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Capítulo 2

- ¿llegaste? -le pregunto a Lucio.

-Mi señor, hay un problema, la chica no está en su casa, Yoselin dijo que estaba en su habitación, pero fui y no estaba, seguro la chica me escucho hablar-

-Maldición, sois unos ineptos, no sabéis hacer las cosas bien ni siquiera una cosa bien- estoy furioso.

-señor, la encontraremos...

-no hagáis nada, tendré que hacerlo yo mismo-

No lo deje añadir nada más porque colgué el teléfono, tendré que ir a buscarla yo mismo.

Llevo dos horas aquí metida y me está entrando hambre, ese hombre sigue buscándome acompañado de otros tres hombres más, han estado buscándome por la zona pero no me han encontrado.

Vaya cumpleaños aquí escondida pudiendo estar con mi hermano, ahora entiendo porque mi madre dijo que me iba a hacer falta la suerte, ella sabía lo que iba a pasar.

Miro por la ventana y veo como ese hombre les hace una señal a los otros para retirarse, espero cinco minutos y empiezo a moverme para salir de aquí e ir a mi casa, necesito que mi madre me explique qué está pasando.

Salgo con cuidado de la casa mirando hacia los lados por si no se han ido todavía y corro hacia mi casa, subo por el mismo árbol y salto hacia la ventana de mi habitación.

********

En el momento que colgué salí por la puerta, no iba a esperar a que vinieran y me pusieran más excusas.

Menos mal que estaba cerca pero cuando la encuentre nos iremos lejos. Llegue justo a tiempo viéndola saltar un árbol y metiéndose por la ventana la que supongo será su habitación, también entiendo porque no la habían encontrado, ese colgante es mágico y oculta el olor a los vampiros, pero no importa ya la he encontrado y no escapara de mi tan fácilmente.

Estando en mi habitación me doy cuenta de que no han tocado nada así que bajo despacio las escaleras y encuentro a mi madre dando vueltas por el comedor.

- ¿mama? -ella me mira y se relaja.

- ¿Dónde estabas niña? -me dice furiosa.

-estaba fuera... ¿Quién era ese hombre? -le pregunté, ella se sorprende.

-no sé de quién hablas, sube a tu habitación, estas castigada.

-pero... -no termine de hablar por que tocaron la puerta.

No era un hombre era un bombón, dios era tan bello con esos ojos celestes que hacía que te perdieras en ellos y ese pelo negro tan bien peinado.

Abrí la puerta despacio.

- ¿Quién... eres? - pregunte con timidez, la verdad me intimidaba su mirada.

-¿primero un "hola" no crees?-dios me derretía al escuchar esa hermosa voz pero como podía ser tan perfecto.

-Hola, ¿Quién eres y que haces en mi casa? -le dije intentando no atragantarme con las palabras.

-Hola, soy Damián y vengo a llevarte conmigo-me sorprendí con la confesión.

No puedo creer lo que ha dicho seguro este chico es muy bromista.

- ¿estás de broma, ¿verdad? -empezó a reírse.

El giro la cabeza hacia un lado para ver quién estaba detrás de mí.

-Yoselin puedo pasar? -mi madre lo miro y dijo.

-sí, puede pasar-me di la vuelta para mirarla.

- ¿mamá que haces, porque le dejas entrar? -mi madre se había vuelto loca.

El me aparto suavemente para entrar en casa pero yo no iba a permitirlo.

-vete de mi casa o llamo a la policía-se empezó a reír de nuevo.

- ¿crees que me da miedo la policía?, además no pienso irme sin ti, así que recoge tus cosas.

- ¿y tú crees que me voy a ir contigo?, ni en sueños.

- ¿prefieres quedarte aquí con una madre y un hermano que no son tuyos? -mi cuerpo se paralizo al oír eso.

- ¿te has vuelto loco?, ¿Por qué dijiste eso? -

-porque es la verdad, si no me crees pregúntaselo a Yoselin aquí presente- yo me gire a ver la cara de mi madre con el temor de que fuera verdad lo que había dicho.

- ¿eso es...verdad? - le pregunte con miedo.

Ella asintió, y note como lagrimas salían de mis ojos.

-no somos nada tuyo, no somos tu familia, así que vete-esas palabras me habían dolido mucho, sé que nunca me ha tratado bien y ahora entiendo por qué.

-ahora que sabes la verdad no tienes más remedio que venirte conmigo-suspire despacio intentando aguantar las ganas de llorar, limpie las lágrimas que se habían escapado y subí a mi habitación a recoger lo poco que tenía.

Me siento como si toda mi vida fuera una mentira como en una pesadilla que no acaba nunca, no tengo a donde ir, no sé quién es mi familia así que iré con él. Ha sido el único que me ha dicho la verdad.

Mientras la chica está recogiendo sus cosas llamo a Lucio.

-Amo, ¿Dónde está? -

-tengo a la chica, quiero que vayas hacia la casa de verano y la tengas lista para cuando lleguemos-

-entendido –cuelgo el teléfono y miro a Yoselin.

Ella solo está sentada y mirando al suelo, desvío la mirada hacia las escaleras y veo como baja Danira.

Noto que ha estado llorando, su semblante es serio se nota que está dolida.

Pasa al lado de Yoselin y le dice que cuide de Evans.

-vamos, nos espera un largo camino- ella asiente con la cabeza.

Abro la puerta y salimos fuera, ella mira al cielo y suspira.

- ¿a dónde iremos?

-a un lugar mejor que este- le digo sonriendo.

Ella aparta la mirada y nos montamos en mi coche, nos espera un viaje largo pero merecerá la pena.

Llevamos un rato en el camino y no he dicho ni una sola palabra, estoy asimilando todo lo que ha pasado pero tengo curiosidad por saber por qué tanto interés en llevarme con él.

- ¿por qué quieres que me vaya contigo? -le pregunto mirándolo, el sigue con los ojos en la carretera.

-bueno básicamente porque me perteneces desde que naciste- fruncí el ceño al oír eso.

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