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2

NOAH

Al día siguiente desperté y ya me encontraba en mis cinco sentidos, el reflejo del sol entraba a través de las cortinas pegándome en la cara, al momento de reincorporarme me di cuenta que estaba desnudo, ni siquiera sabía el por qué estaba así, me giré a la izquierda y para mi mayor sorpresa estaba una mujer completamente desnuda boca abajo, me llevé las manos a la cabeza pues me había arrepentido de lo que había ocurrido, no recordaba nada, pero si yo estaba desnudo al igual que ella por supuesto que le había sido infiel a Isabella, en ese momento sentí una enorme pena conmigo mismo pues había caído tan bajo y no tendría el valor para verla a los ojos.

De inmediato tomé mi ropa enganchándomela con desesperación, necesitaba salir de este lugar. Al salir de la habitación pude ver que Ricky, estaba en la sala con la otra chica, estaban en el sofá, la chica encima de el, caminé casi de puntillas para que ellos no se dieran cuenta al momento que salí de la casa, no podía creer en el tipo que me estaba transformando y todo por el maldito dinero, ese dinero que traía maldiciones a mi vida.

Conduje hasta el departamento, necesitaba darme un baño ya que me sentía sucio, pero la suciedad que yo tenía creo que ni el agua podría llevársela. Al momento de entrar al departamento mi corazón se sintió triste al ver la foto que teníamos en el retrato del comedor en donde Isabella y yo nos estábamos besando, ¿que hubiera pasado si ella hubiera hecho el amor con Harry? Creo que darme cuenta de eso hubiera sido lo más terrible de mi vida, pero ahora se trataba de mí, el más mentiroso de todos ya que no sólo la había engañado con otra mujer sino también le ocultaba  muchas cosas, Sabía que era una bomba de tiempo y que cuando ella se diera cuenta,  mi relación o lo que queda de ella se iría al carajo.

ISABELLA

Escuché murmurar a Piper y a Trisha, ellas estaban hablando acerca de la fiesta que va a organizar la universidad el día de hoy tanto así que me despertaron, ya no podía tener paz ni siquiera en la universidad, pero ya no me extrañaba.

—¿Podrían hablar para ustedes mismas?—me levanté para regañarlas—si quieren pueden ir afuera a hablar sus cosas—me volví a acostar colocando las almohadas en mis oídos, aún me estaba doliendo el cuerpo de la caída que tuve.

—Cada vez eres más amargada, Isabella—ambas salieron del dormitorio.

Volví a ver el celular y todavía tenía tiempo para seguir durmiendo una hora más, pero lo raro es que no había ningún mensaje de Noah, cosa que me pareció un poco extraño, conociéndolo... pero tampoco creo que le haya pasado algo malo así que me volví a dormir.

—¿Isabella?— Alberto se extrañó de verme en la universidad— creí que estabas en tu casa, no sabía que habías retomado tu antiguo dormitorio.

—Luego te cuento, Alberto, nos dirigimos al aula de clases, creo que hoy sería de esos días en donde casi no hacías nada, la mayor parte de las personas están en los preparativos del aniversario de la universidad, se podía ver en cada rincón las pancartas tratando de promocionarla.

—¿Vendrás a la fiesta?— en realidad no tenía otra opción que asistir, no regresaría al departamento, no mientras Noah se comportara de esa forma.

—Creo que si, ¿tu vendrás?—tomó su mentón un poco pensativo.

—Si, le diré a Martha que vengamos y de paso te hacemos compañía, bueno si quieres.

—Por supuesto—llegamos al aula y Harry aún no había llegado.

Mis sentimientos por él estaban creciendo y era algo que no podía detener, más bien mientras trataba de oponerme más crecían. No sé a quien trataba de engañar con todo esto, creo que sería un momento en el cual tendría que pensar bien las cosas antes de actuar, no me gustaría cometer un error que luego me cueste la felicidad de mi vida.

Hasta que finalmente él llegó, siempre con ese porte de elegancia que lo hacía el hombre perfecto. Otra en mi lugar hace mucho tiempo hubiera aceptado las cosas que me proponía Harry.

—Estimados estudiantes les tengo una mala noticia que seguro a todos les va a caer como balde de agua fría—me había fijado que él no traía su maletín, por lo que deduje que no había nada por hoy—hoy no habrá clases, lo siento por hacerlos venir, pero es que hasta ahora me están comunicando, espero que tengan un buen día y para los que quieren venir al aniversario de la universidad serán bienvenidos, les recomiendo que vengan, habrán muchas actividades de su agrado—todos empezamos a salir, perfecto, ahora no sabría qué hacer durante todo el día, quizás escribiría un poco en mi diario de mi vida tan aburrida, aunque también tengo que trabajar a medio dia.

