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capitulo 2. Incidente

Fabio observa a su jefe seriamente mientras que este se sirve un trago y se lo bebe de inmediato, el traga saliva al mismo tiempo que frunce los labios.

—En fin, no me importa de donde las sacas, lo único que me interesa es que sigas trayendo carne fresca.

—Claro señor…

—¿Has encontrado el pedido que te he hecho?

El hombre se tensa y niega rápidamente… Vittorio lo observa con aquella típica mirada afilada y peligrosa.

—¿No? ¿acaso es muy difícil conseguir lo que te pedí? Pasado mañana será miércoles, ¿sabes lo que significa los miércoles en este lugar?

—por supuesto señor, lo sé muy bien. Pero no es tan fácil señor, es un asunto un poco complicado, a decir verdad.

—Me importa una mierda tus asuntos complicados, quiero ese pedido para mañana mismo y no quiero quejas ni excusas.

—Si señor.

—Ahora lárgate…—le ordena mientras que se bebe otro trago.

[…]

Bianca sonríe mientras que maneja su bicicleta para dirigirse a casa, la joven pedalea mientras que observa todo a su alrededor, intentaba ser precavida ya que la bicicleta no era suya y lo que menos deseaba era estropearla y tener que pagarla.

La joven frena de golpe al ver una pila de coches avanzar por una avenida muy transitada, no le gustaba meterse por esos lugares, pero era necesario para llegar más rápido a casa. Además, era más seguro.

Mientras que espera que los coches avancen la joven mira al frente sintiéndose deseosa por seguir avanzando.

Entre tanto Bianca espera, muchos carros avanzan apresurados, y entre muchos de esa pasa uno y dentro del interior de este una mirada se posa en ella muy rápidamente debido a la velocidad del auto. Sin embargo, no la siguen mirando más y el coche se pierde por la avenida.

Bianca al ver que ya era su turno de pasar, se pone en marcha y continua su recorrido a casa… se demora unos pocos minutos y finalmente llega. Sonríe al ver aquella pequeña casa casi en ruinas. En cuanto ingresa en la misma lo primero que ve es una sonrisa algo cansada.

—Niña linda, has llegado a casa.

—Abuela, ¿Qué haces fuera de la cama? —la joven besa la frente de su abuela con dulzura.

—Tu abuelo se ha dormido ya, pero yo me quede a esperarte para calentarte la comida.

—Yo me puedo encargar de eso perfectamente, recuerda que ya soy una mujer y tú no estás aquí para ayudarme, yo estoy para ayudarlos.

Desde que su madre murió por una sobre dosis, Bianca paso a ser cuidada por sus abuelos maternos, como nunca supo nada de su padre, sus abuelos se hicieron cargo de ella desde pequeña.

Y creyó que había sido lo mejor que le había pasado en la vida, recordaba poco de su madre, lo que más rememoraba de ella era que gritaba mucho y hacia muchas fiestas con personas horribles que ya ni recuerda.

Pero aquellos tiempos quedaron atrás ya que su vida era mucho mejor desde que sus abuelos la estaban cuidando, o bueno, ahora era ella quien los protegía y cuidaba de ellos. Como no trabajaban era ella quien había sacrificado su vida por ayudarlos.

Y no se arrepentía de nada, no tenía el mejor de los empleos, pero al menos ganaba buenas propinas para poder sustentar el día a día de sus abuelos. Lo más importante era que ellos tuvieran sus medicamentos.

—Ni hablar, si puedo hacer algo útil lo haré mientras pueda. Se que vienes muy cansada del trabajo, por lo menos déjame ayudarte en algo mi niña.

—Está bien abuela, hoy he ganado muchas propinas, mañana comprare muchas cosas antes de irme a trabajar.

—Te esfuerzas mucho —los ojos de la anciana se nublan de inmediato y ella automáticamente la abraza para impedir que llorase.

—Basta abuela, no quiero que te pongas triste por esto. Yo estoy bien.

La anciana asiente y palmea la espalda de su nieta.

—Te haré de cenar, tu ve a ducharte.

