fuerte.

La siento rozar su lengua contra mis labios. Y ese fue mi fin, mi cuerpo se suavizó contra el tuyo.

Abro la boca justo después de recibir su lengua, que entra en batalla por el espacio con la mía.

Mis brazos rodean su cuello y ella agarra mi cabello con fuerza, haciéndome jadear de emoción.

La siento sentarse y tirarme hacia su regazo y voy sin pestañear.

Dejé escapar un gemido cuando ella bajó sus labios hasta mi mandíbula, mordiéndola y chupándola.

— No fue… por eso está pasando — digo con la voz quebrada.

Un pequeño grito se escapa de mi boca cuando ella aprieta mi trasero con fuerza.

— Sí, pero está sucediendo y, mejor aún, a los dos nos encanta — dice y vuelve a atacar mi boca.

Lisa Miller

Dejo escapar un suave gemido y la siento acercarse aún más a mi trasero.

Mierda, ¡¿qué estoy haciendo aquí?!

Rápidamente me bajo de tu regazo. E incluso con mi respiración desequilibrada, rápidamente agarro mis cosas.

Y cuando me doy vuelta para irme, ella me tira del brazo.

- ¿A dónde crees que vas? — pregunta y veo que sus labios están un poco hinchados y rojos y estoy segura que los míos están igual.

Sus ojos son de un marrón más oscuro y su cabello está un poco desordenado, y maldita sea, eso no debería hacerla más sexy.

— Me voy — respondo simplemente.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué? — exclama luciendo confundida y la ira crece dentro de mí.

- ¡¿Por qué?! Porque como dijiste con tantas palabras "no eres mi tipo". Entonces, si quieres tener sexo, lamento decírtelo, pero no será conmigo: libero mi brazo de su agarre.

— ¡Y hay más! ¡Ni siquiera debería haber aceptado tu beso! — digo mientras caminaba hacia la puerta.

— Sí, pero no era yo quien gemía hace unos minutos — dice y me doy vuelta acercándome mucho a su rostro.

— ¡Esto nunca volverá a suceder, y lo mejor que debes hacer ahora es no volver a buscarme ni hablarme nunca más! — digo de un suspiro y estoy seguro de que vi pasar rojo a sus ojos.

— ¿Cómo estás tan seguro de que voy a hacer esto? — pregunta, con los brazos cruzados.

- ¡Porque sí! ¡Ahora por favor no me busques más! — digo y abro la puerta pero ella vuelve a jalarme.

¡Qué carajo!

- ¡¿Qué es lo qué quieres?! — digo sin paciencia.

— Sólo te digo una cosa, Lisa . Nunca dejaré de buscarte, así que no te asustes cuando entre a tu habitación o aparezca a tu lado — dice con sus ojos brillando de ira que por un momento me asustó un poco.

Lo solté con más fuerza y corrí a casa. Dios mío, ¿qué acaba de pasar?

Entro a la casa y corro escaleras arriba, escuchando a papá llamándome.

- ¡¿ Lisa ?! Hija, ¿qué pasó? — dice y me trago las lágrimas. Me vuelvo hacia él.

— Nada, no pasó nada — digo fingiendo que todo está bien.

- ¿Tú estas llorando? ¿Por qué? — Mierda, voy a tener que mentir de nuevo.

- No, es nada. Simplemente me puse nervioso, pensé que iba a llover — digo y él mira por la ventana.

— Pero no está lloviendo — dice y yo asiento rápidamente.

— Sí, no lo es, solo fue una falsa alarma — digo y voy directo a mi habitación, cerrándola con llave.

PERSÉFONA Rodríguez

- ¡Corre! — grito lanzando un jarrón a un cuadro que cae junto con los trozos de porcelana.

Rápidamente voy a la cocina, abrí una pequeña bodega y saqué una botella de whisky del interior.

Cojo mi chaqueta y la llave de la moto, y salgo de casa sin molestarme en cerrar la puerta ni nada por el estilo.

Me subo a mi moto y voy a gran velocidad hasta la casa que tengo en el lago.

