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8

Ella gimió y se mordió el labio, era condenadamente sexy cuando hacía eso.

Me agaché y comencé a lamer rápidamente, manteniendo sus muslos abiertos.

- Oh, Dios Ethan - gimió, levantando el torso y cerrando los ojos. Sonreí y continué, luego penetrándola con dos dedos. - si, q-más rápido - alzó la voz, mientras empujaba mis dedos dentro y fuera sin ninguna delicadeza .

El punto de vista de Chloe

Llegué a la villa unos minutos tarde, me había detenido a hablar con mamá sobre la visita que había tenido ayer, pero por suerte por lo que ella había dicho todo iba bien. En unas semanas iba a empezar quimioterapia, y yo estaba bastante preocupada pero no perdía la esperanza, tenía que estar mejor.

Mi relación con mi madre se reconstruyó justo cuando me dio la noticia del cáncer, pero antes la evitaba muchas veces, ni siquiera quería hablar con ella, aunque me equivocara y me diera cuenta demasiado tarde.

Entré a la villa, María me había dado una copia de las llaves, para que pudiera entrar y salir cuando quisiera.

- Ya llegué - Me acerqué rápidamente a María - Realmente lamento la demora, la Sra. Lewis está enojada ¿no? No quería jurar que- - María sonrió y me detuvo.

- cálmate cariño, la señora Lewis salió más temprano hoy por compromisos de trabajo, no le diré que llegaste 10 minutos tarde - esta mujer era realmente un ángel, ¿Amelia no podía tener su amabilidad?.

- Muchas gracias María, de verdad - Dejé la bolsa sobre la mesa y comencé a atarme el cabello, como siempre.

- Toma, desayuna - me entregó una dona de chocolate que devoré de inmediato, hacía mucho tiempo que no la comía.

- Dios es muy bueno - exclamé con la boca llena.

- merecía la cocinera - alardeó y yo me reí

- entonces eres muy buena -

Escucho pasos bajando las escaleras, me volteé pensando que era ese Ethan arrogante y malcriado, pero vi a una chica rubia.

Llevaba tacones y un vestido negro muy corto sin tirantes. Se volvió hacia nosotros y me miró de pies a cabeza, como si me estuviera juzgando en silencio en su mente.

- Buenos días María - sonrió.

- buenos días Aria, dormiste aquí? María respondió amablemente , pero por el tono de su voz era evidente que se estaba conteniendo.

- muy bien - una sonrisa apareció en su rostro - pues puedes verlo cariño - salió de la casa y miró a María.

- ¿ Quién era él? - pregunté confundida.

- un amigo especial - hizo una mueca - de Ethan -

Con esa frase entendí todo, Ethan y que Aria se acostaban juntos, tenía que esperar que fuera un don giovanni, la verdad era un chico guapo, inútil negarlo, pero su carácter lo arruinaba todo.

- Empiezo a trabajar entonces -

- si necesitas algo solo pídemelo - María me sonrió y asintió.

Tomé lo necesario, subiendo las escaleras.

Mi cara estaba baja, leyendo el nombre de los productos pero de repente choqué con algo, o más bien con alguien.

Caí con el trasero en el suelo

- ¡ay! qué diablos… - levanté la cara y vi a Ethan, solo con los boxers puestos.

Tenía un cuerpo para dejar sin aliento, hombros y brazos llenos de músculos, y solo ahora me di cuenta de que tenía un león tatuado en su hombro que continuaba hasta la mitad de su brazo.

- abre los ojos torpe. - su voz me trajo a la realidad y me levanté rápidamente.

- ¡No me llames torpe! - lo señalas con el dedo - saliste de la nada! -

- y usted debe mirar hacia adelante! -

- tu tambien entonces, si me viste por que no lo esquivaste?! - ¿Realmente estábamos discutiendo sobre eso? Perfecto.

- No me hables así. - se le ocurrió, ¿era un vicio?.

Me alejé pero esta vez más seguro de mí mismo.

- y como debo hablar contigo? Oh, discúlpeme Sr. Ethan si me topé con usted – Puse mi mano en mi pecho, haciendo una expresión de disculpa, completamente falsa. - pero no me doy cuenta cuando hay gilipollas a mi alrededor - me crucé de brazos, manteniendo su mirada.

Se rió y me miró a los ojos, diablos qué ojos, eran verdes como los míos pero los suyos se veían diferentes, hicieron que mi cerebro se volviera loco y no pude mantener su mirada.

Y fue la primera vez que lo vi sonreír, nunca había notado que tuviera una sonrisa tan hermosa.

Joder, tenía que parar, pero ¿qué me pasa?.

- Entonces, ¿soy un imbécil? -

- exacto -

- bueno el gilipollas de aquí - señaló - te dejó una linda sorpresa en la habitación de invitados, es tu trabajo ¿no? - mi expresión cambio de confiada a preocupada.

Esperaba que no fuera eso lo que estaba pensando.

- o? -

- las sorpresas no se cuentan, dejaré que lo descubras por ti mismo - se acercó aún más a mí, estaba demasiado cerca, otro paso y sus labios se habrían tocado. - Diviértete pequeña - se rió y se alejó, golpeando su hombro contra el mío.

Que pendejo, como pudiste aguantar a una persona asi?

Caminé hacia la habitación de invitados y abrí la puerta, se sentía raro, como si alguien acabara de terminar... de tener sexo.

- oh no - gimoteas.

