Haciendo Memoria
El hombre fornido por dentro de la ducha conmigo. ¡Sin lugar a duda me estaba volviendo loca desde un principio y me hacia vibrar de emociones considerablemente fuertes y llenas de satisfacción de las que no considerar llegar a sentir de nuevo! o ¡Cuando mínimo por primera vez de una forma excepcional y ardiente como lo soñé en algún instante cercano de mi deseo!
En algunas ocasiones me llegaba a preguntar mientras cursaba la carrera de Psicología especializada en sexología. ¿Cómo era posible que hubiese llegado a afrontar esta repentina adicción al deseo carnal? Suena muy aberrante decirlo o pronunciarlo de esa manera. ¡Maxime cuando se proviene de una familia de valores y adinerada como era mi caso específico!
Pero entonces confirmé y afirmé que no importaba a que clase de familia perteneces o de donde vienes en especifico para desarrollar adicciones de cualquier clase, por lo regular tenemos la tendencia de llamar psicópatas o gente morbosa a aquellas personas que lidian con ese tipo de ansiedad o trastorno hacia el deseo carnal. Sin tomar en cuenta que detrás de cada persona existe un trauma o impulso que fue provocado por algún problema en la niñez o incluso en etapa de adolescencia que es cuando con más frecuencia suele ocurrir.
Pero de momento estaba lidiando con el problema de la ninfomanía sin haber llegado a ello todavía, debido a que antes de conocer al hombre moreno de un increíble cuerpo cavernoso y todos los atributos conocidos durante esa noche, solo me satisfacía con aquellos juguetes que se encontraban de moda. ¡Incluso a escondidas y con cierto temor a ser descubierta por los repartidores! Suplicaba al vendedor que ocultara el paquete de una forma diferente para evitar la pena o la vergüenza ajena.
En una ocasión, cuando aún vivía en casa con mis padres, ellos en lo particular se movían constantemente, pero en esa ocasión viviendo en Míchigan. Consultando una página en internet me llamo considerablemente la atención un consolador de color natural y con un considerable tamaño. ¡Entonces estudiaba cerca de casa por lo que la universidad no era un problema!
Dando la dirección de la residencia de mis padres para recibirlo en persona, dejando específicamente en el mensaje. “De no ser específicamente mi persona que recibiera el paquete, no debían entregarlo” Algo que lamentablemente no sucedió de esa manera en específico.
Mi madre solía ser muy curiosa en todo lo que se encontraba envuelto, por lo que el hecho de recibir algo en su presencia era sinónimo de abrirlo delante de ella, así que era una total vergüenza tener que escuchar a mi madre hablar sobre sexualidad porque en nuestra familia esos temas se trataban con el psicólogo sexual de la familia.
Entonces como comprenderán nunca recibí de parte de mi madre una charla de sexualidad humana como debió haber sucedido. ¡Hasta ese día! ¿No fue precisamente una charla de madre e hija específicamente oh si? dependiendo de que lado se tome la verdad, pero lo cierto es que mi madre ese día por cuestiones del destino recibió el paquete y el mensajero no se tomó la molestia de leer las instrucciones o quizás le dio pereza regresar tras no encontrarme en casa.
La sorpresa fue cuando ingresé a la residencia después de la universidad y dejando el auto casi que desesperado por un servicio mecánico. Ingresé a mi habitación por la parte de atrás de la residencia, pero mi madre se encontraba esperándome tranquilamente en mi sala privada con una taza de café en su mano. Entonces pensé, ¡esto no es nada bueno!
Definitivamente no era algo bueno en lo absoluto, pero con un gesto hacia mi madre le pregunté de inmediato con incertidumbre a pesar que temía lo peor. —¿Qué haces aquí madre? ¿Por qué esa situación sospechosa e incomoda de verme y esperarme en mi habitación sin mi consentimiento? ¿si sabes que establecimos reglas de privacidad verdad?
Mi madre como era estricta y muy seria en cuanto a confrontarme, tomó el paquete entre sus manos, entonces supe de qué se trataba todo el asunto del cual me temía.
