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Capítulo 10

Terminan su visita a los padres de Sara, se despiden cariñosamente suben al auto los tres, y parten del lugar. Llegando a casa Sara prepara a Ricardo para dormir lo manda a que se bañe coloca su pijama en la cama; sale hacia la cocina allí esta Darío mirándola con cara de deseo, la observa con picardía.

Sara sonríe y le dice:

— ¿Qué estás pensando?

Darío exclama:

— ¡Oh no lo imaginas!

Ella continúa sonriendo y le responde:

— Voy a ver si todo va bien con el niño para que se duerma, bueno — Darío solo se ríe sin decir nada.

Saliendo ella de la habitación de Ricardo, su esposo la toma suavemente del cabello le quita la cola, la atrapa entre sus brazos, la recuesta a la pared y comienza a llenarla de apasionados besos, sube su falda, quita su ropa interior, la toma de la cintura y la carga en forma recta, ella entrelaza sus piernas con su espalda, la lleva inmediatamente a la habitación, la lanza a la cama, allí comienza a quitarle el resto de la ropa desenfrenadamente, besa su cuello, ella se deja llevar y le ayuda a quitar su pantalón lo toca en su intimidad, empieza a succionar su miembro, Darío estalla de placer, ella lo sorprende ambos disfrutan del sexo, el hace lo mismo la acuesta en la cama y empieza a lamer su clítoris, ella gime de placer le gusta, la situación se pone intensa, ella baja en línea recta, continua haciendo sexo oral a su esposo, hasta que este no puede más y acaba en su boca, ella lo mira traga su semen sonríen y enseguida ambos entran al baño. Esa parte erótica y sensual de Sara cada día se despertaba más y más, él está sorprendido y feliz tenía en ella su complemento ideal, una mujer buena, honesta, hacendosa, a su vez pasional y fogosa en la cama.

Al terminar de ducharse cada uno se coloca sus pijamas sonríen, él la besa en la boca con mucha pasión, sé van a descansar, sin embargo, sale un momento del cuarto con su celular en mano y decide llamar a Lucy para preguntarle qué tal estaba y le plantea verse al día siguiente cosa que Lucy se niega y le inventa una excusa para evadir su invitación, Sara no presta atención entra de nuevo a su habitación para descasar con su esposo.

Pasaron unos días ambas estaban distantes, ese fin de semana Sara y Darío estuvieron juntos, se fueron de paseo con su hijo Ricardo a las fueras de la cuidad, saliendo un poco de la rutina a respirar aire puro, se divirtieron, pasearon como una familia feliz. Es así como su esposo planea pasar los fines de semana con su familia, ya no sale con sus amigos, como antes lo hacía constantemente su prioridad eran Sara y Ricardo, dentro de ese círculo se movía su nueva vida sabía que al desposar a Sara había tomado la decisión correcta.

Por otra parte, Lucy decide hacer vida social y va a una disco de ambiente con algunos viejos amigos que tenía en Bogotá, se distrae, socializa un poco luego al terminal la velada, va rumbo a su casa una vez allí, entra y esta su padre sentado en el sillón no se sabe si esperándola o simplemente no tenía sueño, decidió estar allí.

Al verlo ella dice lo siguiente:

—¡Hola! ¿Qué haces despierto a estas horas?

— Nada tampoco es tan tarde — En un tono frio y algo descortés.

— Ok voy a mi cuarto papá.

— Espera… niña.

— Dígame papá.

— Este... apenas si cruzamos palabras aun no sé cómo comunicarme con usted.

—¿Por qué Papa?

Don Andrés empieza narrar y a recordar con melancolía:

— Yo tuve dos hijos, un fuerte, rozagante varón y una hermosa niña, cuando usted nació fue una de las más grandes bendiciones que su madre y yo sentimos gracias a su nacimiento, nos esmeramos por cuidar de usted, con la ausencia de su madre yo trate, Dios sabe que hice todo lo que estuvo a mi alcance Lucy para hacer de usted una mujer de bien, aun no me explico donde falle, donde me equivoque con usted — comienza a llorar desconsoladamente.

Aún no aceptaba la orientación sexual de su hija, ni siquiera con el paso del tiempo, sentía culpa y mucho miedo a que ella sufriera no sabía cómo protegerla, se siente mal es un peso que lleva consigo por años, por su parte Lucy, toma su mano se le acerca y le dice:

— Padre Usted no tiene la culpa de nada, no nos ha fallado en nada mejores padres que ustedes no nos pudo regalar la vida, sobre mi orientación es algo que tampoco elegí simplemente nací con gustos diferentes, soy diferente papá, solo tiene que aceptarlo y resignarse que eso no va a cambiar nunca por favor no lo haga más difícil ya son muchos años con esta situación ya va haciendo hora que dejemos lo ocurrido en el pasado que solo nos trae dolor y nos hunde en una profunda tristeza, comencemos a vivir el presente, el aquí y el ahora te lo ruego papá, tratemos de estar en paz por el bien de nuestra familia.

