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Por fin suena el timbre, entra el profesor a la sala y luego el resto de los alumnos.
- Buenos días clase - contestan solo los alumnos del frente - como saben estamos en la recta final del semestre, junto con los exámenes finales, así que les aconsejo estar muy atentos a las clases de la semana porque me imagino que no querrás repetir el tercer año, ¿verdad? - Dios no lo quiera, si tengo que pasar un año más aquí seré internado.
-Mañana estarán disponibles los horarios de las pruebas en el tablón de notas de la escuela -continúa- ahora, hoy vamos a estudiar sobre Electromagnetismo y Grafos Cinemáticos.
clara williams
Agradezco a todos los dioses que existen que haya llegado el receso, me dolía la cabeza después de haber estudiado dos clases seguidas de física y una de biología.
Tome mi libro yendo a la biblioteca No me gustaba mucho comer en la escuela y la conmoción en la cafetería, así que solo pasé ese descanso en la biblioteca.
Subo las escaleras hacia el tercer piso del edificio, la biblioteca es enorme pero no solía tener muchos estudiantes y eso me encantaba.
Me dirijo hacia mi esquina que estaba más alejada, me puse los auriculares para seguir leyendo "Espinas y rosas", estaba tan concentrada que apenas me di cuenta cuando una chica de piel negra y pelo rizado se sentó en la mesa de al lado y empezó llorar.
Trato de ignorarla pero los sonidos del hipo no me dejan concentrarme, bufo cerrando el libro y dirigiéndome hacia la chica, en este punto no podría seguir leyendo con esos ruidos, sin mencionar que yo Tenía curiosidad por saber qué había pasado.
Me siento a su lado y cuando me ve se seca las lágrimas, deteniéndose a llorar.
- ¿Qué te pasó llorando así? Pregunto sintiendo curiosidad.
- ¿Por qué te importa? - refutación grosera.
- Mira, yo estaba en mi rincón hasta que empezaste a llorar y a perturbar mi lectura, así que solo intento ayudar, ¿me vas a decir o no qué pasó en esta mierda? - En este punto, yo era el que estaba estresado.
En este punto ella empieza a llorar de nuevo y me pregunto si estaba siendo un poco duro.
- Mira, sé que ni siquiera nos conocemos bien, pero sea lo que sea, puedes confiar en mí, te prometo que no le diré a nadie - porque de todos modos no tengo amigos en este lugar.
- ¿Lo juras? - asiento con la cabeza - me entere que estoy embarazada y no se que hacer, no se como decírselo a mis padres y al padre del bebe - esta bien no sabia que era hasta este punto - solo Me enteré cuando fui a hacerme la prueba en el baño.
Ella comienza a llorar y lo único que puedo hacer es abrazarla, no supe que decir no soy bueno consolando a la gente.
- ¿Ya le dijiste a papá?
- ¿No escuchaste que acabo de decir que no? - La miro con ganas de engañarla - Lo siento, no y no sé si aceptará la idea.
- Pero claro que lo hará, hizo un hijo cumplirá con las responsabilidades por no usar condón - digo y ella me mira.
- No sé si tengo el coraje.
- ¿Él estudia aquí? - asiente - así que después de clase vamos a buscarlo y si no puedes hablar con él yo hablo ¿de acuerdo? - Sé que no debo involucrarme en esto pero la curiosidad habla más fuerte.
- No sé si quiero que te involucres en esto - por supuesto que lo haré.
- Insisto y prometí no decírselo a nadie ¿recuerdas?
- Bien entonces, gracias...
-Clara- sonríe
- Clara.
Nos quedamos hablando hasta el final del recreo, intercambiamos números de teléfono y acordamos salir un día de estos después de clase.
Chiara me dijo que sus padres eran muy estrictos y religiosos, por lo que tenía miedo de hablar del bebé.
Al entrar al salón de clases Débora choca conmigo a propósito con sus cachorros.
- ¿No ves por dónde vas? - me pregunta la pelirroja y siento el odio correr por mis venas con solo escuchar su voz.
- Oh, lamento que seas tan insignificante que ni siquiera te vi.
- Uh parece que el cornudo está cabreado con las chicas -se ríen ellas y sus felpudos.
- Puede que hasta sea un cornudo pero al menos no soy una lonchera en toda esta escuela, porque en este lugar eres más redonda que una llanta de camión, ¿no es así Deborah? - sonrío y antes de que ella se me acerque , entra el profesor diciéndonos que nos sentemos.
Tengo que acordarme de darle las gracias al profesor después, no tenía ganas de que me pegara esa tonhona.
***
La clase pasó rápido, pude ver las miradas de odio de Débora durante la clase, pero la ignoro como siempre hago, guardo mis cosas en mi mochila y me dirijo hacia la puerta donde Chiara me estaba esperando.
- ¿Está listo? - pregunto a pesar de que sé la respuesta, la chica rechina sus uñas por lo que me pregunto si no sintió dolor.
