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Capitulo 6.-

Entré a mi casa y me sorprendí al ver a Leo en la sala platicando con mis padres. Me acerque a ellos.

—Buenas noches papá, mamá, Leo. Vaya sorpresa, te llamé y te dejé mensaje.

—Buenas noches hija, los dejamos platicar —respondió mi papá.

—Ana Laura, escuché tu mensaje, te iba a llamar, pero esto no te lo puedo decir por teléfono.

— ¿Qué es tan grave Leo?

—Mira Ana Laura. Estoy sorprendido, el día que te llamé en la noche, no me dijiste lo de Marco Antonio y tú. No sé cuál sea el motivo o motivos para ocultármelo.

—Perdona Leo. Pensé que sería mejor decirlo en persona —me disculpé.

—No te preocupes, estoy confundido con esto de ustedes.

—Tú fuiste quién me dijo que saliera con él.

—Sí lo sé, es sólo que nunca imaginé ustedes... tú y él... mi jefe... ¡es que son tan distintos!

—Ya entiendo, no creías que él me hiciera caso.

—No es eso, -suspirando- bueno sí Ana Laura. Y lo peor, nunca pensé que fueras a ser un proyecto de sus chicas mensuales.

— ¿Chicas mensuales?, por eso te quería ver, sabía que tú sabes a que se refiere, con que yo sea su "Noviembre".

—Claro que lo sé, y no quiero que te lastime, él ha tenido varias chicas, una por mes, pero ninguna y no te ofendas, es de tu tipo, por eso no me la creo.

—Leo y ¿qué paso con esas mujeres de los demás meses?

—Pues se termina el mes y se termina el amor, no lo he vuelto a ver con nadie de ellas, Ana Laura, amiga mía, yo sólo puedo aconsejarte, que, si quieres ser su "Noviembre", lo seas, pero no te vayas a enamorar tanto de él, piensa que puede haber para él un diciembre y no quiero que tu sufras Ana Laura.

—Gracias por contarme Leo, creo que tengo mucho que pensar.

— ¿Te gusta mucho Ana Laura, cierto?

—Más de lo que me ha gustado cualquier hombre, por eso acepté ser su novia.

—Sí y bastante rápido. Me sorprende.

Leo se veía muy pensativo y recordé lo que me había dicho mi amigo Manuel, que yo le gustaba a Leo, no lo creía posible, sí así fuera me hubiera dicho algo antes, de pronto él interrumpió mis pensamientos.

—Me voy Ana Laura. Piensa bien en lo que te estás metiendo y nos vemos mañana en el Tecnológico.

—Gracias Leo, por todo, nos vemos mañana.

Lo acompañé a la puerta y subí a mi recámara, tenía mucho que pensar, comencé a guardar mis cosas de la escuela y después de mucho tiempo al fin pude dormir.

Por la mañana, me estaba arreglando para irme al Tecnológico, y a punto de bajar a desayunar, cuando mi hermana Paula, me dijo:

—Ana Laura, te buscan.

—Gracias Pau.

Bajé y ahí estaba Marco Antonio.

—Buenos días, Ana Laura —me sonrío.

—Buenos días Marco Antonio —dejé en el sofá mi mochila y me acerqué a él.

— ¿Me permites llevarte al Tecnológico?

—Sí, claro en un minuto, no he desayunado.

—Bueno, vamos a desayunar y de ahí te llevo.

—Claro gracias.

Agarre mi mochila y le pedí a mi hermana Paula, que me despidiera de mis papás y me fui con Marco Antonio, cerrando la puerta de mi casa, me atrapó con un beso apasionado, muy intenso y delicioso, después me abrió la puerta del auto y nos fuimos.

Nos detuvimos en un lugar donde venden hot cakes y ahí pasó lo inevitable.

—Ana Laura. ¿Serás mi Noviembre?

—No he tenido tiempo de pensarlo.

—Piénsalo, guapa, hoy es 4 de noviembre. Entre más lo pienses menos días para estar juntos.

—Hoy en la noche, que salga de la florería, te daré mi respuesta.

—Respuesta que esperaré con ansías Ana Laura.

Me dio otro beso apasionado, esta vez haciendo que yo sintiera calor en mi entrepierna y desesperación. Fuimos interrumpidos cuando nos fueron a tomar la orden.

—Hola buenos días, les dejo la carta —nos dijo el mesero.

—Serán dos hot cakes, especialidad de la casa, tenemos prisa- contestó él.

—Muy bien, enseguida los traigo.

El mesero llevó los hot cakes, rápidamente, comimos y después nos fuimos. Cuando llegamos al Tecnológico, Marco Antonio, bajó del carro para despedirse y me besó, está vez tiernamente.

—Nos vemos en la noche Ana Laura. Que tengas un hermoso día.

—Sí tú también y gracias.

—No hay de que, nos vemos.

Entre a la escuela y él se fue. Mi día transcurrió con normalidad, tuve un receso de mis clases y me topé con Leo.

—Hola, Ana Laura.

—Leo, ¿qué tal?

—Vi que te trajo tú príncipe, así que creo que serás "Noviembre".

—Sí, ¿está mal?

