

*CAPÍTULO 2*
Sharon, llegó a su casa feliz, no tendría a Colt este fin de semana pero al menos tendría a Kitty y pasaría con ella un buen rato.
Eran amigas desde que iban juntas a la secundaria, habían compartido muchas cosas, Kitty estuvo con ella cuando su padre murió hacía de eso ya cinco largos y dolorosos años.
Fue una gran pérdida para Sharon, se deprimió tanto que duró cuatro meses en su habitación, bajó mucho de peso y su madre no paraba de llorar primero por perder a su esposo y luego porque su hija se entregaba a la muerte sin consuelo alguno.
Kitty la visitaba todo los días y en ocasiones junto a su hermana Keanyelis se quedaban con ella, hasta que lograron sacarla de ese deprimente estado, cuando se graduaron en la universidad, Sharon decidió trabajar en la empresa que su padre le había heredado. Todo había sido para ella, los coches, las casas, departamentos, negocios y cuentas bancarias. La gran mayoría de la fortuna había pasado a sus manos, aunque su madre y su hermano también habían heredado, lo habían hecho en menor manera, ella era la dueña de casi absolutamente toda la herencia de los McWayer. Pensó que aquello ocasionaría algún disgusto entre su hermano y ella, o que ofendería a su madre pero, lo cierto era que el dinero no había causado división en su familia. La decisión de su padre se había respetado y estaba agradecida de ello, de que su familia fuesen tan unidos como para ser divididos por algo tan banal como el dinero, que si bien era necesario, en ocasiones solía separar hasta a las mejores familias.
Su padre solía decir que si quieres saber quién es alguien, realmente. Entregarle dinero bastará para hacer surgir su verdadera personalidad.
Nada más pisar su casa se sintió ansiosa, quería pasar un rato agradable con Kitty y Kelis, les pediría que fuesen al cine o que fuesen de fin de semana a la playa, la verdad últimamente trabajaba muchísimo, necesitaba relajarse un poco, divertirse, desestresarse de las muchas obligaciones.
-Hola, madre- se inclinó para rozar la mejilla de su madre que bien pudiera ser su hermana mayor, se había casado con su padre a los dieciocho años dándole a los once meses a su primer hijo, y a los dos años, cuando su madre tenía veinte nació Sharon.
-Llegas temprano, cariño- la dulce sonrisa de su progenitora iluminó su rostro. Era hermosa, muy hermosa, profundos ojos verdes, abundante y espeso cabello negro, figura esbelta, un porte elegante y orgulloso, con una mirada tan cálida y maternal. no tenía dudas, Carol McWayer, había nacido para ser una buena madre.
-Efectivamente, madre. Quise salir temprano de la oficina, la verdad es que ha sido una semana bastante larga y dura, estoy algo agotada, necesito un poco de descanso.
- Trabajas demasiado, querida mía, deberías descansar más, divertirte un poco, estás demasiado jóven cómo para dedicarte tan exclusivamente a los negocios. Así que ya que, ya que decidiste abandonar la oficina temprano, dame una buena noticia, ¿Saldrás con Colt esta noche?- su madre adoraba a Colt, solía decir que era el yerno que siempre había soñado para su hija. Un buen hombre, amoroso, tierno y comprensivo, sin duda alguna sabía que si ella llegase a faltar, su hija estaría en buenas manos.
-No, madre. - dijo triste y llena de desilución- no lo veré en un par de días.
-Hija sería muy lamentable que estropearas tu relación, por estar tan dedicada al trabajo, las relaciones necesitan de tiempo y es precisamente de lo que careces, amaneces y anoche es en esa oficina.
-No lo haré madre, Colt hará un viaje de negocios y es imposible que le acompañe, Además. . .
-¿Además qué, hija? – preguntó ansiosa.
-Hemos decidido adelantar la fecha de la boda!- dijo gritando de alegría.
-Qué bueno, hija, es una excelente noticia- se abrazaron.
-La mejor noticia de todas, estoy realmente feliz. Ahora debo irme, madre- le sonrió
-¿Vas a salir?- preguntó frunciendo el ceño.
-Sí, iré a ver a Kitty, no me esperen, me quedaré con ellas el fin de semana.
-De acuerdo beba, promete cuidarte.
-Mamá- se quejó amorosamente - ya no soy una chiquilla, ¡tengo veintidós años!
-Ya lo sé- dijo su madre sonriendo- pero soy tu madre, para mí siempre serás mi hermosa chiquilla.
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Francessca, estaba en la mesa acompañada de su hermano mayor.
-Es una alegría que decidieras acompañarme a almorzar.
