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Gemidos ardientes II

Mateo me lame, me chupa, me muerde y yo me siento mareada, el pecho me sube y baja agitadamente, me aferró con fuerza a su cabello mientras contoneo las caderas hacia él en busca de más, quiero más...

Mateo se levanta y me mira a los ojos, quiero arrepentirme pero sus ojos brillan, me toma con fuerza del cabello y me acerca para besarme...

Joder...

Descubro mi sabor en su boca y eso me excita, siento su duro pene golpeando y ansiando ser liberado.

—Voy a follarte — me dice en cuanto se separa de mi voy— voy a follarte tan duro que recordarás por siempre mi nombre, Alina. — dice mientras masajea mis pechos—¿Quieres que te coja, Alina? , ¿quieres sentirme dentro de ti?

No.

Debí decir, debí negarme.

—Si— dije en un gemido— fóllame Mateo— le dijo con la boca reseca y él sonríe, me eleva en peso y mi culo queda sobre la fría encimera, un contraste contra mi cuerpo ardiente.— Haz que nunca olvides tu nombre— le dijo ansiosa y lo veo deshacerse rápidamente del boxer, me muerdo el labio cuando veo su pene...— Qué linda polla— dijo agitada.

—Qué lindo coño— me dice mientras restriega su polla contra mi húmeda entrada. — ¿Hace cuanto no follas?

—Casi un año— digo agitada.

—Espero estés tan estrecha como creo— y dicho aquello empujó contra mi entrada.

—¡AHHHH!—grito, una de mis manos en la encimera y la otra contra su pecho, avanza un poco más y mis uñas se hunden en su piel—¡Joder, Mateo!— gimió ansiosa.

—Eres muy estrecha, Alina — me dice con dientes apretados— pareces una vírgen. ¿Lo quieres todo?

—Si, todo— digo respirando rápidamente.

—Puede doler un poco— me dice, Pero lo ignoro, mis piernas separadas las coloco al rededor de sus caderas y lo rodeo acercándolo a mi, confirmandole que lo deseo muy dentro. Una de sus manos me toma con firmeza las caderas y empuja dentro de mi, grito cuando hace tope dentro de mi, me siento jodidamente llena, empalada.

—¡JODER!—grito.

—Me gustas— dice Mateo sintiendo mis palpitaciones vaginales. Y empezando a bombear dentro de mi, primero lento y después comienza a bombear fuerte, los gemidos no tardan en aparecer y tardan menos en volverse gritos de éxtasis, el chapoteo de nuestros cuerpos resulta excitante y hago mi parte moviendome contra él.

—¡Maldición Alina!— gimió moviéndose con fuerza, haciéndome sentir que me partiría la vagina en dos, el placer rayaba en dolor, sentía el coño encendido como es fuego pero poco me importaba.

—¡Más Mateo, Más!— le digo golpeando mi pelvis contra él —¡Dame más, dame más!— grito excitada, él se inclina y me besa y yo introduzco mi lengua en su boca saboreando, deseando beber de él.

El primer orgasmo me golpea con fuerza y tengo que abandonar su boca para poder gritar con fuerza, no puedo sostenerme y mi cuerpo cae sobre la encimera, la espalda chica contra en material frío mientras me contoneo y con traigo excitada. Mateo me mira, observandome con una tensa sonrisa...

Poco después sale de mi, y como al sentirme vacía. Me deja allí un par de minutos observandome luchas por respirar y cuando veo que me normalizo un poco, golpea mi muslo y yo elevó la cabeza.

—¡De espalda!— me dice y yo sonrió, me doy vuelta, con la rodillas sobre la encimera quedó en cuatro, elevando mi trasero hacia él...

Mateo descarga una palmada en mi sensible coño y yo grito mientras me aferró al borde de la encimera.

—¡AHHH!— no me contengo, no podría aunque quisiera. Y cuando aún no lo espero lo siento hundirse de nuevo en mi, toma mi cabello y tira de él mientras comienza a cabalgarme casi con salvajismo, palabras caliente salen de su boca y gritos abandonan la mía. —SIIII, SIIII, DAME DURO MATEO, DAME DURO!—grito sosteniéndome de la encimera, pareciendo que voy a caer.

El sonido de nuestros cuerpos me calienta, el chapoteo de mis flujos vaginales dándole la bienvenida a su dura y caliente polla.

—¡Joder Alina, toma... toma mi polla nena, eres jodidamente caliente!, ¡Siii!

Me siento enloquecida de placer, transportada a un mundo de éxtasis... un mundo dónde solo existe el placer.

Grito cuando siento la fuerte nalgada en mi culo, y no tengo dudas de que me quedara una marca, me da otra y otra, y otra más. Aprieta mis pezones y los retuerce y yo voy de nuevo en ascenso.

—¡JODER!—grito con lágrimas en mis ojos cuando otro orgasmo me golpea, siento a Mateo tensarse dentro de mi y su semen caliente me llena, tiemblo...

Placer....

Siento mucho placer.

Mateo es un puto dios del sexo...

Me dejó caer en la encimera respirando con dificultad y con el cuerpo agotado. Mateo me gira, ayudándome a sentarme y me mira a los ojos.

—Estás maldita mente deliciosa — me toma del cuello y me acerca para besarme en los labios, devuelvo el ardiente beso. Nos besamos de una manera íntima y deliciosa.— follas muy bien— me dice con una sonrisa.

—Tu follas jodidamente bien— le digo sonriendo con vergüenza, queriendo evitar pensar en Gala. No quiero pensar en mi hermana y en que he tenido a Mateo llenandome el coño, cumpliendo una ardiente fantasía. Tomó un puñado de sus oscuros cabellos cuando me toma y me carga, pegando mi cuerpo al suyo, sosteniéndome por los muslos y anclandome a él.

—¿A dónde vamos?— le pregunto mirándolo a los ojos.

—A la ducha y luego a la cama... Esto acaba de empezar Alina... voy a follarte toda la noche, hasta que no podamos más.

Me dice y soy incapaz de negarme porque con solo escucharlo me estremezco... lo abrazo aplastando mis tetas contra su pecho cuando comienza a caminar hacia el cuarto de baño.

Aquella sería una noche llena de gemidos ardientes...

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