Capítulo 3. Casi chocamos
By Any
Fuimos en el auto de Ludmila, a ella le encanta manejar rápido.
Pasó un semaforo en amarillo y otro auto que venía por la calle adyacente, arrancó un segundo antes de lo debido, frenaron los dos a unos milimetros de distancia.
Los dos tuvieron reflejos muy rápidos.
Nos bajamos del auto, el señor también se bajó, él no era muy grande, tendría la edad de mi tío Willy o de Agustín.
—Sos idiota, arrancaste en rojo.
Le Ludmila, dice de mala manera.
—Disculpame, vos pasaste en rojo y no me llames idiota.
Le contestó, mirándola bastante mal.
—Te llamo como quiero y seguramente venías pelotudeando con el celular y por eso te distrajiste.
Die Ludmi, al ver que él tenía el celular en la mano.
Ella es bastante mal hablada y dice malas palabras como si fueran palabras comunes.
—Existe algo llamado manos libres y no me distraje, seguramente, vos venías charlando y te distrajiste.
—Sos un idiota.
Él la miró y parecía disfrutar de la discusión.
—Yo no te digo nada si te insulto, porque soy un caballero.
—No se nota que lo sos y vos tenés la culpa.
Ludmila, antes de hablar, le recorre el cuerpo con su mirada.
—Desde acá escucho el volumen de la música de tu auto, la esquizofrénica o sacada sos vos.
—¿Cómo me llamaste?
Dice Ludmi y se cruza de brazos, él le mira descaradamente el pecho, que le sobresale por la posición de sus brazos y le contesta con una exasperante sonrisa.
—Sacada, loca, pirada.
—Imbécil, idiota.
—Te sigo ganando por uno.
Dice sonriendo.
Su sonrisa ya la odio.
—Estúpido.
Casi escupe cuando se lo dice.
—¿Algún problema?
Se acercó preguntado, un policía que se bajó de un patrullero, que justo pasaba por ahí.
—Este imbécil casi me choca.
—Es la señorita quien casi me choca a mí, por pasar en rojo.
—No pasé en rojo, vos arrancaste con tu rojo.
—¿Chocaron?
Pregunta confundido el oficial de policía.
—No.
Responden los dos a la vez.
—Están haciendo un caos del transito, solo por discutir.
Es verdad, había una enorme cola de autos en las dos calles, que no dejaban de tocar la bocina y ninguno de ellos dos parecía enterarse.
El oficial los reprende a los dos.
—Le voy a hacer una denuncia, porque casi me choca.
Ludmila le habla al oficial.
—No podés denunciarme porque casi chocamos.
El hombre del auto sigue sonriendo y parece divertirse.
—Eso no existe.
Dice el oficial.
Ludmila lo mira y de repente le empieza a gritar al oficial, yo ya tenía un poco de vergüenza, aunque me resultaba bastante divertida la situación.
—Usted tiene algo en contra mío, la otra vez no me quiso tomar una denuncia.
El oficial la mira y recién ahí la reconoce.
—Usted se había robado un bebé.
La acusa.
—¿Robaste un bebé?
Pregunta el hombre con el que casi chocamos, al menos se le fue esa estúpida y arrogante sonrisa.
—No la robó, es la bebé de mi tía.
Intervengo yo.
—No me equivoqué, sos una loca, desquiciada.
—Idiota— le contesta Ludmila y luego se dirige al oficial— y usted tiene algo contra mí, no me tomó la denuncia.
—Estaba denunciando que le robaron un preservativo.
El oficial recuerda perfectamente todo, es que no creo que todos los días denuncien el extravío de un bebé y además quieran hacer una denuncia por el robo de un preservativo, aunque seguro que Ludmila estaba bromeando con eso, ella siempre se divierte y los carga a mis tíos, porque tienen relaciones sexuales en un montón de lugares.
—¿Te robaron un preservativo y lo querías denunciar?
—No te interesa, estúpido, ahora te voy a denunciar a vos.
—Nadie te va a tomar la denuncia.
—Eso pensás vos…
Dice Ludmila impostando su voz, pareciendo muy sexi y acariciándole el pecho al hombre que casi nos choca mientras que le guiña un ojo.
—Oficial, usted es testigo que no hubo un choque.
No le contestó a Ludmila y pareció asombrarse cuando ella lo acarició.
—Están interrumpiendo el tráfico.
Insiste el oficial.
—Señorita, compórtese y como le dije la otra vez, hay delitos reales y me hace perder el tiempo, fíjese el ejemplo que le está dando a ésta jovencita.
¿Es tonto este policia?
Parece un predicador de alguna religión.
—¿Sabe qué ejemplo me da? El de no dejarme avasallar por hombres como ustedes, que uno casi nos choca y usted...bueno era solo un preservativo, que mi tía le agarró y ella es la madrina de mi primita…así que no se la robó.
Ignora lo que dije, sí, es tonto.
—Por favor, dejen de interrumpir el tráfico y circulen.
—Ludmila, se hizo tarde, yo le dejo los documentos a Agustín.
Digo mientras nos subimos al auto, es que vi la oportunidad para tratar de estar un rato a solas con Agustín.
El hombre nos miró cuando le dije eso y enseguida le dijo.
—Un gusto de conocerte...desquiciada.
El hombre volvió a mirarla con esa sonrisa que pretendía ser sexi, y creo que eso enfureció a Ludmila, o tal vez le gustó, no lo sé.
—Idiota.
Refunfuñó ella subiéndose a su auto y arrancó rápido.
