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Capítulo 3

POV DE Celeste

Pronto llegamos frente a la entrada del castillo. Saco al príncipe de mi caballo y luego le doy permiso a Kyle para llevarlos a los establos.

"Bueno, entonces, ¿cómo nos conocimos?" Pregunto con una sonrisa. Me gusta esta situación, quería una manera de deshacerme de ella y como un milagro aquí está.

-En el camino al castillo, ella iba a caballo y yo escapaba de los bandoleros, le dije mi destino y ella se presentó ofreciéndome ayuda para llegar hasta aquí- dice forzando una sonrisa.

-¿Estoy bien así señorita?- Dice enfatizando la palabra señorita, idiota.

-No, pero me conformaré con eso- le digo dándole la espalda y luego subo la gran escalera que conduce a la puerta principal. Lo espero y luego entramos.

Busco a alguien que haga que mi padre anuncie la llegada del príncipe y de inmediato encuentro a la señora Wright. Suspiro levemente y luego le pido que nos anuncie. Me sonríe amablemente y luego nos lleva a la oficina de mi padre.

-¿Estás nervioso, príncipe?- le pregunto con una sonrisa en el rostro. Me mira desafiante y luego se acerca a mí.

-Nada me puede poner nervioso- me dice al oído. Reprimo el impulso de darle un puñetazo en la cara y sonreírle.

-Hija, por fin te dignaste a volver- dice mi padre casi con desprecio. Lo fulmino con la mirada, pero como estamos frente a un invitado y sé que nunca me perdonaría una afrenta, lo ignoro.

-Es mi culpa, Sr. Armand, nos encontramos en la calle. Lamentablemente yo no estaba en una buena situación y su hija tuvo la amabilidad de ayudarme, entonces entendimos que nuestro encuentro era infundado ya que ya nos habremos conocido- dice sonriendo amablemente. Asiento como un tonto y luego miro a mi padre. Lo mira con orgullo, como mira cualquiera, pero no me gusta nada la sonrisa que está a punto de aparecer.

-Soy consciente de que puede parecer un poco impertinente, pero estoy segura que con buenos modales aprenderá a ser una buena esposa- dice mirándome. Por suerte él no sabe que estoy chantajeando al apuesto príncipe, de lo contrario me habría matado directamente con esa mirada intimidante. Entonces, ¿a quién querría intimidar? ¿Mí mismo? Buena broma.

-En realidad, como te dije, fue muy amable- dice el príncipe tratando de defenderme. Casi me arrepiento de haberlo chantajeado.

-Oh no lo podía creer aunque lo hubiera visto- comenta mi padre. ¿Piensa tan mal de mí? Lo miro a los ojos y esta vez no puedo evitarlo.

-¿Es tan difícil de creer que su hija fuera amable? ¿Crees que es un monstruo?- grito furiosamente. Me mira casi sorprendido.

-Exijo respeto-

-Al diablo con el respeto. Nunca lo tuviste, ni para mí ni para mi madre. Así que no hables de respeto, tú. Tú que eres tratado como un rey, pero que debería ser tratado como el peor de los hombres.- le digo mirándolo con desprecio. Me mira enojado, pero sé que no es por lo que dije. Pero por la presencia del príncipe justo a mi lado. Lo olvidé por completo.

-Vete a tu habitación y nunca más salgas. La Sra. Wright le traerá el desayuno, el almuerzo y la cena. No te atrevas a salir o te juro que te encierro en el calabozo.- Esta vez lo hice a lo grande. Dirijo mi mirada al príncipe, él tiene una mirada atenta sobre mí, como para examinarme, así que miro hacia abajo con molestia.

-Creo que exageró- dice. Levanto la vista y, para mi sorpresa, no me mira a mí, sino a mi padre. Ahora sí estoy confundido. Enfrentar a mi padre no es un buen movimiento en absoluto, probablemente sea él quien lo eche.

-No permitiré que me contradigas- responde mi padre, con una mirada de sorpresa. Sí, ahora me arrepiento seriamente de haber chantajeado a ese estúpido príncipe.

-Y no permitiré que maltrate a su hija-

-Es de mi propiedad- replica mi padre. No puedo evitar estallar en carcajadas. Es una frase absurda. Una hija no es propiedad. Un castillo es, no una hija.

-Tú, pequeña insolente, ¿cómo te atreves?- dice mientras está a punto de darme una bofetada, que es rápidamente bloqueada por el príncipe, quien tiene una mirada de asombro.

-Irse. Ahora.- Dice mi padre. Aquí, como me imaginaba.

-No me voy sin esta chica- responde el príncipe. Espera... ¿qué? No voy a ninguna parte en absoluto.

-Es mi hija y hasta que se case permanecerá bajo mi tutela.- Grita mi padre, con el rostro casi enrojecido de ira. Por un momento me asalta el temor de que le pase algo, pero es solo un momento.

-Se convertirá en mi esposa, ella firmó el contrato, ¿verdad?- Dice con una mirada socarrona. Por un momento mi corazón se detiene. ¿Qué significa?

-¿Qué significa esto?- Pregunto con voz débil. El príncipe se vuelve hacia mí y me mira confundido.

En este punto miro a mi padre y casi lo mato. Me acerco a él rápidamente y lo empujo hacia la silla que estaba justo detrás de él.

-¿Qué hiciste?- grito enojado. Me mira casi asustado. El príncipe me empuja hacia atrás, lejos de esa masa de nada.

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