CAPITULO 2 Bis “UN DIA DE MUCHAS SORPRESAS”
(septiembre 11, 2017, Cd. de México)
(Narrador)
Al salir de la enfermería Pedro, Alejandro y Omar la esperaban afuera y cuando la vieron salir caminando con algo de dificultad por el dolor le preguntaron todos a la vez.
-¿Que tienes? ¿Te lastimaste mucho?¿ Que te dijo el doctor?
-Solo fueron un par de costillas rotas, no fue mucho pero como duele.- contesto Marina con voz serena, mientras se apoyaba en el brazo de Pedro.
- Si a cinco costillas rotas, usted señorita no les da mucha importancia, yo si, por lo pronto Pedro, ella no puede levantar nada pesado y recomiendo nada de ejercicios rudos o de fuerza- dijo el médico desde detrás de Marina.
-Gracia por decírmelo doctor, esta niña no lo habría hecho, aunque la torturara- contesto Pedro
-Estoy bien- dijo Marina con una sonrisa y todos la miraron
-Voy a descansar, pero será en mi casa, pero por ahora voy a cambiarme de ropa, está esta sudada y mojada- dijo Marina antes de que Pedro la regañara
Para cuando estuvo lista, Pedro la esperaba junto a la puerta del vestidor de mujeres, a su lado estaban Omar y Alejandro; Pedro se le acerco y tomando su bolso de ejercicios le dijo
-Alejandro, que es mi amigo te llevara a tu casa.- y le paso la maleta a Alejandro
-Pero yo aún tengo que ir a hablar con Benito y entregar unos papeles que me dio a llenar, por lo del torneo que está organizando el dueño del dojo.- Dijo Marina con mucha docilidad
-Pues yo se los entrego y hablo con el.- contesto Pedro
-No, lo hare yo.- dijo Marina con tono obstinado y le arrebato la maleta a Alejandro y comenzó a caminar rumbo a la salida, ahí dio vuelta para dirigirse a la esquina donde doblo a la derecha y dirigirse a una escuela de artes marciales.
-Hola Martha, ¿esta Benito?- pregunto a la secretaria
-No ha llegado aún; ¿no es un poco temprano para que llegues?
-Pues sí, pero ya vez lo que tengo que hacer para ir al torneo, tu sabes la preparación- y se encamino a los vestidores
Alejandro y Omar apenas iban llegando cuando la vieron entrar a los vestidores
-¿Buscan a alguien, caballeros?
-Si, a Marina Romanov.- contesto Alejandro
- Ah bueno, entonces pasen al salón, que en unos momentos empezara la clase; una cosa ya se inscribieron, ¿porque no traen el uniforme?- pregunto Martha
-No pero.. – trataron de contestar los dos hombres pero Martha los interrumpió
-Bueno por ser amigos de Marina se las paso, pero les hare su pase de inscripción y se los llevare, también deben decirme sus tallas para buscarles los uniformes y el cinturón y entraran como principiantes, ¿entendido? y vayan que ella adelantara su clase media hora, todo un privilegio ya que tendrán media hora más de clase.- termino de decir Martha, guiándolos al dojo.
-Marina, aquí te traigo a dos nuevos; ustedes dos quítense los zapatos.- ordeno la mujer
Marina solo los veía, sonriendo, pues conociendo a Martha, sabía que no los habría dejado decir una sola palabra, Marina con esfuerzo dio su clase más media hora adicional, pues había llegado temprano y ayudo al instructor a terminar su clase.
Al terminar se preparó a tomar su propia clase, Omar y Alejandro que no podían estar en la clase se fueron a las gradas y la vieron hacer sus evoluciones marciales y escucharon cuando el Gran Sensei que había llegado de sorpresa le dijo.
-Señorita Marina, la felicito, es usted una de las mejores-
-Gracias, Sensei Karima.- contesto haciendo una reverencia
-Nadie diría que, con tu físico, pequeña Nitta, fueras tan ágil, fuerte y veloz; estoy seguro que serás de las mejores en el torneo; sigue así y nadie ni nada te detendrá.
-Eso es lo que deseo Sensei.- dijo Marina con otra reverencia
Cuando Marina salió del vestidor, se dirigía la salida del Dojo, vio que Alejandro y Omar ya la estaban esperando afuera, hablando de lo ocurrido.
