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CAPÍTULO TRES:

REINO DE CRAENIA

OFREA

PALCIO DE LA CORONA FÉRET

⎯Me crea un inmenso placer tenerlo aquí, en las tierras de Craenia, que la gran Luna alabe su presencia aquí, príncipe omega Noir⎯recitó Eric Arnaud Féret, actual monarca y alfa líder de todo Craenia, con una venia que Axe juró hizo doler la espalda del viejo lobo, pero no fue menos elegante que la que él mismo hubiera hecho, los lobos eran superiores, diferentes y exquisitos.

Axe había tenido tantas oportunidades de viajar, que le permitieron no sólo conocer culturas ajenas, sino, también razas: felinos, aves, entre otros cambiaformas que le habían enseñado muchas cosas, sin embargo, los lobos se conservaban mejor, parecían tener un pacto con la vida y el propio dios Fenrir, que podría considerarse satánico, permitiéndoles envejecer lento, y pese a todo, mayormente, en buen estado, Axe debía reconocer que Eric, así como su propio padre y tantos otros alfas, eran un claro ejemplo. La voz de Eric era lo más parecido a un viejo ron, melódica y atrayente como la de la mayoría de los alfas, dentro de sí, Igna se removió, caminando alrededor, intranquila, sin embargo no estaba concentrada en el rey Eric, sino más allá, haciendo que Axe por un segundo se desconcentra de su medio, la loba parecía alterada, Axe se removió sutil en su propio eje, siempre cuidando no dejar salir su aroma, su cabello largo y oscuro cayendo sobre la tela se meció con la briza que entró por los inmensos ventanales, el aroma a rosas lo golpeó desde afuera.

⎯Mi sinceridad es plena, cuando le digo que nos esforzaremos en brindarle una buena experiencia, pese a todas las dificultades que hemos presentado durante años, en cuanto a relaciones⎯la voz del rey Eric volvió a llegar a sus oídos, Axe sonrió intentando disimular la incomodidad que le creaba estar entre tantos alfas, y más, lobos que se han tenido por enemigos en tantos años, la extrema y forzada amabilidad de Eric era desesperantes a niveles elevados, Axe sabía que cordiales no eran las relaciones, de hecho si no fuera por la guerra, Craenia y Asmax nunca hubieran reanudado cualquier intercambio diplomático, a menos que fuera frente al gran concejo, lleno de viejos cascarrabias, que a su opinión estaban de más en la tierra, dio un ligero asentimiento y mantuvo su sonrisa, se forzó a sí mismo a relajar su postura, y exigió a Igna que se tranquilizara, bueno, la loba no estaba interesado en escucharlo.

⎯Agradezco el gesto, señor, no debe ser fácil recibir a un completo desconocido en su territorio, menos con tal pasado que nos incumbe⎯Eric asintió, escuchando al omega.

Noir, podía sentir la mirada de todos sobre sí, malditos alfas, pensó, su piel se erizó ante ese hecho, sin embargo Axe, pese a la necesidad de llevar la fiesta en paz, debía dejar algunas cosas en claro, porque, conocía la creencia de Craenia respecto a los omegas, y él, pese a ser uno, era un Noir, donde incluso con su casta, valía igual que cualquiera, y no dejaría cambiar tal cosa, sólo por haber cruzado el mar.

Te vas a casar con un Féret, creo que muchas cosas cambiarán, canturrió su loba, Axe prefirió ignorarla,

⎯Viendo las buenas intenciones de usted, y la corona hacia mí y mi gente, me tomo el atrevimiento de acotar un punto de partida poco certero en el trato⎯la sonrisa nunca abandonó su rostro, y tomó el atrevimiento de mirar al rey directo a los ojos, también a la reina, quien se mantenía en estoico silencio⎯Me parece una falta, el hecho de que mandaran a un lacayo a recibirme, a mí, el príncipe, y yo podría realmente tomarlo como una mala acción a la corona de Asmax⎯el rostro de Eric sostuvo por segundos una rigidez insana para sí⎯Sin embargo, y viendo su aparente buena voluntad hacia mí, y mi gente, lo dejaré pasar, siempre y cuando, no vuelva a repetirse, mi rey.

⎯Claro que no⎯contestó entre dientes el rey, el omega quiso reír, bueno, hasta aquí llegó su excesiva hospitalidad, pensó, Igna gruño en aprobación, Axe no supo identificar si era ira u otra cosa, el séquito del omega quien miraba todo con intenso escrutinio sonrió para sus adentros, orgullosos de que no se dejara amedrentar⎯Me comprometo a ello, puede estar seguro, príncipe Axe.