Había dos condones usados en el suelo y una mancha húmeda en la sábana.

- ¡Qué repugnante! - grité, te juro que me vengaría, no podía ser tratado así por una persona como él.

Me pongo los guantes y empiezo a limpiar, incluso en contra de mi voluntad.

Cambié las sábanas de la cama y puse unas limpias, tiré los condones en una bolsa y casi amordacé, al menos pudo limpiar su suciedad.

- Muchacho malcriado, espero que alguien le raspe el carro, un raspadito - Resoplé.

El punto de vista de Alexa

Traté de escuchar la conferencia, completamente en vano, mis calificaciones estaban bajando este semestre y no podía permitirlo.

Mis padres querían lo mejor para mí, si hubieran visto las notas hubiera sido una decepción para ellos, para la familia.

Miré el banco a mi lado vacío, extrañaba a Chloe, aunque nunca lo señalé, ella era una pieza fundamental para mí, era la roca a la que podía agarrarme cuando me caía, pero sin embargo ella no sabía todo sobre yo.

Él no sabía acerca de mi paranoia, mis inseguridades, el

estrés por el que pasaba todos los malditos días.

Sonó el timbre y todos salieron de sus aulas. A veces odiaba el tiempo de descanso, en el pasillo había el desorden más total.

Me acerqué a las máquinas y vi a Tyler luchando con ellas, puse mi mejor sonrisa y me acerqué.

- oye perdedor, ¿la señorita te robó el dinero? - Le bromeé.

- si, como siempre, pero porque no lo cambian de una vez? Ya sabes cuánto dinero les roba a los estudiantes- - Le di una patada a la máquina y se cayó el paquete de fichas. - uh seguro que no se cayó por tu culpa - tomó el paquete y me reí.

- claro, en fin, todos sabemos que no eres fuerte - seguí bromeando con él, siempre hacíamos esto pero nos amábamos, o algo más, al menos de mi parte.

Nunca entendí lo que sentía por Tyler, solo sabía que cada vez que lo veía mi corazón se aceleraba y mi estómago me jugaba malas pasadas.

- ¿Escuchaste a Cloe? - me preguntó y yo lo miré

- er no, todavía no - me entregó el paquete de papitas - er no gracias -

- ¿no comes nada? me preguntó de nuevo.

- No tengo hambre – mintió, en realidad la tenía, pero mi cabeza decía que no.

- seguro? -

- Hay una fiesta esta noche - sonreí y cambié de tema.

- otro? – puso los ojos en blanco

– sí pero esta vez es al aire libre, digamos que es una carrera de motos, ¿por qué no vamos para allá? -

- Yo no pongo un pie allí - exclamó y cambió de expresión. Veremos cómo cambia de opinión en cinco segundos.

- Chloe vendría – me miró.

- a él no le gustan estas cosas - siguió comiendo

- pero a mí sí, y sabes que Chloe me seguiría a todos lados para verme feliz, lo mismo con ella, así que - sonreí

- y no pasa nada joder - dijo nervioso y me eché a reír cuando un sentimiento molesto comenzó a recorrerme, porque cada vez que escuchaba a Chloe, su mente cambiaba.

- en exactamente veinte minutos pasaremos por tu casa, ¿estás listo? Alexa me preguntó desde el otro lado del teléfono.

Puse los ojos en blanco, él nunca aceptó un no por respuesta y finalmente te convenció de alguna manera.

- Sí, estoy lista, pero quería pasar la noche con mi madre, en lugar de esta fiesta - dije irritada.

Ahora estaba trabajando por la mañana, volvía tarde por la tarde y por la noche quería pasar un rato con mi madre, ver una película con ella o simplemente charlar.

- Vamos, lo harás mañana - respondió él y la escuchó cerrar la puerta.

- Alexa, no estoy bromeando, apúrate si no, me pondré el pijama de nuevo - resoplé y cerré la llamada.

Era mi mejor amiga, una hermana, pero a veces su comportamiento no me caía bien.

Suspiré y me levanté de la cama mirándome al espejo, tenía unos jeans grises de cintura alta, un top negro y una chaqueta del mismo color, mi cabello arreglado con rizos y maquillaje muy ligero.

Me gustaba así, deportivo, sencillo y sobre todo en negro, era mi color favorito.

Todos mis dibujos eran sobre la coloración del negro, veía el mundo así, desprovisto de colores, esperanzas, oportunidades, hoy en día nunca veo sonrisas sinceras, solo sonrisas que tratan de ocultar el dolor, eso es lo que vi, sufrimiento.

Tal vez lo crean así porque la última sonrisa sincera la hizo a los quince.

Salió de mi habitación y se dirigió a la cocina, donde vi a mi madre tomando té caliente, estaba pálida.

- mamá ¿está bien? -

- oh sí cariño - forzó una sonrisa, mintió - mi cabeza solo gira un poco -

- pues túmbate, descansa aquí - dije precipitadamente, hubiera dado todo por estar con ella.

- no cariño, tienes que ir a divertirte ¿de acuerdo? -

- divertirse? - me reí irónicamente - ¿qué es? No, ¿realmente qué es divertido, mamá? Porque no tengo idea- bajó la cara y yo me tranquilicé de inmediato, a veces yo era así, cuando me ponía nerviosa no pensaba antes de hablar. - Solo digo que sería difícil divertirme si creo que no estás bien - dije con más calma

- Viki vendrá, la llamé hace diez minutos, así que no estaré solo - tomó mi mano que yo estreché .

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