Con el paquete del consolador en su mano se levantó y preguntó con ira en sus ojos. —¿Podrías explicar el porqué de esta porquería en mi casa? ¿En donde has dejado tus valores y clases de educación? Considero que no estas en edad para andar siquiera pensando en novios o en darte satisfacción con estos artefactos. ¡Es insólito y vergonzoso este tipo de situaciones! ¿Qué dirán nuestras amistades de esto?
Mi reacciono fue inmediata y respondí. —¡No tendrían que decir nada, porque no deben de saberlo a menos que salgas de chismosa a contárselos! Además, madre. ¿Qué este acaso no es mi cuerpo? ¡Si así lo deseo puedo introducirme un árbol! ¿Quién te recrimina por acostarte con mi padre todas las noches y tener que soportar tus gritos desgarradores? Que, en lugar de escuchar satisfacción, se escucha como que estuvieras penando y das hasta lastima.
No fue entonces que me dejó una fuerte cachetada por mi atrevimiento en ese instante. Sé que me sobrepasé con mi madre en decirle algo como eso, pero la verdad es que me molestó el hecho que recibiera mi paquete y encima de ello me recriminara por el asunto, no hice nada al respecto y ella solo se llevó el paquete para luego tirarlo a la basura. ¡Al menos eso fue lo que imaginé!
Luego de lo acontecido con mi madre, estuve asistiendo a varias citas con el Psicólogo, pero este me hacía sentir incomoda en la manera que me veía y trataba. ¿Entonces porque esa situación solo tendría que ser justificada en los hombres y en las mujeres recriminadas?
Es el típico dicho. “Ellos son hombres” claro y nosotras somos mujeres. ¿Cuál es la maldita diferencia? ¿Acaso nosotras no tenemos derecho al sexo y demás circunstancias que nos ofrece la vida? Las mujeres no servimos solo para reproducir a la raza humana, eso debería de entenderse de una buena vez, nosotras también tenemos derecho a sentir, amar y desear sin medida y escrúpulos a una persona, independientemente de la orientación sexual.
El Psicólogo nunca llego a más, a pesar que en constantes ocasiones me mostraba las clases de penes, como si eso me excitara en concreto y me aventara a su entre pierna a tragarme su polla.
¡Para todo existía también un límite! ¿Si hubiese deseado? Lo hubiese demandado por acoso e incluso por violación, pero no lo considere hacerlo tras mencionarle a mi madre que estaba mejor y que ya no sentía deseo por satisfacerme, eso bastó para que me dejara de hacer citas con ese loco y ahora sí, “Maniático Psicólogo” que solo me estaba llenando de malas enseñanzas e incitando a algo que en verdad no deseaba en ese momento. ¡Menos con ese idiota!
Mentir en ocasiones me hacía sentir genial. Maxime si eso me traería buenos resultados, aunque de momento mi madre queriéndose asegurar que todo se encontrara bien después de haber asistido al Psicólogo, que al parece ese desgraciado era el que necesitaba asistir a uno, me bloqueo las tarjetas de crédito y solo recibía dinero en efectivo.
Dejé de hacer pedidos en línea y fue cuando decidí que lo mejor era que estuviera en un departamento de la universidad para “Encontrar mi privacidad” algo que no sucedió como tal, debido a que primero espere hasta el siguiente semestre para que eso ocurriera, luego, tras acceder a mi departamento compartido, la privacidad. ¡Fue lo que menos encontré en ese lugar!
En la primera semana de compartir habitación y tras haber fijado algunas reglas de convivencia, la compañera de departamento llevaba a sus novios al mismo, por lo que los gritos de “Placer” que lanzaba al aire, eran excitantes y a la vez desagradables.
Lo excitante era que sus relaciones sexuales duraban entre veinte y treinta minutos, pero me desagradaba porque yo no era la que estaba en ese lugar, por lo que en algunas ocasiones la compañera me encontró en la sala mientras me daba placer a solas.
