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Capítulo 5. Cena

Por Antonella.

Pasaron varios días, el evento de Jano ya pasó, pero mi marido no volvió al campo, supongo que debe estar con Bianca, en cuanto vuelva, le voy a poner un punto final a mi matrimonio.

No voy a estar casada solo por no estar sola.

Ya no tengo ni siquiera ansiedad de saber que pasa en su vida.

Mi vida sentimental es un desastre.

Me dediqué a disfrutar de mis sobrinas.

Muchas veces sentía que la mirada de Fabrizio me quemaba, pero él nunca se alejaba de Pía.

—¿Vamos a cenar, esta noche?

Propone Luca.

—Salgan ustedes cuatro, así son dos parejas.

Dice Teresa.

—No dejaríamos a Anto sola, ella viene con nosotros.

Decreta Sandy.

Nadie acotó nada, pero la forma de mi tía, de querer que yo estuviera incómoda continuamente, me está cansando, siempre fué así, busca que yo compita con Sandy o ella conmigo.

Fuimos en dos autos, por un lado Pía con su novio y por otro lado, Sandy, Luca y yo.

Llegamos a un restaurante bastante exclusivo, hicimos casi 45 minutos por ruta.

Al llegar al lugar, la camarera me miraba sonriente, pero no me preguntó si era yo actriz.

Apenas nos sentamos, se acerca Alejandro Rossi, el protagonista de mi próxima novela.

—¡Anto! ¡Qué casualidad!

Yo me paré para saludarlo y él me abrazó con mucho cariño.

—Ale, qué alegría verte.

—Esto es el destino.

Mira a la gente que está en mi mesa, todos le dedicaron una sonrisa.

—¿Son de confianza?

Me pregunta por lo bajo, dirigiéndose a ellos.

—Sí, son mis primas con sus parejas.

—Ok.

Dice en voz alta.

—Ya es hora de que juegues en las grandes ligas.

Lo miro sin entender.

—¿Leíste el libreto?

—Sí.

Le digo yo, un poco avergonzada, porque en algunos capítulos vamos a tener algunas escenas eróticas entre nosotros dos.

—Anto, aprovechemos el momento, para crear expectativa e impulsar la tira, chicos, les robo por unos minutos a esta bella mujer.

Todos estaban a la expectativa de lo que hablamos.

—Agarrá tu cartera y acercate a mi mesa, las escenas comienzan hoy, va a filmar mi mujer, creo que la conocés.

—Sí, la conozco.

—Seguime el juego, en cuanto me siente, contá hasta 5 y vení a mi mesa.

Yo me dí cuenta que va a crear un romance entre nosotros.

Posiblemente eso impulse mi carrera, no es la mejor manera, pero también sirve para promocionar la tira.

Yo tomé mi cartera, diciendo que enseguida volvía.

Me acerqué a la mesa de Alejandro, quién se paró en cuanto estuve a su lado, abrazándome y sin llegar a besarme, se acercó a mi boca, solo para unas fotos, que estaba tomando su pareja desde el celular.

Nos sentamos y las próximas fotos fueron mientras brindamos y después sí, hubo una pequeña filmación mientras nos besábamos, no fué un beso de lengua, pero lo parecía.

Era un poco incómodo, porque lo estaba filmando su pareja, pero así es nuestro trabajo.

Luego de esa toma, ella me saludo, no tuvo ningún problema con el beso que me dió

Alejandro.

Charlé con ellos unos momentos y volví a mi mesa.

Todos estaban mirándome.

Yo me senté y ataqué mi plato, tenía hambre.

—¿Conocés a Alejandro Rossi?

Pregunta Pía.

Era una pregunta estúpida, ella vió que lo conocía, tanto que fué él, el que se acercó a mí y me propuso inventar ese acercamiento, algo así como un amor de verano.

—Sí, somos colegas.

—¿Sos una actriz conocida?

Me pregunta Fabrizio.

—No tanto, muchos actores me conocen, la gente que vé telenovelas también.

—No sabía que tomabas en serio tu trabajo.

Insiste Fabrizio.

—Muchos creen que no soy una actriz seria, porque solo hago telenovelas.

—Recién te besó él y no estabas filmando nada.

Parecía que mi prima me acusaba.

—Justo se le ocurrió a él, es para crear expectativas sobre la próxima tira.

Les explico.

—¿Vas a trabajar con él?

Indaga Pía.

—Sí, pero mi papel es secundario.

Luca y Sandy estaban callados, ellos conocían mi carrera y cómo se desarrolló cada novela, también sabían que ya había firmado contrato para la tira que iba a comenzar a filmarse desde fines de febrero.

No quise que supieran mucho de lo que iba a venir, supongo que si pega en la gente que Alejandro y yo somos pareja, me iban a dar más letra en la telenovela.

—Pero Alejandro Rossi te tiene muy presente.

Dice Fabrizio, parecía un reproche.

Debe estar pensando que fuí su amante o algo así.

—Es verdad, cuando comencé con mis primeros bolos en tv., era la única que no corría detrás de él cuando lo veíamos y justo me tocó filmar durante tres días, unas escenas de una fiesta en un barco, no éramos tantas personas y al estar cerca de 15 horas por día, trabajando juntos, terminamos teniendo un trato bastante cercano.

Les cuento como lo conocí.

—¿Fueron amantes?

Pregunta, de repente, Fabrizio.

—¿Estás loco?

Le pregunto yo, bastante enojada.

No pude decir que nunca tuve un amante, porque nosotros sí lo fuimos y él iba a pensar que sí lo había sido de Alejandro, como lo fuí de él.