—Te veo en la noche entonces, Isa,—Alberto se despidió justo al momento de salir del aula—tengo que hacer unas cosas, pero estaremos en contacto.

—¿Me darías un poco de tu tiempo, señorita Fox?—la voz de Harry venía detrás de mi haciéndome frenar en seco.

—¿Es para algo de su clase?—creo que notó mi sarcasmo.

—Como te gusta molestarme ¿cierto? Solo quería preguntarte qud si te gustaría venir conmigo a la fiesta en la noche, te prometo que será una salida como de amigo ¿vale?—me debatí un momento en si aceptar, quizás solo sería un truco de Harry para aprovecharse de la situación, pero, ¿Qué más podría hacer?

—Está bien, acepto, pero con la única condición que no te pases de listo ¿ok?—lo sentencié con mi dedo índice—te conozco muy bien, Harry, sé que no desaprovechas ninguna oportunidad—el solamente sonrío.

—No te preocupes, te doy mi palabra—enganchó su dedo meñique al mío—te veo a las siete—por lo que pude notar estaba muy alegre.

—Veo que has estado mejor desde la ultima vez que viniste—Violeta estaba sacando algunas cuentas en la mesa junto a la barra—parece que el amor está tocando las puertas de tu corazón o ¿me equivoco?

—No lo haces... Violeta, ¿alguna vez te has enamorado?—quise saber, ella ya era mayor que yo y quizá tendría un buen consejo para mi.

—¿Qué si me he enamorado?—sonrió—no tienes idea de las cosas que hice con el hombre que hoy es mi esposo, vivimos de todo un poco. Con decirte que me escapé de casa cuando tenía veinte años. Mis padres eran muy conservadores y siempre trataban de buscar lo mejor para mi, pues había un pretendiente que era el perfecto según ellos, tú sabes, todo lo que un hombre puede tener, dinero, atractivo, inteligente y todo lo que te puedas imaginar.

—¿Entonces por qué no lo quisiste para tu vida si era el tipo perfecto?—me llamó la atención y más cuando se quedó viendo a través de la ventana hacia el mar.

—No había amor entre nosotros, Isa, en cambio con mi esposo era todo lo contrario, desde que lo miraba provocaba tantas cosas en mi, que ningún hombre en años lo pudo conseguir, con el me sentía viva, simplemente era yo misma. Pero había algo que nos mantuvo separados por un momento y es que el me ocultó algo...—se quedó callada por un momento, estaba entrando como en una especie de trance.

—¿Violeta?—pase mi mano frente a su cara.

—Lo siento, es que me pongo a pensar tantas cosas que he pasado con el que a veces me parece increíble que todavía esté con el, pero ¿sabes? A pesar de todas las cosas tristes que llegué a pasar con él ha valido la pena cada día y ahora mírame, soy una mujer muy feliz y segura de si misma, el me ha ayudado a salir adelante y eso es lo importante en una relación, no puedes estar con alguien solo por agradar a los demás o solo para mantener el estereotipo que es correcto o conveniente solo por ser "un buen partido" solo haz lo que tu corazón diga sin importar nada, la vida es de correr riesgos y que mejor correrlo con la persona que tanto amas.

Sus palabras me hicieron eco en mi cabeza, desde ese momento me di cuenta que todo este tiempo he estado huyendo de la verdad, aunque sabía la condición que estaba pasando con Harry y con su hijo, no podía negar el amor que sentía por el.

—¿Y si tuviera un hijo de por medio?—esa era una buena pregunta—¿hubieras seguido con el?

—Quizás en ese momento hubiera dudado, pero ahora que tenemos tantos años de vivir juntos me doy cuenta que eso no hubiera sido un obstáculo, siempre y cuando él no hubiera tenido nada con su ex, a veces también los hombres necesitan un poco de comprensión, se sienten presionados por solucionar los problemas que se deprimen al no sentir ese apoyo, por eso en una relación las cosas deben de ser mutuas, pero ¿a qué se debe tu pregunta?—frunció el ceño.

—No, por nada—sonreí para despistarla un poco. Me dirigí a las otras mesas para limpiarlas, me había quedado con las palabras de Violeta. ¿Tendría que perdonar a Harry? ¿estoy cometiendo un error al intentarme casar con Noah? ¿Qué debo de hacer? Tendría que pensar menos o de lo contrario me daría jaqueca.

HARRY

Antes de llegar a la casa pasé por una tienda para comprarme un poco de ropa, además quería comprarle algo a Isa para que me recordara a cada momento, pero aún no tenía idea de que le podría regalar, ella para los gustos era bastante sencilla, me gustaba esa parte de ella. Era muy diferente a todas las chicas que había conocido anteriormente, hasta yo me estaba convirtiendo en alguien sencillo.