Llegamos a la oficina de Agustín, Ludmila bajó un momento, para asegurarse que yo entrara.
Estoy feliz, voy a estar a solas con mi hombre preferido.
Agustín estaba en la puerta, esperándonos.
—Hola primor.
Le dice Ludmila a Agustín mientras le da un beso en la mejilla, yo solo lo miré.
—Any te explica todo, sabe bien de qué se trata, es que un imbécil casi nos choca y…
Agustín se puso pálido.
—¿Están bien?
—Sí, pero el idiota me hizo perder tiempo, imaginate que justo llegó un oficial que...contale vos, que no llego adonde tengo que ir.
Agustín le iba a decir algo, pero cuando Ludmila gira, se choca con el mismo hombre que casi nos choca.
—¿Me seguiste hasta acá? Te voy a denunciar.
—Loca, qué egocéntrica que sos.
—Sos un idiota.
—Vos sos una sacada que no sabés manejar.
—Infeliz, el que no sabe manejar sos vos.
—Vos pasaste en rojo.
—Vos arrancaste en rojo.
—Vos venías hablando por celular.
—Vos venías escuchando música altísima.
—Vos sos un estupido.
—Vos sos…
—¿Él es con quién casi chocan?
Me pregunta, divertido, Agustín, sin interrumpirlos.
—Sí.
Se ríe, parece que se divierte.
Se acercó a ellos, que seguían insultándose.
—Carlos, te presento a mi bella amiga Ludmila, Ludmi, él es Carlos, mi amigo y socio.
—¿Este idiota es tu amigo?
—¿Esta loca es tu amiga?
—Estúpido.
—Sacada.
Ludmila no le contestó, se dirigió sólo a Agustín.
—Agus, te dejo a Any, es tardísimo, llevala a la casa después y decile a tu amigo que después lo denunció.
Parece que Carlos, así se llama el hombre, quería que ella le siguiera hablando, o insultando, pero sin dudas quería la atención de Ludmi.
—Decimelo en la cara.
—Ya te lo dije.
—Sí, mientras me acariciabas y me guiñabas un ojo, te resulté irresistible.
Ludmila se ríe a carcajadas.
—También te voy a denunciar por acoso, me seguiste.
—Trabajo acá.
—Yo no estoy tan segura.
—¡Loca!
—Ludmila...esperá y llevá vos a Any.
Interrumpe Agustín, sin mirarme, eso me molestó.
—Me voy sola, pero primero te tengo que explicar qué quieren mis tíos.
Le contesté yo y estoy ofendida.
Me besó y me tocó y ahora ni me mira y no me quiere cerca suyo.
—Te hacés cargo de Any, cariño, y acordate que es menor.
—Ludmila, gritalo.
Le digo yo enojada, me hace ver como una nena.
—ES MENOR.
Grita mientras se va.
—Loca.
Le dice Carlos, el amigo de Agustín.
Ludmila sale con el auto casi arando, ahora sí iba tardísimo.
—¿Te explico lo que quieren Ivana y Willy?
Trato de ser indiferente, como él.
—Sí, vení a mi oficina.
Pasamos los tres, me deja pasar primero, poniéndome una mano en la espalda, para que pase primero.
La sacó inmediatamente como si le quemara.
Giré para ver adonde tenía que ir, él siguió caminando y quedamos cerquita, juro que eso fue sin querer.
Sin embargo le sonrío, como si hubiese superado sus besos.
—Any…
—No sé para donde tengo que ir.
Le digo tratando de mostrarme inocente.
—Subí la escalera.
Subo primero y cuando llegué al último escalón me vuelvo a frenar, ésta vez sí fue a propósito, giré y quedamos a la misma altura, otra vez muy cerquita.
—Any podés seguir caminando.
—Es que no sé dónde tengo que ir, y te estás enojando.
—Caminá y te digo dónde está mi oficina.
Carlos nos miraba sin entender nada.
Doy dos pasos y me paro nuevamente, mientras que ellos terminan de subir.
—¿Es tu amiga, del grupo que siempre se junta?
Jaja, ya está preguntando por Ludmila.
—Sí, te dije mil veces que vengas.
—Cuando estaban subiendo al auto, te nombraron, diciendo que era tarde y en ese momento me di cuenta quién era, porque el oficial también discutió con ella, al parecer era el mismo que…
Le cuenta a Agustín.
—¿Él mismo?
Pregunta intrigado mientras me mira.
—Sí ¿Te acordás que se mataban de risa la otra vez? Cuando en una ...reconciliación, Ivana y Willy...terminaron en el baño de la oficina y mi tía le agarró de un cajón del escritorio, un preservativo a Ludmi y ella cuando llegó, los escucho en el baño y se llevó a Catalina, que estaba durmiendo en la practicuna que tiene Ivana en la oficina…cuando terminaron de… buscaron por todos lados a mi primita y llegó la policía…
Eso lo contaron en una reunión, pero no me acuerdo si contaron que la empleada estaba detrás de Willy.
—Se asustaron cuando no vieron a Catalina, ese día, Fernando fue a la fábrica porque una empleada les estaba robando y encima quería algo con Willy.
—Willy, ahora se calmó, adora a tu tía.
Defiende a su amigo, lo dijo enseguida y muy seguro.
—Es que es muy lindo y siempre tiene muchas chicas atrás, aunque Ivana es la más hermosa.
—¿Tu tío te parece lindo?
—Para Ivana, sí, pero tranquilo, vos sos mucho más lindo.
Le digo mientras le guiño un ojo.