- Sí, le pedí que se encontrara conmigo en el estacionamiento después de clase.
- ¿Y qué vas a hacer si no lo acepta?
- Si no lo acepta, no puedo obligarlo a asumir al niño.
Caminamos juntos en silencio hasta el estacionamiento, caminamos entre los vehículos hasta que ella señala a un niño apoyado en el capó de un auto,
y no sé por qué pero me resulta familiar.
Nos estábamos acercando hasta que él se da la vuelta y mis piernas casi fallan haciéndome caer al suelo.
Felipe!!!
Miro el cigarrillo en su boca.
Desde cuándo fuma ?
Su madre le hizo prometer que nunca se pondría un cigarrillo en la boca después de que su hermano muriera de una sobredosis hace años, parece que no es solo a mí a quien ha estado engañando.
- Qué estás haciendo aquí ? - pregunta al verme.
- Esto no viene al caso, tengo que decirte algo importante - se queda en silencio esperando que ella continúe - Estoy embarazada.
- Y ? - pero es realmente astuto, cuando se da cuenta su expresión cambia de confusión a ira en un instante - no puedes estar bromeando, niña si crees que me vas a atrapar con esta historia de embarazo, debes saber que ganó no funciona
- No me estoy inventando nada, estoy esperando un hijo y tú eres el padre - suspira incrédulo, pasándose las manos por el pelo con frustración.
- ¿Podría darnos un poco de privacidad? - Miro a Chiara esperando que diga algo, ella solo asiente y me regala una media sonrisa.
Salgo de allí, alejándome dejándolos solos, me escondo en un auto viéndolos discutir desde lejos. Quien hubiera pensado que Felipe dejaría embarazada a una niña de un año, bueno, me lo hubiera imaginado tal como es.
Pero espera un minuto, si está embarazada debería ser más de una semana, ¿verdad? Resulta que rompimos hace una semana y media, ¿no? No lo creo, ¿o sí?
Salí de mis pensamientos cuando vi que Chiara se acercaba y no se veía nada bien.
- ¿Y ahí? - pregunto pero creo que ya sabía la respuesta cuando vi sus ojos llenos de lágrimas.
- No asumirá - Me quedo en silencio mirando al suelo - Dijo que nunca asumiría un hijo de una mujer negra y que quería disfrutar de la vida sin tener que preocuparse por las relaciones.
Me toma un tiempo procesar esta información, ¿cómo podría salir con este imbécil?
- ¿Y estás de acuerdo con eso?
- No, pero nada me impide continuar con mi vida, no lo necesitaré para cuidar a mi hijo - dijo pero sentí que lo decía tratando de convencerse a sí misma que a mí.
Antes de que pueda decir algo, un automóvil se detiene frente a nosotros y un hombre comparte los años de la llama.
- Hija vámonos pronto tengo que recoger a tu hermana en la guardería todavía.
- Nos vemos mañana – me dice abrazándome y subiendo al auto a continuación.
Camino hacia mi auto, no puedo creer que Felipe haya hecho tal cosa.
Mientras conducía por las concurridas calles de Miami, llamé a Luiza sin una videollamada.
- Habla niña - dice al otro lado de la línea.
- ¿Donde estas? - pregunto, deteniéndome en el cemafaro.
- Estoy a la hora de comer, pero dime.
- No vas a creer lo que pasó- Le prometí que no le diría a nadie más que a Luíza una excepción, le cuento todo tim-tim por tim-tim y me reí cuando se atragantó con su café al decir que Felipe era el padre.
Ruedo los ojos por los estantes del mercado en busca de leche condensada.
Había llegado a casa de la escuela a tiempo, estaba descansando en mi habitación cuando se me antojó un brigadeiro y ahora estoy aquí en el mercado buscando ingredientes.
Vuelvo a otro estante y encuentro la leche condensada arriba de mí... muy arriba, eso era demasiado alto para mí.
Busco a alguien a quien pueda pedir ayuda, pero adivina qué, no había nadie.
¿Cuál es la necesidad de poner eso en la última fila del estante?
Como no había nadie tuve que abrirme paso, puse un pie en una fila tratando de subir, puse el otro y al final casi llegaba cuando se me resbaló la mano del estante.
Cierro los ojos esperando la caída pero en cambio siento dos manos sujetarme por la cintura impidiendo que vaya contra el suelo.
Miro a la persona dispuesta a agradecer pero pierdo las ganas de ver a Felipe con una sonrisa en los labios.
- Casi cae en princesa - Pongo los ojos en blanco.
- Felipe, ¿qué haces aquí? - pregunto deshaciéndome de sus manos.
- ¿Es así como me agradeces Clarinha? - tenía razón, debería agradecerle por evitar que me aplastaras en el suelo.
- Gracias - Me doy la vuelta para irme pero él tira de mí por el brazo haciéndome golpear mi cara en su pecho.
- Ah, pero no creerás que me lo vas a agradecer con un simple "gracias", ¿verdad? - ¿Qué le pasó?