—¿Me podría mostrar ese collar?—le dije al sujeto de la joyería.

—Claro que si, permítame—lo sacó de la caja, era muy hermoso, era un Jade muy brillante, creo que con esto quedaría más que perfecto para ella—¿lo llevará?

—Por supuesto que si—saqué mi tarjeta de crédito.

Estaba muy animado, parecía como si fuera la primera vez que iba a salir con alguien, no era para menos, en mi vida solo ganó una mujer y esa era ella.

—Jared, quiero que hoy te quedes cuidando la mansión, creo que nadie estará hoy y sabes que hemos estado viendo cosas en las cámaras últimamente—y si, se me había olvidado contarle eso a Isabella, hace quizás unas dos noches anteriores habíamos visto la cara con gorra rodando la mansión, le diría, pero hoy no.

—No se preocupe, señor, puede contar que no pasará nada si estoy yo—cargó su arma frente a mi.

—Jared—volví a ver hacia todos lados—no me gusta que hagas esas cosas dentro de la casa, podría verte Martha y se muere del susto.

—Lo siento.

Entré al cuarto a abrir las bolsas que traía de la tienda, estaba escribiendo una nota para meterla dentro de la caja del collar, creo que este tipo de cosas le deben de gustar a ella.

Para la mujer que tanto amo, aunque ella me rechace:

El día que te conocí

Tuve miedo a mirarte,

El día que te besé

Tuve miedo a quererte,

Y ahora que te amo

Tengo miedo a perderte.

No te conozco Harry Lee, ¿desde cuando eres tan cursi? Pues eso era lo que hacía esta mujer en mi, me hacía quererla a la antigua. Solo espero le termine gustando y no haga el ridiculo  con esto.

—¡Señor!—Martha golpeaba mi puerta—lo busca una persona que no creo que sea de su agrado—lo primero que se me vino a la mente fue: Helena.

—¿Helena?

—Sí.

Mierda.

—Ya salgo, dile que no tardo—guardé las cosas y bajé a la sala, no sabía qué quería, pero lo más probable es que buscaba como siempre dinero.

—Te estuve llamando, pero no me contestas, te mandé mensaje y tampoco, ¿Qué crees, Harry? Este niño no crece por arte de magia—estaba empezando a estresarme esta mujer—te he dicho muchas veces que con la mensualidad que me das ya no me está alcanzando, a medida que el niño crece va consumiendo más y parece que eso no te importa, así que no me iré de esta casa si no me das el dinero que necesito para las compras del bebé.

—Helena, deja de exhibirte de esa forma frente a mis trabajadores—la tomé del brazo dirigiéndome a la cocina—si quieres dinero háblalo con Louis, él es quien administra todo, pero a mi casa no me vengas haciendo escándalo, acuérdate también que la haremos la prueba de paternidad—pude  verla un poco tensa cuando le dije eso.

—Te desconozco, Harry, me tratas como si fuera un monstruo, acaso  ¿no ves lo que llevo dentro de mi vientre?—intentó tomarme de la mano para tocarle la panza con lo cual me resistí—te voy a restregar en tu cara ese resultado, no puedo creer que dudes hasta de eso, bien que te gustaba hacerme el amor.

—Creo que el término "hacer el amor" no aplica, querida, retírate, por favor—demandé dándome la vuelta.

—Te juro que me las pagarás muy caro—gritó como una loca—estarás de rodillas, acuérdate de estas palabras o me dejo de llamar Helena.

Sentí un gran alivio cuando cruzó esa puerta, no sé en qué momento había aceptado casarme con esa loca, no sé cómo estaré tranquilo si ella siempre que aparece roba mi paz.

—Tan hermosa como siempre, señorita Fox—enganchó su mano en mi brazo.

—Mi profesor parece que vino hecho un Don Juan...

   Mientras avanzábamos hacia la piscina me ponía un poco nerviosa, creo que si los demás verían a Harry llegar conmigo sería un poco extraño. Y más si Noah está ahí. Me detuve en seco y miré a Harry.

  —¿Qué pasa? —me preguntó un poco desconcertado.

  —No creo que sea conveniente que lleguemos juntos —murmuré un poco apenada—Ya sabes, las habladurías y eso. Además no quiero más problemas con Noah.

  —¿En serio te preocupa Noah?

  —Quiero evitar pleitos. Por favor entiéndeme.

  —Hagamos un cosa entonces, vamos juntos pero separados al mismo tiempo.

  Fruncí el ceño sin entender.

  —Es decir, no nos tomemos del brazo. Solo lleguemos juntos y ya. De eso no hay de qué preocuparse. ¿O si?

  Lo pensé un poco. Tampoco es que me voy a estar escondiendo todo el tiempo.

  —Sí, me parece mejor idea.