—La que nos sacó fotos y nos filmó, es su pareja, es solo para promocionar la novela.

—¿Cómo la promocionan de esa manera?

Pregunta Pía.

—Van a surgir fotos, diciendo que nos encontraron en nuestro lugar preferido, o algo así, se va a crear expectativa sobre nosotros y luego la gente va a estar pendiente de las escenas de amor que tengamos juntos.

—¿Escenas de amor o de sexo?

Pregunta Fabrizio.

—Para saber eso vas a tener que ver la novela.

Digo yo, riéndome, le estaba por guiñar un ojo, pero me contuve, porque Pía parecía estar celosa de todas las preguntas que me hacía su novio.

—¿Hiciste escenas de sexo?

—Hice las escenas que estaban en los libretos de los contratos que firmé.

—¿Algunas eran de sexo?

Insiste Fabrizio.

—No eran de sexo explísito, nunca tuve sexo con otro actor, pero en muchas escenas, pareciera que sí.

—Es como prostituirse, te pagan para tener sexo.

Dice Pía.

—Pía ¿Sos tonta? Te está diciendo que nunca tuvo sexo real, Anto es una actriz, no una prostituta, son dos cosas totalmente distintas.

Me defiende Sandy.

Después Teresa se pregunta porque dejamos de lado a su hija.

—Pía, realmente es una falta de respeto lo que decís ¿Pensás que todas las actrices son prostitutas?

—No, no dije eso.

—Sí, es exactamente lo que dijiste, es agotador que todos cuestionen lo que hago, nunca le pedí nada a nadie, todo lo que tengo es mío, hasta el auto que se llevó mi marido lo pagué yo y en mi casa la que aporta soy yo, para que él cubra todos los gastos de su hijo y así y todo, me señalan continuamente.

Se callaron la boca.

Fabrizio me miraba, aunque pretendía disimular.

—¿En cuántas novelas trabajaste?

Sigue preguntando Fabrizio.

—No sé, pero fueron más de una docena.

—Nunca te ví en ninguna.

Asegura Fabrizio.

—¿Mirás novelas?

—No.

Dice, riendo.

Por suerte cambiaron de tema, pero sentía en mí, la mirada de Fabrizio.

Estoy segura de que en este momento, él me encuentra más interesante y más atractiva que su novia.

Yo trato de ignorarlo, haciendo uso de toda la fuerza de voluntad que tengo.

Nos quedamos charlando bastante tiempo, Alejandro se retiró antes que nosotros y se acercó, con su pareja, para saludarme.

Nuevamente me paré y los saludé a los dos.

Alejandro me saludó efusivamente.

—Preparate para que modifiquen el libreto, igual estudialo, porque a lo mejor adelantamos algunas tomas, lo de hoy sale en el programa de siempre, avisale a tu marido, estamos hablando para que dentro de dos semanas, nos encuentren infraganti en algún otro lugar.

Dijo guiñándome un ojo.

Hablamos del estudio donde se va a grabar la novela y se fué.

Me senté y las preguntas comenzaron de nuevo.

Fabrizio parecía celoso, por fin alguien que como hombre, él podía considerar superior, solo porque era actor y conocido.

No le quiero sacar méritos a Alejandro Rossi, porque era realmente apuesto y se mantenía en el top como el galán de moda.

—Es muy simpático y le caes muy bien.

Dice Sandy, lo hace para molestar a Fabrizio y de paso también a Pía.

—Debe ser simpático con todo el mundo.

Le viene bien el nombre de Pía a mi prima, porque rima con arpía.

—Pero con nuestra bella Anto, tiene un trato preferencial.

Le dice Luca.

—¿Sandy, no te ponés celosa que tu marido diga que Anto es bella?

Pía quiere que Sandy y yo estemos mal, es evidente.

—Anto es bella ¿Por qué va a decir lo contrario?

Pía se quedó sin contestación.

El que estaba incómodo era Fabrizio, supongo que en el viaje de vuelta, Pía no va a parar de hablar mal de mí.

Por un momento, pensé que Pía le iba a preguntar a su novio, si me consideraba bella, creo que lo pensó y no lo hizo, porque debe presentir que no le iba a gustar la respuesta, pero Fabrizio también podría decir que no le gusto, después de todo, fue él quién cortó nuestra relación, no lo hizo con palabras claras, es verdad.

Cuando la camarera se acercó para traer la cuenta, se animó y me preguntó si yo era Antonella Wexler.

—Sí.

Le contesté.

—Sos hermosa ¿Podés sacarte una foto conmigo? Mi hermano te ama.

Me reí y por supuesto accedí feliz, a sacarme la foto y le mandé un saludo al hermano de la chica.

—Sos simplemente maravillosa.

—Muchas gracias.

Le contesté.

—Parece que tenés unos cuantos enamorados.

Comentó Fabrizio.

Me alcé de hombros, tratando de aparentar indiferencia, pero me encantaba que piense que muchos hombres se morían por estar conmigo.

Si él supiera todo lo que me hace sentir su cercanía, seguramente estaría asombrado.

Llegamos al campo cerca de las 3 de la madrugada.

Pía abrazó a su novio apenas bajaron de su camioneta.

Quería que supiera que era de ella.

Lo sabía.

A mí me acompañaba el frío de mi habitación y mucha soledad.

Me encantaría enamorarme de alguien y que esa persona me ame…

Necesito borrar los recuerdos que están en mi piel.

Que se apague el fuego que Fabrizio provoca en mis entrañas.

No estoy pensando con claridad, porque en mi amanecer, espero que él se cuele por la puerta y me haga sentir todo lo que un día me provocó.

Por fin me dormí, obvio que él nunca apareció.

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