CAPÍTULO 1. (parte 2)
—Todo esto es culpa de ustedes—dije en voz alta y sin la más mínima culpa—. De cada una de ustedes. Hayden cayó en una depresión por culpa de ustedes, no veía luz, comenzó a medicarse por culpa de ustedes. No salió de esto por culpa de ustedes, y en cambio se sumergió más. Tuvimos que internarlo en un centro de rehabilitación por culpa de ustedes y gracias a mi papá, un extraño si al caso vamos, porque ustedes, que son su supuesta familia, no le dieron ningún apoyo, lo hicieron a un lado como un leproso, sin que les importara ni tan siquiera escucharme, ni cuando les rogué por ayuda acudieron a su lado.
>>Estoy decepcionada de todos, dolida y furiosa. No merecen saber nada de Hayden, porque ustedes con su egoísmo y siendo unos completos inhumanos, lo llevaron a donde está ahorita, quizás debatiéndose entre la vida y la muerte. ¡Y rezo a Dios que esa lucha no la gane Hayden, porque está más que claro que él quiere morir! Rezo a Dios porque la voluntad de Hayden no se cumpla y que viva. Porque si Hayden muere…. Si Hayden muere perderán más que a un amigo, un hermano, un padrino, un familiar… y también me perderán a mi para siempre. Todos y cada uno de ustedes.
>>No han sido la familia que me han pintado por todo este tiempo, no son la familia que me tendió la mano y me enamoró. ¡No son ni siquiera una familia! Porque la familia se queda a tu lado sin importar qué, la familia no te da la espalda, no te deja ahogarte. He tenido paciencia con ustedes, he esperado y esperado sin que hicieran nada. Viendo de lejos como destruyen todo lo que han creado en tantos años, por puro egoísmo y homofobia. Son unos inmaduros y estoy decepcionada de todos. Karen también estaría decepcionada, lo sé y sé que ustedes lo saben.
>>¿Si Hayden muere, habrá importado? ¿Se arrepentirán de lo mierda que han sido todos estos meses sobre su tumba? No aprendieron nada con las perdidas que han sufrido, nada. Y cuando estén arrepentidos de no haberlo ayudado, no habrá valido la pena su arrepentimiento y tendrán que vivir el resto de lo que les quedé de vida, sabiendo que de una forma u otra, tienen las manos manchadas. Porque es tan culpable el que lanza el golpe, como el que lo ve y no hace nada. Deberían estar avergonzados de ustedes mismos y recen, recen también porque se recupere.
>>Entonces, dejen de preguntarme, porque yo, Amelia Maggio Gatica no les pienso decir como su hermano, tío, padrino—espeté con énfasis a cada uno—, terminó en una clínica por intentar suicidarse, porque ustedes bien que saben por qué llegó allí. Y en este momento yo solo puedo ver que la causa de que él esté en esa clínica son ustedes.
>>Cuando Hayden se recupere, si ustedes no arreglan esta estupidez que han creado, me iré con él. Y no volverán a saber de ninguno de nosotros. Pueden estar seguros de eso.
Apreté mis labios con fuerza, y miré por la ventanilla, sabiendo que los ojos de todos estaban sobre mí, pero que cada una de mis palabras se la habían ganado y que había tardado muchísimo en decírselas. Me quité un peso de encima, que aplastaba mi pecho día a día, que me comenzó a carcomerme y que me fue decepcionando poco a poco de mi familia que tanto amor incondicional me había dado.
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No se escuchó nada más en ese auto que las respiraciones de todos, el ruido del aire acondicionado y las teclas de mi teléfono con las que le escribía a Ameth por noticias y le respondía los mensajes a Jeremy.
Y entonces caí en cuenta que no había llamado a Alexa y que quizás ella pudiera saber un poco más, después de todo, era también su terapeuta principal y personal médico de contacto.
—Alexa—dije apenas me atendió la llamada.
—Amelia, voy camino a la clínica. Me avisaron del centro de rehabilitación…
—Lo sé, lo sé—la interrumpí—, a mi me avisó Ulises pero creo que se quedó sin batería. Dime lo que sabes por favor.
—Me dijeron que lo consiguieron inconsciente en el piso de su habitación. Se saltó los llamados al desayuno y tienen un protocolo para eso. Estaba en el piso, con las pastillas aun en su mano. No saben como consiguió las pastillas, pero iniciaran una investigación.
