Capítulo 4
- Mañana por la mañana iré a saludar a mi abuela. -
Él siente escalofríos y tengo que contener la risa.
- Bbbrr esa bruja de suegra, pero ciertamente no te detendré. -
Amanece cuando llego al pie de las montañas nevadas.
Me convierto en lobo y empiezo a correr hasta llegar al gran abismo. Observo desde abajo y una vez que empiezo a correr salto al vacío, haciéndome humano durante el aterrizaje, creando un rugido y una elevación de polvo.
Me pongo de pie y me quito el polvo de la chaqueta cuando escucho una voz familiar.
- Cof cof, ¡¿podemos saber por qué siempre tienes que bajar de ahí arriba?! -
- Jajaja lo siento abuela. -
El polvo se disuelve y abrazo a mi abuela, una bruja de cuatrocientos años con un sentido del humor innato y una pasión por los jóvenes guapos, cuya aparición cesó a los cincuenta años.
- Todo es culpa de tu padre, te crió como a un animal. -
- Abuela, lo estoy en parte, ¿sabes? -
Él pone una cara de molestia solo haciéndome reír antes de mover su mirada hacia mi cuello.
- Al final te lo dio... -
- Ya. -
Rozo la superficie de la piedra antes de volver a sentirme animado y no nostálgico.
- ¿ Bien? ¿No le ofreces nada a tu querida nieta? -
- Eres mi única nieta Abbigaielle y entonces si tu nariz aún funciona bien deberías oler mi famoso donut de zanahoria. -
- Sabes que pronto desaparecerá, ¿no? -
Nos dirigimos hacia su casa, enclavada entre los árboles del bosque y rodeada por un río.
Mi abuela siempre prefirió vivir sola, aunque yo siempre le dije que se mudara con nosotros.
Entramos e inmediatamente coloca un trozo de pastel frente a mí con una taza de té aromatizado con sus hierbas especiales.
- Estoy por ir a la escuela ¿sabes? -
- Lo sé. -
- ¿ Y cómo? -
- Tengo a mi sobrina de fuentes, de lo contrario ¿qué clase de bruja sería? -
Termino de beber el té y devoro el pastel.
- Entonces también sabes que ahora soy un Alfa, ¿verdad? -
Escupe su té y comienza a toser mientras yo no puedo resistir más y me eché a reír.
- ¡¿QUÉ?! -
- Jajajaja deberías verte la cara jajaja -
- Estás bromeando, ¿verdad? -
- Lamentablemente no. -
- Maldita sea y pensé que tu padre era suficiente. -
- Vamos, no seas como esa abuela y decide venir con nosotros. -
- Nunca. Demasiados lobos, sois suficientes en mi vida. -
- Pero siempre estás solo. -
- Debes saber una cosa Abby... los lobos viven y pelean en manadas, pero una bruja no, ella puede arreglárselas sola. -
Se levanta y se sienta a mi lado, acariciando mi rostro.
- Sabes lo que te espera en esa escuela, ¿verdad? -
- Vampiros. -
- Quizás, o algo más, pero siempre debes saber que siempre podrás contar contigo mismo y obviamente conmigo. -
Me guiña un ojo antes de volver a hablar.
- Ahora también eres un Alfa, por lo que por cada decisión que tomes habrá personas involucradas, pero también eres una bruja, así que escucha atentamente el mundo que te rodea. -
- Estás hablando como una anciana sabia, ¿sabes? -
- ¡Sabio quizás, nunca viejo! -
Me río, ahora estoy listo.
- No puedo creer que estemos a punto de ir a la escuela. -
Megan está un poco molesta, mientras sus hermanos pequeños lloran como si ella nunca debiera regresar.
- Vamos, no hagas eso. -
- Hermana mayor... -
Me agacho hasta su altura y moviendo mis manos hago aparecer dos espadas de madera.
- Regresaremos por la tarde pero en nuestra ausencia ¿os comportaréis como auténticos guerreros? -
Miran las espadas antes de agarrarlas y levantarlas en el aire.
- ¡ Ciertamente! -
Les revuelvo el pelo y me subo a mi moto de motocross, lamentablemente no podemos caminar por la ciudad como lobos enormes.
- Los mimas demasiado. -
- Pero no, son adorables... -
- Por supuesto, cuando duermen. -
Me puse el casco.
- Sabes qué hacer, ¿no? Evitemos enfrentamientos si los vampiros los buscan, pero si atacan no lo dudemos. Hay un acuerdo de paz, es cierto, pero bajar la guardia sería un gran error. -
Los demás asienten.
- Una última cosa, en cuanto a mí, solo soy un hombre lobo, no un Alfa, no una bruja, cuanto menos sepan, mejor. -
- A tus órdenes cariño. -
- Michael, llámame así otra vez y te castro. -
Él y sus amigos se ríen y Megan también, traidora.
- ¡Vamos! -
Encendemos las motos y ponemos rumbo a Quebec, el pueblo canadiense con más seres del mundo paralelo que existen en la zona.
Llegamos frente a las puertas y entramos.
El patio está vacío pero con nuestro oído escuchamos una voz más fuerte que las demás, deben estar en la fiesta de bienvenida.
Aparcamos las motos y nos quitamos los cascos, pero mis compañeros inmediatamente empiezan a gruñir.
Por supuesto, reprimo mis instintos y les insto a mantener la calma.
- Hay olor a cadáver en esta escuela. -
- Perspicacia. -
Le devuelvo el buen humor burlándome de Kayl, la más joven de nosotros, y procedemos a entrar.
Se levanta el telón.
Un humano vestido con una falda negra hasta la rodilla, completa con chaqueta, se acerca a nosotros.
- ¿ Sois hombres lobo? -
Micheal y Kail se acercan a ella oliendo su aroma, incluso si puedes oler su Chanel No. a kilómetros de distancia.
- ¿ En tu opinión? -
- No es que todo el mundo use camiseta sin mangas en octubre, ¿verdad? -
Jonathan se mantiene al margen, siempre ha sido un tipo reservado mientras que esos dos machos estúpidos siempre tienen que actuar como payasos.
- Aquí estoy... -