Aparco, apago la moto y me bajo con la botella de Whisky ya abierta en la mano. Sí, estaba conduciendo y bebiendo, y no, no es la primera vez que hago esto.

Camino hasta el lago, me quito la chaqueta, la tiro al césped y me siento en él.

Nunca me habían rechazado tanto como hace una hora. Pongo los ojos en blanco y tomo otro sorbo de whisky.

— Lisa , Lisa, nunca te librarás de mí, te lo garantizo — me río y tomo otro sorbo.

¿Quién se cree que es para rechazar tener sexo conmigo?

Nadie nunca ha rechazado un polvo conmigo. Aquí viene Lisa Miller rechazándome, Perséfone.

— Ni siquiera me importa, que se joda — Tomo otro trago y saco mi celular.

Me desplazo por los contactos hasta que veo su foto.

Lo abro y veo su sonrisa, una maldita sonrisa, las manzanas rojas en sus mejillas. Y esos malditos ojos que tanto odio.

Joder que estoy haciendo? Tengo a cualquier mujer a mi disposición.

Le envío un mensaje de texto a Lauren y le digo que venga a buscarme.

Dejo caer el celular y bebo más whisky que ya ni siquiera me desgarra la garganta.

Me tiro de espaldas sobre el césped y miro las estrellas.

— Hola papá — susurro mirando el cielo oscuro.

— Te extraño... — Exhalo y bebo más.

Dejé escapar una risa inglesa.

— Qué carajo, ahora me estoy volviendo loco hablando con nada — Pongo los ojos en blanco y me pongo a reír.

— ¡¿Perséfone?! — Escucho que alguien me llama y levanto la cabeza.

- ¡Ey! ¡Tú allí! ¡¿Qué haces en mi residencia?! — Grito, tratando de levantarme pero termino tropezando y cayendo de trasero sobre el pasto.

— ¿Perséfone? ¡¿Estas borracho?! — Escucho una voz masculina.

—¡Tomás! — Siento lo mismo, me levanto y lo abrazo.

- ¡Te extraño mucho! — digo mirándolo a la cara.

Esperar...

— Vas a tener que irte — digo tropezando con mis palabras.

- ¿Y? ¿Y por qué voy a tener que irme y dejarte aquí? — pregunta y siento que me levanta y apoyo mi cabeza en su hombro.

— Porque Lisa ... no, ella no. Lauren va a venir aquí para que podamos tener sexo — digo riendo y la recuerdo.

— En primer lugar, no fue a ella a quien le enviaste un mensaje, fue a Chloe.

Lo miro con el ceño fruncido.

— Y segundo, Perséfone, no te reconozco, nunca te había visto así para ser una niña, y ahora te bebiste una botella entera por culpa de Lisa .

— ¡No digas su nombre! ¿Puedes creer que ella se negó a tener sexo conmigo? — exclamo y él levanta una ceja.

— Nadie está obligado a tener sexo contigo Perséfone, y menos Lisa , solo lo conoces desde hace una semana — dice y veo a una rubia.

- ¡Ey! ¿Quién es esa? — pregunto cuando entramos a la casa.

— Soy Chloe, la persona más sexy del mundo — dice y la miro enojada.

— No. La buena es la valiente — digo y ella me mira con la ceja levantada.

- ¿Y? ¿Y quién es este que tomó mi puesto? — preguntó burlonamente.

— Creo que es Lisa — responde Thomas.

- ¿Ya? Creo que Ava va a tener un pequeño cachorro de tigre: Chloe tararea cuando Alisson entra a la habitación con un plato.

— ¿De verdad Perséfone? ¿Ya es así? Pensé que tardaría más — dice y la miro enojada.

- ¡¿Qué?! ¿Apostaste con Ava?

— Sí, apostó — dice Thomas subiendo y Alisson junto con Chloe nos siguen.

— Sabes lo que va a pasar, ¿verdad? — Dice Chloe y la miro confundida.

— Sí — dicen ambos al unísono.

¿Lo que sucederá?

— Hola chicos, creo que necesito otra botella de whisky.

— ¡Sin Perséfone! — dicen los tres al unísono y yo resoplo.

— Yo tampoco puedo tener nada.

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