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Capítulo 2

Pasaron tantos minutos que parecía que esos cinco nunca llegarían, mi corazón latía más rápido mientras se acercaba.

Cuando eran exactamente cinco minutos, caminé hacia su oficina. Pero antes de tocar a la puerta, me arreglé la falda que se levanta cuando me siento.

Como de costumbre, llamé a la puerta varias veces. Esperé unos segundos y lo abrí.

El señor Castillo estaba sentado en su silla, con la espalda relajada y los brazos cruzados, mirándome fijamente.

Él asintió y comprendí. Cerré la puerta y caminé hacia su escritorio.

—Siéntate —dice.

—Estoy bien así —dije y lo vi arquear una ceja. La mania que me pone nervioso.

—Siéntate —me ordena y me siento en una de las sillas y apoyo mis manos en mi rodilla, ya esperando lo peor.

—Seré directo. — dice, descruzando los brazos y apoyándolos sobre el escritorio.

— Necesito una novia – dice y yo lo miro sin comprender.

—¿Quieres que te busque una novia? ¿Por qué no compras uno de estos? Perra que te llama y — Dejo de hablar en cuanto noto su mirada. Mierda, dije demasiado.

— Ah, lo siento, no quise referirme a ellos así. — Dije mordiéndome el labio inferior, nerviosamente.

—Sabes, eres muy lento. —Allí va a humillarme.

—Necesito una novia y tú me ayudarás con eso. — Hace una pausa y luego continúa. — Serás mi novia durante meses — dice.

Y lo miro fijamente durante largos segundos sin parpadear y luego empiezo a reír.

¿Yo, la novia? ¿Y además, la prometida de mi jefe desde hace nueve meses? Pero de ninguna manera.

— ¿Me estás tomando el pelo? — Dije, secándome una lágrima falsa.

—¿Ya terminó? — pregunta y lo veo coger una carpeta y girarse hacia mí.

— Serás mi novia durante nueve meses, por medio millón de dólares (…, en reales) Y hay algunas reglas – dice y tomo la carpeta, recorriendo con la mirada esas “reglas”

—En primer lugar, ¿por qué tengo que fingir ser tu prometida? — pregunté interesado por el tema y él resopló.

—Jade le dijo a mis padres que estoy comprometido, pero no estoy comprometido, así que necesito a alguien que sea mi prometido. —Dice y quiero reírme de su expresión.

—En segundo lugar, no voy a hacer eso. Dije lo obvio. No voy a mentir y decir que estoy comprometida con la persona que más odio, y con sus padres además.

—Sé que lo harás. Necesitas dinero, lo sé. —Lo miro nerviosamente. ¿Cómo sabe eso?

—¿Quién te dijo eso? —pregunté, golpeando la carpeta sobre la mesa y levantándome bruscamente.

—Es tu madre, ¿verdad? Desafortunadamente ella tiene cáncer y necesitas el dinero. dice sarcásticamente. Y me irrito más.

—No necesito ese dinero, lo conseguiré trabajando. Pon ese dinero en tu — Dejé de hablar cuando recordé que él es mi jefe.

Cerré los ojos con fuerza y salí de su habitación.

Todavía tengo mi orgullo.

Enrique

¿Cómo puede esta mujer ser tan bella e insoportable al mismo tiempo?

Su falda resalta perfectamente sus curvas y siempre que llego ella ya está allí con la bendita falda en varios colores diferentes.

Siempre con una sonrisa en su rostro, pero estoy seguro que me maldice en sus pensamientos. Bueno, la irrito mucho, pero ella también me irrita a mí.

Me irrita que todo lo haga perfecto, me irrita lo guapa que es, me irrita como trata a la gente, me irrita su pelo, me irrita su sonrisa, me irrita su olor, me irrita todo en ella.

Por eso la irrito tanto, sé que debe estar echando fuegos artificiales por la nariz cuando la mando varias veces a buscar mi café a una hora específica, siempre digo que el café está malo pero es mentira. Me gusta burlarme de ella y ver cómo no se defiende porque tiene miedo de que la despidan.

Escucho tres golpes en la puerta y sé que es ella, simplemente toca así, espera unos segundos y abre la puerta.

—Tu hermana está en la línea —dice y yo no respondo nada, simplemente levanto el teléfono y ella cierra la puerta.

—Hermanito, te extraño mucho —escucho su voz, que suena un poco aprensiva.

—¿Qué has hecho Jade? —Lo pregunté porque sólo me llama cuando se equivoca, eso es lo que hace.

Él hace algo estúpido y corre hacia mí sin ninguna vergüenza en su cara.

—Hermanito, ya sabes lo que es —tarda en decirlo y eso me vuelve loca.

—Dilo ahora, maldita sea —dije estresado por su comportamiento.

La oigo murmurar algo al otro lado de la línea.

—Entonces, hermanito, se van a casar, dice ella de inmediato y me quedo pensando un rato.

— ¿Se casará con ella después de todo? — pregunté y la escuché decir que estaba de acuerdo.

—Enhorabuena entonces —dije simplemente—. Sólo quiero que estos dos follen juntos.

Víctor es mi primo y Chloe es mi ex prometida que me dejó en el altar por culpa de él.

— No lo entiendes Henry – suspira y vuelve a hablar – Quieren que vengas a Italia para celebrar el compromiso – dice y me río aún más fuerte.

—No. Hablo simplemente.

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