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Hablar con Ella

Iba de salida de esa casa de citas, a decir verdad me sentía algo avergonzado, no sentía que fuera yo el que iba hacia saliendo de ese lugar, me sentía diferente a como había ingresado pues ese sentimiento de duda estaba presente pero no de la misma manera que cuando ingrese y lo único que intente fue salir de ahí de inmediato no fuera ser que tuviese mala suerte y me la encontrara en ese lugar y era algo que definitivamente no quería, por la razón que no estaba dispuesto a dar una mala impresión de mí, así que Salí lo más veloz posible de ahí con la capucha de la sudadera que llevaba.

 

Camine como media hora hacia el parque para despejar mi mente, ya que llegaba a mi mente el pensamiento sobre ella y lo mal que la ha pasado por no tener una sola buena oportunidad en su vida y no solo ella sino todas las que trabajaban en ese lugar.

 

Tenía  tanta hambre que decidí ir por unos emparedados de la esquina cercana al parque a donde me encontraba y sin esperar verla ni nada que se le pareciera, vi como una delgada mujer con todas la características de ella se alejaba de ese puesto de emparedados y por más que apresure el paso para no llegar de una manera abrupta ya no alcance a llegar y simplemente se perdió en la oscuridad de la noche, por lo que no me quedo más que comprar el emparedado que iba a comprar inicialmente y casi con vergüenza le dije al que estaba despachando que me diera un emparedado como se lo había dado a la chica que se acababa de ir, a lo que el respondió ¿Esta seguro? ¡Si por supuesto deme uno igual por favor! Más que todo lo había hecho según yo para ir conociendo sus gustos sin que se diera cuenta, pero grave error que cometí, cuando vi lo que me entrego el vendedor no era un pan con algo adentro, más bien era una ensalada de brócoli con tomate y lechuga dentro de un vaso con salsa picante y dulce, unos granos de elote y carne picada, bueno al menos tenia carne me dije con cierto sarcasmo y eso me hizo pensar que con razón ella se mantenía delgada si casi no comía nada, y tuve que ordenar un emparedado como tenía que ser.

 

Al marcharme de ahí entre el corazón llenos de sentimientos encontrados y con pensamientos de ¿Ahora qué hago? Pues lo mejor que pude haber hecho fue irme directo a casa y esperar que Elise me llamara para seguir la conversación.

 

Al día siguiente el primero en llamarme fue Juan Pablo, diciéndome que ¿Por qué los  había dejado solos en ese lugar?  Que ellos habían hecho todo lo que les pedí pero que no habían podido encontrar información, ¡Enserio! Le dije con cierto sarcasmo, pues literalmente ellos se habían encerrado en una habitación a hacer mil cosas y lo menos que hicieron fue fijarse en el objetivo, pero de igual manera ya tenía lo que necesitaba por lo que ya no importaba lo que ellos pensaran.

 

Lo único que pensaba era ¿Cuándo? A ¿Qué horas me llamaría Elise? Y mientras tanto quería realmente entablar una conversación seria con Rosario, esa chica de verdad me había movido el corazón de departamento y necesitaba tenerla conmigo, sabía que no sería nada fácil, porque a decir verdad se veía muy difícil de alcanzar y de pocos amigos y eso de por sí ya me limitaba, por otra parte ella se veía muy autodependiente y seguramente no era de las que le gustaba andar con rodeos en la vida, y no sabía si realmente podría interesarle alguien como yo, es cierto que aún no trabaja directamente pero tenía futuro en ¿Dónde? Y ¿Cómo? Por lo que no sería un mal partido al final de cuentas para ella, pero también tenía que ver mucho la atracción o química que le pudiera hacer sentir a ella, ya que de por si en las dos casi ocasiones que nos habíamos encontrado, pues no habían sido en las mejores situaciones, pues prácticamente me había ignorado por completo.

 

Seguía esperando esa llamada, hasta que vibro el teléfono de la llamada, entonces ¡Sí! Era el momento de terminar de enterarme que era lo que había seguido en la vida de ella y que era de la vida de ella en la actualidad, porque eso también era una incertidumbre para mí.

 

Elise me cito en su casa directamente, de seguro había cambiado de opinión en cuanto a vernos en otro lugar, por lo que anote la dirección y me dirigí hacia ahí con esa prisa en mi caminado, casi como que a recibir herencia iba de apresurado, en el camino encontré a Ramiro que quiso acompañarme pero le negué su compañía le dije que necesitaba ir solo a ese lugar y que luego hablaríamos al respecto.

