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Dos

Cuando salgo al comedor todo están listo para partir, corro a la habitación abrazo y beso a mi hijo, para luego marcharme a ganar o perder, esperaba ganar.

Tomamos un avión directo a Rusia, Alex me estaba ayudando con todo esto, era el único en quien podía confiar, no podía meter a Derek en estos asuntos, él se encargaría de mi familia y mi testamento, que por cierto no lo he arreglado, así que llamo a mi amigo Richard leks, quien me contesta rápidamente.

—Max gusto en saludarte, cuéntame que necesitas—Pregunta sin rodeos. —Quiero hacer mi testamento crees que puedas hacerlo vía telefónica, sé que eres el maestro de las leyes y la trampa.

—Sí señor, cuéntame que quieres que coloque.

—Si llego a morir por favor, busca a Derek, sé que no se llevan bien, pero él y mi abuelo deben estar presentes entiendes.

—No digas eso, hombre, esta joven aun—dice

—Haz lo que te pido—digo en tono autoritario

—Está bien hombre, cuéntame que quieres que coloque.

—Dejarás en claro que, Hago constar que no he otorgado anteriormente testamento y que en el caso supuesto de haber otorgado algún testamento con anterioridad queda totalmente revocado por el presente, y que, por lo tanto, las disposiciones de mi última voluntad están contenidas como he dicho anteriormente en la presente escritura, no quiero que nadie pueda impugnarlo.

—Entiendo, ¿algo más? —pregunta escucho que teclea

—Sí, Sin gravar, ni menoscabar la legítima que pueda corresponder legalmente a mis herederos forzosos o legitimarios instituyo por la parte disponible de la herencia, como mis únicos y universales herederos a mi esposa Maritza Ferrer de Duncan y mi hijo Nicolás Duncan Ferrer, quien aún es un menor de edad, por ende nombrando a su madre como albacea de su fortuna hasta cumplir la mayoría de edad, el inmueble que establecimos como nuestra casa principal el cual nos ha servido hasta ahora como nuestra habitación permanente pasara a mano de mi respectiva esposa antes identificada, Aparte de eso también pasara a su nombre la mansión Duncan, Las dos casas en la playa, el departamento en Dubai, y las innumerables construcciones que poseo en los estados unidos de América, Los negocios que tengo con el Ingeniero Alexander Lombardi, pasaran a nombre de mis herederos, Pido a mis nombrados herederos, ya identificados, que acepten en toda forma mi último deseo.

—Debiste estudiar derecho hombre—dice riendo

—No es lo mío—digo serio él sabe que no soy hombre de juegos

—Entonces así será, espero no mueras—dice colgándome este hombre era insufrible.

Luego de colgarle, busco papel y lápiz, escribo algo para mi amada esposa por si llego a morir.

“Para mi querida señora Ferrer

Si estás leyendo esto es porque todo salió como debía ser, jamás dejaré de amarte, ni siquiera después de muerto, me duele en el alma tener que dejarlos, pero la vida viene con fecha de caducidad y esta es la mía, confió en que llevaras las riendas de mi apellido como toda una Duncan, cuidaras de nuestro hijo y lo convertirás en un hombre de bien, tengo plena confianza en ti, sé que puedes con esto y mucho más, sé perfectamente que no es lo que queríamos, pero las cosas pasaron de esta forma y no se pueden cambiar, quiero que rehagas tu vida, aunque para ser sincero preferiría que no, me gusta conserva lo mío aun después de muerto.

Cambiando el tema y hablando con seriedad, quiero que tengas siempre presente que las casualidades no existen y debes dudar de ellas, la vida no es fácil y eso lo sabes, solo aguanta y ten paciencia, no dejes de amarme nunca, porque yo tampoco lo haré, Maritza Ferrer.

Con Amor Max.”

Cada palabra escrita era cierta, esto me dolía, y dolía demasiado, no sé si regresare vivo, pero de igual forma me iré amándola.

Al llegar a Rusia, nos espera unos seiscientos hombres armados, miro a Jack, pero él me hace seña, de que no son nuestros, así que siento mi cuerpo entumecerse, había venido a morir a Rusia.