  Íbamos a avanzar pero en eso Martha y Alberto aparecen, venían de la mano.

  —Hola, Isabella —me saluda Martha— Buenas noches, señor Lee.

  —Hola, Martha. —le sonreí— Alberto.

  —Me da curiosidad saber el desenlace de esta fiesta —murmuró Alberto.

  —Hoy estarán la mayoría de los profesores así que no habrá nada del otro mundo. —dijo Harry.

  —Parece fiesta de niños entonces —murmuró alguien más, Louis venía del brazo con Kelsey. Me puse un poco tensa al verla aquí.

  —Hola, Harry —Kelsey vino y le dio un beso en el cachete a Harry en modo de saludo. Aparté la vista de inmediato.

  —¿Cómo estas, Kelsey? —respondió Harry.

  —Bien, Louis me invitó porque estaba aburrida en casa. Espero que no les moleste.

  —Para nada —respondió Harry.

  Claro, a él no le molesta. Rodé los ojos sin que me vieran.

  —¿Nos vamos? —les inquirí.

  —Claro.

  Los seis empezamos a bajar las escaleras rumbo a la piscina. Habían muchos estudiantes con vasos rojos en la mano. Si hay maestros no creo que haya alcohol. Así que supuse que sería algún refresco. Hicimos nuestra entrada ya que la mayoría se nos quedaban viendo. Solo espero que Noah no ande por aquí y piense mal las cosas. Me sentía un poco sola el no poder tomar de la mano a alguien. No me gustaba cuando era el centro de atención. Al llegar donde todos me detuve. Martha y Alberto habían ido por un refresco y Kelsey y Louis se habían acercado a la piscina. Habían burbujas en ella.

  —¿Estás bien? —me pregunta Harry.

  —Estoy bien. Es solo que...

  —Te sientes incómoda.

  —Un poco, el no tener pareja me pone un poco ansiosa. Y no es que necesite una pareja para estar bien sino que me siento un poco sola y descubierta.

  Harry me tomó de la mano por debajo, disimulando un poco. Entonces lo miré.

  —¿Qué haces?

  —Tomo tu mano.

  Y al parecer este chico creía que ya lo había perdonado o algo así, pero no era el caso.

  —Vaya, vaya... —aparece alguien más. Me zafé del agarre de Harry al ver a Noah ahí. Llevaba un traje, se miraba mejor, más él.

  —Noah.

  Harry se puso tenso en ese momento.

  —¿Vinieron juntos?

  —Claro que no, pero eso lo crees porque nos has visto llegar. A los seis —respondió Harry.

  —Los he visto, sí —confirmó Noah. 

  Me llevé las manos a la sien y me escabullí de ellos dos, no quería drama el día de hoy. Me acerqué donde servían los refrescos. Había una maestra sirviéndolos.

  —Uno por favor —pedí. La fiesta era grande, habían muchos estudiantes y algunos profesores. Era formal, los estudiantes no podían venir casuales o algo por el estilo. Era el aniversario de la universidad así que tenía que ser algo elegante. Incluso habían directores o maestros de otras universidades, y algunos alumnos también. La directora andaba por ahí. Tomé el vaso de refresco y tomé un poco, pero solo tragué un poco y lo volví a echar al vaso. Ugh, solo sabía a agua con un poco de sabor. Avancé en busca de Martha, la música sonaba muy alto. Pero en cuanto iba a avanzar más miré una silueta pasar entre la gente. Me detuve en seco de inmediato. Esa persona llevaba algo que le cubría la cara, como un pasamontañas.

  Eso me puso en alerta y me puso un poco nerviosa. ¿Y si el asesino está por aquí? Eso era obvio, tenía que ser estudiante de la universidad. Tenía que estar aquí. Me apresuré a llegar al lugar en donde lo vi, miré para todas partes pero no lo lograba encontrar de nuevo. ¿Será que lo aluciné? No creo, pareció tan real. Avancé más y más en dirección hacia donde se supone que fue, daba a un pasillo del cual no había ido jamás. Quizás dé a la parte trasera de la universidad. Se miraba oscuro, me daba mucho miedo ir sola.

  Me detuve, debatiéndome en qué hacer.

  Empecé a sentir un cosquilleo en mi cuello, como si alguien estuviera detrás de mi y su respiración estuviera en mi nuca. Habían muchas personas aquí, podía ser cualquiera. Pero en mi mente siempre estaba el hombre del pasamontañas. Me armé de valor y me giré de inmediato. No había nadie. Los demás estaban en lo suyo: bailando, riendo, platicando. Soy la única paranoica aquí.

  —¡Isa! —Martha apareció a mi lado.

  —¿Dónde dejaste a Alberto?

  —Está hablando con unos compañeros de clases. ¿Qué haces aquí sola?