-Tambien me alegra, sabes que te adoro- le dedicó una hermosa sonrisa, mientras bebía de su copa de vino.
-Déjame decirte, cuore, que lo disimulas bastante bien, si no me dices que me adoras, jamás lo hubiese imaginado- lo miró acusadoramente- sueles abandonarme demasiado Giusseppe Rossi, tengo que hacer malabares para verte, ni siquiera estando en Italia eres fácil de localizar y por si fuese poco, el ochenta y cinco por ciento de tu vida, vives fuera del país.
-Eres una hermosa exagerada- dijo riendo.
-Sabes que digo la verdad, casi nunca te veo- sus ojos se llenaron de lágrimas- soy tu hermana, Giusseppe, necesito de ti, necesito verte, abrazarte, estar contigo.
-Eres una hermana demasiado posesiva- le dedicó una tierna sonrisa- sé que suelo desaparecer mucho pero, sabes que siempre estoy metido en negocios. Te adoro, te amo, lo sabes, nunca, no siquiera en mil años, debes tener dudas de eso.
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Cuando detuvo su saab delante del apartamento de Kitty suspiró con satisfacción, le pareció ver un coche conocido pero no le dio importancia.
Subió en el ascensor y se detuvo nerviosa frente a la puerta, pasándose las manos por el cabello . . .
.
Introdujo la llave, la giró y penetro en el apartamento, todo estaba a media luz.
-Qué extraño. . . ¡ Kitty! - llamó suavemente pero no obtuvo respuesta.
Quizás no estaba en casa.
O quizás, estuviese enferma. Tenían ya un par de semanas sin verse, cuando ella estaba libre, Kitty no podía, y cuando su amiga disponía de tiempo, ella sencillamente está en juntas, reuniones con clientes o proveedores.
La sola idea de perder a su amiga o de que estuviera enferma la aterrorizó, con pasos lentos pero firmes se dirigió a la habitación, colocó la mano en la perilla y la giró suavemente, si estaba enferma no la lastimaría más haciendo ruido, pero cuando abrió la puerta sin poder evitarlo dejó escapar un pequeño grito.
-¡Oh!- su amiga no estaba enferma, estaba haciendo el amor, y la habitación hacía eco de fuertes gemidos, aquel hombre le estaba proporcionando mucho placer, Sharon se ruborizó en gran manera y se giró para no ver, pero cuando se disponía a alejarse una voz la detuvo en seco.
-¡Sharon!- exclamó Kitty su voz temblaba y Sharon no supo definir si era de vergüenza o de contenida pasión.
-¿Sharon? – Dijo la voz del hombre .
Se giró y contempló la escena, la silueta de su amiga y de su amante estaban oculta en las sombras de la habitación.
-S. . . Sh. . . Sharon-tartamudeó - ¿Qué haces aquí?
-Yo. . . yo. . . lo siento, quería visitarte, darte una. . .- observó una maleta al pie de la cama.
Su respiración se detuvo momentáneamente, su mundo comenzó a girar y la cabeza le pulsaba. Llevó la temblorosa mano al interruptor y cuando la luz brillo, ya no hubo secretos, se rebeló claramente el rostro del amante de Kitty.
-¡Colt!- gimió fuertemente Sharon, el dolor no podía ocultarse, el corazón de Sharon estaba destrozado, todo el dolor emergió en abundantes lágrimas.
-Sh. . . Sharon, puedo explicarlo- dijo Kitty.
-Preciosa, princesa. . . yo. . . yo. . .
-Tú. . . ¿tú qué Colt, tú qué?
-Sharon, por favor- suplicó Kitty.
-¿Por favor, qué?, pensé que eras mi amiga - dijo limpiándose con el dorso de la mano las lágrimas, era inútil sus ojos no paraban de llorar, como muestra del terrible dolor que sentía su alma.
-¡Lo soy!- dijo avergonzada.
-Sí. . . tan amiga que decidiste acostarte con mi novio, mi prometido, mi futuro esposo, el hombre que he amado, no entiendo porque me haces esto, es. . . es repugnante, ustedes son las dos personas en las que he depositado mi confianza.
-Podemos explicarlo. . . eres mi amiga - sollozó Kitty.
-No uses la palabra amistad, porque no la conoces - gritó airada- y claro que van a explicármelo, yo venía a darte una sorpresa, y mira con lo que me encuentro, me he llevado la mayor sorpresa de mi vida- dijo llorando.
-Sharon. . . sé que estas molesta, pero. . .
-¿Molesta?. . . ¡estoy asqueada, decepcionada, engañada, defraudada, indignada!. . . ¿Quieres más o basta con eso?
