Capítulo 8
Una vez en el colegio sus colegas maestros y compañeros de trabajo no dejan de halagar la belleza de Sara lo bien que se veía y de cómo le estaba sentando el matrimonio. Ella se va a su salón donde se dispone a trabajar, los alumnos también notaron un cambio en su apariencia física sobretodo en su maquillaje y elogian de cómo se ve su maestra. Llena de piropos Sara no deja de sonreír y de sentirse plena como nunca se había sentido, el arreglarse le sentaba muy bien destacaba sus rasgos físicos de esa belleza que lleva oculta por años.
Al salir del colegio Sara toma su vehículo de manera inmediata sale y se para en el camino para llamar a Lucy.
—¿Hola Lucy dónde estás?
—Estoy en el supermercado vine por unas cosas—responde Lucy
—Ok voy camino a tu casa para salir un rato a platicar
—Ok nos vemos allí chao.
Por otro lado, Darío va al colegio por su hijo Ricardo y se percata que ella no estaba, le pregunta al portero por ella.
—Hola buenas tardes señor ha visto a la maestra Sara salir.
—Si salió en su auto tan pronto termino de dar sus clases—le indica el portero.
—Gracias por atención señor.
Esta confundido no entendía por qué Sara se había ido así, sin esperar al menos que el fuese a buscar a Ricardo; tampoco se comunicó con él por teléfono en todo el día, eso le genero suspicacia y enseguida la llama.
—¿Hola cariño cómo estás? —le responde Sara.
—Yo bien ¿Dónde estás?
—Voy a salir con Lucy un rato.
— ¡Con Lucy! a ver Sara, se te olvida que tienes familia, no supe de ti en todo el día, te deje un par de mensajes y ni siquiera los has visto.
—Lo siento amor hoy tuve un día muy ocupado con los ensayos de los niños, no me di cuenta espero me perdones, tan pronto termine con Lucy voy a la casa, perdóname de verdad amor no volverá a ocurrir nos vemos— y colgó.
Darío estaba algo disgustado se preguntaba si Lucy sería una mala influencia en Sara y si esta vendría a irrumpir en la tranquilidad de su hogar, había algo que no le gustaba de ella desde el primer día que la conoció, en tan poco tiempo de haber venido ya se estaba tornado un poco molesta su presencia y su cercanía con Sara.
Se encuentran ambas amigas, Lucy sube al auto le da un abrazo y Sara le propone ir al cine, luego a comer algo para platicar en plan de chicas, entran miran la cartelera, eligen una película de género romántico muy rosa, compran gaseosas y algunas golosinas, entran a la sala de cine ambas eligen buenos asientos donde tienen una buena óptica para ver la película. Platican un poco de cosas triviales rápidamente y al rato comienza la película, todo entra en silencio total, Lucy voltea a su costado y se queda mirando fijamente a Sara mientras ella estaba muy concentrada en ver la película, se percata que Lucy la observa, voltea le dice:
—¿Que ocurre Lucy porque me miras así? —dice Sara—Lucy calla y no responde.
Sara no le presta atención y sigue mirando la película. Al terminar salen del Cine y prosiguen a ir a un pequeño restaurante en las afueras del centro comercial, se sientan ambas piden comida chatarra para pasar el rato, específicamente dos hamburguesas con bebidas gaseosas.
—Con este menú que pedimos para cenar vamos a engordar—manifiesta Sara
—Lo que no mata engorda, me encanta las hamburguesas con su respectiva gaseosa.
Mientras esperaban la orden de hamburguesas, Sara comienza hacer algunas preguntas a Lucy con fin de conocer más de ella.
—Oye quiero que me cuentes poco de usted, de su familia ¿Qué te llevo a ser artista plástico?
—Son muchas preguntas, pero se las voy a responder una a una bueno, somos dos hermanos Juan Manuel y yo, mi mama murió cuando yo tenía 13 años y Juanma 19 años para mi padre no fue fácil, no supo lidiar solo con el dolor y con nuestra crianza al mismo tiempo, para mi hermano fue un poco más fácil porque era hombre, sin embargo, siempre nos hizo mucha falta mi mamá en especial a mí.
—Te entiendo no debió ser fácil—se conmueve.
—Tenía en mente dos carreras que me apasionaban mucho profesionalmente quería estudiar Letras o Artes, al final me decidí por Artes, estudie me gradué, comencé hacer exposiciones, así me fui enamorado del arte, de las pinturas, soy muy sensible, aunque no te lo parezca (Risas) y por eso también decidí emigrar a España con la promesa de ser una gran artista como Vicente Van Gogh y allí voy viviendo de mi profesión de lo que gusta hacer, por ese lado me siento realizada.
—¿Cómo así de que por ese lado usted se siente realizada?
—Bueno que le puedo decir la vida es una gran lucha y lograr la vida perfecta no es fácil, sin embargo, sigo trabajando en mi vida hasta lograrlo. Pero en lo profesional si me siento completamente realizada, aquí en Colombia había dado mis primeros pasos en el arte antes de irme España. Fue allá donde perfeccioné técnicas y desarrollé más mi carrera.
—Me parece genial que luches por tus sueños y tu propia felicidad eres una mujer muy segura de sí misma eso es lo admiro de usted.
—Gracias.