La joven rubia observa a su abuela caminar con pesar hacia la cocina y suspira, lo que ella daría porque sus abuelos estuvieran más cómodos y en un lugar mucho mejor que ese. Pero su madre había hecho un desmadre con su vida, y hasta la casa que tenías la perdió por culpa de los vicios.

Sus abuelos tuvieron que conservar su vieja casa para poder sobrevivir con una niña de 7 años. Los ojos de Bianca se nublan, pero ella niega, no era momento de ponerse melancólica. Si los tres estaban bien, todo estaría bien.

Sube al piso de arriba yendo directo al cuarto de su abuelo, al verlo dormir tranquilo en la cama sonríe de alivio que esa noche no estuviera quejándose por sus dolencias. Se encamina a su cuarto para ver únicamente una cama envejecida.

Camina hacia ella para sentarse en la misma, no era la más cómoda, pero prefería que sus abuelos durmieran cómodos. Ella era joven y podía soportarlo.

Después de comer una buena cena hecha por su abuela, Bianca se despide de la misma para dirigirse a su habitación. Al acostarse en la misma mira por la ventana abierta, su habitación era muy calurosa.

Cierra los ojos y piensa que el día siguiente iba a ser un mejor día.

[…]

—Vamos abuelo, sabes que debes tomar estos medicamentos para sus dolencias.

—Gastas tu dinero en estas tonterías, no debes comprar estas cosas, es tu dinero, úsalo y diviértete como una chica de tu edad —le dice el anciano enojado.

—Si, es mi dinero y lo gasto como quiero. Por eso he comprado tus medicinas, se que ya se agotaron.

Bianca deja la bolsa con las pastillas en la mesa mientras que pelea con su abuelo, siempre era el mismo problema con él. Pero debía entender que ella era feliz si ellos estaban a su lado.

—He comprado comida, así que estaremos bien por un par de días. Y con estas medicinas, no sentirás dolores por las noches —ella besa la frente de su abuelo, era gruñón, pero dulce —. Toma tus medicamentos y no hagas enojar a mi abuela.

—Haces mucho por nosotros, hija, nosotros ya estamos viejos.

—Y yo quiero que estén conmigo por mucho tiempo, ¿Qué podría hacer sin ustedes dos?

Ella les sonríe a ambos y luego mira la hora en su reloj.

—Debo ir a trabajar, se hace tarde.

[…]

—No la cargues de esa manera, la puedes lastimar y el señor Vittorio no quiere a un saco de carne todo lleno de hematomas.

—Ya lo se…

Fabian observa a sus empleados sacar el cuerpo de una joven rubia del coche. El hombre sonríe con malicia puesto que no sería degollado después de todo.

—¿Seguros que es virgen? —ambos hombres se miran a la cara mientras analizan la respuesta que deben dar —. ¿Qué pasa? ¿es o no es? —Fabián se enfurece.

Ellos dejan a la rubia sobre un sofá, este la observa detenidamente, la joven cumplía con las especificaciones de su jefe. Rubia, delgada y con cara de niña.

—Parece que lo es —levanta la mirada para ver a los idiotas —. ¿o no? ¿de dónde la sacaron? —baja la mirada para ver la vestimenta y frunce el ceño —. Mierda, ¿Qué demonios?

—Nos pidió una chica lo más rápido posible, fue lo único que se nos ocurrió. No encontramos en ningún otro lado.

Fabian frunce el ceño al darse cuenta de que sus empleados eran una bola de inútiles de mierda.

—Pero no tenían que secuestrar a una maldita estudiante de intercambio, maldita sea, ¿Qué diablos han hecho? —la señala con ambas manos.

—Ella cumple con las indicaciones que nos pidió, fue lo más rápido que hemos conseguido —Fabian niega mientras que mira a esa muchacha.

—No es mayor de edad, no lo es… no sirve si no es mayor de edad, el jefe no estará complacido con esto.

De pronto la joven comienza a reaccionar, Fabian se queda inmóvil al ver que esa chica despierta, luego levanta la mirada para ver a los idiotas que no hacían nada.

—Hagan algo pedazos de inútiles.

