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En La Ducha

Ahí se estaba resumiendo mi vida en un instante que llegué a considerar aterrorizante por la manera en que desde ese momento comenzaron a darse las cosas con ese tipo y mi persona que me encontraba literalmente indefensa y desnuda en una ducha a la cual comenzaba a dudar y preguntarme ¿En qué momento se me ocurrió aceptar venir aquí con este tipo?

¡En verdad no deseaba ver a ese hombre venir hacia mí! Me sentía muy nerviosa y hasta llegué a pensar ¿Sera posible que un hombre me pueda tratar como él dice que lo hará? Lo pensé de esa forma por la experiencia anterior en la habitación de la universidad. Pero es que en verdad ver su cuerpo fuerte, fornido y con unos tatuajes que volvían loca a cualquiera, me tenía excitada, pero ¡sumamente asustada!

Ni siquiera existió algún tipo de comentario sobre. ¿Quién era? ¿a qué se dedicaba? Por lo que también fue mi error solo dejarme llevar por el deseo que en ese momento estaba experimentando, aunque debo decir que de no haber sido por ese hombre ¡Tampoco hubiese desarrollado una fuerte atracción por los hombres mayores! Que hasta el momento de mi vida comenzaron a atraerme específicamente los que ya eran casados o divorciados.

Era como una sensación de suma adrenalina que le inyectaba a mi cuerpo, fue así como conocí a Alberto en Holanda tiempo mucho después de esta experiencia con el hombre que estaba a punto de ingresar a la ducha con su “Enorme” personalidad que colgaba entre sus piernas.

El vidrio de la ducha no era muy trasparente, más sin embargo alcance a apreciar que por delante de su cuerpo llevaba una personalidad que era como un brazo extra en su cuerpo. ¿Sera posible esa situación? Me volví a preguntar que, cuando llegó a la puerta de la ducha me sentí nerviosa, el cuerpo literalmente me comenzó a mandar impulsos al cerebro de placer de solo verlo tras es el vidrio con sus otras dos manos con las copas.

¡En verdad no deseaba ese tranquilizante que me estaba ofreciendo! Pero no tuve valor para rechazarlo, por lo que tras estar parado en la entrada de la ducha y esperando mi respuesta no volvió a preguntar y se atrevió directamente a mencionar con interrogante en su voz. —¿Podrías abrir la puerta por favor?

No me dejó alternativa y con la lluvia de la regadera cayendo en mi cuerpo, pronuncie. —¡Si claro! Ahora te abro la puerta.

Le respondí con la voz algo quebrada y nerviosa, pero muy ansiosa de saber que estaba a punto de suceder en la ducha y conocer nuestros cuerpos al ras del agua cayendo por la regadera. No era tan voluptuosa como otras mujeres, por lo que me extraño sinceramente que me prefiriera a mí y no a alguna de las compañeras que estaban conmigo esa noche en que lo conocí.

Tras abrir la puerta corrediza de la ducha, entró ese hombre guapo de piel morena clara, lleno de tatuajes y pecho muy bien formado. ¡Sin duda no cambiaría nada de su cuerpo en ese y ni en ningún otro momento!

Era simplemente perfecto la persona que tenía por delante de mis ojos. ¿Si me hubiese preguntado? ¿Si deseaba estar saliendo, aunque sea solo para disfrutar salvajemente de su cuerpo? Sin pensarlo hubiese aceptado.

Pero supongo que no era de esa forma, ya que ese hombre solo era un coleccionista de mujeres, aparentemente solo deseaba conquistar sus cuerpos para así incrementar su récord como todo un macho Alpha salvaje de tres cuernos. Era un seductor de lo más excitante que había conocido en mi vida.

¿Si me hubiese permitido estar toda la noche prendida a su herramienta como ubre? Lo hubiese hecho sin pensarlo, pero no todos los hombres son iguales en el buen sentido de la palabra. Algunos tienen gustos muy extraños en la cama que logran llegar a satisfacer, mientras que otros solo buscan que una mujer se trague por completo su viril sin importar más nada, pero ellos no lo hacen con nosotras, quitándole así el placer de dar y recibir por igual satisfacción al encuentro sexual.