  —Nada... es solo que me pareció ver algo.

  —¿Qué cosa?

  —No lo sé, creo que estoy alucinando cosas.

  —Isabella... parece que viste a un fantasma.

  —No me hagas caso, ¿has visto a Noah o a Harry?

  —Luego que te fuiste cada quien se fue por su lado.

  —¡Martha! Ven, necesito preguntarte algo —Kelsey llega y se lleva a Martha de la mano, ella solo me dio una mirada de disculpa, yéndose con ella.

  Me giré de nuevo al pasillo, tenía mucha curiosidad por saber qué había ahí. Avancé poco a poco hasta adentrarme. Saqué mi celular y alumbré con la linterna. Como supuse, era un pasillo largo. Caminé y caminé hasta llegar a una puerta, tomé el pomo de esta y salí al bosque. Aquí no se escuchaba el ruido de la música, lo único que se escuchaba era el canto del búho, uno que otro cuervo y mis pisadas en las hojas secas. Estábamos entrando a Octubre, el otoño estaba aquí. Había luna llena que daba claridad al bosque. Pero es que aquí no había nadie. En eso, un estruendo me hizo saltar en mi mismo lugar. La puerta se había cerrado sola... o alguien más lo hizo por dentro. Eso me asustó un poco. Me giré al bosque porque me invadió un sentimiento de que estaban observándome.

  —¿Hola? —elevé mi voz. Quizás eran algunos chicos queriéndome jugar una broma.

  A lo lejos escuché un aullido.

  ¿Lobos? Genial, lo único que me faltaba. A lo lejos, entre los árboles, noté una silueta pasar corriendo, era como un perro pero muy grande. Mi corazón latía más a prisa, estaba asustada.

  Caminé a pasos sigilosos cerca de la pared, necesitaba rodear la universidad para llegar a la salida. Y era un terreno grande. Lo que me delataban eran las hojas bajo mis pies. Mi celular sonó anunciando un mensaje, lo tomé para apagarlo pero aproveché también para leer el mensaje, era de un número que no conocí, solamente decía:

¡Corre!

   ¿Acaso se trata de una broma? Pero cuando escuché pasos a lo lejos, como de alguien que se aproximaba a mi, me quité los zapatos de tacón y corrí lo más rápido que pude. Sentía algo que venía detrás de mi y muy cerca, corrí y corrí hasta que mis pies empezaban a doler. Como acción de una mala película mi pie se dobló, haciendo que cayera de bruces al suelo. Me giré, esperando el ataque de sea lo que sea esa cosa.

   HARRY

   Busqué a Isabella por todos lados y no la encontraba, se me hacía un poco extraño. ¿Será que se aburrió y volvió a su habitación? Me disponía a ir allí cuando miré a Martha.

  —Martha —la llamé—¿Has visto a Isabella?

  —Sí, estaba hace un momento conmigo. Por allá —señaló un pasillo oscuro—Bueno, estaba por ahí. Actuaba extraña, como si estuviera nerviosa o asustada.

  —Está bien, iré a verla.

  Avancé por la gente, noté a un grupo de chicos en una esquina, no los había visto por aquí así que supuse que eran de otra universidad. Se miraban extraños sí, sus actitudes eran raras. Daban mala vibra, lo admito. Cuando avancé por ese pasillo oscuro y llegué a una puerta me detuve. Estaba cerrada con seguro. Quité el seguro y salí al bosque. Pero aquí no hay nada. Había luna llena, daba un tono azulejo claro a todos los alrededores. Me hubiera parecido un escenario muy romántico para Isabella y yo. Claro, si pudiera encontrarla. Saqué mi celular y la llamé, en eso un celular sonó a mi lado. Avancé y tomé el teléfono. El remitente decía Harry.  Corté y me puse en alerta, era el celular de Isabella. Corrí hacia más adelante, había alguien tirada en el piso, estaba con las manos en la cabeza como protegiéndose de algo.

  —¿Isabella? —me agaché. Ella saltó del susto, pero cuando escuchó mi voz me miró y se lanzó a mi para abrazarme.

  —Harry...

  —¿Qué te pasó? —la abracé también para que se sintiera protegida.

  —No lo sé —sollozó— Fue algo extraño. Muy extraño.

  —¿Me quieres contar? —nos separamos.

  —Me siento muy desprotegida al estar aquí —susurró, mirando para el bosque— Y más con la luna llena.

  —¿No te gusta la luna llena?

  —Me gusta, es solo que... no me apetece estar en el bosque cuando hay —se puso de pie y se apegó a mi—Me siento protegida contigo. Siento que no pueden hacernos daño.

  Fruncí el ceño.

  —¿De quienes hablas?

