Tres
En la Actualidad.
Maritza
Habíamos aprendido a vivir sin su presencia, aunque cuando digo habíamos me refiero a su abuelo y al bebe, los dos se habían integrado de manera especial, justamente hoy estaba cumpliendo dos años, así que Max también estaba por cumplir dos años de fallecido, dos años desde que me arranco el alama y se la llevo con él al fondo del fango, nunca, jamás de los jamases superaría a Maximiliano Duncan fue, es y será el amor de mi vida, por siempre y para siempre, pero las personas a mi alrededor no habían entendido mi posición, me recordaban siempre que él estaba muerto y que yo estaba viva, lo que no comprenden es que había muerto con él, no me sentía deseosa de nada, ni de nadie
Recuerdo que después de la lectura del testamento, Gabriela y Marcelino lo impugnaron, el abogado que había buscado Max, a la final se vendió por dinero, estos dos últimos años han sido días oscuros para las empresas y para mí, por suerte tuve la ayuda de Alexander Lombardi, quien me defendió ayudándome a ganar un poco de dinero, sabía de buena fuente que la empresa se declararía en quiebra, gracias a las declaraciones de la madrastra de Max, quien afirmo que estábamos contrabandeando drogas, utilizando los cargamentos Duncan, todos nuestros inversionistas se retiraron, y eso era válido y comprensible, ¿Quién iba a hacer negocios con unos mafiosos?
Con el dinero recuperado pude apertura una nueva empresa, sabía como se manejaba la cosas, por Ahora estábamos mejor, por suerte Alex nos presentó una buena cartera de clientes nuevos y nos manteníamos nuevamente en el cielo de los negocios, ahora nuestra empresa se llamaba Ferrer y Lomguviet, este último fue un inversionista que logro conseguir Renata, pero hasta la fecha el hombre no se había presentado, ni siquiera llamaba para preguntar nada, según mi amiga él estaba seguro de mi buen trabajo.
Había salido adelante gracias al apoyo de simón y Rosalía quienes cuidaban del pequeño Nicolás, a veces llegaba demasiado tarde, mi primer viaje fue el peor tuve que dejarlo por dos semanas, fue terrible, no estaba preparada para irme nuevamente no sin mi hijo.
No sabemos qué paso, pero hace una semana salió de la cárcel el hijo de Rosalía, obviamente lo recibimos de la mejor manera y trabaja para mí, es un buen chico, es solo que a veces el destino nos tiene preparado ciertas pruebas, que debemos afrontar de la mejor manera.
Estoy entrando al cementerio, llevo unas lindas flores para Max, venía a verlo a diario, pero esta sería la última vez que venga, debo seguir con mi vida, no pensaba en buscar más esposo, pienso es en seguir adelante por mi hijo darle una mejor calidad de vida
“Hola Max, no sé si me estás escuchando o estoy volviéndome loca, pero quiero que sepas que esta será la última vez que venga a verte, no quiero seguir encerrada en este círculo vicioso, mi hijo, bueno nuestro hijo nos necesita, te amo y te quiero con mi corazón, nunca voy a olvidarte, eres el mejor esposo, amigo y amante, te quise y te querré, pero este es el final de nuestra historia, prometo que cuando muera iré corriendo a tu lado, y si existe la reencarnación te buscaré en esa vida y en otras, porque siempre serás mi otra mitad, te amo Maximiliano Duncan”
Salgo del cementerio hecha una bola de lágrima, había adelgazado muchísimo, y envejecido unos diez años, pero como no iba a hacerlo, si la vida me había arrebatado al amor de mi vida, pero debía seguir adelante, en la casa me estaba esperando un pequeñín con una enorme fiesta de cumpleaños hecha por su abuelo, si la del primer año fue ostentosa, no quiero imaginarme esta.
Al llegar a la casa, consigo al equipo de decoradoras, haciendo su mejor magia en el jardín principal de la mansión Duncan, aquí se recibirían los invitados, y en la parte de atrás estaba instalada una carpa con toda las mesas y decoraciones necesaria, esta vez el cumpleaños fue festejado con la hermosa cara de mi payasito favorito, plim plim, Nicolás lo adoraba.
