Sinopsis
Abro la puerta con algo de fuerza viendo la peor escena de mi vida, mi corazón se rompe en mil pedazos. Felipe estaba teniendo sexo con la persona que consideraba una hermana, veo a Débora tratando de esconderse debajo de las sábanas mientras Felipe intenta vestirse: - Amor, eso no es lo que estás pensando, o viendo no sé...- se tropieza con sus propias palabras tratando de explicarse mientras yo miraba a la chica entre las sábanas. Yo estaba parado allí mirándolo sin ninguna reacción. Vuelvo a la realidad cuando siento su mano en mi rostro, rápidamente me alejo de su toque, sintiéndome disgustado con la persona que más amaba... más que conmigo mismo. Le di un puñetazo en la cara, no sé por qué hice eso.
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-¡No voy a hacer lo que tú quieras!- le digo completamente irritado.
Lo observo sonreír, mostrando su sonrisa perfectamente blanca que tiene un efecto en mi cuerpo.
Sentado frente a mí, agarra mi pie haciéndome acostar en la cama.
-Ah pero claro que lo harás -sonrió- ¿sabes por qué?
Niego con la cabeza mientras lo veo tomar mi tobillo, dejando mi pie en su hombro.
-¡Porque te voy a dar lo que más quieres, y a cambio tendrás que poner esas lindas piernas en mi hombro y dejar que te chupe hasta olvidar tu propio nombre!” Clara Willians
Estaciono mi auto una cuadra antes de la casa de Felipe, estaba muy emocionada de sorprenderlo en celebración de los meses de noviazgo que cumplimos hoy.
Me detengo frente a la puerta tocando el timbre, minutos después su madre contesta con una sonrisa:
- Buenas noches cariño- me hace espacio para entrar - pasa.
- Buenas noches señorita Cynthia, ¿Está Felipe en casa?
- Sí, ahí en su cuarto, ¿quieres que lo llame?
- No hace falta, quiero sorprenderte- ella asiente y me dirijo hacia las escaleras, me acerco a la puerta pero congelo sonidos de... ¿gemidos?
no no no
Abro la puerta con algo de fuerza viendo la peor escena de mi vida, mi corazón se rompe en mil pedazos.
Felipe estaba teniendo sexo con la persona que consideraba una hermana, veo a Débora tratando de esconderse debajo de las sábanas mientras Felipe intenta vestirse:
- Amor, eso no es lo que estás pensando, o viendo no sé...- se tropieza con sus propias palabras tratando de explicarse mientras yo miraba a la chica entre las sábanas.
Yo estaba parado allí mirándolo sin ninguna reacción.
Vuelvo a la realidad cuando siento su mano en mi rostro, rápidamente me alejo de su toque, sintiéndome disgustado con la persona que más amaba... más que conmigo mismo.
Le di un puñetazo en la cara, no sé por qué hice eso.
Veo el momento en que su nariz comienza a sangrar mientras toma su mano en un intento de detener el sangrado.
Me doy la vuelta para irme pero me detengo justo cuando él agarra mi brazo con fuerza girándome para mirarlo, pude ver la clara ira en su rostro.
- ¿Usted está loco? ¿POR QUÉ HICISTE ESA NIÑA?
- ¡YO SOY EL QUE DEBE HACER LAS PREGUNTAS AQUÍ! ¿CUANTO TIEMPO LLEVAS MOLIENDO CON ESTA PERRA?- alzo la voz sintiendo un nudo en la garganta.
- ¡EY! - ruge la pelirroja en mi dirección.
- CÁLLATE- le decimos juntos a ella que retrocede.
- ¿Que está pasando aqui? Se escuchan los gritos desde abajo...- Cíntia deja de hablar al darse cuenta de lo que estaba pasando, se ve su mirada de disgusto y enfado hacia su hijo que baja la cabeza.
Salgo de allí a toda prisa escuchando los gritos de Cíntia, y no me quedo ni un minuto más, mientras corría por la calle pensaba en lo tonta que había sido, tonta por no haber escuchado a mi mejor amiga, tonta por haber llamado al amor la persona que me rompió el corazón más de una vez, estúpida por confiar y llamarla hermana.
Me subo al auto y conduzco a toda prisa hasta mi departamento tratando de contener las lágrimas que insistían en caer.
Entro al apartamento, ignorando las preguntas de Luiza, cierro la puerta de mi habitación y me tiro sobre la cama, dejando que las lágrimas caigan, debí haber llorado por unas horas hasta que me quedé dormida.
(...)
Me despierto viendo que ya era de noche por la ventana abierta del dormitorio, miro el reloj encima de la cómoda.
: soy
¿dormí toda la tarde?
Al recordar lo que pasó siento que se me hace un nudo en la garganta nuevamente, pero me niego a llorar, no por él, no por mí, esto fue mi culpa, él ya había hecho esto dos veces, pero fui lo suficientemente tonto como para creer que era así. todo en mi cabeza y él cambiaría.
Escuché un golpe que venía de la cocina ya imaginando que sería Luiza, llegué tan emocionada ayer que ni siquiera di una explicación de lo que estaba pasando.
Abro la puerta y camino hacia la cocina, pero me congelo cuando veo una silueta masculina en el sofá.
Corro a la habitación de Luiza, cerrando la puerta, me mira sin entender y me apresuro a decir:
-Hay un hombre en la habitación, ¿y si es un ladrón?- se ríe y ahora no entiendo nada.