La rubia abre los ojos abruptamente al escuchar aquella voz que no conocía, y al mirar a su alrededor se percata de que estaba rodeada por tres hombres.

—¡Ahhhh! —grita ensordecidamente y al instante se pone en pie para salir corriendo.

—Agárrenla, no sean unos pendejos.

Los dos sujetos corren hacia ella para tomarla por la cintura, entre tanto la rubia pataleaba y lloraba como chiquilla. Aquello enfureció a Fabián, eso le pasaba por contratar a inútiles.

—¿Quiénes son ustedes? Déjenme ir, por favor, ¿Qué lugar es este? Por favor, por favor, mis padres pueden darle mucho dinero por mí, por favor.

—Señor…

—Ponla a dormir, no quiero escuchar sus estúpidos chillidos de niña.

En lo que el otro intenta colocarle el pañuelo en la cara para hacerla dormir la joven se percata y vuelve a forcejar abruptamente logrando liberarse de uno de sus captores, empuja al otro y sale corriendo lejos de los tres.

Fabian solo niega mientras que frota su rostro con impaciencia, sus empleados salen corriendo detrás de ella y uno de ellos la sujeta por la parte de abajo, la chica se tropieza y cae al suelo de frente pegando la frente del pavimento.

Luego de eso ya no se mueve más y el empleado de Fabian se queda sobre ella, pero al mirar que no se mueve se tranquiliza.

—Se ha desmayado —Fabian camina hacia ellos, pero nota algo en el suelo que lo hace fruncir el ceño.

—Mierda, la han arruinado.

Le dan la vuelta a la rubia y ven que su nariz estaba destrozada, su frente tenía un gran hematoma rojo que comenzaba a ponerse morado.

—Joder, está muerta —musita Fabian.

—Jefe ella se cayó y se golpeó. No ha sido mi culpa.

Fabian estaba furioso, porque ahora no tenía la encomienda prometida y encima un muerto del cual debía deshacerse.

—Recójanla, limpien y desháganse de esta chica cuantos antes. Luego busquen a la chica indicada y no quiero más muertos ni mucho menos errores.

Se da la vuelta dejando aquel lio a sus espaldas, pensó que eran una bola de inútiles. Sin embargo, los necesitaba para el trabajo.

—Van a tener que recompensar su error, o lo van a pagar con sus miserables vidas. Quiero a la rubia esta noche aquí, y tiene que ser una virgen o de lo contrario los castrare a ambos.

Los dos sujetos tragan saliva al mismo tiempo que se miran, luego ven a la muerta.

—¿Qué diablos vamos hacer con esta muerta?

—Ya no sirve de nada, regresémosla a su escuela. La dejamos tirada en cualquier parte y que sus padres se hagan cargo de ella —la cogen por las piernas y los brazos para regresarla al coche.

—¿Dónde vamos a conseguir a una virgen?

—No podemos ir a la escuela, es evidente que todas son unas niñas aún.

—¿Y qué vamos hacer? Si no conseguimos lo que el señor Vittorio quiere nos asesinara o peor aún, Fabian acabara con nosotros.

[…]

Esa noche, Bianca termino un poco más tarde de lo normal, pero al menos fue recompensada con buena propina que utilizaría para los ahorros que tenía. Deseaba mudarse a un mejor lugar con sus abuelos, un lugar más decente.

La joven maneja la bicicleta con precaución, a esa hora aun había muchos coches en la calle. Pasa con su bici cuando la luz se lo permite mientras que los autos se encontraban detenidos por la luz roja.

Pero mientras que ella maneja distraída, dos pares de ojos la ven pasar de un lado para el otro. Luego ellos se miran a la cara y asienten.

En lo que la luz cambia, el coche gira en la misma dirección en la que Bianca se encamina, manejan a una distancia prudente de ella entre tanto la observan.

—Creo que encaja perfectamente.

—Debe ser mayor, es muy tarde y aún está afuera en la calle.

—¿Y si no es virgen?

—Compensara el asesinato de la otra, evitara que nos quiten la cabeza o nos frían en aceite.

El chófer asiente rápidamente.

La ven detenerse en un cambio de luz.

—La cogeremos en la próxima, es más solitario.

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