Capítulo 2. Soy correcto
By Agustín
Ya habían cortado la torta, tocado la banda, saludé a Catalina y a Ludmila y casi sin mirar a Ivana y a Willy, huí del lugar como un cobarde.
Terminé contratando a una señorita y ni aun después de tres rondas salvajes me pude sacar la calentura que me provocó Any.
No sé porqué me pasa ésto a mí, soy un tipo correcto, jodón, divertido, tengo relaciones chicas que muchas veces conozco en Katis, es verdad, pero soy correcto.
Aunque se me movilizaba todo por dentro, y me pasó más de una vez, cuando le miraba el culo a Any pero no pensaba mover un dedo.
Solo esperaba que pase el momento y trataba de no pensar en ella como mujer, era una adolescente.
A eso se le suma que es la sobrina de Ivana, y que ella es amiga mía y su marido también es un muy buen amigo mío, aunque en estos momentos y todo por Ivana, Willy no me siente tan amigo suyo.
Es muy celoso y yo hice bastante para ponerlo celoso, creo firmemente que aporté mi granito de arena para que hoy estos dos locos hoy están casados, sé que ellos se aman con locura.
Con Any el tema pasa porque es menor de edad.
También porque le llevo 12 años.
Soy un hombre, no puedo calentarme con una...nena.
Mierda…no es una nena.
No puedo cogerla y después hasta mañana.
Tampoco quiero hacerle el novio ni seducirla, no está en mis planes tener nada serio con alguien.
No estoy cerrado a nada, solo que estoy muy bien con mi soltería, me encuentro con mis amigos o me voy por ahí con Ezequiel o con Carlos, mi socio.
Tengo relaciones de una o dos noches y si no contrato a alguien y listo, es más simple, evito que me estén pidiendo mi número de celular, o tener que hablar de mi vida.
Algunas mujeres son pesadas y van a lugares como Katis creyendo que de allí, van a salir en serio con alguien.
Todos sabemos cómo es ese lugar.
Vamos a divertirnos y a buscar sexo sin dar demasiadas vuelta, hasta había strepers ellas cobraban por sus servicios.
By Any
Me gusta el amigo de mis tíos, me hace sentir hermosa y poderosa y me gustó ver y...sentir como me desea.
Hace mucho que me gusta y siempre me acerqué a él para hablar de cualquier tema, parecía huir de mí, pero luego sentía su mirada en mí y cuando yo lo miraba, él desviaba la suya, entonces yo sonreía victoriosa, pero ya no me alcanzaba con sus miradas, quería más de él.
Quería que me besara y que me hiciera el amor.
Eso no se lo podía confesar a mi tía, ni a Ludmila.
Ya sé que es un poco viejo para mí, me lleva 12 años, pero aparenta menos.
Es muy lindo, es alto como Willy, tal vez un poco menos, pero pasa por varios centímetros el metro ochenta.
Es medio rubio, de pelo largo, usa el cabello atado, no es que lo tenga muy largo, pero sí lo suficiente para poder atarlo, sus ojos son color verdes, es el más lindo de todos los hombres del grupo de amigos de mi tía, y no solo eso, es el más lindo del mundo, aunque para Ivana, el que es hermoso es su marido, sí, mi tío es lindo, pero Agustín es hermosísimo, me encanta.
Agustín me dice que él es un hombre, que no es como los chicos con los cuales estoy acostumbrada a salir, eso es lo que me atrae de él, eso y que es hermoso, atractivo, gracioso, siempre está haciendo chistes, jodas, es desfachatado, se nota, pero conmigo se comporta como un caballero.
Eso me frustra un poco.
A veces creo que me vé como a una nena y otras veces siento que me desviste cuando me mira, como lo haría con una mujer.
Mis tíos lo amenazaron, creo que es una excusa, no me parece un hombre que deje de hacer cosas, solo porque alguien lo amenace.
Le gusto, lo sé, pero no me quiere seducir, aunque el otro día cuando me besó, en realidad lo besé yo, creo que no tardó ni un segundo en devolverme el beso, fue instantáneo, me tocó, con una maestría en tocar, no me enteré cuando sus manos entraron por debajo de mis calzas y se metieron por debajo de mi tanguita, nadie me había tocado sin la tanguita, o mejor dicho por debajo de ella.
Debe ser eso cuando se refiere a que es un hombre.
No se debe conformar con un beso y algunas caricias, aunque sean de esas.
Esas caricias me dieron ganas de hacer cosas que nunca había hecho…quiero sentir de nuevo sus dedos en mi piel y dentro mío.
Estoy casi obsesionada con él, no lo dejo de pensar.
Todos creen que el mujeriego es Willy, yo tengo mis serias dudas.