No tuve otra alternativa más que apagar la regadera de la ducha para que las bebidas no se inundaran, con algo de timidez tape mis senos, ignorante por completo, pues lo de abajo estaba completamente a la orden del señor que tenía por delante.

Mi acción casi que natural lo llevo a preguntarme inmediatamente sorprendido por mi acción. —¿Qué haces? ¿porque te tapas los senos? No deberías de sentirte avergonzada, además eres lo más hermoso que mis ojos han apreciado en años y mira que he visto mujeres en cantidades. No tienes por qué tapar tu belleza.

En verdad hizo que me sintiera aliviada con esas palabras que parecían de barrio bajo, pero que igualmente excitaban y daban confianza. ¡No es que muchos hombres lo hagan de esa forma! Pero pienso desde mi punto de vista que algunos, si no es que todos los hombres en la intimidad deberían de tratarnos como mujeres adultas y no como niñas.

Mi manera de pensarlo de esa forma es porque muchos hombres casados dejan a la mujer, porque en la calle se sienten libres de tratar a las amantes como se les da la gana, pero en la casa son cohibidos y con baja moral o autoestima retrograda. ¡Eso también tiene que ver en uno de mujer! Por permitir que el hombre no sea un salvaje en la cama como lo son con las mujeres que se dedican a la prostitución.

Pero ese hombre no contaba directamente con un sentido de timidez, era muy salvaje en su vocabulario. ¡Pero excitaba al máximo! ¡Hasta podría mencionar que me hizo sentir un orgasmo solo de observar el físico desnudo y su vocabulario!

No lograba evitar ver la herramienta por debajo de ese abdomen bien definido que estaba más que perfecto para cabalgar encima, pero deseaba mantenerme recatada y tímida hasta donde eso fuese posible, porque era más que obvio que ese hombre se percató de mis miradas sobre su virilidad, mencionando en ese momento. —¡No comas ansias! Que el que come antes se llena y no se satisface, por lo que no queda lugar para el plato fuerte.

¡Wow! Hasta sabio me había salido ese hombre que vivía lejos con su mascota, por lo que solo pase a sonreír de momento recibiéndole la copa que llevaba en sus manos. ¡No importaba lo que llevara! ¿Si llevaba algún medicamento? ¡No lo creo! No estaba a la fuerza, ni me tenía secuestrada ¿Entonces porque iba a desconfiar de la bebida? Solo se la recibí y antes de darle el trago me volvió a mencionar. —¡Despacio mamacita que no es carrera de yeguas!

No era para predecibles la manera en que de pronto se atrevía a hablar, pero eso fue una de las cualidades que me encantó. Lo que más me impresionó es que su viril aún no estaba en una situación de erección. ¡Era mi imaginación o sabía controlar sus emociones! Porque de seguro otro hombre ya estuviera muy excitado y me tendría debajo de su abdomen o contra la pared dándome sin piedad por el trasero que es lo que más los vuelve locos a los hombres empedernidos.

Se veía refinado, educado y con deseos de entablar una linda conversación. Pero ¿en verdad deseaba eso, con su cola delantera colgándole? ¿cómo pretendía conversar en la ducha desnudos y con una copa de coctel? Que solo Dios y el sabían que llevaba por dentro, cómo que no cuadraba el asunto, pero de igual forma dejé que me hablara como deseara hacerlo, mientras nos tomábamos las bebidas con paciencia que no duramos más de unos cinco minutos en consumirlas para luego sacar las copas de la ducha.

¡De pronto comenzaba a ponerse más interesante el asunto! deseaba que fuera a toda prisa, pero solo iba lento, lo que luego abrió la llave de la ducha y el agua estaba tibia, suficiente para comenzar una faena dentro de la misma.

