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Capítulo 4 Indeciso.

Felipe no se equivocaba, Victoria haría cualquier cosa para regresar aun a costa de su propio corazón, solo le llevo un par de semanas regresar con su familia, pero muchas cosas pasaron en ese tiempo, en especial a Felipe.

Ming solo lo llamo una vez, para exigirle saber dónde estaba, a lo que Felipe le informo que su hermana había sido secuestrada, y que regresaría solo cuando ella regresara a casa, luego de eso Ming no se comunicó más con él y Felipe no tenía tiempo ni ganas para saber de él, por suerte Vicky había regresado y ahora les insistía que regresaran cada uno a su vida habitual, es decir que regresaran a sus universidades y hogares, ya que incluso Zafiro y Eros estaban allí, pero Felipe ya no estaba tan convencido de regresar, ni siquiera por Ming, fue por eso que busco un tiempo a solas, fue a la casa del árbol, aquel lugar era el favorito en toda la mansión, aun con sus 19 años recién cumplidos. En ese pequeño lugar, comenzó a pensar que debía hacer, no solo con sus estudios, también con su vida en general, ¿le gusta Ming? Claro que le gustaba, ¿lo amaba? No lo creía, no estaba muy convencido de que era el amor, solo podía verlo en los ojos de sus padres, o en los de sus hermanos, como veían a sus esposas o esposo, recordó como ayudo a Tiago a convencer a Dulce a que fuera su esposa, ese moreno estaba muy enamorado de su prima.

— Detente Princesa, ya es suficiente de culparte por todo. — la voz de su cuñado lo llevo a levantarse y observar por la pequeña ventana, la princesa, como solo el ruso llamaba a Lucero se veía abatida, Felipe conocía la historia de ese par, sabía que Neri y Lucero fueron amigos aun antes de que Zafiro y Eros entraran en sus vidas, ellos tenían una conexión única, como la que tenían con Tiago y Dulce, ellos cuatro fueron los mejores amigos.

— Pero esta vez también es mi culpa, ¿lo puedes comprender Neri? Por mi culpa secuestraron a Vicky, ¿Qué hubiera sucedido si la mataban como paso con Dulce?

— Lo de Dulce no fue tu culpa…

— Lo fue, murió por que fui una inepta, tomé el lugar de cabeza de los Bach ¿y para qué?

— Para vengar a Zafiro, gracias a ti matamos a esos hijos de puta.

— Debía vigilar a los padres de esos tres y no lo hice, debía cuidar a Tiago y no lo hice y ahora no están y yo estoy criando a su hijo y ¡el día que Horus sepa la verdad va a odiarme!

— Si quieres culpar a alguien, cúlpame a mí, sabía que Zafiro quería dame celos y solo la deje, ¿quieres otro culpable? Tu esposo.

— Neri…

— No, que tú lo perdones no quiere decir que yo lo haga, lo respeto, de acuerdo, es mi cuñado y tu esposo, pero yo no puedo perdonar que te violara.

— No lo hizo.

— Abuso de ti, él sabía que estaban drogados y aun así… — Neizan dejo de hablar al ver como Rosita estaba discutiendo una vez más con Zafiro y luego de hacerle una mueca a Lucero se alejó, Felipe no comprendía nada de todo aquello, pero no se quedaría con la duda.

— Lu. — dijo el joven y la princesa del imperio Bach, al fin lo descubrió, no puedo evitar reír al verlo asomado en la pequeña ventana y como si ella también fuera una niña subió a esa pequeña casa del árbol que en un tiempo había albergado a cinco niños de cabello dorado.

Las horas pasaron y Lucero contesto todas y cada una de las dudas de Felipe, quien descubrió toda la verdad de su familia, como Eros había abusado de Lucero, como tres hombres habían violado a Zafiro y al fin supo la verdad, el bebé que Zafiro había abortado no era de Neri como siempre creyeron, sino que era producto de esa violación, el joven se sentía mal, durante 7 años le había jugado bromas pesadas a Neizan, creyendo que él era el responsable del aborto de su hermana, ahora comprendía que el ruso prefirió aquella mentira para que ellos, que eran unos niños nunca supieran lo que le había sucedido a su hermana, ese día Lucero Bach y Felipe se hicieron amigos, pero su conversación también le sirvió al rubio para saber un poco más de lo que era el amor.