Con lágrimas en sus ojos mira a su papá y ambos se abrazan profundamente estaba llegando ese momento de perdón y catarsis que ambos esperaron por años.

Su papa se levanta del sillón, Lucy lo mira entre lágrimas y los dos se abrazan enérgicamente llega el momento de reconciliación entre padre e hija, se quitan de sus espaldas un peso de encima y de una vez al fin; don Andrés siente que ya no se auto flagelará más, las heridas del pasado estaban curadas tan solo un simple gesto de amor basto para cerrar ciclos y abrirse a lo nuevo, Lucy está muy feliz, en parte había valido la pena llegar de nuevo a su ciudad, la sonrisa y el abrazo de su padre fue muy reconfortante, su papá es su valioso tesoro, ella reconoce el esfuerzo que hizo al criarlos sólo donde les entrego su vida a cambio de la felicidad de sus hijos, fue un lindo y grato momento que se quedará impregnado para siempre en la memoria y corazón de Lucy.

Se despiden y cada uno se va a su habitación a descansar, Lucy entra se sienta en la cama toma la foto su mamá y le dice:

— Madre, gracias por interceder con Dios y permitirnos este momento donde quieras que este te amo, madre de mi corazón.

Aun Con lágrimas en sus ojos entra a su cama y le viene a su memoria el rostro de Sara, ya tenían varios días sin verse, sin hablarse; sin embargo, sentía la necesidad de buscarla para hablarle y comentarle esta etapa de su vida que aún desconocía, había quedado pendiente en su última conversación conocer más la una de la otra.

Sara por su parte descansaba felizmente con su esposo luego de una noche muy agitada y llena de desbordantes deseos. Al sonar el despertador en aquel inicio de semana, Darío le susurra:

— Oh amor ya es lunes, buenos días cielo.

A lo que le responde:

— Buenos días mi vida.

Se levantan, se duchan Sara comienza con su rutina de preparar desayuno, alistar a Ricardo para luego cumplir con sus obligaciones diarias. No obstante, le dice:

— Amor hoy si me voy en mi auto — Lo mira con cara inocente para convérselo que acepte sin renegar — Tengo que usarlo para eso me lo obsequiaste y no para que este parqueado en el estacionamiento.

Darío le responde:

— Tienes toda la razón mi amor, el auto es para usarlo yo me adelanto con el niño nos vemos en la entrada del colegio, bueno.

— Si mi vida—puntualiza Sara

Le da un beso y sube al auto, en todo el camino estuvo Darío escoltando el vehículo, Ella estuvo pensando que ya lleva varios días sin ver a Lucy, sin embargo, no era el momento adecuado para hablarle ya que su esposo la seguía, a la entrada del colegio se despiden finalmente entra a formar a los niños para las actividades escolares.

A la hora del mediodía, Llama a Lucy, esta atiende de inmediato:

— Aló ¿Reina cómo estás?

— Yo muy bien te llamaba por si quieres almorzar conmigo. Tenemos días sin hablar.

Lucy lo piensa un poco, sin embargo, acepta enseguida:

— Está bien, ¿Vienés por mí?

— Si voy a tu casa tengo el auto, estoy cerca, lo bueno que es cerca al colegio, hasta pronto.

— Ok la espero.

Al rato llega Sara a su encuentro con ella se saludan, se abrazan con tanta nostalgia tenían casi una semana sin verse y sin hablar, ambas quisieron respetar sus espacios.

— Tiempo sin saber de usted. Le dice Sara

Lucy presenta una disculpa por ir al colegio de forma repentina el otro día:

— Igual; que pena con usted no quise incomodarla cuando vine así sin avisar al colegio, solo que tuve un rollo allí con mi papá y no lo pensé y vine así disculpe —Trata de justificarse para que esta no note sus intenciones.

— Porque no me dijo, se fue así sin dar detalles yo me había quedado intranquila, cómo se fue así, no pensé que tuviera problemas.

Realmente no tenía tales problemas con su papá, le estaba mintiendo para no decirle a Sara abiertamente que le gusta, que cuando la vio por primera vez quedo prendada de su belleza ya estaba enamorada de ella en silencio cada vez que chat se estaba interesando más y más por ella solo que si le decía sus sentimientos abiertamente, rompería el hechizo del silencio y también no sabría cómo reaccionaría, ya que era una mujer casada con una vida estable; no se iba arriesgar a dejarla de ver definitivamente. Una vez aclarado el asunto de hace unos días, llegan al restaurante pide cada una su menú y comienzan a platicar de cosas fútiles, a Sara le gustaba mucho platicar con Lucy; desconocía los sentimientos que esta oculta, era inocente a tal atracción.

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