Me observó con ojos tenaces y lujuriosos, para mencionar en el instante. —¡Date la vuelta te voy a tallar la espalda!

¡Cada vez que hablaba sentía un impulso orgásmico en mi ser! ¿Será que me deseaba tallar la espalda solamente o sus intenciones irían más allá de lo esperado? De cualquier manera, me di la vuelta esperando que depositara su herramienta en mi trasero y así sentirla por fin caer con todo el peso que le sobraba.

¡Aunque estuve muy tentada a tocarla en más de una ocasión! pero no quería adelantarme a lo que él me había mencionado anteriormente, por lo que dejé que eso se fuera dando de la manera en la que estaba haciendo las cosas.

¡En efecto tras darme la vuelta! tomó una goma de esponja llena de espuma de jabón líquido, comenzando a frotar mi espalda y mis glúteos en movimientos circulares, cada vez se aproximaba a la parte baja de mis glúteos. ¡Rogaba que me metiera, aunque sea los dedos en el trasero! ¡De pérdidas que con sus dedos me rozara los labios y algo más! Pero aún no lo hacía de esa manera, en verdad me sentía desconcertada por la forma tan pacifica que estaba actuando.

Con esa misma esponja, se bajó hasta mis piernas llegando a mis pies, entonces no soporté más y le pregunté porque me sentí muy extraña al momento que realizó eso. —Oye, ¿qué haces? ¿Porque me estas tallando como si fuese una vagabunda? ¿oh es que no estoy lo suficientemente limpia para tu gusto?

Mi pregunta fue muy directa y hasta me ofendí tras mencionarlo de esa manera, pero entonces con su voz gruesa y muy varonil me respondió. —¡No pienses eso cariño! Porque claramente podría solo aprovecharme de tu deseo, utilizarte como un consolador para mi deseo, pero quiero sentir tu piel en mis manos, relajar ese cuerpo para que preparare la entrada de mi larga herramienta, que de seguro no la vas a soportar dentro de ti, si la llego a depositar en ti solo así sin preparar tu cuerpo.

¡No pues! El señor creía que eso que colgaba entre sus piernas no iba a poder soportarlo. ¿Pero que me pueden hacer esos veintitrés centímetros? Porque según veo su herramienta es de carne, no de metal por lo que no creo que le crezca más que unos cinco o seis centímetros más del estado en que la mantenía en ese momento, me llegué a preguntar en la mente sin responderle directamente, así que tras mi silencio el tipo mencionó de nuevo.

—Cómo se nota en tu cuerpo que no has estado con un hombre de verdad, bueno de seguro te han tocado jóvenes con una verga de quince a dieciocho centímetros de esas que le llaman de sangre, en cambio conmigo te vas a comer treinta centímetros de carne gruesa y erecta por más de dos horas y no acepto menos que eso, así que te recomiendo que te relajes y solo te dejes llevar por el momento. ¡Preciosa!

¿Cuánto dijo? ¡Treinta centímetros! Me parecía una mentira realmente, no es que no se le notara, porque la verdad, así como la mostraba ¿Quizás? Llegaba a unos veinte tres centímetros lo que, en estado completamente erecto, podría alcanzar los veintiséis centímetros dependiendo de la excitación que puedan tener al final.

¡En verdad era una locura lo que me iba a tragar esa noche! En la ducha o en la cama o donde sea que se diera la situación al final de cuentas porque estaba tardándose mucho en tallarme el cuerpo con esa esponja que sentía que solo quería jugar conmigo de igual forma no tenía prisa y quería experimentar algo maravilloso esa noche.

Tras unas cuantas vueltas más en mi trasero, se dirigió hacia mi oído y me susurró. —¡Vamos hermosa! Voltéate que deseo tallarte el frente de tu cuerpo con algo más que una simple esponja.

Entonces me pregunté. —Sino sería una simple esponja, entonces. ¿Con que me tallaría? —Parecía que el momento de sentir su grueso y enorme miembro en mi interior estaba llegando.

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