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Capítulo 4

TÍTULO: DESTROZADA POR DENTRO Y POR FUERA.

Amara.

Después de que él me llamará a la cama y yo no fuera, lo vi levantarse y venir.

Él me arrojó a la cama, quitó solo la ropa de su parte baja, abrió mis piernas a la fuerza y cuando menos lo pensé, sentí un dolor, él estaba entrando en mi interior, sentí una presión que me desarmaba, su miembro solo entró en parte, pero en la segunda embestida que me dio sentí como mi cuerpo se desgarraba, el dolor era agudo, creí que podría soportar esta tortura por el bien de Dionisio, pero fue imposible, lo insulté a gritos, pero mis palabras parecían no ser escuchadas, aguanté la asquerosa sensación de tenerlo sobre mí, de tenerlo dentro de mí.

Mis lágrimas caían sin contención, mi cuerpo, mi alma y mi corazón estaban siendo destruidos sin compasión.

Lo soporté un rato, hasta que sentí un fluido tibio dentro de mí, y luego el tipo salió de mi cuerpo, se acostó a mi lado dándome la espalda y me dejó claro que esto no había terminado, que aún seguiría.

Yo me acurruqué y abracé mis piernas. Su respiración pesada se podía oír, lo observé y estaba dormido, rogué que no despertara, no lo quería nuevamente sobre mi cuerpo, me daba mucho asco.

Pasó un largo tiempo, él seguía dormido. Me levanté de la cama y fui al baño, encendí la ducha y me quedé debajo del agua. Me sentía sucia, fregué mi cuerpo con fuerza, quería limpiar toda la suciedad que ese hombre despreciable dejó en mí, pero la puerta se abrió de golpe. Ese maldito se quedó observándome, él estaba desnudo. Di vuelta la mirada, no quería verlo, solo quería que se fuera.

Aleksander --- Vamos a la cama.

Amara —No quiero, por favor, no —Pedi con  voz baja, pero el tipo me levantó en los brazos y me llevó de regreso a la cama.

Me arrojó como si fuera un costal de papas y se tiró sobre mí.

Sentí su boca en mis pechos, su saliva los humedecía, y su mano bajó a mi intimidad. Sentí un fuerte dolor, sus movimientos dentro mío fueron bruscos.

Luego de unos minutos, apoyo su frente en la mía, y nuestras miradas quedaron fijamente entrelazadas. Me quedé dura al sentir sus labios en los míos; en toda la noche fue la única vez que me besó.

Su aliento olía a whisky mezclado con cigarros, y cuándo menos lo esperé, él se movía en mí interior, haciéndome largar un grito de dolor, él entró nuevamente su miembro en mí, y mí gritó fue un grito mudo, porque sus labios aún cubrían los míos, sus movimientos eran rápidos y fuertes, lo sentía muy profundo, sus caderas eran más anchas que las mías, y me obligaba a tener las piernas demasiado separadas. Mí cuerpo era como el de un cadáver, solo me quedé quieta mientras él, hacía lo que quería.

Fue una noche muy larga, parecía no cansarse, mí cuerpo ya no tenía fuerzas. Pero respiré al sentir su fluido en mis piernas; al parecer, ya había terminado.

Este se levantó un tanto brusco, se sentó en la cama y abrió el cajón de la mesa de luz, acción que me pareció rara.

Aleksander---Tómalas, esto va a prevenir un embarazo.

--Recuerda que eres una prostituta, mí prostituta, y no queremos un accidente. --Dijo extendiendo su mano con un frasco de pastillas, las cuales ingerí de inmediato.

Esta noche fue mí primera vez, nunca antes había tenido sexo, pero sabía muy bien que el fluido que ese maldito dejó en mí interior podría terminar de arruinar mi vida.

