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Capitulo 4

Capítulo 4

GEXTON

Luego de que la estación hubiera sido atacada y parte de nosotros secuestrados por los Uldin, fuimos llevados a lo que supongo es el escondite de todas estas escorias. Por lo que pude ver cuando llegamos; es un planeta totalmente desolado y desprovisto de vida. Para mi sorpresa no éramos los únicos que estábamos siendo secuestrados, había muchísimas razas de otras galaxias alrededor de 60 especies. Con nuestra llegada hacíamos un total de 80 especies, éramos un conjunto de 20 machos pertenecientes de la alianza.

Ya ha pasado un tiempo desde que estamos atascados aquí, trabajando como esclavos, participando en peleas clandestinas para entretenimiento de los comerciantes de estos kix. Nunca pude entender cómo es que todos terminamos siendo secuestrados por ellos, no se suponía que esto pasara. Pero viendo ha mi neka no puedo decir que me arrepienta de todo lo que ha sucedido, de no ser así jamás la hubiera conocido.

En el instante en que mis ojos se posaron en ella, cuando el Uldin la llevó a lo alto de la plataforma como forma de exhibición y recompensa motivacional para que nos destripáramos, estuve tentado de no aceptar participar. Pero cuando algo zumbo con fuerza dentro de mí sacudiendo cada rincón de mi ser, entonces lo supe.

Ella era mía.

¡Por el señor de los soles, al fin conocía a mi neka!

Había comenzado a perder las esperanzas de tener a mi propia hembra, y no una cualquiera, no. Si no ha la que despertó a mi bestia interna, y blakef, fue la mejor sensación de todas. Y a pesar de las circunstancias en la que la encontré, estoy agradecido con el señor de los soles por el maravilloso hallazgo. Pero lo que no ví venir fue que el guerrero más inestable mentalmente de todo Dargox, también reaccionara a ella, despertando a su bestia dormida.

Derkox no tolera a las hembras, no le gusta que lo toque y, aún así, se había hechado al hombro a la pequeña cosita sin pensarlo dos veces. Pero ahora, una vez que el golpe de reconocer a su neka pasó, se encuentra enfurruñado en un rincón sin siquiera mirar a la humana. Necesito descubrir porque ambos hemos reaccionado a ella.

Aún así no puedo evitar que mi korax lata fuerte ante su presencia. Puedo sentir a mi bestia ansiosa por salir, el olor de la pequeña inunda mis sentidos. Verla tan diminuta e indefensa hace que mis instintos de protección salgan a flote, y la posesividad se filtra por cada parte de mi cuerpo. El señor de los soles la envió en el momento correcto, pues estamos planeando nuestro plan de escape. Solo necesito que Derkox se deje de blakef la cabeza con todo esto y que se mantenga concentrado, ahora más que nunca.

Ver el terror en sus lindos ojos marrones claros muy expresivos, me hace sentir mal. Llevo tiempo tratando con las hembras humanas y había olvidado lo que se siente que te miren con miedo. Peor aún, que mi neka me mire con miedo. Después de que Derkox la dejara en el suelo y la ayudara a estabilizarse, pude apreciar su dulce cuerpo.

—Kix no te muevas. —le dice Derkox en voz baja.

—P-por favor n-no me comas. —molesto, Derkox se aleja.

—¿Archi, porque kix la comería? ¿Que tan primitiva puede ser si piensa éso? —me dice Derkox en voz baja. El asunto aquí era, porque estaba claro que el señor de los soles no me lo pondría todo tan fácil, que me tocó ser compañero de unidad con un macho que no tiene ni idea de los comportamientos de las humanas. Derkox jamás había interactuado con una de ella.

—Ella no puede entendernos, Derkox. —como el primer sanador en tener contacto con las humanas, quise tratar de aprender hablar su idioma a pesar de lo difícil que es—: no tiene un traductor.

—Genial.

Doy un paso hacia delante, tratando de trasmitirle seguridad a mi neka. Quiero que pueda ver que nunca la lastimaría, no de esa manera. Me acerco a la Kama improvisada que hemos echo y agarro mi camisa, se la doy para que pueda cubrir su hermoso cuerpo que no está haciendo más que tentarnos con él, sin ser consiente de eso.

—Colócate esto, puede llegar hacer frío al caer la noche. —le digo en voz baja tratando de que me entienda. Un lindo ceño fruncido se forma en su pequeña cara antes de estirar la mano que cubre su Ussi. Ella agarra la camisa y se la coloca como puede tratando de ocultar algo que a nuestros ojos es una delicia. Le queda tan grande que le llega casi a los pies.

Ella camina y se sienta en el suelo envolviendo sus piernas con los brazos, puedo hacerme una un idea de cómo se siente. La ira se apodera de mí, por no tener una manera de hacerle saber que está a salvo con nosotros, bueno, al menos conmigo. Derkox es un problema que iré solucionando en el proceso. Lo que si tengo muy claro es que no dejaré que él le haga daño, así tenga que matar al macho para proteger a mi neka de él. De pronto ella se pone nuevamente de pies.

