Capítulo 4: Me da miedo
El muchacho me miró con cierto enfado mientras que yo sonreí sintiendo como el coronel ponía su mano en mi hombro diciéndome que antes de irnos debía sanar la herida de todos, de cierta forma lo hice, sin embargo, dejé desmayado al gilipollas que siempre me golpeaba por no obedecer sus órdenes.
Esto era interesante, aquel chico me llamaba mucho la atención, él me miraba enfadado, mientras que yo lo observé en todo momento con curiosidad, quería conocerlo, quería comprender por qué mis habilidades no reaccionaron cuando él me estaba apuntando, eso era lo único que me incentivó a obedecerle al coronel, quien era el padre del chico llamado Hika.
El lugar era totalmente diferente a lo que yo estaba acostumbrado, estaba al aire libre por lo que podía sentir el aire fresco entrando por mis fosas nasales, sentía el viento chocando en mi cara, me sentía muy feliz, casi como si fuera libre. El lugar a donde íbamos tenía un enorme letrero que según el coronel decía "Academia militar clasificada de los Estados Unidos" y mi habitación era ¿linda? No sabría cómo describirla, sin embargo, hay cuadros de paisajes que decoran sus paredes, además la cama parece muy blanda a comparación de la delgada colchoneta que debía de utilizar antes.
Claro, todo lo que veía me provocaba desconfianza, incluso las cosas normales como una alfombra, una almohada; la cama me provocaba pavor, no obstante, tenía ganas de saltar en ella como cuando yo era pequeño, claro que debido a las novedades que veía, decidí investigar todo poco a poco, no me atreví a sentarme en la cama, creí que primero empezaría durmiendo sobre la alfombra, era un progreso, ya que antes dormía directamente en el suelo.
–Tienes una cama justo a tu lado ¿Por qué te sientas en el suelo? –me preguntó Hika viéndome como un bicho raro, mientras que el coronel me miraba con cierta preocupación.
–No lo sé, me da miedo...– respondí viendo la cama, era bastante alta, de seguro entremedio del colchón hay varias cosas que podrían lastimarme.
–¿Eres tonto? –preguntó en un tono burlista– es sólo una cama, no es como si te fuera a dañar.
–Hika– lo regañó su padre– tranquilo– me habló en un tono más dulce– aquí no serás examinado, no hemos puesto nada en la cama.
–Eso dijo el último científico y terminé con seis puntiagudos fierros atravesando mi cuerpo– hablé con rechazo, Hika abrió un poco más de la cuenta sus ojos para seguido bajar la mirada un poco avergonzado, supongo que ahora no le divierte que me dé miedo utilizar la cama.
–Mira– me dijo el coronel sentándose en la cama sin sentir ningún miedo aparente, incluso llegó a recostarse en ella demostrándome que estaría bien, yo quise intentarlo, tenía miedo, sin embargo, la cama no me hizo nada, era cómoda, parecía que dormiría en perfecto estado esta noche, incluso llegué a saltar en ella divirtiéndome un rato mientras el coronel hablaba.
No era un hombre malo, no aparentaba serlo conmigo, él me enseñó donde estaría mi ropa, incluso había preparado ropa de diferentes tallas para mí tras no conocerme, lo bueno es que pude usar una polera como camisón tras quedarme grande, eso me sirvió para dormir, por otro lado, Hika dormiría justamente al lado de mi habitación, por ello me sentí feliz.
No sé qué me pasaba, pero me sentía atraído por él, me sentía raro, no podía dejar de verlo cuando él no se daba cuenta, me resultaba un chico muy guapo, aunque yo no parecía agradarle, supongo que tomará tiempo ser su amigo...