—Señor déjeme hablar con ellos—comenta Jack

—¿Crees que sea prudente?—pregunto

Con intentar no perdemos nada, de todos modos, si van a matarnos lo harán en cuestión de segundos son unos seiscientos hombres, nosotros únicamente somos cincuenta, así que, si creo que es prudente hablar—dice muy tranquilo

—Como tú digas—digo serio, mientras lo veo bajar del avión, afuera se escuchan disparos, todos se ponen en alerta, cuando de repente Jack llega hacia nosotros

—Señor quieren hablar con usted—digo serio

—Está bien—digo bajando del avión, con todos mis hombres atrás

—Buenas tardes, por fin lo conozco señor Duncan, es usted muy valiente, en venir a enfrentarme—dice un hombre bastante mayor.

—Yo no vengo a enfrentarlo, vengo hablarle, quiero aclarar ciertas cosas—digo dándole la mano, este me la recibe con una sonrisa tenebrosa, se veía a leguas que eran personas de dinero

—Entonces acompáñeme a mi casa, pero preferiría que fuéramos solos—dice sonriendo

—No señor, es cierto que no soy mafioso, ni matón, pero sé ver el peligro así que o vamos todos, o no vamos ninguno, de igual forma si va a matarme hágalo de una vez—digo serio

—Buen muchacho, entonces vamos—dice enseñándonos las camionetas

Luego de subir a las camionetas, el camino es complicado de ver por la nieve, pero era mejor, Jack estaba alerta, al igual que los otros chicos, cuando sentimos que dejamos de movernos, nos indican que debemos bajar, así lo hacemos, estábamos en una casa, que digo casa, era una misión diez veces más grande que la mía, primera vez en toda mi vida que quedo sorprendido, demasiada ostentosidad, nos indica que entremos y lo agradecemos porque el frío cala en nuestro cuerpo.

—Señor Duncan por favor tome asiento, aunque si lo prefiere, podríamos hablar en mi despacho, al mal tiempo hay que darle prisa—dice con esa fea sonrisa

—En su despacho es mejor, pero iré con mi amigo aquí—digo refiriéndome a Jack

Caminamos por un largo pasillo, entramos a una especie de sótano, me daba miedo, era oficial moriría.

—Señores tomen asiento—dice el hombre, miro el lugar es tenebroso, hay dos tipos amarrados con cadenas desde el techo hasta el piso, la escena es espantosa

—Dígame a que ha venido, ¿por qué mejor no prefirió que lo matara en su país?, y así podían sepultarlo como se debe—dice serio

—Porque yo no soy el hombre que usted busca, quien hizo negocios con usted fue mi hermano, usando mi nombre—digo encarándolo

—Lo sé ¿cree que soy un tonto? Sé que usted no tiene anda que ver, primero investigo a mis inversionistas, luego decido si puedo o no hacer negocios, su hermano es un ratero, drogadicto, pero alguien debe de pagar, además su hermanito se alió con nuestro peor enemigo, ¿tendrá usted una foto de su hermano?

—Si claro—dio mostrándole una foto donde sale acompañado de su madre

—¿De dónde conocen a esta mujer? — pregunta interrogante

—Es la madre de mi hermano y mi madrastra ¿por qué?

—Porque esa mujer es la aliada de su hermano y mi esposa—dice dejándome impactado, pero reacciono rápido, pero es Jack quien hablar

—Señor Dimitri, mi nombre es Jack Ruso, sé que me conoce, trabaje para su padre, en sus últimos días—dice Jack, dejándome más impresionado aun

—Sabía que tu cara me resultaba familiar, ¿Cómo estás, Jack? Gracias por defender a mi padre hasta lo último, es bueno volver a verte—dice el hombre con cara de afecto

—Señor, quiero cobrarle el favor, este hombre es inocente, pero su hermano lo metió en todo esto, y por lo que pude notar, no sabía el paradero de su esposa, así que hagamos un trato—dice Jack sonriendo con maldad, yo me mantengo al margen de la negociación

—¿Qué trato?

—Le entregaremos a Marcelino Duncan y Gabriela Riostra, y usted nos perdona la vida a todos y olvida que nos conocimos, no soy hombre de cobrar favores, pero este caso lo amerita—dice serio

—¿Cómo conseguirás traerlos?

—Eso es pan comido ¿entonces que dice, tenemos un trato? —pregunta

—Tenemos un trato, pero debemos cuadrar algo aquí primero, no puedo quedar como cobarde o blandengue, quedaría mal delante de mis enemigos, así que planearemos su muerte—dice mientras me

mira con esa horrible sonrisa.

—No queremos que muera gente inocente—digo serio

—Entonces muera usted. — dice sacando su arma y disparando.

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