Capítulo 4[Contrato] -parte 1
Janelle Bullrich
En cuanto puse un pie en la casa me di cuenta que mis padres estaban en la sala consolándose el uno al otro. Soy mala consolando, y no sé si el que yo se los pregunte haga que se sientan mejor. Algo dudosa, pero segura de mi intriga comienzo a acercarme hacia ellos. Nunca los había visto así de mal.
Se siente extraño.
Alzan la mirada y realmente me preocupan, no dejan de ser mis padres después de todo...
Y al darme cuenta que ellos no dirán nada, hago el intento de hablar cautelosamente:
—Mamá, papá ¿Qué pasa?
—Hija tenemos que hablar contigo— su rostro denota preocupación por donde se lo vea.
Sucedió algo malo. Bueno no recuerdo haber hecho nada malo, o no, más de lo normal, a menos que...
—¿Le sucedió algo a Amelia? — pregunto asustada.
—No hija tranquila, ella esta con Megan en su habitación, es sobre las empresas—responde.
Bueno al menos esta vez no es sobre mis terquedades. Dudo que me sorprendan con algo más loco que lo de mis amigos.
—Ya hablen, jamás me habían mencionado nada de las empresas, es más no deberían estármelo mencionado. Apenas tengo diecinueve años, aún tengo tiempo para analizar esa situación tan desastrosa en la que me voy a encontrar en algunos años— digo y observo como mi papá me mira como si estuviera harto de que le hable tantas tonterías.
—Mira hija... estuvimos a punto de caer en bancarrota, hicimos un mal trato y salimos perdiendo—señala y no entiendo que tiene que ver esto conmigo. Frunzo el ceño al darme cuenta que se lo sigue pensando como si estuviera buscando las palabras correctas para seguir— Pedimos ayuda Anton...
—¿Al señor Strauss? — le corto, sintiendo como me late el corazón con el simple hecho de la mención de su nombre.
—Si, hija. Al principio no nos quería ayudar, cuando estuvimos en el aniversario de los Bringston estuvimos hablando de eso y nos hizo un trato, que en el momento de desesperación aceptamos— se aclara la garganta mientras mi madre se levanta dirigiéndose a la cocina.
La tensión en el ambiente es demasiada. La incomodidad de este momento me molesta de alguna forma. Después de un momento de silencio mi madre llega con un vaso de agua en sus manos, pero esta vez con el rostro empapado de lágrimas.
—Lo siento mucho, hija—susurra mi madre.
Y desde ya, sé que esta conversación está a punto de irse a la mierda.
—¿Qué es lo que hicieron? — pregunto empezando a molestarme.
—Hija esta semana intentamos arreglarlo, pero no se dio y ahora le debemos mucho dinero, y no tenemos de donde pagarle...— dice mamá empezando a llorar.
Respiro hondo intentando tomar paciencia.
—Papá...
—Es... un trato—murmuró y se volteó a mirar al ventanal.
Lo miro y aprieto los dientes. Las manos me comienzan a temblar y las empuño intentando calmarme. «Ahora no una crisis»
—¿Qué maldito trato hicieron? ¡Hablen! — me exaspero observando como el hombre no se voltea a mirarme.
Empiezo a arder de rabia, espero que no sea lo que me estoy imaginando, no creo que sean capaces...
—Hija. Aceptamos que te cases con él por un año solamente—habló como si nada, me quedé estática y miré a mi madre. Esta no hacía más que llorar y no mirarme— y así no tendríamos que pagarle un solo centavo—terminó mi padre bajando la mirada, volteándose.
Y juro que estoy rogando al universo, porque lo que acabaron de decir sea solo una broma.
—Les ruego que me digan que esto es una broma— les suplico riéndome—por favor porque... No —mi madre intentó acercarse y me alejé—. ¡Ustedes no me pueden haber vendido de esa manera! ¡Que les pasa! ¡¿Pero qué clase de padres son?! — grito y doy un paso atrás chocándome con la mesita, tomo en mis manos el vaso de agua votándolo al suelo dejando que salpiquen los vidrios por todo el lugar y mi madre se pone las manos en la boca mientras mi padre no hace ningún gesto—. Escúchenme bien, ¡yo no me voy a casar con absolutamente nadie! ¡Me oyeron! — siento mis lágrimas rodar por mi rostro—Pero ¿en que estaban pensando?
Reclamo y ninguno de los dos no dicen absolutamente nada.
—Olvídense que yo sigo siendo su hija. No me voy a cargar con problemas que sinceramente me interesan un carajo.
—Es por el bien de las empresas—dijo mi padre y me reí.