 

Me acerque a la puerta de la casa de Elise, era una hermosa casa, quizás no tenía muchos bienes pero en la medida posible era hermosa, me invito a pasar y sin más ingrese, estaba ingresando a una cita con mi destino en ese momento, pues de todo lo que ella quisiera contarme en ese momento dependería si seguía con la ilusión de conquistar a Rosario o alejarme de ese sentimiento definitivamente.

 

Elise:

¡Hola cariño! ¿Cómo te va? Espero que no te haya interrumpido y no te haya tomado molestia venir a mi casa y disculpa la humildad pero prefiero vivir en algo propio y sencillo y no en una casa lujosa y endeudada.

 

Alberto:

No para nada, todo muy bonito.

 

 

 

 

Elise:

Bueno querido creo que a lo que has venido ¡verdad! Y no te quitare mucho tiempo, pues supongo que tendrás que hacer y yo pues ya en unas cuantas horas después tendré que irme para el trabajo, el cual espero no verte, porque si lo que intentas es conquistar a Rosario pues de antemano te digo que ella es como una hija para mí y no deseo otra cosa más que ella salga de entre nosotras y sea feliz, y pues tú te ves decente y de buenos sentimientos, pero si te advierto que no quisiera que juegues con los sentimientos de ella solo por la vida que le toco vivir.

 

Alberto:

¡No para nada! En lo absoluto y la verdad es que no pienso en eso porque siento que la magia que siento por ella es muy especial y quisiera primero a que me afronto porque ella es muy seria y en las veces que me la he encontrado es demasiada seria que no da por donde poderle hablar.

 

Elise:

Lo que sucede sweet hart es que ella, ha sufrido mucho, ya te comente anoche una parte y pues no termine de contarte lo demás, pues aparte de que ella ha tenido que velar por su padre como te lo comente, ella ha querido superarse yendo a estudiar y sacar su preparatoria la cual no ha tenido el gusto de sacar porque casi siempre se atrasa, pero ahora ha tenido más tiempo y se ha centrado en eso.

 

Alberto:

Pues la verdad me impresiona que me comentes eso, porque aunque la vi así muy seria siento que ella tiene muchos deseos de superación y más ahora que se parte de su vida.

 

Elise:

Pues deja te comento, que después de eso que te comente, ella comenzó a laborar con nosotras en la casa de citas de limpieza, en la lavandería y en hacer las compras del día, y cada una de nosotras le damos aparte unos dolaritos extras para que no anduviera ajustada en su salario, pues estuvo así año y medio, cuando cumplió los 18 años la dueña del lugar le ofreció ganar más a cambio que ella solo atendiera el área de cocina y se encargara de las compras y la limpieza ya estaba otra en ese puesto, así que ella al ver que podría ganar un poco más acepto el puesto,  eso significaba tener un poco más de roce con los clientes que llegan al lugar porque creen que todas las trabajan ahí están a su servicio y que pueden pedirlas a todas, por lo que hablamos con la dueña para que no dejara que ella se involucrara, ¡Era cierto que no podíamos decidir por ella, pero queríamos alejarla de este mundo lo más posible y que solo se dedicara a lo que iba hacer, y pues la dueña acepto y coloco un rotulo dando instrucciones que las chicas de las barras no estaba al servicio de nadie y pues logramos que ella y otras tres no se involucraran con nosotras en nuestro trabajo, así duro todo el ese año sin involucrarse en nada y yo la veía y siempre le preguntaba ¿oye tienes comida? ¿Te hace falta algo? Y pues ella era bien amable con todas y conmigo como que fue tomando más apego y confianza y a veces ella me decía que por las medicinas no le quedaba para la comida de ella y que prefería comer solo verduras o cosas ligth y mira mi ¡Niño! En este mundo no somos millonarias ni nos sobra la comida pero si podemos ayudar lo hacemos ¿Por qué? Si no nos apoyamos nosotras nadie lo hace con una.

 

Alberto:

De verdad me impresionas tu determinación también, porque veo que eres una mujer muy bondadosa y has luchado por el bien de otras también, eso es de admirar, porque en definitiva nadie lo hace tampoco y creo que como tu menos.

 

Todo lo que estábamos haciendo era hablar de ella, de Rosario la mujer que quería que fuera para mí.

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