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Capítulo 11: La apariencia original

Yadira nunca fue sonámbula.

Ella se ruborizó y se giró para mirarlo, diciendo, -Tú ...-

-Estoy herido.- ¨Fidelio¨ se volvió a ella, respondiéndole con una voz clara y fría.

Yadira nunca había estado en la cama con un hombre. Su aura era tan fuerte que hizo que su temperamento corporal descendiera.

Ella frunció ligeramente los labios algo nerviosa, quiso retirar la manta para salir de la cama, pero fue sujetada inesperadamente de la muñeca por aquel hombre que estaba a su lado.

La mirada de ¨Fidelio¨ que contenía un matiz de indagación se posó en el rostro de Yadira, y le preguntó, -¿Por qué tus manos son tan blancas y tu cara tan amarilla?-.

Yadira retiró su mano como si estuviera asustada y respondió en voz baja, -Es de nacimiento.-

Luego, saltó de la cama como un conejo y se dirigió al baño.

Detrás de ella, ¨Fidelio¨ la observaba con bastante interés.

...

En el baño.

Yadira se miró en el espejo y en sus ojos relampagueó el autodesprecio.

Ella sacó el desmaquillante ubicado debajo del lavabo, y comenzó a desmaquillarse. Unos minutos más tarde, apareció ante el espejo una hermosa mujer de rostro claro y ojos brillantes.

Si no hubiera alquilado un apartamento por su cuenta después de la graduación, para así libremente poder desmaquillarse todos los días, habría olvidado su aspecto original.

Una madre debería sentirse feliz por tener una hija tan guapa. Sin embargo, cuando Yadira era niña, su madre siempre la regañaba por robarle el protagonismo a Perla, por lo que nunca le compraba ropa bonita.

La Yadira de aquel entonces había hecho todo lo posible para agradar a su madre. Pasó de ser la primera de su clase, a ser la última; paso de ser la chica más bonita y conocida por todos en la escuela, a ser la chica fea que ni siquiera tenía amigos...Pero al final, Salia siempre estaba descontenta con ella, aún así Yadira no quería creer que su madre no la amaba en absoluto.

Media hora después, ella volvió a disfrazarse y salió del baño.

¨Fidelio¨ estaba apoyado en la cabecera de la cama, sosteniendo su teléfono con la cabeza gacha como si estuviera leyendo algo, su rostro era inexpresivo y un poco ascético.

Entonces ella pensó por un momento y dijo, -Voy a salir, llama a alguien que venga a recogerte para llevarte a tu villa.-

¨Fidelio¨ no respondió nada.

A Yadira tampoco le importó, así que cogió su bolsa y se salió.

Yadira había dejado su trabajo anterior debido a que Salia le había ordenado regresar a la villa para esperar su matrimonio.

Ahora, para sobrevivir tenía que encontrar un nuevo trabajo.

...

La mañana pasó volando.

Yadira estaba en la parada esperando el autobús, cuando de repente, un coche negro se detuvo frente a ella. La ventanilla del coche se bajó y apareció la cara sonriente de un joven, quien le preguntó, -Yadira, ¿a dónde vas?-

Un destello de luz brilló en los ojos de Yadira, y en su voz hubo una alegría inocultable, entonces respondió sorprendida, -¿Severo? ¿Por qué estás aquí?-

-Sube al coche primero, no se puede parar aquí por mucho tiempo.- dijo Severo, abriendo la puerta del coche para ella.

Yadira subió al coche enseguida y, justo después de cerrar la puerta, escuchó a Severo decir, -Justamente he invitado a tu hermana a cenar, vamos a comer juntos.-

“¿Había invitado a salir a Perla?” Ella debería haberlo sabido, ya que hace mucho tiempo, se decía que Perla y Severo eran la pareja de oro. Pero los dos nunca habían andado juntos, así que Yadira podía ocultar sus pensamientos y seguir siendo amiga de Severo.

Movió la comisura de la boca de manera rígida y se excusó, -Todavía tengo algo que hacer, así que no podré acompañarlos... -

-Hace mucho tiempo que no comemos juntos. Hazme caso.- La actitud de Severo fue contundente y no le dio la oportunidad de negarse.

Al llegar al restaurante, Perla ya había llegado, y en cuanto vio que Yadira acompañaba a Severo, su cara de pronto se volvió fría. Sin embargo, Severo no se dio cuenta de ello y dijo, -Perla, me encontré con Yadira en el camino, así que la traje para comer juntos, no te importa, ¿verdad?-

Perla forzó una sonrisa y dijo suavemente, -Por supuesto que no me importa.-

-Voy al baño, charlen primero.- Severo, con u8na sonrisa, dejó estas palabras y se dio la vuelta para irse.

Tan pronto como se fue, la sonrisa en la cara de Perla desapareció, -¿Qué haces aquí? ¿Acaso ese hombre inútil de la familia Dominguez no pudo satisfacerte, así que saliste corriendo para enrollarte con Severo?-

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