—No puedo entender nada de lo que me dices. Es verdaderamente frustrante. —la miro, entendiendo como se siente al no saber que podemos entenderla, y kix, su dulce voz golpea todas las zonas correctas de mi cuerpo y mi falo se endurece—: ¿Van a comerme? —eso es lo más gracioso que he podido escuchar, la pequeña despierta el interés de mi Dargox, más de lo que ya lo hace.

Niego con la cabeza.

Veo el momento en el que el alivio se filtra por su cuerpo.

—¿Pueden entenderme? —nos pregunta, la esperanza brillando en sus ojos.

—Baldissera. ¿Porque kix luchamos por ella? —murmura Derkox, irritado.

—Arges Derkox, necesito que dejes tu mal comportamiento y trates de entenderla un poco. Y respondiendo a tu pregunta; fuiste el primero en dar un paso adelante cuando la viste, y unirte a la lucha.

—No fui yo, fue.... —puedo ver la confusión en su rostro.

Suspirando, murmuro:

—Fue tu Dargox.

—¿Qué? —ahora parece sorprendido. Abro la boca para explicarle, cuando la suave voz de la humana nos interrumpe.

—Mi nombre es Samantha o solo Sam, para abreviar. Soy una humana de la Tierra, es solo qué diablos, ¿son ustedes dos gigantes? —Nos dice, como si ya no lo supiéramos. Ignoro su última pregunta porque no se ha que se refiere.

—Sss'akram. —pronuncio su nombre en su idioma nativo o al menos espero que suene como su nombre. Samantha.

—Si —mueve la cabeza arriba y abajo, y tener su confirmación me hace sentir una calidez que nunca antes habia sentido—: ¿Me van a lastimar? —vuelve a decir, al igual que ella, muevo mi cabeza a los lados, para hacerle entender que no la lastimaremos.

Le señalo una de las Kama que hemos improvisado con pieles de Maxkuk, cuando la veo observar el lugar cavernoso. Pero entonces ella niega con la cabeza y se vuelve a sentar en el suelo envolviendo sus brazos al rededor de sus piernas recogidas y apoya la mandíbula en ellas, viéndonos fijamente sin decir nada. Mi Dargox se siente inquieto, puedo sentirlo moverse dentro de mí de un lado a otro tratando de salir y consolar a su neka, pero sobretodo, desea vincularse a ella.

(####)

Poco tiempo después, mi pequeña neka se queda dormida en esa posición que se ve demasiado incómoda, lo que no pude pasar por alto fue el hecho de que ella solo decidió relajarse cuando Derkox se fue a dormir dándole la espalda y cerca de la puerta, dejando claro que no me consideraba una amenaza, su enemigo o estaba demasiado cansada para mantenerse despierta por un momento más. Y por el señor de los soles, espero a que fuera lo primero.

El fuego que nos daba luz hacía un tiempo que se había apagado, trayendo la oscuridad en nosotros y con ellos el frío que recorría el lugar. Decido acostarme porque no hay nada que pueda hacer por ahora, más que esperar que ella despierte. No sé en qué momento me quedo dormido, pero cuando me despierto siento algo suave y duro presionando contra mi espalda.

¡Kix, como sea el falo de Derkox, lo mataré!

Solo que cuando abro mis ojos y busco la diminuta figura de mi neka al final de mis pies no la veo, girándome con cuidado la veo en el medio de nosotros.

Se encuentra de espaldas a mí, con la cara presionada del pecho de Derkox, el cual está de lado, observándola. Sus ojos buscan los míos y se que tiene muchas preguntas y lo confundido que el macho se siente.

—¿La moviste? —le pregunto, lo más bajo posible.

—No. —responde, su voz es un poco más fuerte, ya que hace que ella se mueva, buscando el calor. Derkox la mira—: no soy un blakef, Archi, he escuchado lo suficiente para saber que esta hembra es mi neka.

—Me alegro saber que puedes reconocerla. —él me frunce el ceño.

—Lo que no entiendo es, ¿porqué tú también reaccionaste a ella?

—No lo sé —admito, me acerco más a ella tratando de pasarle el calor de mi cuerpo—: Pero no es la primera vez que se compartirá a una neka...

—Yo no la quiero —me interrumpe Derkox.

—No puedes negarte. —le digo con severidad, molesto con su comportamiento de kix.

—No deberías dejar que yo esté cerca de ella... no soy seguro. —al fin admite lo que le molesta.

—Es tu neka, Arges. No puedes lastimarla —no se ha quien estaba tratando de convencer más, si a él o ha mí—: tampoco puedes rechazar el vínculo.

—¡A la blakef, si no puedo! —gruñe, dándose la vuelta y alejándose de ella lo más que puede. Atraigo el cuerpo de mi neka con suavidad hacia mí, envolviéndola con mis brazos para mantenerla caliente.

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