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Llego a casa y encuentro a Luiza y Miguel en la sala, lograron durar más de una semana, eso fue impresionante, espero que realmente funcionen, ella no merece sufrir más, pero si él la lastima, lo haré. cortarle la polla.
- ¡Hay pizza en la nevera, pingüino!- Ese era el apodo que me había puesto... larga historia.
- ¿Qué estás viendo?- me pregunta tirándome al sofá mientras comía mi pedazo de pizza con ketchup.
- ¿Sobrenatural y le estás poniendo Ketchup a la pizza? - pregunta Miguel mirándome como si estuviera loco - ¡si un taliano viera esto, le daría un infarto!
- El ketchup en la pizza es lo mejor del mundo, eh - Le tiro una almohada en la cara, como prácticamente todo con ketchup y si duda, como ketchup solo.
- Eres raro - Me encojo de hombros terminando mi pizza yendo a la cocina, mientras lava el plato Luiza aparece detrás de mí con cara de alguien que va a pedir algo.
- ¿Pequeño pinguino? - allá viene
- ¿Qué es lo qué quieres? - ella esboza una sonrisa
¡Yo sabía!
- ¡Mañana yo, Miguel y tú vamos al cine! - Espera, ¿voy al cine con estos dos?
-¿Cine? con ustedes dos como pareja? ¡Ni siquiera voy a sostener velas por ustedes dos!
- Pero se va a llevar a su hermano, ve hermanita por favor, tal vez ustedes dos puedan incluso hacerse amigos, o, no sé... otra cosa - dices con tono malicioso, ¿de verdad ?
- Luh, no tengo ganas de volver a tener una relación, ¿de acuerdo? - eso era cierto, con todo lo que pasó no estoy de humor para volver a relatar - ¿por qué no te vas solo?
- Porque no quiero y me debes un favor, ¿te olvidaste que ayer hice unos fideos con jugo y te los llevé a la cama? - carajo - y te compro una hamburguesa y una malteada que te parece? - pregunta sonriendo ya sabiendo que había ganado.
¿Qué? ¿Comida gratis? ¡Estoy dentro!
- Está bien, iré - solo por la comida de todos modos.
- ¡Lo harías de todos modos pero gracias pequeño pingüino! - ¡Tengo que dejar de pedirle cosas, a menos que ella me dé algo a cambio!
(...)
Como hoy es fin de semana no tengo nada que hacer, así que decidí volver a peinarme.
Hoy me he levantado con cierta ilusión y baja autoestima también, en unas horas vamos al cine a ver la peli, así que ¿por qué no cambiar de look?
Tomo mi carro en el estacionamiento del edificio yendo a la farmacia a comprar algunas cosas para el spar day de hoy que necesitaba.
Ni siquiera sé cuándo fue la última vez que me tomé un tiempo para mí, mi cabello está en un estado deplorable, mi piel es solo el sebo, si quitaras el aceite de mi piel y cabello podría freír un pastel, yo Simplemente no estoy peor gracias al gimnasio, gracias a él tengo un buen cuerpo.
Voy a la farmacia a comprar algunas cremas, tinte para el cabello y cera para la depilación, después de comprar todo lo que necesito vuelvo a casa.
Cierro la puerta de mi habitación y abro las ventanas, y con el sonido de The Weekend, Chase Atlântic y Lana Del Rey en la parte superior, empiezo mi cuidado de la piel.
Mi cabello es rubio y me llegaba hasta las caderas, había ido al salón a arreglarme las uñas y las cejas pero no me volveré a cortar ahí, la última vez pedí que me cortaran dos dedos y casi se me sale calvo, lloré durante una semana mientras Luísa se reía
en mi cara.
Me corté el pelo hasta la mitad de la espalda rezando para que no estuviera torcido, me lo tiño de negro y, mientras funciona, me ducho y me afeito por completo, me sentía aún más ligera
.
Dos horas de duro trabajo después me miro en el espejo y...
¡¡Mierda!! ¿Quién es este bombón? Incluso me comí a mí mismo , sin coquetear, ¡soy un gran hermano caliente!
Luiza entra en la habitación diciendo algo pero cuando me ve se detiene y me mira.
- JODER - me miró de pies a cabeza - ¡eres tan jodidamente caliente!
- Sí, lo sé, pero gracias - sonrío y ella me muestra el dedo medio.
- ¡Prepárate, nos vamos en unos minutos!
- ¿Ya?
- Claro, disfrútalo y ponte esas braguitas rojas de encaje que también se pondrá el hermano de Miguel – me guiña un ojo y
antes de que pueda golpearla con la almohada, cierra la puerta del dormitorio y sale corriendo.
Me habló de este chico toda la mañana, la verdad es que no debería ser todo eso, y aunque lo fuera no pasaría nada.
Me puse un vestido de raso azul y un Air Force blanco, me recogí el cabello en una cola de caballo, solo apliqué un poco de rímel y brillo de labios, me sentía tan hermosa que tomé una foto a pesar de que sabía que nunca la publicaría.
clara williams
Nunca volveré a hacerles compañía a estos dos, todo el tiempo que fui torturado con el ruido de sus besos y cariño.
