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Capítulo 4. Naturaleza generosa

Por Denis

¿Y ahora?

El trabajo de asistente o secretaria, es fácil, es otro rubro, pero estoy acostumbrada a tratar con gerentes y proveedores.

Golpean la puerta, es el socio de Leonardo, Ricardo Smith, debe tener una edad parecida.

Se presenta y me da la mano.

—Encantada señor, soy Denis Blotime.

Al decir mi apellido me miró, detallándome más que Leonardo, eso me puso nerviosa.

—¿Tenés algo que ver con los cotillones Blotime?

—Sí, Javier y Gabriela son mis hermanos.

—¿De verdad? Conozco a Gabriela y…es diferente a vos.

—Sí, la naturaleza fué...generosa con mis hermanos, no así conmigo.

—No pretendí decir eso.

Le sonreí.

Él estaba más incómodo que Leonardo, al menos eso me pareció.

—Tranquilo, estoy acá por un aviso donde buscan una mujer fea, no poco agraciada, sino directamente fea y por eso obtuve el puesto.

Dije, tratando de parecer superada y que mi aspecto lo tenía más que asumido.

Se puso colorado, estaba incómodo, creo que a esta altura también lo estaba Leonardo.

Voy a tener que hablar con Gabriela, porque parece que a pesar que habían sido novios hace mucho tiempo se pueden hablar por teléfono.

—¿Tenés contacto con tus hermanos?

—Obvio, son mis hermanos.

Definitivamente voy a tener que hablar con Gabriela.

No sé cómo voy a explicarle y convencerla que me cubra, ya son demasiadas personas involucradas.

—Mandale saludos si la ves, aunque creo que yo voy a verla antes…

—¿Son novios?

Le pregunto, sabiendo que no lo son.

—No precisamente…

—Ok, no se preocupe, no nos vemos mucho, ahora que voy a trabajar acá, creo que no la voy a ver casi nunca, como le dije antes a...al señor Haber, mis hermanos se avergüenzan demasiado de mí y para esconderme allá, prefiero tener mi propio trabajo, aunque reciba el cheque de Importaciones Blotime, todos los meses ¿Tienen garaje para los empleados?

Se me quedaron mirando raro, tal vez tenía demasiada seguridad encima a pesar de ser tan fea, eso se justificaría por la cantidad de dinero que manejo.

—Sí, aunque no para todos, pero nuestras asistentes siempre tuvieron un lugar.

Respondió Leonardo que hacía rato estaba callado y creo que me observó demasiado.

—¿Le tengo que informar a alguien la patente del auto para poder entrar?

—A la recepcionista, abajo.

—¿Alguna otra pregunta señor Haber?

Le pregunto con una sonrisa.

—Llamame Leonardo, vamos a trabajar juntos y no quiero que seamos tan distantes.

Mmm, te llamaría amor, cielo, cariño, vida…

—Muchas gracias señor Leonardo.

—Sin el señor.

—¿No sería incómodo?

¡Qué falsa soy!

—¿Lo sería para vos?

—No señor, digo… Lenardo.

Me despedí de ellos, Melisa, me miró con una sonrisa de alivio cuando salí, ya eran cerca de las 12 del medio día.

No podía pasar por la empresa de mis hermanos así vestida, solo me quedaba llamarla por teléfono y con urgencia, por si ellos llamaban para preguntar por mí, a lo mejor pese a mi fealdad, no desconfían sobre que ellos son mis hermanos y no llaman, pero Ricardo puede llamar a Gaby a título personal y hablar de mí.

Antes de llegar al auto ya me estaba llamando Angy.

—Angy, soy la nueva empleada de tu hermano.

Le digo mientras me relajo, porque de verdad estaba bastante nerviosa durante la entrevista.

—¡Felicitaciones!

—¡Gracias! Ahora tengo que arreglar algunos inconvenientes, tu hermano y el socio siguen en contacto con mis hermanos, no tuvimos en cuenta que Ricardo fue novio de mi hermana.

—Mierda.

—Sí, a mi hermano no lo puedo meter en esta locura, tampoco creo que Leonrdo o Ricardo le digan a mis hermanos que estoy trabajando con ellos por ser fea, pero no sé qué relación pueda tener Ricardo con mi hermana, la llamo y te llamo en un rato.

