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capitulo 3

Capítulo 3

SAMANTHA

El guerrero de piel gris oscuro y ojos negros se acerca a mí, su mirada fija en la mía. Me hace sentir más desnuda de lo que estoy y muy diminuta al ver lo altos que son, deberían de rondar los dos metros y algo. Sin decir una palabra y sin darme tiempo a reaccionar, me agarra de los hombros y me levanta como si fuera un saco de papas, colocándome sobre su hombro con una facilidad sorprendente. Tengo que liberar mis brazos para colocarlo en su espalda, mis senos presionándose a su piel caliente.

Antes de que pueda decir nada, el otro guerrero de piel gris claro me sujeta con fuerza por las piernas, asegurando mi posición sobre el hombro del primero.

Él me mira con una mezcla de determinación y desafío en sus ojos, como si estuviera retándome a resistirme. Son tan malditamente altos que no tengo que esforzarme mucho para verlo a la cara.

—¡No soy un puto saco de maíz! ¡Bájame! —le grito al que me tiene y al que tengo en frente, eso solo hace que me gruñan como unos jodidos animales. Haciendo que cualquier protesta muera en mis labios, y todo instinto militar en mi desaparezca.

Y entonces, en un movimiento rápido y sincronizado, los dos guerreros comienzan a correr por el coliseo, esquivando a los demás combatientes y abriéndose paso entre la multitud emocionada. El viento golpea mi rostro y el corazón late con fuerza en mi pecho mientras nos alejamos de la arena de lucha y nos adentramos en los túneles subterráneos del coliseo.

La adrenalina se apodera de mí mientras los guerreros corren a toda velocidad, sin detenerse ni mirar atrás. Mis pensamientos se convierten en una mezcla de miedo, emoción y confusión, sin saber qué destino me espera al ser llevada por estos dos seres alienígenas desconocidos.

Esta vez si vamos cuesta a bajo por una rampa y solo ver el borde del abismo a mi lado, hace que me abrace lo mejor que pueda del alien que me lleva, siento la vibración de su pecho al gruñir contra mis piernas desnudas y su aliento cálido en la cara externa de mi nalga. La vergüenza se apodera de mí, pero realmente eso no me puede importar menos en este momento, estoy demasiado concentrada en no caer a medidas que el corre por el camino, pasando a algunos otros alien que murmuran cosas sin sentido para mí.

Medio levanto la cabeza para ver si el otro nos sigue y en su defecto lo está haciendo. También veo el collar eléctrico, lo que me recuerda que ellos también son unos prisioneros en este lugar de mierda. Aún así, no puedo compadecerme de ellos si planean hacerme daño.

Al llegar casi a lo último del inmenso lugar, que se siente como si estuviéramos dentro de una montaña o bajo tierra (que es lo más seguro), él que me lleva se detiene, girando para entrar en algún lugar, veo a uno de los Uldin parado juera a un lado, y la horrible cosa da miedo, y más cuando no puedo ver su boca.

El que corría detrás de nosotros nos sigue dentro, y es entonces cuando veo que el Uldin cierra la puerta de gruesas barras de hierro, que caigo en la cuenta que estamos dentro de una cueva con puerta.

«Que original.» Pienso.

El que me lleva de pronto me agarra por la cintura y me levanta, dejándome en el suelo con cuidado, aún así el movimiento ha sido demasiado para mí y me tambaleo un poco al sentirme mareada. Él me gruñe, estabilizándome sin soltarme de la cintura. Me tomo un segundo antes de mirarlo, solo para encontrarme con su mirada hambrienta y llena de deseo puesta en mí.

—P-por favor n-no me comas. —murmuro tratando de dar un paso atrás. Él sacude la cabeza y me deja ir, el otro entra en mi campo de visión y lo veo mover los labios pero solo salen gruñidos de ellos. Sin saber que hacer me alejo lo más que puedo en la pequeña cueva, poniendo el mayor espacio entre los dos alienígenas y yo. Mi cuerpo siempre cubierto por mis brazos para evitar que sus miradas me devoren más de lo que ya lo hacen.

El lugar a penas y está iluminado por las dos antorchas que están en lo alto de las paredes, imposible de que pueda llegar a ellos. Miro rápido alrededor buscando algo con lo que pueda cubrirme. El alien de ojos amarillos da un paso adelante y algo en su mirada se suavisa, camina a las camas improvisadas en el suelo y agarra una camisa que claramente parece haber tenido tiempos mejores, pero en este punto me importa una mierda como luzca siempre y cuando me la dé. Cosa que él hace porque se acerca a mi y me la tiende.

—Krassflax, Glukkaxx. Trankadr. —Me dice algo en un tono más suave, aunque sigo sin entender lo que dicen.

Tomo la camisa y me la pongo, es tan grande que casi me llega al nivel de los pies. Me siento un poco más protegida, pero aún así sigo sintiendo un profundo temor en el fondo de mi ser. Me dejo caer en el suelo, envolviendo mis piernas con los brazos, intentando descifrar qué hacer a partir de ahora.

Los dos alienígenas me observan en silencio, sus ojos brillando en la penumbra de la cueva. No puedo evitar notar lo atractivos que son, a pesar de todo el miedo y la confusión que siento. Me pregunto si son conscientes de su atractivo, o si simplemente actúan por instinto.

Me levanto lentamente, decidida a enfrentar lo que sea que venga. No sé qué intenciones tienen conmigo, pero una cosa está clara: no me voy a rendir sin luchar. Me aferro a la esperanza de encontrar una forma de escapar de esta pesadilla, de volver a casa, a mi familia.

—No puedo entender nada de lo que me dices. Es verdaderamente frustrante. —el de ojos amarillos me mira con interés, y luego asiente. Es como si pudiera entenderme. Sin embargo, el otro alien de ojos negros que se ha mantenido alejado solo se limita a mirarme—: ¿Van a comerme? —es lo primero que pregunto ya que eso me aterra como la mierda, el pensar que puedo ser devorada viva me hace estremecer.

El de ojos amarillos que está frente a mí, y el que parece ser el más amable de los dos, niega con la cabeza.

¡Maldición, pueden entenderme!

El alivio se filtra por mi cuerpo.

—¿Pueden entenderme? —ojos negros gruñe algo y puedo ver la irritación en su cara, ojos amarillos le dice algo de vuelta y yo solo puedo ver el intercambio entre ellos. Luego me mira a mí otra vez, ignorando a ojos negros, digo—: Mi nombre es Samantha o solo Sam, para abreviar. Soy una humana de la Tierra, es solo qué diablos, ¿son ustedes dos gigantes?

—Sss'akram. —lo intenta el de ojos amarillos. Hago una mueca al ver cómo destruye mi nombre en sus labios. Bueno al menos es un paso en la dirección correcta.

—Si —muevo mi cabeza arriba y abajo, no pienso bajar la guardia tampoco—: ¿Me van a lastimar? —ojos amarillos mueve la cabeza hacia los lados, ok, eso es un no. Muy bien.

Me señala la cama improvisada cuando me pilla viendo el lugar. Si bueno, no pienso acostarme cerca de ninguno de ellos. Negando con la cabeza me vuelvo a sentar en el suelo envolviendo mis brazos en las piernas dobladas, y me mantengo en silencio.

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