Willy siempre mostró sus conquistas, es mujeriego, eso no lo niego, pero que no me vengan a decir que Agustín no tiene tantas o más conquistas que mi tío.
Otro que está en la misma sintonía es Ezequiel.
Es un poco más bajo, aunque no demasiado y también es bastante lindo, pero a mí me gusta Agustín.
Él se lleva el primer puesto en todos los podios del mundo.
Lo voy a volver loco, hasta que sea él quién se me tire encima.
Me gustaría perder mi virginidad con él, cuando pienso en eso, se humedece mi zona íntima y eso jamás me había pasado con otro chico.
Ya es tedioso que me traten como una nena y me cuiden para que sea virgen hasta encontrar a alguien ideal.
Él es el ideal y no quiere hacer nada porque soy menor, casi tengo 18 años, me faltan 3 meses, casi 4 y es mucho tiempo.
Mientras tanto estoy estudiando diseño de indumentaria y trabajo con Ivana y Ludmila.
Las escuché hablar entre ellas que tenían que reunirse con Agustín, por lo que pude oír, Willy y mi tía quieren vender el departamento y mudarse a una casa, para que las nenas se críen en una casa con patio para jugar y no estar encerradas en cuatro paredes, me enteré algo que no sabía, Agustín es arquitecto.
Es completito Agustín.
Le tenían que mandar un documento de un terreno para que estudié las posibilidades de construir en él.
Ivana se lo iba a mandar por whatsapp, pero Ludmila tenía que hacer un trámite cerca de la oficina de Agustín y dijo se lo iba a llevar personalmente.
Yo, siempre atenta a ellas, me ofrecí para llevárselo, así Ludmila no perdía tiempo.
—Any ¿Qué te traes con Agustín?
Pregunta muy reflexiva, Ludmila, es raro verla seria.
—Me gusta.
Digo, aunque ellas ya lo saben.
—Te lleva casi 12 años y vos sos menor de edad.
Dice aún más seria, Ivana.
—Tía, es el hombre más bello del mundo.
—Te equivocás, el más bello es Willy.
Me contestó Ivana, mientras que se sienta, está agitada porque su embarazo está avanzado, parece que le va a explotar la panza.
—BUEEE, pueden dejar de hablar estupideces ustedes dos, era una conversación de verdad.
Ludmila levanta los dos brazos hacia arriba, como clamando al cielo.
Ludmila es exagerada y muy divertida.
Ivana sonríe.
—Claro, pero quiero que sepas que es un hombre y está acostumbrado a irse por ahí con Ezequiel y no van precisamente a tomar café, nunca le conocimos novia y nunca se metió en serio con alguien.
—Vos le gustabas.
—Me ayudaba a poner celoso a Willy, no estaba enamorado de mí, ni de nadie.
—¿Te ayudaba a poner celoso al tío?
—Sí y me dio resultados asombrosos, aunque Willy se enojaba con él, pero dejaba de coquetear con cuanta chica estuviese cerca, aparte, Agustín es uno de nuestros mejores amigos.
—Eso lo sé.
—Quedate tranquila, no lo busques, porque no es un hombre que salga en serio con alguna mujer, no busca tener novia, mucho menos casarse.
—Ahora me gusta más, lo voy a conquistar.
Le digo yo y soy muy testaruda.
—Any, ya lo besaste ¿Qué esperas?
Ya se habían enterado, se los tuve que confesar, porque no podía borrar la sonrisa de mi cara por dos días, hasta que entre las dos me volvieron loca con sus preguntas.
—Perder mi virginidad con él.
Se los digo así, porque ellas siempre hablan sin cambiar las palabras y no me parece que sea tan terrible lo que deseo.
Cuándo yo era más chica, no hablaban de sexo delante mío, bueno, tal vez sí, pero lo hacían con discreción y yo no me daba cuenta.
—¡Any!
—No te preocupes tanto, aparenta menos edad de la que tiene y yo un poco más, porque soy madura y no quiero ser la única chica virgen de la facultad.
Ese tema me tiene preocupada, de verdad debo ser la única chica virgen en toda la facultad, quiero saber como es hacer el amor y quiero hacerlo con Agustín.
—Él no va a hacer nada mientras vos seas menor de edad, lo conozco.
—Por eso, mientras tanto, déjame jugar un poco y seducirlo inocentemente.
Trato de convencerlas de que no va a pasar nada, aunque si estaría solo en mis manos, si solo dependería de mí…ya lo hubiésemos hecho.
—Si se entera que sabemos que te besó...
—Técnicamente lo besé yo.
—Está bien, anda con Ludmila y llevale esos documentos.
Mi sonrisa era demasiada notoria, creo que mi tía ya se está arrepintiendo de su decisión.