Subo a mi habitación, la que antiguamente fue nuestra, hoy me vestiría de un color azul celeste, me quitaría el luto que llevaba desde que él falleció, camino directa al baño, lavando mi piel y mi cabello, al salir me coloco una hermosa braga enteriza, dejaré mi cabello suelto, y maquillaré un poco, si no me equivocaba simón seguro había comprado un traje de plim, plim a Nicolás, siempre era lo mismo.
Al salir al jardín, ya la fiesta ha comenzado busco a mi pequeño, quien está en brazos de Rosalía, cuando me ve sus hermosos ojos, idénticos a los de su padre me miran con amor.
—Mami—dice dándome las manos para que lo cargue, gustosa lo recibo.
—Feliz cumpleaños mi tesoro, perdón por llegar tarde, ¿Cómo te estás portando? —pregunto sonriente
—Muy bien—dice sonriendo, era cierto lo que decía, Nicolás era copia y semejanza de su padre, hasta en la manera de sonreír, lo pongo en el suelo y él sale corriendo, mientras que Rosalía, le sigue los pasos, esta mujer es muy buena conmigo, es como una madre, en este tiempo había sabido ganarse mi cariño y respeto.
Camino por el jardín, saludando a distintas amistades allegadas a la familia, reconozco a una que otra persona, los demás los saludo por cortesía, me dirijo a la mesa donde se encuentra Derek.
—Hola—digo tocando su hombro.
—Está hermosa—dice mirándome de pies a cabeza, mientras me ofrece una copa.
—Gracias—digo tomando su copa.
—¿Sabes donde está simón? —pregunto
—Está hablando con el grupo de animación o algo así, resulta que plim plim no había llegado—dice riendo a carcajadas
—Se va a volver loco—digo sonriendo
—Pues sí.
La fiesta era una cosita de lujos, había una enorme mesa de todo tipo de dulces pasteleros, otra mesa con dulces de chocolate negro y blanco, una enorme fuente de chocolates, no quería ni imaginarme como estaría el personal en la cocina, porque simón le gustaban las cosas a lo grande, había más adultos que pequeños, la piñata era del payaso plim plim en tamaño real, todo estaba decorado rojo, azul, amarillo, mi pequeño llevaba una linda braga, la vestimenta del payasito, estaba hermoso.
Camino por la carpa viendo cada detalle, busco a mi pequeño con la mirada, pero no lo consigo, me pongo nerviosa, no me gustaba perderlo de vista, desde hace dos meses Marcelino y Gabriela habían desaparecido, simón no se confiaba, pero de igual forma sentíamos un gran alivio al no tener que soportar su horrible presencia. Me acerco al parque y veo a mi pequeño desde lejos hablando con alguien que está arrodillado para llegar a su nivel, mientras más me acerco más siento una sensación extraña, no sé qué me pasaba, pero mis manos estaban frías.
Cuando llego a mi pequeño, no reparo mucho en la presencia del hombre así que solo me dirijo a mi pequeño
—Amor, ¿dónde estabas? Sabes que no puedes perderte por el jardín sin autorización, además creo que tu amigo plim plim te está buscando—digo sonriendo
—Lo siento mami, pero estaba hablando con mi papá. —dice muy serio
—¿Con tu papá?, ¿de qué hablas cariño?
—Está hablando de mí, sé que estás preocupada por nuestro hijo, pero creo que soy imposible de olvidar—dice aquella voz que conocía perfectamente.
Volteo a ver al dueño de esa voz, mi cuerpo se eriza completamente, no podía ser, volteo asustado y si allí estaba él, el dueño de mi universo.
—¡MAX! —Grito asustada, ¿Cómo era posible esto? ¿Qué mierdas estaba pasando? Max estaba muerto esto era imposible, pongo a Nicolás en el suelo y él sale corriendo a jugar, mientras mi vista se torna negra y siento caer al suelo.