⎯Solo Axe por favor, pronto seremos familia⎯pidió con total bondad, meloso y bonito, como el perfecto omega que no era, Eric lo miró inseguro, y sintió a su alfa removerse confundido por el omega, sin embargo no pasó de allí, su aroma se reveló por un segundo y vio el rostro de Axe fruncirse en una poca disimulada mueca, bien, era algo de esperar, sin embargo no dijo nada, pese a todo estaban juntos en cualquier cosa que resultara de la unión de su hijo y el omega, necesitaba mantener las aguas calmadas, así que simplemente asintió.

⎯Bien, con todo malentendido fuera del camino, ¿qué tal si hacemos las presentaciones formales?⎯Axe asintió⎯Mi esposa, la reina, Karina Violett Féret⎯señaló hacia el área del trono.

Axe miró a la mujer, su cabello era largo, con ligeras honda, castaño y brillante, sus ojos verdes y su rostro serio no dejaba mucho a ver, sin embargo de algo estaba seguro, era una alfa, que olía sutilmente a Hortencias, Pino y Caramelo, dulce y refrescante pero a un nivel bajo, como si usara algún tónico o su loba quisiera ocultarse, la reina asintió hacia a Axe en saludo, el omega hizo lo mismo.

⎯Mi hijo menor, Karel Fabien Féret⎯el joven hizo una reverencia y dio una gran sonrisa, café, un beta, bien, él definitivamente nunca heredaría la corona, según las leyes de Craenia, incluso si su hermano era asesinado⎯Y por último, Erwin, por favor, acércate al príncipe omega⎯Axe aguantó la respiración cuando el tal Erwin bajó los escalones del trono, enfundado en todo un juego de camisa, pantalón y botas negras, su cabello, suelto, y largo hasta un poco arriba de los hombros, desenfadado y libre, con ojos grises, y cejas pobladas, nariz marcada y labios finos, su lobo pareció sumamente interesada, justo como hace minutos atrás sólo que esta vez, movía su cola y brillaron sus ojos, caminando alrededor, como si fuera de casa y él hombre frente a él fuera la presa.

⎯Él es quien se unirá a usted en matrimonio, príncipe Axe.

⎯Es un honor, omega⎯Axe apretó las piernas y su loba sacó la lengua, mierda, esa voz, era como miel caliente, dulce y exitante, Erwin tomó la mano del omega y dejó un beso, es un alfa, recalcó su loba, aunque el aura, el porte lo gritaba a viva voz, sin embargo, Axe no sintió ni una pizca de su aroma, en lo absoluto y por orgullo no dejó salir el suyo, forzando a su loba a controlarse y sus mejillas a alzarse en una sonrisa manteniendo una postura grácil.

⎯El placer es todo mío, alfa⎯correspondió sin apartar la mirada, Erwin mantenía la expresión algo cerrada e incluso tosca, algo que al omega realmente no le importaba mucho, no es como si fuera a sentirse intimidado por algo tan banal, como un alfa comportándose como uno.

⎯Espero tener el placer de hacer para usted Craenia una segunda patria, pëíncipe⎯el tono afable utilizado casi le crea un malestar a Axe, pero bueno, quién para acabar con toda la farsa que aparentemente se estudiaron muy bien los Féret, así que Axe sólo asintió y con delicadeza retiró la mano de la del príncipe.

⎯Claro, no espero menos de usted⎯ambos se miraron a los ojos, como si quisieran descubrir algo.

⎯Bueno, ya que las presentaciones están hechas, ¿por qué no va a instalarse?, debe estar cansado después de pasar tanto días en el mar⎯propuso el rey sonriente, Axe lo observó con cautela, apartando la mirada de Erwin, Axe miró alrededor y se dijo a sí mismo que era lo mejor, no quería tentar a la suerte en su primer día, menos con todo lo que aún le quedaba por delante, los Féret no eran ovejas, y el rey tenía una fama de tirano que le precedía cual lastre, miró una vez más a la alfa, había algo raro en ella, no obstante el interés no era suficiente, asintió hacia Eric.

⎯Lo agradecería mucho⎯contestó educadamente⎯Ha sido un viaje largo desde Asmax⎯Eric asintió.

⎯Abraham la llevará a usted y todo su séquito a sus nuevos aposentos.

⎯Gracias.

Tanto Axe como su séquito hizo una ligera reverencia, al príncipe omega miró a cada uno de los Féret y dio media vuelta siguiendo a un rígido Abraham que parecía correr, Noir sonrió ligeramente con diversión, nunca había sido amante de la intimidación, pero estaba en tierras ajenas, y si bien la opinión no era muy favorecedora a su gente, mantendría lejos a muchos y le ahorraría compañias no deseadas, ya tenía suficiente con qué lidiar, de hecho a cada minuto que pasaba estaba más seguro de había algo realmente mal en todo lo que envolvía esa unión, de hecho el rostro estoico de la reina, la mirada curiosa del hijo menor, la excesiva y fingida amabilidad del rey, perfectamente reconocible cabe decir, y la resignada mirada de Erwin, no le gustaban, desde la perspectiva de Axe, eran ingredientes para crear un completo desastre.

