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CAPITULO 4

El maestro entró y todos guardaron silencio, después de llamar la asistencia se percató de mí y me pidió que me presentara, realmente no quería ni siquiera hablar sin embargo me levante de la silla y suspirando me presente.

- Mia Mirza García.

- Mia, mucho gusto y cuántos años tienes de que escuela vienes. Di algo referente.

Mierda.

- 17 años, mi escuela antigua es una de por ahí, listo me puedo sentar. - pedí y el maestro asintió sorprendido varios se me quedaron viendo, quise reírme, pero no lo hice. La clase fue aburrida lo mismo de siempre álgebra, lengua, idiomas estaba harta quería que ya pasaran las horas, pero no, aún faltaban 3 interminables horas. Luego que el docente salió a su hora libre los estudiantes empezaron a arrojar papeles y hasta hablar entre gritos un chico Rubio se me acerco y me quito la pluma.

- Oye nena eres muy bella, serán tus ojos naturales, tu cabello es hermoso ni decir de tu cuerpo es una escultura fascinante. Qué tal si salimos a conocernos soy el más guapo y buena persona, bueno Xavier es el más guapo y atractivo desde la primaria si aceptas una noche puedo salvarte el pellejo.

Bla bla bla, me tenía mareada este Rubio cara de muerto viviente.

- Ya terminaste de gastar saliva.

- Uhhh te ha callado la jeta esta pequeña niña- dijo uno de los chicos que observaba la escena.

Suspirando me levante de la silla, pero antes de salir el chico rostro de muerto me tomo del brazo, lo mire mal y apunto de propinarle una bofetada.

- ¿Qué mierdas te crees?

- La mierda que cagas no, pero si esta mierda- dije metiéndole un puñetazo en su bonito rostro. Me soltó y se cubrió la nariz, todos me miraron sin ninguno comentar nada, coloqué mi bolso sobre mi hombro y salí de la maldita sección. Que se creían que soy, una dejadota que cualquier tipejo pueda joder sin conocerme, es el colmo que me vean como una debilucha o algún tuco de carne para devorar.

Me senté en una banca alejada de los demás, observé mi mano y enojada me la retorcía, tenía ganas de golpear al primero que me joda la existencia.

Levante la mirada al sentir la penetrante mirada del tal Xavier, sus ojos eran indescriptibles era como si quería decirme algo y seguro alguna amenaza. Levante mi cabeza y con arrogancia me reí, y Negué sin dejar de verlo. Algo molesto empezó a caminar en mi dirección y sin percatarme ya lo tenía frente de mí, observándome con molestia y arrogancia., el coloca una de sus manos sobre mi brazo derecho, intentando intimidarme o hacerme sentir miedo, cosa que dudo eso suceda.

- A qué viene tu burla, me ves que estoy riendo contigo- espeto apretando los dientes.

- A qué viene esa miradita amenazante, me ves jugando contigo. - Ambos teníamos esa mirada en común, ardía mirarlo y sé que él sentía lo mismo, porque sus ojos me perforaban como si deseaba aniquilarme.

- Ándate con cuidado niña, es mejor que no me provoques. - Replico soltándome con brusquedad.

- Vaya el chico malo o el chico que solo aparenta darle miedo a una mujer.

- Estas Jugando con fuego, luego no te vayas a quemar muñeca, soy gasolina y puedo encenderte rápidamente.

- Estas jugando con hielo no te vayas a congelar. - Mi comentario provocó que se molestara aún más ya que apretó los puños y golpeo con fuerzas hacia la banca de concreto, quizás pensó que me movería sin embargo no lo hice y eso hizo verme con sorpresa.

- ¿Quién eres? -Inquirió queriendo respuesta inmediata.

- No deseas saberlo, te puede ir muy mal.

- Lo dudo que me pueda ir mal. - Chisté los dientes me senté en la banca y Crucé las piernas.

- Digamos que solo una chica normal que no le teme ni al mismísimo diablo así que no quieras intimidarme que no te servirá, mejor ten cuidado con quien estas tratando de jugar,

-Eres una chica tan terca. Eres la primera que no me teme, la primera que me llevo la contraria y la primera que me...

Lo quede mirando al ver que se quedó callado.

- Uhm ya te entiendo, eres de aquellos que piensa que toda chica debe ser su títere, estas muy pero muy equivocado, si eso piensas. - me levante de la banca y acercándome unos centímetros toque su tatuaje que estaba marcada en su pecho era una fecha no puede observarla bien, pero lo era, trace una línea en su moldeado pecho, el me miro de reojo- No todas somos débiles, por ejemplo, yo soy el doble que tú, no me dejo manipular ni intimidar por ningún sujeto

Sonreí de lado y lo dejé ahí de pies mirándome de una manera indescriptible.

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