Los novios de mi compañera quedaban en shock tras observarme y al no dejar de satisfacerme mientras ellos se dirigían a lo suyo, en solo una ocasión ella accedió a que su novio me propusiera que realizáramos un trio, pero me negué al sentirme cómoda mientras ellos se revolcaban en la habitación y simplemente me satisfacía cómodamente en mi sofá.
Pero todo fue cambiando constantemente y ella se marchó a otro departamento en donde solo estaría con su novio, situación que me dejó un tanto desorientada porque gracias a ella me podía dar placer muy seguido sin necesidad de buscar paginas de contenido adulto.
No era de mi entera satisfacción, por lo que en ocasiones era mejor solo pensar y desear algo que aún no sucedía. ¡Mi virginidad seguía ahí! Pero necesitaba seguir esperando por el indicado. ¡Que lamentablemente no fue el indicado a pesar que así lo pensé! Por lo que podría decir que mi verdadera virginidad se la entregue al hombre moreno del departamento en donde me encontraba aquella noche que deseaba tallarme la espalda con una esponja y ahora me tallaría el frente. ¡Aunque deseaba que me tallara con su egocéntrico amigo colgante de su entre pierna!
Antes de permitir, porque al parecer se llegó a sentir con el permiso necesario para hacer y deshacer conmigo a su antojo, pero necesitaba preguntarle algo al moreno que estaba a punto de restregarme la parte delantera de mi cuerpo con una esponja que contenía unos círculos de goma y que al parecer era para hacer que me sintiera completamente relajada y excitada. ¡Algo que sinceramente no hacía falta provocar! Porque me encontraba casi que en la luna con todo lo anterior.
Le pregunté con incertidumbre en el rostro. —Disculpa, ¿porque haces esto? ¿acaso soy muy impura para ti?
Pregunta que respondió tras colocar una mano en la pared de la ducha y otra en su entrepierna como queriéndose acariciar frente a mí, fue realmente excitante y complaciente ver que hiciera eso.
—¡No preciosa! No te confundas, si lo hice de esa forma es porque es la forma más exacta que tengo para sentir el cuerpo de una mujer en toda su plenitud y de esa forma también logró hacer que su cuerpo se relaje para la entrada de lo viene después, ¿Pero deseas que pare de hacerlo? Por mí no hay ningún inconveniente.
Como me dejó mas que con la intriga de cómo me llegaría a sentir después, decidí que prosiguiera con su juego pervertido, pero sumamente excitante. Para ser mi segunda vez con un hombre y en mi deseo era la primera vez en verdad, con toda seguridad la única en la que me harían sentir se esa manera, entonces tendría que continuar aprovechando ese roce de piel que mencionó.
Deseaba que continuara invadiendo cada centímetro de mi piel y me hiciera sentir como una verdadera mujer, algo que un pedazo de hule y un jugador no lograron conseguir antes.
¡No podría quejarme al respecto, pero en verdad tenía razón en ese sentido!
Ya que después que recorrió cada centímetro de mi piel. ¡Estaba que ardía por dentro de deseo por su cuerpo! No deseaba otra cosa en ese momento que su esencia por dentro ¿No se? Es posible que pasaron unos veinte minutos dentro de la ducha, que al momento que terminó de tallarme todo el cuerpo sin rozarme la entrepierna, solo los pechos y dejándome un beso que quemaba en los labios, encendió la ducha de nuevo y solo nos deslizamos por dentro de la regadera.
Me arrinconó hacia la ducha y luego me rozó todo su cuerpo acercándome esa serpiente en mis piernas para que sintiera ese trozo de carne rozando, queriendo ingresar a mis agujeros. ¡Hasta que sorpresivamente apagó la ducha sin decir algo al respecto!
Quedándome excitada en el momento, pero me tomó por lo brazos llevándolos hacia atrás de mi espalda sujetándolos con fuerza a manera que solo él tuviera la voluntad sobre mi cuerpo en ese instante. ¿Ahora que es lo que hará? Me quedé pensando en ese instante de calor y sin saber con exactitud lo que iba a ocurrir.
¡No dije nada en el momento! Debido a que no quería desesperarme pensando algo malo de ese extraño momento y posiblemente fuera de todo lo que pensé que llegaría a suceder.