—Pues ustedes y sus empresas se van a la mierda. No me van a destruir así—es lo último que digo dando la vuelta para dirigirme a mi habitación furiosa.
Ellos no me pueden hacer eso, venderme por dinero, que les pasa... solo quiero llorar hasta que me seque un poco y en la noche irme a hidratar con alcohol, me hace falta. No van a hacer conmigo lo que se les da la gana.
Me recuesto en la cama viendo hacia el techo, sintiendo mis lagrimas caer por un lado de mi rostro. ¿Qué les hace pensar que lo haré? Vida de mierda.
Lloro un poco más hasta que de a poco el cansancio, el fastidio la angustia y levemente la tristeza hasta que me quedo dormida.
Me comienzo a despertar, y me doy cuenta que son las ocho de la noche y escucho como alguien golpea mi puerta y Rufus no deja de raspar el ventanal que da hacia el balcón.
—¡No quiero hablar con nadie! — grito mientras me levanto.
Y sin permiso alguno, veo a mi madre entrar a la habitación con rostro de pena. Hipócritas.
comienzo a llorar de nuevo, siento como las lágrimas caen solas por mi rostro. Observando a la mujer que me dio la vida y que le haya valido tan poco eso como para venderme a un completo extraño.
Jamás me había llevado del todo bien con mis padres, pero no pensé que en algún momento me castigarían de esta manera.
—Hija, lo siento mucho, perdóname por favor — me alejo cuando intenta acercarse.
—¡No! ¡Tú no sientes absolutamente nada! —sollozo— tú no eres la que está jodida ahora, soy yo! ¡Soy yo! Y todo por su maldita culpa— me lleno de ira, mientras ella se sienta haciéndose la arrepentida, cuando ella no se debe ni siquiera imaginar lo que es sentir que te vas a casar obligada—. Que se supone que haré yo ahora, aparte de tener que casarme con un idiota prepotente que se hace valer de su dinero para comprar lo que se le da la gana y ahora me doy cuenta que hasta a quien se le da la gana— le cuestiono.
Me mira triste.
—Para. Por favor—susurra.
—Para tú de hacerte la víctima. O me dirás que te arrepientes de tener tanto dinero y lo dejarás todo para enmendarás el error que cometiste vendiéndome—esperé su repuesta, pero nada—. Vale, dado por hecho que eso no lo harás. ¿Sabes?, a pesar de que no teníamos la mejor relación del mundo, te tenía en un pedestal. Como buena madre y esposa. Vaya tontería la mía—ironicé limpiándome las lágrimas del rostro.
—Lo siento hija...
—Deja de decir que lo sientes, porque no lo haces—la interrumpí y apretó los labios—. Dime que haces aquí.
Cuestioné, ya que a informarme de que ha enmendado el error, no lo ha hecho.
—Hoy en la noche, el vendrá a verte para salir a cenar— me dice y me rio irónica.
—Esto debe ser un chiste, o creo que aun sigo en una pesadilla, donde se les dio a todos sorprenderme de las peores maneras. —digo intentando creérmelo—. Déjame cierro los ojos nuevamente a ver si despierto de una buena vez de esta pesadilla.
Lo hice, pero en definitiva no lo era.
—Sigues aquí, no es una pesadilla—dije sarcástica y me levanté para dirigirme al baño.
—No hija, desgraciadamente—murmuró.
— Lo siento mucho, pero lo bueno se hace esperar. Así que hoy no, hoy salgo con mis amigos y talvez no vuelva hasta nuevo aviso—digo molesta y su rostro me muestra cuanto la molestó mi contestación.
—Tienes que cancelar...
—¡No!
Y de pronto escucho como un auto se estaciona fuera de la casa y espero, ruego que no sea él. Porque soy capaz de comenzar a lanzarle todo lo que tengo en esta habitación y gritarle todas las verdades a la cara.
Me asomo por el ventanal y ¡Mierda! ¡Si es! ahora es cuando empiezo a hacer crecer más mi odio por los hombres como él.
Poco después mi papá entra a mi habitación y simplemente me avisa que me vista bien y se vuelve a ir, como si nada. ¡Malditos egoístas!
—Sal de mi habitación—le pido a mi madre.
—Yo...
—Solo vete—digo observado como se levanta y sale de la habitación.
Si me jodieron, yo les haré lo mismo. Busco en mi closet unos vaqueros, una blusa blanca de tiras una chaqueta negra, zapatillas y listo. Espero que vestida así no le dé ganas de salir conmigo. Talvez funcione y me puedo ir con mis amigos y a celebrar el cumpleaños de mi prima, eso espero.