03
Loren estaba sorprendida de que su madre todavía estuviera participando en esas tertulias. Aunque, considerando su avanzada edad, no debería sorprenderle tanto. Ahora disfrutaba de esas reuniones.
Al llegar a la compañía, Loren se sentía extraña. Las palabras de Marcos resonaban en su cabeza, fastidiándola sin descanso, y no podía dejar de pensar en ello ni por un segundo. Seguro que su padre ya estaría en la reunión y no tendría tiempo para hablar con él en ese momento. No importaba. Se puso a trabajar en su oficina.
Loren se había especializado en diseño de jardines y ahora tenía un papel importante en la compañía de arquitectura de su padre. Ella y su equipo se encargaban de diseñar los exteriores de los proyectos, teniendo en cuenta la construcción y demás aspectos. Antes solían tener proyectos importantes en abundancia, pero ahora estaban trabajando en proyectos más pequeños y no tenían tanto trabajo como solían tener, lo que significaba que las ganancias no eran tan buenas como antes. ¿Era por eso que Marcos le había dicho esas cosas?
Brenda, su asistente, entró repentinamente en su oficina sin siquiera tocar la puerta, como siempre hacía. Era demasiado olvidadiza y torpe, pero con tantas cosas por hacer, Loren no había tenido tiempo de instaurar cambios en su comportamiento.
- Oye, toca antes de entrar, Brenda. Estoy cansada de decirte lo mismo. No sé cómo dejarlo claro para que cumplas con las reglas si vas a seguir trabajando conmigo - le reprochó Loren, frustrada.
- Lo siento, señorita Jones. Traigo unos papeles muy urgentes, se trata de un proyecto. Me dijeron que solo usted debe abrirlos - respondió Brenda, sin darse cuenta de su error.
- Ya lo sé, ahora sal de aquí, por favor. No necesito que te quedes - pidió Loren, deseando tener un momento de tranquilidad.
Loren tomó aire antes de rasgar el sobre y sacar los papeles que contenía. No podía creer lo que estaba leyendo. El proyecto se cancelaba, y sintió una mezcla de incredulidad, enojo y preocupación. Tenía que hablar con su padre inmediatamente.
Pero antes de comunicarle la noticia a su padre, decidió contactar a la persona responsable de la cancelación del proyecto para obtener una explicación. Necesitaba escuchar lo que tenían que decir.
- Buenos días, Sr. Joseph. Recibí un sobre en el que me informan que ya no desean continuar con el proyecto. No sé si está al tanto de todo el esfuerzo y las horas dedicadas a este trabajo, pero ahora lo cancelan como si nada, sin tomar en cuenta el impacto que esto tiene en todos los involucrados. ¿Se lo ha pensado siquiera? No entiendo cómo puede tomar una decisión tan repentina y sin consideración - expresó Loren, con indignación.
- Lamento mucho la situación, pero quiero un proyecto fantástico y las propuestas que hemos recibido hasta ahora no son lo que esperaba. No digo que sean malas, pero no cumplen mis expectativas, por eso decidí cambiar. Si hay algún daño causado o gastos adicionales por sus horas perdidas, házmelo saber y los pagaré - respondió el Sr. Joseph.
Loren se sintió todavía más indignada. Esto no era solo cuestión de dinero, era algo personal. Sentía una profunda decepción y falta de profesionalismo por parte de esta persona.
- Espero nunca tener que trabajar con personas tan poco serias como usted. Y espero que encuentre lo que busca con esa otra compañía - dijo Loren, sintiéndose frustrada por la situación.
- No tengo dudas al respecto. Kingman sabe lo que hace y tiene un excelente equipo. Que tenga un buen día, Srta. Jones - respondió el hombre antes de colgar.
Loren se sentía molesta y decepcionada. Se sentía impotente frente a la situación. No era justo que Marcos una vez más estuviera un paso adelante de ellos. ¿Por qué quería más cuando ya era el número uno?
- ¡Te odio, Matthew Kingman! No tienes idea de cuánto - exclamó Loren en voz alta, tomando un objeto de su escritorio y lanzándolo contra el suelo, provocando un ruido estruendoso que alertó a Brenda, quien apareció en la oficina de inmediato, sin siquiera ser llamada.
- ¿Está todo bien, señorita Jones? - preguntó Brenda, preocupada.
- ¡Sal de aquí! - le gritó Loren, y la chica salió de la oficina rápidamente. Loren suspiró profundamente, intentando mantener la calma. Sabía que no podía permitirse perder los estribos.
Matthew había vuelto a hacer de las suyas con la competencia. Loren no podía creerlo. Estaba furiosa. Pero no podía tomar medidas drásticas. Tenía que mantener la compostura. Gritarle a Matthew o confrontarlo no solucionaría nada. Eso solo empeoraría las cosas. Tenía que encontrar una manera de lidiar con esta situación de manera inteligente y profesional.
- Papá, necesito hablar contigo. Es algo importante, aunque seguramente te enfadarás si ya no lo sabes. Esto es terrible, muy malo - dijo Loren, entrando a la oficina de su padre.
Le contó todo a su padre, quien se mostró preocupado pero poco sorprendido. Desafortunadamente, no había mucho que pudieran hacer al respecto. No era la primera vez que algo así sucedía. Estaban acostumbrados a los rechazos repentinos y las cancelaciones de proyectos. Lo que más molestaba a su padre era el hecho de que una vez más, los Kingman estuvieran involucrados en todo esto.
- Lo siento, Loren. Estas cosas pasan. No podemos cambiarlo - dijo su padre, intentando consolarla.
- ¿Eso es todo, papá? No lo entiendo. Maldición. No puedo creer que otra vez los Kingman estén interfiriendo en nuestros proyectos - expresó ella, levantándose antes de marcharse a su oficina. No podía seguir trabajando ese día. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y no podía concentrarse.
Mientras caminaba hacia su auto, Loren decidió que necesitaba alejarse de toda esa ira. No podía hacer frente a tantos sentimientos negativos en ese momento. Necesitaba encontrar un lugar tranquilo para recuperar la calma. No podía seguir en un lugar lleno de tanta ira.
Golpeó el volante con lágrimas en los ojos. Sentía tanta rabia y frustración. Había perdido un proyecto importante en su vida, algo que nunca le había sucedido antes. Se sentía muy decepcionada consigo misma, como si hubiera fallado en dar lo mejor de sí. Quería gritarle a Matthew lo mucho que lo odiaba por lo que había hecho, pero sabía que no serviría de nada. Empezó a conducir hacia su casa, decidida a alejarse de todo.
- Estúpido Matthew Kingman, te odio con todas mis fuerzas - expresó Loren, furiosa, mientras su mirada se perdía en el horizonte. Todo parecía repetirse una y otra vez.