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Capítulo 4

Me doy una ducha rápida sin lavarme el pelo y me pongo el pijama, vuelvo a mi habitación poniéndome las zapatillas y agarrando mi celular.

Tenía algunos mensajes sin leer, incluido uno de mi mejor amiga, que es mi única amiga, Bella, y uno del médico que se encargaba del tratamiento de mi madre.

Antes de contestarle a Bella entré en la conversación con el médico.

Ella dijo que tan pronto pudiera la llamara y así lo hice y no tardó mucho en contestarme.

—Hola, Elisa – dice ella a modo de saludo.

—Buenas noches, doctor Carter, ¿cómo está? — pregunté lo más amablemente que pude.

—Me dijiste que te llamara lo antes posible, ¿pasó algo? — pregunté ya aprensivo.

— Elisa, las cosas no van bien, sabes... hay que empezar un tratamiento, tu madre está empeorando – dice de inmediato y yo me masajeo las sienes.

—Lo sé... lo sé doctor, conseguiré el dinero y... —comencé a hablar pero me detuve porque mi voz empezó a emborracharse con lágrimas.

—Lo sé niña, por eso te pedí que me llamaras, he conseguido reducir el coste del tratamiento para ti – dice ella y no puedo evitar sonreír.

— En serio, ¿realmente lo hiciste? — pregunté esperanzado.

—Lo he conseguido, pero ya te puedo adelantar que la última quimioterapia va a ser más cara porque ha reducido el primer tratamiento – dice.

—Eso es lo de menos—dije aliviado.

Podré pagar el tratamiento de mi mamá, eso es lo que importa. Ya tengo una buena cantidad ahorrada, pero no me alcanzó para pagar la entrada del tratamiento, pero ahora sí.

—¿Cuánto doctor? — pregunté ansiosamente.

—Tenemos un problema aquí Elisa, de mil puedes pagar mil pero tienes días para pagar los mil si no tendrás que pagar los mil por normas del hospital – dice la doctora.

Pero qué carajo, lo máximo que tendré serán mil y ya no puedo sacar más préstamos del banco, ya estoy endeudado. Piensa Elisa.

—Te pago los mil en estos días —digo mientras recuerdo aquella absurda propuesta de mi jefe.

—Qué bueno verte Elisa —me despide y cuelgo la llamada.

Mientras bajaba las escaleras entré a WhatsApp, necesitaba hablar con alguien.

" ¿Puede Bella venir a mi casa?" Envié a mi amigo a la cocina para que me trajera algo de comer.

—Ya voy en camino —responde de inmediato y apago mi celular, dejándolo sobre el mostrador.

Me preparé algo para comer, todavía faltaba algo, pero ya tenía hambre.

Entré en la sala de estar y mi madre estaba dormitando en el sofá. Me acerqué a ella y apagué el televisor. Le puse una manta encima y la tapé. Mi madre tiene el sueño muy profundo.

—Te amo —dije acariciando su cabello.

Suena el timbre y me apresuro a apagar la luz de la sala y caminar hacia la puerta.

La abrí y vi a Bella con una bolsa en sus manos.

—¿Quieres algo de sushi por cuenta de la casa? — me pregunta sonriendo y yo me río.

—Entra —dije, dándole espacio para entrar.

—¿Y cómo está la tía Luísa? — me pregunta Bella.

—Lo mismo Bella, ahora ella está durmiendo en la sala, vamos a mi habitación —la llamo y subimos las escaleras.

Ella entra a mi habitación y se tira en la cama, ya abriendo la caja de sushi.

Me siento a tu lado.

—Podéis empezar a hablar –dice ella, ya comiendo.

—¿Conoces a mi jefe? — Le pregunté y ella aceptó, terminando de masticar.

—Conozco a esa belleza de la que te he dicho miles de veces que te metas —dice y yo pongo los ojos en blanco.

—Así es, hoy me propuso algo —dije y ella arqueó una ceja.

— ¿Esta propuesta implica sexo? — dice ella y le doy una palmada ligera en el brazo.

—No Bella – dije y ella sonrió.

—Me detuve, pero ¿cuál es la propuesta? — me pregunta mientras come otro sushi.

—Simplemente tengo que fingir ser tu prometida por un año por mil dólares —dije y Bella abrió la boca en estado de shock.

—Espera, ¿vas a tener que fingir ser la prometida de esa chica sexy y aún así vas a recibir mil dólares? ¿Qué esperas hermosa? —pregunta ella y esta vez como sushi.

—No es tan fácil, tener que mentirle a la gente y además está mi madre que no está bien, no puedo dejarla —dije y Bella toma mi mano y me mira a los ojos.

—Piensa conmigo Elisa – le pide.

—Si recibes ese dinero podrás darle el mejor trato a tu mamá y no será tan difícil mentirle a otras personas ya que la conoces bien y además podrás imponer tus reglas – dice ella y yo lo pienso.

—Sé que estás muy orgullosa, pero recuerda que no estás haciendo esto por ti, sino por tía Luísa —dice, apretándome las manos.

—Claro, acepto esta propuesta, pero también habrá mis reglas, por supuesto —dije como si fuera obvio.

—Así, amigo, podrás usarlo y abusar de ello —dice riendo, volviendo a comer.

Elisa

Me desperté con la cama toda al revés, los pies de Bella estaban en mi cara y los míos en los de ella, empujé sus pies hacia un lado y ella murmuró algo.

Cogí mi móvil, que no paraba de sonar: estaba ahí por la mañana, y me levanté de mala gana para ducharme y prepararme.

Salí de la ducha y fui a arreglarme, me puse un poco de maquillaje ligero solo para disimular las ojeras, rímel, rubor para no parecer muerta y un poco de brillo labial.

Salí del baño, agarré mis tacones y me senté en mi cama y Bella estaba en la misma posición.

Me puse mis tacones y caminé hacia la ventana, abriendo las cortinas.

—Elisa —murmura, girando la cara hacia la cama.

—No trabajas, ¿verdad? — pregunté acercándome a la cama para tomar mi celular.

—como dice ella con la cara todavía aplastada en la cama.

—Así que Cenicienta ya está: si quieres que te lleve, levántate ahora —dije mientras caminaba hacia mi armario.

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