-Shar. . . – intentó Colt, pero fue interrumpido.
-¿Desde cuándo se entienden?
-No creo que. . .
-¿Desde cuándo?- gritó exasperada.
-Un mes- susurró Kitty débilmente.
-¿Qué. . . dijiste?- preguntó Sharon con voz casi inaudible a causa de un sollozo controlado.
-¡Un mes!- repitió Kitty elevando mientras lágrimas corrían por sus mejillas.
-¡Un mes!. . . ¡un mes! – Gritó abriendo mucho los ojos, mientras empuñaba las manos- Kittyanyelis, llevas un mes revolcándote con mi novio.
-No. . . Sí. . . bueno. . .
-No puedes negarlo, los he encontrado haciendo el amor y gimiendo descontroladamente- Kitty se ruborizó violentamente y bajó la mirada - Mírame Colt, eres una basura, ¿para qué aceptaste adelantar la fecha de la boda?, bonito viaje Colt, bonito viaje el tuyo, ¿Cómo fuiste capaz?, durante cuatro semanas la haz besado a ella, para luego besarme, ¡qué asco!
-Precios. . .
-Haz acariciado su cuerpo, para luego dedicarme tiernas caricias, ¡eres repugnante!
-Shar. . .
-Llevas un mes haciéndole el amor a mi supuesta mejor amiga, para luego ir a mi lado. . .
-Jamás te he hecho el amor, Sharon. . . ¡siempre te has negado!
-¡Pero si te lo hubiese permitido, lo habrías hecho!
-Por supuesto, eres encantadora, dulce, sujeta, cariñosa, cualquier hombre moriría por hacerte el amor- Kitty miró a Colt sorprendida y enojada.
-¡Eres asqueroso!
-Sharon. . .
-Cállate Kittyanyelis, espero no verles jamás en mi vida, sigan en lo suyo, lamento haberles interrumpido.
-Espera, preciosa.
-¡Váyanse al infierno!
Cerró la puerta con fuerza y salió corriendo del apartamento, Colt saltó de la cama pero cuando llegó a la puerta no había rastro de Sharon.
-No puede ser- dijo enojado mientras golpeaba con desesperación la puerta.
-No lograrás nada maltratando mi puerta- cuándo él se giró, allí estaba Kitty, envuelta en una sábana, con el cabello despeinado y los labios enrojecido.
-Lo hemos arruinado todo Kitty, la hemos lastimado, no nos perdonará nunca- dijo con voz quebrada.
-He perdido a mi mejor amiga- dijo Kitty sollozando, mientras se dejaba caer al suelo.
-Yo he perdido a la mujer que amo, a mi prometida- dijo Colt- mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Kitty lo miró y su corazón se estrujó de pena. Él la amaba a ella, a Sharon, ella sólo había Sido un desahogo para él. Lloró con más fuerza.
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Sharon corrió hasta subir a su Saab y ponerlo en marcha, las lágrimas nublaban su vista no le importó y aceleró, la velocidad no lograba calmar la desilusión que sentía.
Se preguntaba ¿cómo era posible que le ocurriera aquello? su novio, su prometido, el hombre que amaba y por el que hubiese dado la vida si fuese necesario, el hombre con quien había planeado su futuro, su vida entera, con hijos, el hombre con el que anhelaba envejecer y poder recordar lo felices que había sido de jóvenes, no lo podía creer, esto era su peor pesadilla, los sollozos eran cada vez más fuertes.
Y Kittyanyelis; su "mejor amiga", la mujer a la que consideraba más que una amiga; su hermana, esa que nunca tuvo, con la que había compartido desde su adolescencia, la que la había abrazado en tantas noches de tristezas por la pérdida de su padre, a quien le había abierto las puertas de su casa, de su corazón, de su alma...
Se sentía burlada, sentía que había perdido a dos de las personas que más amaba, y las había perdido el mismo día, no aguantaba tanto dolor en el pecho, no creía que era posible sentir tanta desdicha.
El hombre que amaba y la mujer a la que había entregado toda su confianza se habían burlado de ella durante un largo mes.
Presionó nuevamente el acelerador mientras sollozaba con desespero, necesitaba llegar a casa y refugiarse en los brazos de su madre, quería que alguien le dijera que todo estaría bien.
Abundantes lágrimas nublaban su vista, las limpió con el reverso de la mano pero fue inútil, ya que nuevas lagrimas suplantaron las anteriores, observó que unas luces se acercaban con velocidad, una fuerte colisión, un punzón de dolor y luego. . . oscuridad.