—Eso no me importa en estos momentos. ¿Está vivo?.
—Creo que en este momento puedo saber lo mismo que tú. Le dieron RCP hasta que llegó la ambulancia y lo sacaron con signos vitales muy débiles e inestables. No saben la gravedad de la situación. La doctora de guardia estaba atendiendo a un paciente que acababa de llegar aun drogado, así que se lo llevaron antes de que ella pudiera ir con él. La subdirectora del centro se fue directo a la clínica, porque por la hora no había llegado a las instalaciones, pero tampoco se ha contactado.
—¡No fue tan temprano!—alcé la voz molesta— eran pasadas las 10 cuando me llamó Ulises. Si ella iba tarde a su trabajo, no le servirá de coartada.
—Toda la razón. Estaré llegando calculo que en unas horas. Estuve fuera el fin de semana con Keithan y apenas regresamos a la ciudad. Vamos todo lo rápido que podemos ir. En cuanto sepa algo te aviso, pero por favor haz lo mismo tu.
—Si. Lo haré. Tenemos que avisarle a Susana—le recordé.
—Yo me encargaré de eso. Te dejo Mía, quiero rendir la batería del teléfono lo más que pueda. Has lo mismo tu por favor. Ya ha salido de esto antes, también lo hará ahora.
Coloqué mis manos sobre mis ojos, cubriéndolo por completo. Esto parecía una pesadilla y quería intentar despertarme, sin embargo por mas que apreté mis uñas en mi cuero cabelludo y hundí las palmas en la cuenca de mis ojos, no lograba despertar.
No estaba soñando.
Suspiré tratando de calmarme, necesitaba llegar a la clínica calmada. El GPS marcaba aun una diferencia de 10 minutos para llegar.
El centro de rehabilitación era apartado de la ciudad y la clínica igualmente, era la única forma de proteger su identidad y aunque parecía una locura no estar mas cerca, la verdad era que no quería darle a Hayden ningún dolor de cabeza adicional, y preocuparlo por las repercusiones en su carrera, era definitivamente una angustia más para él.
Un mensaje de Alexa sonó en mi teléfono: “Susana ya se enteró. Comenzará a buscar pasajes para venir”.
Avisamos a Susana en cuanto vi que la depresión no era pasajera. Bueno, Alexa le avisó a su ahijada, era lo propio. Resulta ser que Susana no se sorprendió de que su papá fuese gay, pero si la sorprendió que no pudiera salir de la tristeza que lo consumía. No se lo imaginó de él nunca, creo que ninguno lo hizo. Desde entonces llamaba diariamente a Hayden, dos o tres veces al día. Mantenían comunicación constante y si no acudió para estar a su lado fue porque Hayden insistía en que no era necesario.
Hayden se estaba aislando, por eso no la quería cerca, pero de Ulises, Jeremy, Alexa y de mí no había podido librarse. Una nueva ola de rabia me invadió porque sé que Hayden hubiese dado lo que fuese para que su familia: Rámses, Gabriel, Mike y Fernando, estuviesen a su lado; Y estaba dando su vida porque no podía estar con ellos.
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Cuando finalmente llegamos apenas pude esperar que el auto se detuviera. Iba sentada en el medio de Rámses y Gabriel, y empujé tanto al portugués para que se bajara, que hasta lo escuché quejarse de dolor.
Corrí hasta la recepción de la urgencia, buscando entre todas las caras a Ulises, quien debió haber llegado primero. La urgencia estaba plagada de personas, algunas lucían considerablemente enfermas, otras estaban sentadas con la misma cara de angustia que quizás tenía yo.
La urgencia no era tan grande, pero no encontraba a Ulises por ningún sitio.
Detrás de mi Fernando, Rámses y Gabriel miraban igualmente a todos lados. Y entonces lo localicé.
Ulises estaba sentado detrás de una columna, con su cabeza siendo sujetada entre sus manos, sus codos sobre las rodillas. Lo llamé con mas fuerza de lo que pretendía y él alzó la vista.
Llevaba la cara contraída de dolor, su nariz roja, sus ojos hinchados y aun con rastro de las ultimas lágrimas. Mi corazón se achicó considerablemente, mi piel se erizó y mi aliento me falló.