Llega la orden de hamburguesas y proceden a probarlas.
—Uy Sara esto esta delicioso o es que tengo mucha hambre, que delicia.
Terminaron de comer y de platicar pasaban las 10:00p.m, subieron al auto en eso suena el celular de Sara; era Darío que estaba más que enfadado.
—Aló ¿Dónde estás mujer?
—Qué pena amor ya voy saliendo a casa bueno.
—Adiós cuando llegue hablamos acá.
—Era Darío verdad. Todo bien.
—Tranquila todo está bien—enfatizo Sara.
En el camino a casa de Lucy, esta no paraba de hablar de las hamburguesas ni de la película etc., Sara sólo estaba concentrada en lo que le esperaba al llegar por la actitud de su esposo.
—Llegamos. Ya estás en tu casa.
—Si gracias por la salida de hoy, la pase increíble me divertí mucho y comí delicioso, mil gracias.
Mira a Sara le toca el rostro, la abraza y sale del auto, se despide con un adiós a lo lejos.
Rumbo a casa Sara está muy intranquila por la llamada, que había recibido de Darío le borro totalmente la sonrisa del rostro. Bien pensativa parquea su auto en el estacionamiento y sube rápidamente a su casa, entra en el sofá se encontraba su esposo esperando y le dice:
—Vaya hora de llegar señora.
—Qué pena amor, se me paso el tiempo disculpa, no me fije estaba muy entretenida hablando con Lucy.
—Sara yo entiendo que es su amiga y que acaba de llegar al país, pero entienda usted yo soy su esposo, estamos prácticamente recién casados y quiero pasar más tiempo con mi esposa, nuestro fin de semana quedo de medias por su salida de ayer y hoy igual no abuse de su suerte—reacciona Darío.
—¿Cómo así? Que no abuse de mi suerte, usted me está amenazando.
—Es solo una advertencia.
—Perdón mi amor sé que fue mi culpa lo de ayer y no estuvimos como usted quería.
—¿Cómo así? ¿Cómo yo quería? Acaso ya usted no quiere pasar tiempo conmigo o que Sara.
—Darío por favor, no es eso ya me excusé por mi falta, espero sepas aceptar mis disculpas estoy muy cansada sí; no quiero más reclamos mañana hay que trabajar, tengo que madrugar.
Darío estaba muy enojado no puede entender el comportamiento de Sara; se sintió desplazado por Lucy. Se va la cama y allí Sara lo espera, lo toma del rostro y le planta un gran beso en los labios, Darío la mira y continua besándola sin más preámbulos comienzan el juego de seducción que termina en sexo, hacen el amor ardientemente ambos se entregan y desbordan pasión, calman sus diferencias en la cama, ya Sara de una forma u otra está entendiendo más de cómo actuar ante su marido, se dio cuenta que el sexo libero un poco la tensión que sentía su esposo desde el domingo por su llegada tarde y el día hoy de igual manera. Terminan de hacer el amor ambos se dan una ducha caliente juntos rápidamente y se van a dormir más relajados. En el silencio de la cama Darío le comunica:
—Amor no es que quiera absorberte, sino que cada instante cerca de ti para mí es un bálsamo, es sosiego, tu eres mi refugio Sara te amo, amor mío.
—Tranquilo amor creo que fui egoísta y solo pensé en mi disfrute, no tome en cuenta que tú también necesitabas relajarte, estar conmigo y como dices estamos recién casados espero sepas perdonarme amor, ya mañana será otro día cielo.
Ya más tranquilo y con la manera de que Sara lo sosegó se fueron a dormir en paz como unos angelitos.
Sara entre los brazos de su esposo piensa un poco en la situación que se tornó con Darío, y medita en su comportamiento en esa necesidad que tiene de ver a Lucy a diario desde su llegaba y que por eso estaba comenzado a descuidar a su esposo y este se lo manifestó de alguna manera u otra.
Al día siguiente como de costumbre Sara se levanta muy temprano prepara el desayuno y la lonchera del niño, sirve la mesa se sientan todos junto con Sara a Desayunar, su esposo le toma la mano se la besa y sigue comiendo, Sara le sonríe, velozmente recoge la mesa para ya irse a trabajar, es allí donde Darío le pregunta:
—¿Te irás en tu auto?
—No amor dejare el auto en el estacionamiento me iré con ustedes así ahorro gasolina.
—Ok amor.
Llegan al colegio se despiden de Darío, el niño ingresa al colegio para formase en fila y a un costado después de irse Darío aparece Lucy.
—Hola buenos días, lamento venir de improvisto.
— ¿Lucy qué haces aquí? —Manifiesta Sara con asombro
—Quería verte, aunque fuese un instante.
Sara se sorprende a lo que Lucy reacciona:
—Qué pena haberte incomodado ayer con tu esposo quiero expresarte mis disculpas, no te quito más tiempo me tengo que ir.
Sale rápidamente casi que corriendo de allí. Lucy estaba un poco apenada por haber ido así sin avisar al trabajo de Sara, pero sintió ese impulso de verla que ni ella misma se lo explicaba. Sara por su parte también estaba algo consternada con la llegada de esta al colegio era algo que no se esperaba fue una sorpresa inesperada para ella. Trata de hacerle caso omiso y prosigue a dar comienzo a sus actividades escolares.