Aleksander --- ve a bañarte.--- ordenó con voz fría y dura, asentí y fui al baño, me duché, lavé lo mejor que pude mí débil cuerpo lleno de moretones, y marcas de mordidas que él dejó en mí, al estar fuera, lo vi salir del otro baño, él estaba vestido con su elegante y fino traje listo para marcharse, pero antes de salir me arrojó un manojo de billetes, los cuales ignoré por completo.

No pude evitar mirar hacia la cama, las blancas sábanas de seda estaban manchadas con la que una vez fue mí inocencia. Me dejé caer al suelo, y volví mí mirada al dinero.

Grité, grité fuerte, para qué carajos querría dinero. Lo levanté con odio y estaba a punto de romperlos, pero en ese momento entró Svetlana.

En cuanto Svetlana me vio a punto de romper el dinero, llegó a mi lado de una sola zancada y quitó el dinero de mis manos.

Svetlana —¿Estás loca? ¿Sabes con cuántos hombres debes acostarte para tener una propina tan grande como esta?

Ya no eres virgen, niña tonta, ya no vales nada, y los hombres que te lleven a la cama no pagarán mucho por ti, una suma como esta, solo la consigues una sola vez.

Amara — Quédatelo, para qué demonios quiero dinero, si no puedo irme de aquí. Solamente son papeles sin valor, no sirven de nada.

Svetlana ---No seas estúpida, yo no tuve la suerte que tuviste tú, a mí...

--A mí me quitó la inocencia un viejo gordo, feo y repugnante. 

--Tú fuiste elegida por Aleksander Kovalenko. Un hombre de tan solo 28 años,  guapo, de buena figura, y eso no sucederá siempre.

--Él eligió una sola vez a una chica como tú. Su nombre es Elena, una chica rusa.

--¿Y sabes qué?

--Él la sacó de esta vida de mierda, pero ella lo traicionó, y ahora él te eligió a ti.

--No hagas la misma estupidez que cometió ella. Después de perderlo todo, Elena volvió aquí, trabaja como cualquiera de ustedes, pero Aleksander no ha vuelto a elegirla.

--Usa la cabeza, y cuando menos quieras pensarlo, estarás lejos de aquí.

Amara--- ¿Y tú por qué sigues aquí?

--¿Por qué no te marchas?

Svetlana —¿Por qué crees? Yo no tuve la oportunidad que Elena y tú tuvieron, no tuve más opción que convertirme en la ladina de Dimitri para conseguir que ningún otro hombre me tocara.

--Pero tú estás a tiempo, solo consiéntelo cuando él te busqué, no te resistas — Al decir esas últimas palabras, Svetlana dejó el dinero en mis manos y salió de la habitación. Sentí pena por ella, por lo poco que supe, ella está aquí desde que tenía 15 años. Ella aún es una mujer bella, pero su rostro me reflejó que es más desdichada que yo.

Me quedé sentada en el suelo pensando.

¿Debería seducir a ese tipo para salir de aquí?

¿Debería venderme a él?

Dimitri---Ven aquí, tienes otro cliente.

Amara —No, no, no quiero, me duele el cuerpo, ni siquiera me puedo parar sin tambalearme, por favor, no me obligues.

Dimitri ---Recuerda lo que te dije, aquí solo eres una prostituta más, y vas a atender a todos los hombres que quieran tenerte. --Al terminar de decirme eso, me levantó del suelo jalando de mi brazo, pero yo no mentí, mí cuerpo dolía, y mucho.

Pero me llevó fuera de la habitación, yo solo vestía una bata de baño, y no tenía nada debajo de ella.

Dimitri me llevó a rastras hasta llegar a una mesa, en la cual había un hombre joven y una mujer de la misma edad o tal vez 2 años más joven, pero no era una chica de aquí, ella vestía ropas finas y una copa de champán en la mano.

Dimitri ---Esta es la nueva diabla, solo tiene una usada, aún está fresca, y lista para ir a tu cama.--Menciono este, mientras el hombre joven me miró con lujuria en los ojos, y la mujer observaba mi apariencia desaliñada, y yo, yo no sabía qué esperar de todo esto.

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