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CAPÍTULO 4. (parte 2)

Con todos fuera de la habitación y Ulises enfurruñado a mas no poder, la enfermera cerró la puerta y no quedó de otra que esperar. Mike y Fernando se alejaron de nosotros, murmurando algunas cosas que obviamente no querían que escucháramos.

Ojalá estuviesen hablando de como ellos también debían arreglar sus asuntos.

—¿Qué le están haciendo?—pregunté por curiosidad, pero tambien para aliviar un poco la tensión que flotaba en el ambiente.

—Bueno probablemente le esté revisando mejor el estómago. Cuando lo tocó le dolió. También revisará mas a profundidad la garganta para evaluar la inflamación que le notó—me explicó mi francés.

—Le preguntará sobre sus evacuaciones y vómitos y si ha notado alguna presencia de sangre. Y cuando le diga que si, y si es un buen doctor, le mandará a hacer un análisis sanguíneo completo—murmuró Ulises.

Me alarmé de inmediato.

—¿Vomitó con sangre?—pregunté asustada.

—Si, un poco. Quizás haya sido producto de la misma inflamación que tiene en la garganta—aclaró Ulises.

—Primero ¿Cómo lo sabes? Y segundo no debería tener nada que vomitar ¿o si?, mejor dicho, ¿si le lavaron el estómago, que vomita?—Gabriel habló por primera vez.

—Me lo contó la enfermera esta mañana. Cuando ustedes bajaron a comer me acerqué hasta enfermería para saber si sabían algo de Hayden. Resulta ser que consiguió que una enfermera le diese un poco de agua, pero él tomó más de la cuenta, y cuando vomitó el agua tenía algunas manchas rojas.

—Yo ordenaría una endoscopia, solo para estar seguro de que las pastillas que se tomó no crearon ningún daño en el estómago, ni en el tubo digestivo. Pero es muy invasivo para el procedimiento que ya le hicieron.

Después de las palabras de Rámses permanecimos en silencio. Yo solo quería salir de la clínica con Hayden, sabiendo que estaba completamente bien y que comenzaríamos a trabajar en su recuperación emocional.

La enfermera salió de la habitación y nos permitió entrar.

—Esta es la parte donde comenzarás a pelear, pero te adelanto que no cambiaré de opinión, ya sabes bien como soy.

La familiaridad con la que Joseph le hablaba comenzaba a molestarme, no imaginaba cuanto molestaba a Ulises.

—En líneas generales estas bien, pero no te daré de alta, ni hoy, ni mañana. Primero esperaré el resultado de los exámenes sanguíneos y veremos cómo mejora la inflamación de la garganta. Pero, si te portas bien, te dejaré ir en la mañana del tercer día. Tú sabes cuál es el protocolo para estos casos, no tientes tu suerte.

Joseph apretó el hombro de Hayden y noté al rubio tensarse, tanto o más que Ulises.

—¿Podemos quedarnos con él?—le preguntó mi moreno amigo. La mirada que le dio a Joseph, hizo que soltara a su novio.

Muy bien Ulises, yo estaba que le arrancaba la mano.

—Si, por supuesto que si. Pero no todos porque…—y todos comenzamos a quejarnos—. Bueno, hablen con mi jefe cuando venga, estoy muy seguro que él conseguirá los permisos necesarios.

—¿Y quién es el jefe?—preguntó Mike.

—Ameth—respondió con una sonrisa inmensa, mientras que los que no sabían aun esa noticia, se sorprendían—. Bueno, los voy a dejar porque debo continuar con las rondas antes de irme a casa. Estaré llamándote para ver como sigues, te monitorearé desde cerca.

—Es mejor que me llame a mí, quiero que Hayden descanse lo más que pueda—ofreció Ulises y yo grité emocionada por dentro, ya era hora de que marcara su territorio.

—Claro, no hay ningún problema. Hayden tiene mi número, que te lo pase.

Se despidió de todos y se fue.

—Vaya con tu ex novio. Menos mal que se despidió, Amelia estaba que le saltaba a la yugular y Ulises ni se diga—se burló Mike.

—¿Ex…? Ehm… ¿Cómo lo saben?—Hayden estaba nervioso mientras miraba a Ulises, buscando su reacción.

—Él lo presumió por supuesto—dijo Ulises—, anoche en la cena, delante de todos.

—Contó cómo te partió el corazón cuando te dejó—agregó Gabriel y se sentó en la cama, esperando que Hayden continuase el cuento.

—No es el momento para…—comenzó Fernando.

—¡Claro que es el momento! Hayd tiene que sacar todo de si para sanar y que mejor manera de hacerlo que echarnos el chisme de ese ex novio que lo dejó. ¿Sabias que dijo que fue el culpable de una depresión tuya?.

—¡¿Qué?¡ No, eso no fue así—comenzó a hablar Hayden—. Yo… ehm… esto es muy raro, digo, hablar de esto con ustedes.

—Exactamente, es cuestión de que te acostumbres padrino.

—No, no no. Eso debe hablarlo con Ulises—aclaré.

—Primero, y después contarnos a nosotros—dijo Mike haciendo que todos asintieran.

—Tenemos mucho tiempo esperando que por fin salieras del closet, es justo que nos pongamos al día—bromeó Fernando, pero hizo que Hayden se riera, como no lo hacía en muchísimo tiempo—. ¿Qué fue lo que pasó con Erick Lass, en la universidad? ¿Y con Zack? Ese chico me caía super bien. Tengo toda una vida esperando para preguntártelo.

—Haré como dijo Amelia, primero lo hablaré con Ulises.

Todos se quejaron falsamente, bueno, Gabriel si se quejó de verdad. ¿Por qué a él le gustaba tanto un chisme?.

Salimos de la habitación para dejar que la pareja hablara y Rámses, tomándome de la mano, me comenzó a arrastrar hasta la cafetería.

—Tu, señorita, tienes que comer. Ayer comiste muy mal y hoy no hay excusa para eso—me recriminó.

—No tengo tanta hambre.

—Pues comerás y muy bien.

Y conociendo al francés no cedería.

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