  —Sea quien sea que esté allí adentro —señaló el bosque. No entendía nada, Isabella actuaba de una manera rara. —Mejor vámonos.

  —Está bien.

  Busqué sus zapatos y se los puse, también le di su celular. La tomé de la mano y nos dirigimos de nuevo a la puerta trasera, Isabella no dejaba de ver el bosque como si algo malo estuviera allí. Al llegar a la puerta nos adentramos y cerramos con seguro. La tomé de la mano fuerte mientras caminábamos de nuevo a la fiesta. Al llegar nos detuvimos, Isabella se quedó viendo al grupo de la otra universidad. Lo que me parecía raro es que ellos también la vieron.

  —¿Pasa algo con esos tipos? —quise saber, si tenía algún problema con ellos entonces yo también. Los miré amenazantes, para que notaran que Isabella no estaba sola.

  —No, para nada —me miró— Quisiera irme a mi habitación, la verdad es que esta fiesta me parece un poco aburrida.

  —Te acompañaré entonces.

  —Bueno.

  Caminamos en dirección a las escaleras, agradecía que Noah no estuviera por aquí rondando. De seguro se estaba drogando en algún lado. Ese chico ya se echó a perder. Al llegar al pasillo me detuve un momento.

  —¿Qué pasa? —preguntó Isabella.

  —¿Hay algo que viste? Allá en el bosque.

  Ella lo pensó.

  —Creí ver a un tipo con un pasamontañas. Nada más.

  —¿Cómo el asesino?

  Asintió.

  —¿Y por qué no me dijiste nada? ¿Aún así fuiste y lo seguiste?

  —Lo creí ver en la fiesta... pero luego en el bosque...

—¿Qué?

—Nada, no me hagas caso. Déjame aquí si quieres.

—Te acompañaré a tu habitación —la tomé de la mano y subimos las escaleras. Estando arriba abrí la puerta de su dormitorio y nos adentramos. Ella se acercó a la ventana y miró a través de ella. Me acerqué también, poniéndome detrás. Elevé la mano y le acaricié el hombro. Isabella me parecía tan hermosa, tan frágil a la vez. Admito que estando aquí los dos solos me dieron ganas de hacerla mía de nuevo. Pero cuando eso pase quiero que solo sea para mi, que no la toque nadie más. Nadie.

  —¿Harry?

  —¿Si?

  —A veces te quiero perdonar —admite— Pero otras veces no.

  —¿Qué te dice tu corazón?

  —Me dice que será difícil pero que no quiero estar lejos de ti.

  Mi corazón saltó de alegría, no podía creer que esto estuviera pasando.

  —¿Y por qué no le haces caso a tu corazón?

  —Porque me da miedo. Me da miedo equivocarme.

  —No lo harás, Isabella, siempre serás mi prioridad número uno.

  Se giró.

  —¿Lo prometes? Te ves muy decidido.

  —Te lo prometo —la tomé de la cara, me fui acercando poco a poco, esperando que Isabella se apartara, pero no lo hacía. Entonces la besé, primero suave, romántico y sensual. Luego, al ver que no se quitaba, intensifiqué el beso. Acaricié su espalda, acaricié sus glúteos. Bajé la cremallera del vestido y se lo quité poco a poco.

  —¿Estás segura? —le pregunté.

  —Si sigues hablando no lo estaré.

  La miré a los ojos, parecía tan segura, pero no me gustaría que después se vaya a arrepentir.

  La besé de nuevo, ahora solo había quedado en ropa interior. Isabella me quitó el sacó y después la camisa. La acosté en su cama, quitándome el pantalón en el proceso. No me podía creer que esto estuviera pasando. ¿Estaré soñando? Si es así seguiré con mi sueño. Isabella se miraba tan hermosa con su ropa interior sencilla, acostada en esa cama. La luz de Luna se colaba por la ventana y nos alumbrada.

  —Ven aquí —me tomó del cuello y me besó.

  —Isabella, si te hago mía no podrás escapar de mi. No está vez —la sentencié— Y tampoco podrás ser de nadie más. Eso te lo aseguro.

  —Asumo esa responsabilidad—asintió segura. Parecía segura del todo. Me parecía demasiado bueno para ser verdad. Le quité el brazier y luego las bragas. Le besé cada parte del cuerpo, la acaricié de una manera tan especial porque Isabella volvió a ser mía después de tanto tiempo. 

  Y esta noche haríamos el amor.

ISABELLA

La noche.