Felipe al fin regreso a país X, no estaba muy convencido de retornar, pero al ver como sus hermanos volvían a sus universidades y que incluso Victoria se iría a Rusia con Stefano, decidió no ser el débil y seguir el ejemplo de sus otras mitades, parecía que solo él los extrañaba, claro que con lo que había sucedido con Victoria nada volvería a ser igual, Felipe ya no estaba solo en país X, Lucero había envido gente de su confianza a la cuidad a cuidarlo, así como Ámbar estaba bajo la protección del clan Zabrek, quienes lideraban la mafia en Grecia, Mateo tenía como respaldo a la mafia de Chicago los Constantini, y Stefano estaba en el reino de los Neizan, por lo que Lucero se haría cargo de su seguridad, solo se tomó un día de descanso para regresar a la universidad y solo cuando puso un pie en aquel lugar recordó a Ming, en todas esas semanas no se había comunicado con él, pero Felipe tampoco lo había hecho, comenzaba a estar cada vez más seguro que eso no era amor, solo atracción y curiosidad, Ming fue el primer hombre que le fue claro o mejor dicho directo en avanzar a algo con él, pero eso no quería decir que el rubio lo amara.

— Señor Zabet, debo hablar con usted. — dijo de forma cortante Ming cuando la clase termino y Felipe solo se quedó en su asiento, viendo una vez más como todos se retiraban.

— Ming… — comenzó a decir Felipe, pero su boca fue tomada con desespero por su profesor, quien incluso lo hizo poner de pie, para pegarlo a su cuerpo.

— Te extrañe hermoso, no sabes cómo te extrañe. — Han Shun Ming estaba agitado de pies a cabeza, su cuerpo estaba rígido, y sus manos apretaban con desespero el cuerpo de Felipe.

— Sí, eso se nota. — respondió mostrando una pequeña sonrisa el rubio, jamás hubiera imaginado que lo recibiría de esa forma, a decir verdad, esperaba algún ataque de celos, ya que en el corto tiempo que llevaban juntos en esa confusa relación, el hombre se había mostrado hostil cuando Felipe no le decía dónde estaba, que estaba haciendo o cuando no hacia lo que él le pedía.

— Sé que regresaste ayer, ¿Por qué no me llamaste? — y allí estaba, lo que a Felipe le molestaba, que Ming siempre sabía dónde estaba y que hacía.

— Porque espere que tú me llamaras, a decir verdad, he esperado tu llamada durante días, por lo menos para que me preguntaras como estaba. — dejo que la queja solo saliera, si Ming iba a reclamar algo, él también.

— Si no te hubieras ido, yo sabría como estabas.

— Si recuerdas que te dije que secuestraron a mi hermana ¿verdad? — rebatió molesto al tiempo que se alejaba un poco de él.

— Tienes hermanos mayores, ellos deberían preocuparse por eso, no tu hermoso, ese no es tu trabajo.

— ¡¿Disculpa?! Comprendo que ustedes tienen una forma distinta de pensar y solucionar las cosas, pero de donde yo vengo, ser el mayor o el menos no tiene nada que ver con preocuparte por tus otros hermanos. — Ming suspiro demasiado fuerte y un brillo oscuro tomo sus ojos, pero cuando Felipe esperaba alguna frase mordaz de él, solo le sonrió.

— Tienes razón, tú eres distinto, por eso me vuelves loco, quiero verte… en mi casa, a las 10, no faltes.

Solo lo dijo y se marchó sin esperar respuesta, Felipe paso el resto del día pensando que debía hacer, el hecho de que Ming le gustara y mucho no era suficiente para pasar por alto sus desplantes, ni siquiera mintió y fingió un mínimo de preocupación por Vicky, no pregunto por ella o como estaba, y eso era porque no le importaba, y Felipe no podía amar a alguien que no le importara su familia.

— Señor…

— No me llames así, por favor, tengo la mitad de tu edad, dime Felipe. — el joven vio con fingido espanto a su custodio y a este no le quedo más que reír, Felipe tenía la facilidad de hacer reír incluso a la persona más seria del mundo.

— Como digas, solo quería preguntar si saldrá esta noche o…

— No claro que no, pueden ir a descansar, nadie podría ingresar al edificio, solo los Bach. — respondido el rubio, ya que se enteró que Conall, desplego al menos veinte hombres esa noche que fue por él, y aun así tuvo que dar explicaciones a la policía al salir del edificio, Felipe era precavido, siempre temió el ser secuestrado o acosado por los periodistas, lo odiaba, fue por eso por lo que había buscado un buen edificio en donde establecerse en país X.

Una vez que el empleado se retiró, él fue a la casa de Ming, debía decirle que si seguían en esa especie de relación deberían programar donde y cuando verse, si bien le había confesado a Lucero que era gay, aun no estaba dispuesto a que toda su familia se enterara y por más que Lucero le aseguró que su gente no diría nada de lo que viera él no estaba tan seguro, o quizás era el hecho de que no estaba seguro de continuar con Ming. Fuera lo que Fuera, Felipe se arrepentiría de haberle mentido a sus custodios.

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