CAPITULO 5
Xavier.
Llegué a casa y lo primero que hice fue entrar a mi habitación, fue un día de mierda. Tapé mi rostro y sonreí como un idiota, jamás en mi puta vida había conocido una chica tan retorcida como esa niña. Su mirada era tan fría e intimidante, así como el mío, sus ojos verdes eran como un diamante Esmeralda.
No me tuvo miedo para nada, cuando llegué a la escuela me sentía desganado y ver que ella estaba ahí me sorprendió, nunca nadie se sentaba en mi escritorio me molestaba eso, quise hacerla pasar un mal momento sin embargo ella me lo hizo pasar a mí. Su seriedad era tan única su mirada era hipnotizante, quise tocarla para sentir esa piel tan pálida quería saber si era real, cuando toco mi tatuaje quise enojarme, pero sus dedos eran tan fríos y tan suaves, su forma de hablar era angelical y a la vez decía cosas con sarcasmos. No podía creer lo que había pasado el día de hoy esa chica me reto en todo el sentido. Mi sonrisa no se borró en toda la noche, pero era inevitable no sentirme así. Deje de lado a la chica de porcelana y baje a hacer mi cena, busque en la mantenedora lo necesario para preparar mi cena, Alimentos sanos más que todo, Yogurt y pan tostado y huevos revueltos con mucho limón y ajos molidos. Prendí el pequeño parlante y con mi móvil prendí una música de Tokio hotel. Bailaba mientras cocinaba, terminado me senté en mi pequeña mesa cené tranquilamente. Mi móvil empezó a sonar con una llamada entrante de mi madrasta sin querer acepte.
- ¿Cómo esta hijo?
-Bien Graciela, muy bien, dime para que has llamado.
- Tu tan tú, ya está tu depósito mensual.
- Orales.
- Esta incluido lo de tu despensa, ya sabes terminando la secundaria te vienes a Londres.
-Está empezando el año Graciela, dile a tu verdugo que por ahora me deje en paz. Hasta luego -Antes que ella dijera algo más, Colgué la llamada.
Mire mi cena ya hastiado. La tire al desecho. Cepille mis dientes y deje todo en orden.
Camine por la sala y mire todos los cuadros colgados en la pared de mármol, ellos son mi compañía, parecía una galería que una casa. Vivo solo en una inmensa casa los únicos que me acompañan son mi pitbull y mis dos gatos ellos son lo único juntos a lo que decoraba esta inmensa casa. Entre a mi habitación y quitándome toda la ropa decido en tomar un baño, cerré los ojos por un lapso de segundo y eso fue solo para ver a esos ojos verdes Esmeralda y esa piel de porcelana tan delicado como un cristal.
Vaya la niña arrogante está tratando de fastidiarme hasta cerrando los ojos.
Desperté aturdido como casi siempre, me mire al espejo y note mi mejilla resaltarse de ese rojizo nuevamente está apareciendo, necesito tomar los medicamentos que me han recetado. Ya listo dejo todo en orden, bajo a la cocina y le llevo alimento a mis cachorros Eta y Iota son como dos Huracanes feroces. Miro a mis gatos y les dejo su atún listo, ambos son hembra Kira y Katy son los nombres que les he puesto. En fin, terminando todo salgo de casa a toda prisa en mi moto color negro. Llego al ostentoso colegio y aparco en el estacionamiento, dejo a un lado el casco y veo en dirección que varias chicas ven. La muñequita baja de un lujoso coche, pero antes le tira un beso al chico que maneja, orales tiene novio, camina como si pisar el suelo fuera algo delicado. Se nota lo delicada que es, con tan solo observar su atuendo su forma de vestir y su comportamiento. Eso quiere decir que es una hija de mami y de papi, ignorando eso decido entrar al aula de clases y empieza mi juego.
Mis compañeros me ven como siempre como si yo fuera el más malo y eso es bueno diría yo, algunas chicas se me acercan ofreciéndome una que otras bebidas de las más caras sin embargo no acepto ni uno. Al instante la muñequita hace su entrada y nuevamente las chicas la ven con ojos malos y con arrogancia y los chicos embobados la mayoría, incluyendo a mi mejor amigo Bratt.
—Oh vaya, entonces te has cogido el escritorio, deberías escribir tu nombre en ella. — La mire y su belleza era tan natural y tan jodidamente sexy y arrogante a como es ella.
—¿Estás hablando conmigo? —Pregunte irritado, ella solo me miro y con autosuficiencia se sentó encima de mí, sorprendiendo y haciendo que mis compañeros exclamaran una mierda.
—Si no te mueves me quedo aquí y juro que lo hare.
Esta niña me estaba sacando de quicio como es capaz de hacer esto. Tratando de no alterarme decidí bajarla y colocar una silla al lado del escritorio.
—Te las veras conmigo pequeña diabla.
Me sonrió falsamente y se sentó con aires de grandeza. Wau es increíble ya dos veces y la tercera será la vencida.
—Tu amenaza se me mete por el culo—Espetó mirándome con maldad. Esta niña necesitaba una buena lección y se lo daré.
—Estas equivocada no es amenaza es una advertencia. —Se encogió de hombros ignorando lo que dije.
La maestra Clara entro a dar su clase de teoría, pero antes de eso capto a la odiosa chica. Mirándome como suele pregunto si no había otro escritorio.
—Profe al parecer la chica nueva es algo especial— Respondió Carol mirando mal a la chica.
—Uhm es verdad eso niña.
—Mi nombre es Mia, y digamos que soy algo caprichosa y este escritorio me fascinó.
Aja si como no.
—Pues eso esta mal porque el escritorio es personal el joven Xavier desde que entro a clases lo ha usado.
—Oh pues me importa poco eso y creo que pierde el tiempo debería mejor impartir su clase y dejar lo del escritorio.
Esto es el colmo con esta niña.
—¿Está usted tuteándome? — inquirió ya molesta la docente.
—Digamos que está perdiendo el tiempo vine a estudiar no a perder mi tiempo.