Creo que había sido una de las mejores que había tenido en mucho tiempo. Harry me acarició de una manera única, me besó, me hizo suya una y otra vez. Me había sentido viva después de meses, sentía que volvía a ser yo. Nadie pudo llenar ese vacío que siempre sentí, ni siquiera Noah. Harry era único y lo que me hacía también: físicamente y sentimentalmente. Cuando la luna llena se ocultó y vino el sol de otoño, desperté entre sus brazos. Harry dormía placenteramente a mi lado, me tenía abrazada como si temiera que me escabullera por la noche y me fuera. Sus cabellos le caían por la frente. Acaricié sus labios, sus ojos, sus mejillas... me parecía un sueño que él estuviera conmigo. Pero en ese momento tan bonito una sensación de culpabilidad me invadió, pensé en Noah, pensé en el bebé de Harry y toda ilusión de desplomó. A veces necesito que alguien me aconseje, creo que tendré que platicar con alguna psicóloga de mis problemas. No puedo sola. Me zafé lentamente del agarre de Harry y salí de la cama. Se removió un poco pero no se despertó. Cosa que agradecí.

Tomé la toalla y algo de ropa en mi ropero y salí en busca de las duchas. Me sorprendió que Piper o Trisha no hayan vuelto al dormitorio. O quizás volvieron pero Harry había cerrado con llave.

Me adentré a las duchas y busqué la última, la de siempre. Ahí me bañé, no quería quitarme el olor de Harry, de sus besos, de su perfume impregnado en mi piel, pero tenía que bañarme. Hoy no había clases así que vería qué hacer.

En la misma ducha me vestí, tomé las cosas y salí. En los pasillos no había nadie, y eso que eran más de las ocho. Quizás todos estaban desvelados y aprovechaban de que no teníamos clases. Al llegar al dormitorio Harry estaba sentado en la cama, eleva la vista y me mira. Parece que está algo pensativo o nervioso. Quizás no sabiendo cómo actuaré con el. Tenía que pensar muchas cosas antes de tomar una decisión.

—Buenos días —me dice—¿Cómo estas?

—Buenos días —respondí, dejando las cosas en el pequeño ropero— Estoy bien ¿y tu? —me senté frente al espejo y peiné mi cabello.

—Más que bien. He dormido mejor desde hace meses.

—¿A qué te refieres?

—Duermo más tranquilo cuando estás conmigo.

No sé por qué me decía estas cosas, pero me hacían ilusión y quería pensar con claridad. Le sonreí para no parecer insensible. En este momento m sentía mal porque me sentía de esos hombres que terminan de hacer el amor y se portan de manera fría o distante. Qué feo sentí. Derribé mis muros y me puse de pie.

—Harry, soy consciente de lo qué pasó anoche. Pero hay muchas cosas que arreglar antes de tomar ciertas decisiones.

—Yo entiendo. —acarició mi cabello—Y esperaré el tiempo que sea necesario. De verdad.

—Tienes que arreglar muchas cosas antes, con Helena y lo del bebé. —bajé la voz.

—Ya lo sé, pero todo se arreglará, Isa, confía en mí.

Quise decirle que desde hace mucho no confiaba en el, que había perdido toda la confianza que le tenía. Pero no podía ser tan cruel justo ahora. En eso su teléfono celular sonó.

—Discúlpame —buscó el celular en su pantalón y contestó—: Dime, Louis.

Terminé de peinarme y arreglarme un poco.

—Sí, estoy con ella. ¿A la Laguna? ¿Con quienes? ¿En serio? Pues no sabía. Esta bien. Le diré. Allá te veo. —cortó.

—¿Pasó algo?

—Louis dice que acamparán en la Laguna. Anoche hicieron planes con algunos de la universidad, incluida Piper, Trisha, Noah, Martha, Alberto, Kelsey... no sé, van más.

—¿Y eso? —fruncí el ceño.

—Supongo que les gustó el lugar al que los llevé la otra vez. La mayoría ya están allá. Nos esperan.

—Pero irá Noah... —le miré— Y ahorita él y yo estamos distanciados. Además no quiero que... me vea contigo.

—Yo lo entiendo, pero tienes que tomar una decisión, Isabella, no me gusta esconderme, me gusta estar contigo. ¿Qué haré allá solo?

—No estarás solo. Estará Louis. Iremos, pero mantendremos la distancia que hemos tenido estas últimas semanas.

—Prefiero la poca distancia que tuvimos anoche.

  —Harry, por favor... —me retiré un poco—... si vamos no quiero ni pensar lo que Noah haga cuando vea que voy contigo.

  —¿Y con quien iras entonces?

  —¿Martha y Alberto se fueron?

  —De hecho no, podemos ir los cuatro. Así no llegas sola.

  —Es una mejor idea.

  —Está bien, vamos.

  Los dos salimos de la habitación, no sin antes tomar un bolso con ciertas cosas para llevar. Al salir de la universidad nos dirigimos al auto de Harry, al montarnos nos dirigimos a su casa. En su casa estaba Martha afuera, también estaba Alberto. Ellos llevaban cosas.