Me despedí rápidamente de mi amiga y llamé a mi hermana.

Me costó que atendiera, deben estar a mil en la oficina, pero eso también me daba la seguridad que todavía no había hablado con Ricardo Smith

—Hola hermanita.

Le digo mimosa.

—Hola Denis, te tenés que integrar ya al trabajo, estamos a mil.

Pensé que esas iban a ser sus palabras.

—No puedo, surgió algo…

—¿Te pasó algo?

Me preguntó preocupada.

Yo sonreí, mis hermanos siempre fueron sobreprotectores conmigo.

—Nada malo, el tema es que… siempre estuve enamorada del hermano de mi amiga Angy.

—¿Y?

Me pregunta, sabiendo que siempre amé a Leonardo.

—Que éste año se le fueron 4 secretarias porque terminaron casándose con empresarios ligados a ellos…

—¿Ellos?

—Ya te explico, el tema es que quiere una secretaria fea.

—No entiendo nada.

Va a pensar que estoy loca, y es verdad, estoy loca de amor por Leonardo.

—Pasé por la casa de la tía Rosita y agarré un montón de ropa vieja, de ella, una peluca, me afeé con maquillaje y me presenté como secretaria…

—¿Qué hiciste?

—Disfrazada ...y quedé.

Seguí hablando.

—¿Quedaste por ser fea? Eso es imposible, sos hermosa.

—Te mando fotos de mi producción, quiero estar cerca de él y conquistarlo.

—Estás loca.

Ya sabía que iba a pensar eso.

—Lo sé, el tema es que saliste con el socio.

—¿Con quién?

Pregunta atragantándose, sabe perfectamente quién es el socio.

—El hermano de Angy es Leonardo Haber, mi gran amor y el socio es Ricardo Smith.

Eso último lo dijimos las dos a la vez.

—Y fueron compañeros con Javier, compañeros de la secundaria.

—Lo sé.

—No le digas que soy linda, Ricardo dio a entender que tenía algo con vos.

—Ese hijo de puta...

—Es como nuestro hermano o como Leonardo, con pánico a encauzarse y ser fiel a una sola mujer.

—¿No te reconoció?

—¿Como yo? No, Leonardo nunca me miró cuando estaba con su hermana, no le dije que Angy era mi mejor amiga, solo le dije que habíamos sido compañeras del colegio y de la facultad.

—Y me contás todo ésto por…

—Por si te llama Ricardo.

—Te necesitamos acá.

Me dice en forma cortante, no es que lo dice por mí, simplemente se pone mal al nombrar a Ricardo.

—Porfi, acabo de firmar un contrato con ellos, te prometo que lo vigilo a Ricardo y te paso reportes.

—¿Cómo le decís a Javi que no vas a trabajar con nosotros?

Dice ignorando mis palabras sobre Ricardo.

—No lo pensé, le aseguré a Leonardo que no iba a tener problema con ustedes, porque estaban tan disconformes con mi aspecto que tenían vergüenza de mí y me escondían.

—¿Qué estás pensando? ¿Tenés mierda en la cabeza?

Está enojada, no suele decir malas palabras, solo las dice cuando está furiosa.

—Yo no tengo la culpa que me quieran esconder por ser tan fea.

Me imagino la cara de mi hermana en éste momento.

—Vení en forma inmediata acá.

—Te vas a asustar.

—¡Vení ya!

No me queda otra que ir hasta la importadora, no le gustó que les haya dicho Leonardo y a Ricardo que ellos tenían vergüenza de mí y que me querían esconder, lo que sucede es que Leonardo no va a desconfiar, porque es evidente que él piensa que las mujeres feas tienen menos derechos que las bellas, o al menos que no es fácil enamorarse de una mujer poco agraciada.

Claro que eso no tiene nada que ver con que sus hermanos o su familia no quieren a una persona por ser fea.

Yo solo dije eso, porque él está obsesionado con el tema de que sus secretarias se casan porque son bellas y saqué ventaja, pensando que tal vez no va a detenerse a pesar que son cuestiones distintas.

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