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Los Leggio

—¿Se puede saber que estabas haciendo donde esa señorita— Demian, el mayor de los Leggio increpa a su hermano

—Llevo varios días viéndola, la verdad siento que puede ser un buen prospecto—

—¿Un buen prospecto para qué?

—¿Y a ti que te importa Demian? Yo decido que hacer con las mujeres que me encuentro—

—Si piensas que es una mujer apta para trabajar con nosotros, estas equivocado, es muy simple, no tiene cirugías, y mucho menos la actitud— Demian le habla con sarcasmo a su hermano, ambos pertenecían a la familia de mafiosos más temida de la ciudad, se encargaban del más grande negocio de lavado de dinero, pero en especial Gregory, con tan solo 27 años había tomado el control de gran parte de los negocios de su padre, Gilbert Leggio, aprovechando así el poder que tenía para ser un controlador, mujeriego y enfermizo, todas las mujeres que caían en sus redes se habían convertido en sus esclavas sexuales, la mayoría lo hacían por dinero, pues una de las fantasías que Gregory disfrutaba, era que todas las mujeres que querían estar con él debían someterse a una serie de pruebas, entre ellas estaba acostarse con otros hombres, eso le daba real placer.

Por su parte Demian, era el contador de la organización, el inteligente y prudente de los hermanos, la cara buena de los mafiosos, ya que, gracias a su inminente participación, jamás la policía lograba demostrar algo ilícito en contra de los Leggio, cosa que aprovecharon para llenar sus arcas de dinero ilegal.

Gregory era un obsesionado por las mujeres, y cuando una de ella se convertía en su objetivo, no podía escapar, pues de cualquier manera hacía que ella sucumbiera a sus anhelos, si tenía que acudir a la fuerza lo hacía, pues no tenía el más mínimo respeto por lo que se llama, libre albedrío; y Elizabeth Graham, se había convertido en su pequeña nueva obsesión, y aunque en el primer intento había escapado de él, no escatimaría un solo esfuerzo para hacerla suya.

—A mí no me importa que ella no este apta físicamente para trabajar en la organización, tal vez no la quiera para eso— Gregory suelta fuertemente una pesa que estaba cargando, sus pupilas se oscurecieron, y se imaginó de inmediato todo lo que tenía planeado hacer con ella.

—no te lo niego es una chica muy hermosa, pero se ve que no es como las demás, aquí la que quiere dinero es la que se acerca a ti, la que no, es evidente que tu no le interesas, todo el mundo sabe gracias a tus actos, que eres un buen suggar daddy—

—Deja de hablar tantas estupideces Demian, que tu no gustes de las mujeres, no quiere decir que yo sea el estúpido que tú dices—

—No soy gay, solamente no soy un mujeriego como tú—

Ambos se quedan discutiendo sobre sus preferencias con las mujeres, finalizando su rutina, salen directo para su mansión, que era como su centro de negocios, para los hermanos Leggio era más fácil andar por la ciudad, pues estaban protegidos por más de 15 guardaespaldas y usaban solamente carros blindados y su organización era la más temida de todas por sus atroces crímenes, y aunque en los últimos años, la nueva generación de los Leggio se había dedicado solamente al lavado de dinero, dejando de un lado los asesinatos, y los delitos atroces, todo el mundo seguía guardando un respeto impoluto por ellos.

—Quiero saber quién es esa mujer Demian, y necesito que me ayudes a averiguar desde tu laptop, con todos tus sistemas de información te queda muy fácil averiguar su procedencia— Gregory le pide a su hermano, mientras este está frente a su computador trabajando

—No es así de sencillo, eso sería invasión a la privacidad—

—Somos delincuentes, un delito más, uno menos, muévete, mira la lista de las inscripciones recientes del gimnasio, de unas dos semanas para acá, ella es nueva—

—¿Cómo sabes eso—

—Ay eso no importa ¿vas a ayudarme, si o no— Gregory le ofrece una copa de licor a su hermano, pero él se la rechaza, ambos eran completamente dos polos opuestos, en muchas ocasiones Demian le hubiera gustado no haber sido parte de la organización de su padre

—Dame unos 20 minutos y te cuento, pero déjame solo, no puedo concentrarme con tu olor a alcohol, largo de aquí—

Gregory sale y se sienta en su gran sillón de cuero, mientras una mujer le sirve otra copa de vino y le hace un masaje, era su empleada doméstica personal, hacia que ella se vistiera con una diminuta tanga y un par de flores que solo tapaban sus pezones, estaba completamente operada, sus senos eran gigantes, y sus caderas habían pasado por el quirófano un par de veces a petición de su jefe.

—Delphi, siento que no puedo seguir recibiendo masajes de tu parte si no te quitas esas malditas uñas, me estás haciendo enojar—

—pero señor, usted mismo me ordeno que debía poner mis uñas largas y decoradas para mostrar más elegancia a la hora de atenderlo

—Tienes 10 minutos para que te quites esas malditas cosas de las manos, ¡Pero ya! O recibirás un castigo— Delphi sale corriendo desnuda por la sala de su señor hacia la cocina, buscaría ayuda para cumplir con lo que él le había pedido, mientras tanto Gregory no dejaba de pensar en Elizabeth, aunque la había visto solamente unos días, se imaginaba los cambios que haría en su figura y el momento de hacerla suya, dentro de su interior una obsesión estaba apareciendo y no se quedaría con eso, así que va de nuevo al estudio de Demian por información.

—¿Qué averiguaste?

—No fue difícil, es una figura casi publica, pero de las buenas, es la directora del periódico local, y esposa de un abogado hijo de un político , lo que tengas planeado no puedes hacerlo, es una mujer de familia, con un esposo y una hija— Demian habia logrado acceder a sus redes sociales, y en el perfil de Elizabeth habían demasiadas fotos y publicaciones familiares, y aunque de momento Gregory sintió algo de ira, porque eso podía ponerse como obstáculo en su objetivo, respiro profundo y se mentalizo en que eso hacia más interesante a su próxima presa.

A partir de ese momento Gregory Leggio se convertiría en la pesadilla de Elizabeth Graham.

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