  —Hola —les dije desde el auto.

  —¿Isabella? —Martha se sorprendió al verme. Y Alberto estaba igual.

  —Sí, soy yo —medio sonreí.

  Martha carraspeó y buscó como montarse con su novio. Cuando se montaron Harry salió de su casa de nuevo, íbamos otra vez a la laguna. Solo esperaba que esta vez no pasara nada malo como la vez pasada.

  Al llegar a la laguna me sorprendió que muchas personas estaban ahí. Algunos habían llevado casas de campañas. La mayoría eran de mi salón. Pero también pude notar a Piper y Trisha a lo lejos. Estaban los que miré ayer de otra universidad. Esos chicos eran un poco extraños. Busqué a Noah con la mirada, estaba dentro de la Laguna con otros chicos. Aproveché que no estaba viendo para bajarme rápidamente del coche de Harry.

  —Isabella... ¿puedes venir por favor? —Martha me tomó del brazo y me hizo alejarme de Harry y los demás.

  —¿Qué pasa?

  —¿No tienes nada que contarme? Has venido con Harry y anoche ustedes dos desaparecieron... ¿pasa algo?

  —No, ¿por qué habría de pasar algo?

  —Porque me parece sospechoso. Además, ¿Noah y tú están alejados?

  —Quizás un poco. —admití, mirando de lejos a Noah. Aún no se daba cuenta de mi presencia. Mejor para mi.

  —Tenemos tiempo de no hablar, Isabella, vamos a tener que hacerlo.

  —Te lo contaré todo, lo prometo, es solo que he estado en otras cosas que no hemos tenido tiempo de sentarnos a platicar.

  —Está bien —pareció entender—Traje cosas para que comamos.

  —Yo no traje nada —puse mis labios en una sola línea.

  —Tranquila, te compartiremos.

  —¡Martha! —le llamó Alberto desde lejos.

  —¡Voy! Ahorita vuelvo—me sentenció con la mirada mientras se iba para donde su novio. Respiré profundo porque me sentía un poco estresada. Cuando me giré, me detuve en seco al ver a alguien de brazos cruzados detrás de mi. Era uno de los chicos extraños. Usaba una chaqueta negra, camiseta blanca y vaqueros negros. Me miraba con diversión.

  —¿Tienes algo que decirme? —me crucé de brazos también.

  —No, ¿tendría que hacerlo?

  —Pues me ves de una manera extraña.

  —Me pareces alguien interesante.

  Elevé las cejas.

  —Interesante... —tanteé. Era consiente de que algunos nos miraban, quizás preguntándose qué hacían estos chicos aquí y por qué estaba hablando conmigo.

  —Así es. —se acercó. Pero no retrocedí, no les daría el gusto.

  —Me agradas —sonrió—¿Te divertiste anoche? Digo, bajo la luz de la luna, en el bosque.

  Fruncí el ceño sin entender, ¿cómo supo? ¿Acaso el estaba ahí?

HARRY

  —Martha, ¿donde está...? —la pregunta quedó en en el aire. Isabella estaba hablando con uno de esos tipos que no sabía de donde habían salido. Y estaban muy cerca. Me hierve la sangre el solo hecho de verla así con alguien. Ese tipo me daba mala espina, la miraba como si Isabella fuera un tipo de presa. Quise ir pero Alberto me detuvo del brazo.

  —Empeorarás las cosas —me dice, sabiendo que iría en busca de pelea. Pero lo único que quería era que ese tipo se alejara de mí chica. Noté que Noah salió del agua al ver también la situación. Fue directo donde ellos. Maldita sea, ahora él se tomará derechos sobre ella. Noah les dijo algo, el tipo se puso a reír. Noah se interpuso entre ellos, Isabella lo quiso detener pero Noah estaba fuera de sí ya, celoso.

  —Tengo que ir —me zafé del agarre de Alberto y me acerqué a ellos. —¿Pasa algo?

  —No, nada que te importe, Lee —espetó Noah. Ese chico nunca aceptaba una derrota.

  —Es suficiente —dije.

  —Harry tiene razón —me apoyó Isabella— Vinimos aquí para pasar un momento agradable. Dejémonos de peleas ya.

  —Hazle caso a Isabella —responde el tipo. ¿Quien era y por qué sabía su nombre?

  —Isabella, ven —Noah se la llevó lejos de nosotros.

  —¿Quienes son ustedes? —encaré al tipo. No pareció inmutarse.

  —Somos de Janesville —sonrió—Viejos amigos —fue lo único que me dijo para después irse donde su grupo, quienes solo se reían de lo que había pasado. Me volví al coche, a la espera de que Isabella terminara de hablar con el idiota de Noah. Ese grupo me daba mala impresión.

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