Capítulo 6
-Hay demasiado ruido en esa casa, quiero que ella esté tranquila.
Puedes dormir en la tienda de Brynyar, no creo que se levante del suelo hasta mañana por la mañana-
-Esta bien hermano-
Al oír la palabra hermano abrí mucho los ojos, me sorprendió saber que esos cuatro compartían la misma sangre, su parecido era obvio pero había una gran diferencia de edad y al no verlo en el banquete había descartado una conexión familiar.
Aren se fue y Casper me llevó dentro de la tienda.
La agitación que sentía se había vuelto más pesada y cuando el vikingo comenzó a desnudarse mi corazón dio un vuelco y traté de alejarme de él lo más posible.
Mientras ajustaba la manta de pieles sobre la que se suponía que íbamos a dormir, noté que su cuerpo estaba cubierto de muchas cicatrices y que los tatuajes que se podían ver en su cabeza y cuello bajaban hasta cubrir toda su espalda.
No pude evitar pensar en lo hermoso que era.
-Ven a la cama, mujer-
Tan absorto en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de que Casper se había acercado.
Retrocedí con miedo, pero él inmediatamente estuvo listo para atraparme.
-No tengas miedo-
Tomé todo el coraje que había en mí y lo enfrenté.
-No te tengo miedo y no dejaré que me toques-
Casper alzó una ceja y su mirada se volvió curiosa y divertida.
-¿Oh, sí? ¿Y cómo piensas detenerme?-
-Voy a matarte-
Después de escuchar mis palabras se echó a reír, quería asustarlo y hacerle entender lo mucho que no quería ser suyo pero solo lo había divertido.
Me soltó y se acostó en la cama.
-Puedes estar tranquilo, no tengo intención de hacerte mía por ahora.-
El aire regresaba a mis pulmones con regularidad y mi cuerpo, que había estado tenso todo el día, se relajó instantáneamente.
-¿Y por qué razón?-
-Simplemente porque esta ceremonia no tiene ningún valor para mí y mi gente-
Me quedé perplejo, no podía entender a dónde quería llegar Casper con esto.
-¿Podrías explicarte más?-
-En mi casa la unión de dos personas se da de forma diferente, por lo que técnicamente no puedo considerarme casada-
Ahora todo estaba más claro, sus tradiciones incluían usos completamente diferentes a los nuestros.
-¿ Es por eso que tu hermano no estuvo presente? La ceremonia de hoy no tiene importancia para ti-
-Exactamente, cuando nos casemos según las costumbres de mi tierra, te haré mía y créeme mujer, nada podrá detenerme-.
Había pasado toda la noche sin dormir, temiendo que el vikingo cambiara de opinión.
Cuando finalmente se fue temprano en la mañana, dejé escapar un suspiro de aAdrinaio y traté de relajar los músculos de mi cuerpo que me habían dolorido por toda la tensión que sentí esa noche.
La manta de pieles sobre la que yacía me mantenía abrigada y me costaba levantarme, el calor y el cansancio me ayudaron a dormir y si no hubiera sido por la inminente partida probablemente habría dormido muchas horas.
Tenía muchos asuntos que resolver antes de irme, decidir qué hacer con Fenris y hablar con mi hermana Gerda.
En aquellos días ella me había evitado deliberadamente y ahora que estaba a punto de irme sentí la necesidad de hablar con ella y decirle que no estaba para nada resentido por todo lo que había pasado.
Me levanté de mala gana y al salir de la tienda noté que todos los Wulfgar estaban ocupados preparando los barcos y provisiones para el viaje pero no vi la imponente figura de Casper, ni la de Brynyar.
Empecé a caminar hacia casa pero escuché un gemido que conocía muy bien.
Esa noche no había regresado a casa y probablemente Fenris había venido a buscarme y no pude evitar sonreírle y pasar mi mano por su hermoso pelaje negro.
Quería llevármelo, tenía que llevármelo.
Era imposible esconderlo en uno de los barcos, tendría que hablar con Casper y convencerlo de alguna manera, después de todo era el regalo de bodas que le había dado a Gerda, así que su intención era traerlo de regreso.
-Tal vez puedas ver el lugar donde naciste de nuevo-
En respuesta, Fenris saltó sobre mí, incluso haciéndome caer, y me lamió toda la cara.
Siempre logré sentirme bien en su compañía.
En cierto momento, sin embargo, se detuvo y comenzó a gruñir, me levanté apresuradamente, sin entender el por qué de ese comportamiento.
-¿Qué está pasando? ¿Qué te pasa?-
Parecía que estaba a punto de atacar a algo o a alguien.
No le tenía miedo, sabía que nunca me haría daño, pero otra persona que lo hubiera visto en ese estado habría huido.
-Así que también aprendiste nuestro idioma, interesante-
Ahora entendí la actitud del lobo, Casper estaba detrás de nosotros, apoyado en los tablones de madera de una casa que debía pertenecer a Orvar y nos escudriñaba con curiosidad.
Desde el día que lo conocí en la herrería, Fenris había albergado cierta antipatía hacia él.
-Brynyar me enseñó-
-Me imaginé que había trabajado duro este último año-
Percibí una nota de amargura en sus palabras y comprendí que las acciones de su hermano no le habían dejado tan indiferente como pensaba.
-Noto que no te gusta saber que conozco tu idioma-
-Para nada, al menos ahora no tendré que perder el tiempo enseñándote.-
No sé por qué pero sus palabras hirieron mi orgullo y como siempre no pude contenerme y respondí con cinismo.
-Lamento que este esclavo te dé tantos problemas-
La cuestión del esclavo todavía no me había sentado bien pero a Casper no le importó en absoluto, volvió a poner esa sonrisa arrogante que desapareció en cuanto pronuncié el resto de la frase.
-Si te molesta que te hayas casado conmigo, te recuerdo que tu prometida fue Gerda, fuiste tú quien la dejaste y me elegiste a mí-
-No fue tan tentador casarnos con una mujer que se acostó con mi hermano y que rechazó un regalo que era extremadamente valioso para nosotros-.
Entendí que no le molestaba tanto lo que había sucedido con su hermano sino más bien lo que Gerda había hecho con Fenris.
-Honestamente, preferí elegir una novia más adecuada también por el cariño que siento por Brynyar, soy un hombre que se preocupa por su familia y Gerda la habría destruido-
Me dejó sin palabras, su frialdad me dio escalofríos pero por primera vez me encontré dándole la razón.
Había sido honesto y saber que se preocupaba por su familia me hizo sentir cierto respeto por él.