-Tranquila mujer, ¿él es mi novio novio? desde cuando tiene novio?
- ¿Desde cuando tienes novio? - me mira y sonríe cínicamente
- Oye amiga, no te lo dije porque no era serio, solo nos enrollamos pero hicimos algo serio hoy - aunque creo que esto no durará ni una semana, me alegro por ella, tal vez esto dure más que el otro que eran días - Pero eso no es ¿Qué importa, por qué llegaste así a esa hora?
Luisa y yo siempre nos decimos cosas, siempre ha sido así desde que yo era una niña, Luiza tiene años, cinco años mayor, sí, yo lo soy, nos conocimos en la escuela cuando accidentalmente derramé jugo de uva en su cabello, desde entonces nos se volvieron inseparables, sus padres fueron muy estrictos y la echaron de casa cuando quedó embarazada de un chico que conoció en el club, el hombre estaba casado y no asumió al niño, lo peor fue que ella terminó perdiendo el bebé en el octavo mes de embarazo.
A partir de ahí prometió que cambiaría de vida, y así lo hizo, se vino a Miami y logró comprar un apartamento con unos ahorros del trabajo, al poco tiempo se graduó de medicina y me invitó a vivir con ella, ya que yo tenía problemas con mis padres, acepté al principio y ni siquiera se opusieron, incluso dijeron que habría una boca menos que mantener.
Y así estamos hasta hoy, yo insistí en ayudar con los gastos pero ella dijo que no quería porque ganaba bien, y realmente gana muy bien en el hospital.
- Felipe me traicionó, otra vez - Sabía que estaba sosteniendo un "te lo dije", pero en lugar de decir que solo me abrazó, nos quedamos así unos minutos.
Ella siempre me decía que Felipe no era bueno pero nunca le hice caso, pensé que estaba exagerando.
- Ay amiga, lo siento - me solté del abrazo y me miro - pero te lo advertí - ríe
- A mi también, pero en el fondo no creo que me encantara, solo era una necesidad de tapar las ganas de tener a estos chicos que veo en mis libros y películas- Me levanto yendo al baño, ella me acompaña y se apoya en el marco de la puerta, me detengo frente al inodoro, saco el anillo de citas que me dio y lo tiro dentro, tirando de la cadena inmediatamente después.
- Sabes que esos tipos de los libros y películas no existen en la vida real, ¿verdad?, solo te estás engañando a ti mismo- ¡Puse mi mano en mi pecho fingiendo estar ofendido!
- No hables así de Atlas y Ares, son perfectos y existen -se ríe y niega con la cabeza.
-Vamos al cuarto te lo tengo que presentar- caminamos al cuarto, cuando el chico nos ve se levanta y va a abrazar a Luiza- nena esta es Clara de la que te hablé y Clara este es Miguel.
Él sonríe y me saluda, tenía un físico saludable diría yo, estaba sin camisa, vestía un pantalón de chándal gris que dejaba su pecho al descubierto, su cabello era rubio oscuro y ¡tenía ojos azules!
Mi sueño es tener ojos azules o verdes, pero nací con estos ojos de mierda.
Cuando da la espalda para sentarse en el sofá con Luiza, noto su espalda raspada y frunzo el ceño tratando de no imaginar lo que pasó cuando estaba durmiendo.
Joder!!, parece que un jaguar le arañó la espalda, no es broma, si alguien lo ve piensa que lo atacó un animal salvaje.
claro
La semana pasó rápido, desde ese día he estado evitando a Felipe a toda costa en la escuela, a veces lo sorprendía mirándome sin siquiera tratar de ocultarlo. No fue fácil los primeros días pero aprendí a superar lo que teníamos.
A diferencia de Débora, que cuando me la crucé en el pasillo le vi la cara de burla y las risitas de sus "amigas" cuando pasaba, me aguanté a toda costa para no volar en su cuello, nunca entendí por qué ella me odiaba, nunca le hice nada malo, éramos mejores amigas pero de la nada se alejó, ya no me importa su amistad, mejor sola que mal acompañada.
Gracias, es el último año de clases, no puedo más, ¡solo tres semanas más se acabó!
Mientras camino entre los autos en el estacionamiento hacia el mío, pienso en qué vestido me pondré el día de la graduación.
Mis pensamientos se interrumpen cuando alguien me llama, me giro para ver a Felipe corriendo hacia mí.
Habla en serio! ¿Qué carajo quiere ahora?
- Clara, tenemos que hablar.- dice sin aliento mientras intenta llevar aire a sus pulmones de nuevo.
-¡Habla rápido, tengo prisa Felipe!- Me apoyo en la puerta del auto cruzando los brazos mientras él se pasa la mano por el cabello con torpeza.
- Mira, eso no era lo que era, yo solo estaba...- Lo interrumpo antes de que pueda pensar en una excusa tonta.
- Escucha, no me debes una explicación y ni siquiera quiero escuchar nada de lo que tengas que decir, fue tu elección, elegiste cambiarme por alguien que encuentras con solo chasquear los dedos, solo te quiero a ti. que no me busquen más, déjenme en paz, cada uno va por su lado ahora como gente madura, ¿de acuerdo? - Ni siquiera espero tu respuesta, subió al auto acelerando de regreso a casa.
¿Si perdonaría una traición? ¡No! Solo los errores se pueden perdonar, todos cometemos errores y la traición no es un error es una elección.
Yo y mi hábito de creer en finales felices que nunca existirán.
(...)