—No hay nada bien o mal —me lanzó una mirada de decepción —en cuestiones de corazón Ana Laura, sólo vívelo, disfrútalo y siéntelo.

—Gracias Leo, lo haré.

—Por nada, te veo después tengo clase —Se giró y empezó a caminar.

—Sí, bye.

Ese día comí algo en el Tecnológico y me fui a la florería, entraba más temprano.

Tuve una tarde muy ocupada, con unos pedidos de flores que teníamos para una iglesia, para una boda que se realizaba esta noche, llegada mi hora de salida, ahí estaba él, tan puntual y tan guapo como siempre mi Marco Antonio.

—Hola Buenas noches, Ana Laura, ¿nos vamos?

—Hola, Marco Antonio, sí vamos.

Me abrió la puerta del coche y nos fuimos a su departamento, llegando ahí puso música romántica, se empezó a escuchar a Luis Miguel, con "Entrégate" y entonces él fue por algo de tomar y al volver a sentarse conmigo me preguntó:

—Bueno, Ana Laura. Me debes una respuesta.

—Mi respuesta es sí, seré tu "Noviembre".

—Muchas gracias, no te vas a arrepentir.

Se levantó del sillón donde estaba sentado y me jaló hacia él, levantándome del sillón, me besó desesperadamente, sus manos apretaban mi cintura como sí no quisiera dejarme ir y sus labios aprisionaban los míos haciéndome suya en ese mismo beso, sus manos iban bajando por mí cuerpo, lentamente, pero con fuerza, dejándome loca de desesperación por él, después quitó mi cinturón y bajó mis Jeans, cayendo éstos al suelo y él acariciaba mis piernas desnudas, yo por mi parte, le quité la corbata y le abrí la camisa para sentir su delicioso pecho, nos seguíamos besando con más fuerza y después me quitó mi blusa dejándome en sostén y enseguida deshaciéndose del mismo, me quité los zapatos y me tomó de la mano hasta llegar a una habitación, donde estaba un jacuzzi.

—Ven Ana Laura, entra.

—No traigo, otra ropa.

Ignorándome, se quitó el pantalón y los zapatos y entró al jacuzzi, me dio la mano y entramos, yo estaba sólo en bragas y el en bóxer, pero ahí la pasión se apoderó de todo.

Entró al jacuzzi, se sentó y me jaló hacia él, para que me sentara encima de él. Coloqué mis piernas a ambos lados y me dejé caer mientras besaba su rostro. El me detuvo cuando llegue a su boca y me empezó a besar el cuello siguiendo camino abajo, deteniendo sus labios en mi ombligo y haciéndome sentir como nunca, deslizó sus manos y me despojó de mis bragas, se quitó el bóxer, tomo un condón que estaba a un lado, lo abrió y se lo colocó. Me volvió a besar con una pasión imposible de describir, me tomó de la cintura, me alzó un poco colocándose en mi entrada y lentamente me bajó, el me guio para montarlo, cada penetrada se volvían más y más exquisitos los movimientos, no soportándolo más empecé a querer aumentar a un ritmo rápido. Como si leyera mi mente él tomó mis manos fuertemente y las coloco hacia atrás, de modo que no podía moverlas, y me embistió deliciosamente, haciéndome llegar al cielo inmediatamente una y muchas veces, siguió ese ritmo hasta que alcanzó su orgasmo. Colocó su cabeza en mis pechos mientras recuperaba el aliento, unos minutos después salió del jacuzzi.

Yo me quedé extrañada pensado ¿habré hecho algo mal? Salí del jacuzzi y fui envuelta por una toalla. Alcé mi mirada y lo vi sonriéndome.

—Ana Laura, quédate a dormir conmigo.

—No puedo —negué con la cabeza, muy a mi pesar —en mi casa me matan si lo hago.

—Entiendo, pero quiero llevarte a un lugar éste fin de semana.

—Tengo que pedir permiso.

—Haz lo que sea, pero ¿vayamos juntos sí?

Solo asentí con la cabeza.

—Por cierto, ¿te gustó el collar que te di?

—Sí, bastante. Muchas gracias.

—No notaste que en él está tu nombre y el mes.

Volteé el pequeño dije, de forma de una flor muy bella y ahí vi la inscripción.

"Ana Laura. Noviembre 2014"

Era sin duda un hermoso detalle, nos vestimos después y nos fuimos, yo iba nerviosa. Nos atrasamos un poco, así que iba tarde a casa. Solo ruego que mamá no peleé por esto.

Llegamos a mi casa y fruncí el ceño. Había muchos carros estacionados en la entrada de mi casa, es extraño, pues no había fiesta ni nada, Marco Antonio, se estacionó y me abrió la puerta para que saliera del carro y me besó muy dulcemente, me acompañó a la puerta de mi casa, cuando la puerta se abrió y salió mi prima Catalina.

—Ana Laura, hola prima.

—Hola Cata, buenas noches.

— ¿Eres tú Julio? —preguntó Marco Antonio.

—Si Marco Antonio, soy tú Julio y también prima de Ana Laura...

Vaya situación pensé. Luchando dentro de mí para contener el llanto.

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