Ahora estoy aquí en una de las mesas del centro comercial esperando que llegue el hermano de Miguel.
- Sabía que eres hermosa - Lo miro con mi mejor cara de culo, mientras Miguel reparte besos en el rostro de Luísa.
- No, eres un gato - Está bien, esto es molesto pero al mismo tiempo contengo la risa.
- Eres más hermosa mi amor - ¡Alguien por el amor de Dios sácame de aquí!
Sigo mirando a los dos con la esperanza de notar mi presencia, hasta que alguien se detiene a un lado de la mesa, miro hacia arriba para ver a un tipo alto similar a Miguel.
Miguel y Luiza se levantan y van a saludar al niño, yo me quedo sentada y aprovecho el desnivel para observarlo, era más alto que Miguel, debía medir unos metros, su cabello a diferencia de Miguel era negro y un poco desordenado , vestía la camisa negra que parecía un poco apretada en las mangas, como se podía ver los músculos bien marcados y un poco de tatuajes, algunos de los cuales llegaban hasta el cuello.
Luísa tenía razón, es muy guapo, ¡pero eso es todo!
Finalmente notaron mi presencia y me miraron fijamente comenzando a hacerme sentir incómodo.
- Matteo, esta es Clara, mi mejor amiga y Clara, este es Matteo, el hermano de Miguel - Solo sonrío y saludo sin levantarme.
Se sientan a la mesa y empiezan a hablar de un tema que no entiendo muy bien, así que me quedo callado en mi rincón un rato.
Mientras disfrutaba de mi batido y papas fritas, noté que Matteo tenía algunos tatuajes en las manos y los brazos y algunos anillos de plata en los dedos.
De acuerdo, admito que tengo un poco de fetiche por los hombres que usan anillos y tatuajes en los dedos.
Salgo de mis pensamientos para notar que el popote de la malteada se estaba cayendo a pedazos, ¿quién era el imbécil que pensaba que el popote de papel era una buena idea?
Espero que las tortugas estén satisfechas porque yo no lo estoy.
Me levantó yendo hacia el mostrador de McDonald's pidiendo otra pajilla.
- Disculpe señora, necesito otra pajilla - la asistente pone los ojos en blanco y me entrega otra pajilla.
Oxe, chica rara.
Cuando estaba caminando de regreso a la mesa, sentí la mirada de Matteo sobre mí y casi quería salir corriendo, me miraba como si pudiera ver mi alma.
Me siento torpemente a la mesa y Miguel empieza a hablar:
- Clara, ¿cuántos años tienes? - Por el rabillo del ojo pude verlo todavía mirándome y sentí que mi cara se calentaba.
- - Respondo un poco torpe, casi tartamudeando del nerviosismo.
- Un año más joven que Matteo - se ríe y contengo las ganas de decir "te pregunté", pero solo murmuro un "¡hmm, genial!"
Hablamos un poco más hasta que finalmente fuimos al cine a comprar boletos y palomitas de maíz.
- ¿Qué película vamos a ver?
- Avatar – respondió Luiza a mi lado mientras los dos venían detrás de nosotros hablando.
- ¿Esa película que dura horas? - pregunto en shock, ya imaginando el dolor en mi espalda después de horas sentada en el mismo lugar.
- Sí, soy Clara - mira hacia atrás "disfrazadamente" y susurra - intenta hacerte amigo de Matteo, ¿vale?
- ¿Porqué yo haría eso? - pregunto sin el menor interés
- Porque ahora estoy saliendo con su hermano, y aunque no quieras, lo encontrarás mucho en casa a partir de ahora - Resoplé y asentí.
En cierto modo ella tenía razón, encontraría mucho a Matteo en casa porque era el hermano del novio de mi mejor amiga, y tener una amistad establecida entre nosotros no estaría nada mal, además, es solo amistad.
(...)
Gracias a Dios ya había terminado, no podía soportar estar fuera de casa por más tiempo.
Llegamos a casa a la una, Luiza insistió en que Miguel y Matteo durmieran aquí hoy ya que era tarde, Miguel aceptó en un principio yendo a dormir a la habitación de Luísa.
Matteo dudó un rato más después de que Luísa prácticamente lo obligó a quedarse, se dio por vencido y se fue a dormir al sofá.
Eran alrededor de las : am, y todavía estaba despierto en mi habitación leyendo un fic de wattpad, hasta que me dio sed y fui a la cocina a buscar un vaso de agua.
Recorro los pasillos con pasos tranquilos, entro en la habitación que estaba en completa oscuridad, tanteo la pared de la cocina con la esperanza de encontrar el interruptor, tomo el agua de la heladera pero cuando me vuelvo hacia el mostrador me atraganto. frente a la figura que es mi frente.
El resto del agua que aún quedaba en mi vaso fue directamente a mi camisa mientras tosía incontrolablemente.
Parecía una gaviota ahogándose.
- Arromb...- me controlé para no maldecir a toda su futura generación mientras se limpiaba una pequeña lágrima que caía entre risas.
- Hombre, parecías un ganso ahogándose - ¿Me arrestarían si lo arrojara a un río y lo dejara allí?