

Capítulo 3
—Escúchame primero, como buena hermana que soy, te dije que tú también estás comprometido y te encantaría ser el padrino de su boda con tu supuesta prometida —dice todo a la vez.
—¿Qué dijiste? — Grité levantándome de la silla.
—Lo cual es Henry , no iba a dejar que pensaran que no habías superado esa cirugía plástica en persona —dice Jade y yo me río nerviosamente.
—Mierda, Jade, ¿cómo voy a encontrar una novia? — Le pregunté a ella, quien parecía estar disfrutando la historia.
— date la vuelta, mamá te quiere aquí el viernes – dice simplemente – besos de tu hermana a quien tanto quieres – dice y cuelga el celular.
Dejo mi teléfono sobre la mesa y me masajeo las sienes, donde en tres días me darán uno nuevo.
Me senté en mi silla y de repente una idea vino a mi cabeza.
Busqué su currículum y lo encontré.
Aquí dice que ella está soltera, así que es perfecta, incluso si la odio, ella servirá.
Hice un contrato de un año que sería tiempo suficiente para engañar a mi familia y ella aún así recibiría mil dólares.
La llamé a su teléfono esperando que contestara pero no contestó, debe ser incompetente.
Accedí a las cámaras de seguridad y, adivina qué, la maldita cosa no estaba allí.
La busqué a través del resto de la cámara y la encontré en recepción hablando con una mujer idéntica a ella pero mayor, supongo que es su madre que está enferma.
Ella se despide y yo me levanto, voy a su mesa y me apoyo en ella, esperando que aparezca.
No tardó mucho en entrar al piso con una sonrisa, pero en cuanto me vio su sonrisa desapareció.
—¿Ya es su hora de almuerzo, señorita López? — pregunté mirando mi reloj de pulsera.
La veo escondiendo algo detrás de su espalda mientras dice.
—No —dice ella nerviosa.
—Entonces, ¿qué crees que estás haciendo? — Le pregunté mientras me alejaba de su escritorio.
—Hm, me llevé una sorpresa —da unos pasos hacia atrás.
—Sí, vi lo inesperado –dije, sabiendo ya de qué se trataba aquello de “inesperado”.
—En mi oficina en cinco minutos —dije y fueron exactamente cinco minutos.
En cinco minutos llamó a la puerta, esperó unos segundos y abrió.
Le hago un gesto para que entre y ella cierra la puerta y camina hacia mi escritorio.
—Siéntate —le digo, esperando que se siente en una de las sillas.
—Estoy bien así —dice ella y arqueo una ceja mirándola, ella se mueve nerviosamente.
—Siéntate —dije con más autoridad esta vez y ella rápidamente se sentó en una de las sillas.
—Seré directo —dije descruzando los brazos y apoyándome en su escritorio.
—Necesito una novia —digo y ella me mira sin entender.
—¿Quieres que te busque una novia? ¿Por qué no coges a una de esas perras que te llaman y deja de hablar tan pronto como te refieres a ellas como "perra"?
— a—ah perdón, no quise referirme a ellos así – dice mordiéndose el labio inferior nerviosamente.
— Eres muy lenta — dije ya que le había dicho lo obvio pero ella no entendía.
— Necesito una novia y tú me vas a ayudar con eso – hago una pausa y luego continúo – serás mi novia por un año – digo con naturalidad.
Ella me mira fijamente durante largos segundos y parece tener una lucha dentro de su cabeza y de repente comienza a reír.
— ¿Me estás tomando el pelo? — dice ella, secándose una lágrima falsa.
— ¿Ya terminó? — pregunté cogiendo una carpeta y girándome hacia ella.
—Serás mi novia por un año por medio millón de dólares (.., en reales) y hay algunas reglas —digo y ella toma la carpeta, recorriendo con la mirada las líneas que allí están contenidas.
—En primer lugar, ¿por qué tengo que fingir ser tu prometida? —pregunta con curiosidad y yo resoplo.
—Jade les dijo a mis padres que estoy comprometida, pero no estoy comprometida así que necesito a alguien que sea mi novia —digo y ella parece contener la risa.
—En segundo lugar, no voy a hacer eso —dice ella y yo pongo los ojos en blanco con impaciencia.
—Lo sé, necesitas dinero, lo sé —me mira enojada.
—¿Quién te dijo eso? —pregunta ella, dejando la carpeta sobre mi escritorio y poniéndose de pie bruscamente.
—Es tu madre, ¿verdad? Ella lamentablemente tiene cáncer y necesitas el dinero – digo con un poco de sarcasmo y ella me mira furiosa.
—No necesito ese dinero, lo conseguiré trabajando, pon ese dinero en el tuyo – deja de hablar y sale rápidamente de mi habitación.
Sé que ella aceptará, estoy seguro.
Elisa
¿Quién se cree que es?
Salí con eso en mente, no voy a aceptar esta propuesta absurda.
Entré a la casa y vi a mi madre sentada en el sofá comiendo algo.
Borré de mi mente esa expresión desanimada y caminé hacia ella sonriendo.
— Mamá — dije besándole la parte superior de la cabeza y ella me sonrió.
—Cariño, estoy viendo una película, mírala conmigo —se da una palmadita en el costado y yo le sonrío.
— Vuelvo enseguida, sólo voy a darme una ducha — dije y ella aceptó.
Subo a mi habitación y dejo mi bolso en la cama.
Me quito los tacones liberando mis pies gracias a Dios.
Tomo mi pijama y camino hacia el baño.