.........

Eric se masajeo las sienes con fuerza mientras suspiraba y se sentaba en el trono, parecía cansado y cómo no estarlo, toda la situación en si le provocaría un infarto a lo mucho, se sentía lo suficiente viejo ya para estar lidiando con tales cosas, a su lado Erwin parecía furioso incluso colérico, mientras Karel intentaba calmarlo y Karina, miró a la mujer tan pálida e impávida como siempre, chasqueó la lengua con disgusto y recordó que todo esto lo hacían por la maldita necesidad del acuerdo diplomático, que solo tenía que esperar, que era necesario, que al final obtendría recompensa.

⎯Ese omega nos ha mirado como si fueramos escória⎯gruñó Erwin en voz alta y claramente enojado, dentró de sí su lobo se removió, después de una ardua batalla interna para mantenerlo a raya, el animal dejó a ver sus ojos amarillos, antes de negar con su peluda cabeza y desaperecer en algún lugar⎯Él traerá problemas, este acuerdo no vale todo lo que podría pasar si él intenta traernos una desgracia.

Kael miró a su hermano, con pasándose la mano por el cabello, caminando de un lado a otro, estaba fuera de sí, pero no sabía exactamente porqué, viendo a Axe sabía dos cosas sin siquiera cruzar palabra con él, no era un omega común, bueno, nadie de la monarquía Noir lo era, al menos eso decían, tenían una mentalidad completamente diferente a ellos, y sabía que eso crearía problemas, aún así, no creía necesario todo este circo, rodó los ojos ante tal hecho.

⎯Igual necesitamos de la corona Noir, sin él no habría tratado con Asmax⎯recordó Eric con cansancio, casi parecía doler decir cada palabra, Erwin le dirigió una mirada a su progenitor que hizo a este alzar una ceja en clara interrogante, el menor de hijos grises suspiró.

⎯¿Por qué él?. Podría haber sido su hermana⎯Eric rodó los ojos.

⎯Erwin, por favor, te he explicado mil veces que no teníamos opción, Axe es menor que tú, Laena no, nuestra ley exige que él o la omega en cuestión, no supere en edad a su alfa, en este caso tú.

⎯Hay cientos de reinos, miles de omegas⎯gritó bajo⎯No puedes darme una excusa tan pobre, alfa⎯el silencio reinó, pesado, Erwin estaba enojado, mucho, sin una razón concreta, había algo, algo que lo tenía a punto de perder la mente, mucho más allá del acuerdo, y del casamiento.

⎯Erwin⎯llamó Karina con voz baja, ligeramente peligrosa a oídos de del alfa, Karel solo observaba el intercambio en silencio⎯Detente, es tu padre y alfa con quien hablas, no lo olvides⎯Eric miró a su esposa y después a Erwin este observaba a su madre con ligera y contenida fiereza, no obstante prefirió solo asentir y dirigirse a Eric inclinando la cabeza en respeto.

⎯Lo siento alfa, es solo que no logro entender, han sido años de enemistad.

⎯Lo sé, lo sé muy bien, tu tío es prueba de ello⎯habló y Erwin le creyó triste⎯Pero Asmax es fuerte, podrá ayudarnos, nosotros solos no podríamos contra Aspor y muy pocos países se meterían en una guerra que no les corresponde, Asmax fue amenazado al igual que nosotros, y dado que decidimos no apoyar en la destrucción del otro, nos vimos envuelto en esta guerra, así que paciencia, tenemos mucho que perder.

Erwin respiró hondo y luego de unos instantes asintió.

⎯Bien⎯aceptó⎯Pero dejaré algo muy claro⎯aclaró⎯Sé que el príncipe omega está criado de una forma completamente diferente a la nuestra, aún así, una vez nos casemos tendrá que tomar las costumbres de Craenia.

⎯¿Crees que eso es posible?⎯preguntó Karel divertido⎯Conviven con sus lobos, Erwin, yo que tú me andaría con cuidado.

⎯No lo sé⎯Erwin miró a su padre⎯Pero es un hecho que no lo aceptaré de otra forma.

Eric sonrió con un brillo en los grises y viejos orbes que no parecían humanos.

⎯No espero menos de mi heredero.

Erwin asintió, Karina rodó los ojos y Karel negó, que la diosa los ayude, o esto no terminaría bien.

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