-No me puedo creer, si me dolía todo al llegar con Pedro ahora me siento molido- dijo Omar
-Lo que yo no puedo creer es que sea ella la que da la clase y más que imparta ese tipo de ejercicios para endurecer los músculos y no prestar atención al dolor, ¿viste que no se quejó y trae cinco costillas rotas? - dijo Alejandro
Al verla en la puerta con su mochila en la mano Omar se acercó y le dijo
-¿Cómo te sientes? ¿Ya no te duele?
- No Omar, gracias por preguntar, pero no te preocupes, tome un ibuprofeno para el dolor, además es más la disciplina que el dolor, el dolor no importa, es solo la mente la que existe el resto no tiene importancia; Además lamento lo ocurrido, yo hablare con Martha para que rompa las hojas de inscripción y les devuelva su dinero, sé que esta disciplina es dura y rígida y no creo que les guste, aquí se cumple con solemnidad y rigidez la tradición de la escuela antigua, según las tradiciones de Japón.
-Pues yo creo que sí, que me gustaría intentarla, puede ser que aprenda algo- dijo Omar con una sonrisa
-Yo lo dudo y tengo la sospecha que usted lo preparó todo, junto con su amiga- dijo Alejandro
- Pues sepa señor Cardona que yo no prepare nada y se lo puede preguntar a Martha, además mis asuntos los arreglo yo sola.- repuso Marina con enfado y echando su mochila al hombro dio media vuelta y se fue caminando rumbo a su casa.
-¿Sabes una cosa Alejandro?
- No, ¿Que?
-Que te volviste a equivocar con ella y de paso la volviste a ofender, por lo que ahora no solo está lesionada sino también muy molesta, por lo tanto distraída y podría pasarle algo, además es tarde.
- Vah ¿que le podría pasar?
- No lo sé, pero puede tener algún accidente, ya que va muy alterada y además te recuerdo que tiene cinco costillas rotas y la verdad no creo que ponga mucha atención a lo que la rodea, tal y como va.
- Esta bien, apresúrate, que la seguiremos en el auto.
Cuando Marina llego a casa encontró a toda su familia y sin decirles nada sobre sus costillas rotas, fue a su cuarto dejando su mochila y cambiándose de ropa, tras salir fue a la cocina y oyó que sus hermanos planeaban ir a las canchas del parque a jugar y estaban al teléfono hablando con unos amigos.
-si ahí nos vemos, y como Mar, ya está en casa le preguntaremos si desea jugar, estaremos ahí en veinte minutos. Escucho decir a uno de sus hermanos al teléfono por lo que pregunto
-preguntarme ¿qué?
-¿que si vas a la cancha a jugar basquetbol? – contesto su otro hermano menor
-ok, necesito descargarme después del incidente con un tarado y compañía al salir del dojo-
Marina no se había dado cuenta de que la seguían y fue poco después de haber llegado a su casa, que al salir tras sus hermanos Héctor y Daniel, para dirigirse a un parque cercano a jugar un partido de baloncesto con unos amigos que vio el coche estacionado en la esquina, casi frente a su casa; por lo que se paró en seco y sus hermanos lo notaron.
-Que sucede?- pregunto Daniel
- Nada pero recuerdan lo que les comente cuanto llegue
- Sí, ¿lo del tarado?- contestaron al unísono
-Bueno, pues esos dos hombres me siguieron y están dentro del carro negro que está estacionado en la esquina y no volteen, disimulen.- decía Marina mientras simulaba atarse las agujetas de uno de sus tenis, después se levantó y tomando el balón de manos de Héctor, camino hacia el centro de la calle y paso a un lado del auto sin mirarlo siquiera.
Una vez adelantada lanzo el balón a Daniel quien se rio al tomarlo, esto claro fue una distracción pues Marina, paso por detrás del auto rodeándolo y asomando la cabeza por el lado derecho sorprendió tanto a Omar que estaba sentado en el asiento del copiloto como a Alejandro que no dejaba de ver a sus hermanos distraído por su actitud jovial y escandalosa.
-Hola, yo los creí tan cansados que ya estarían en sus respectivas casas, frotándose con linimentos, pero en cambio están aquí, frente a mi casa, ¿se puede saber porque? O ¿eso no se debe preguntar?
No sabiendo que contestar, Alejandro se quedó callado y Omar solo le sonrió diciendo
-Hola, perdona pero nos preocupó que con tu lesión te vinieras sola, así que te seguimos-
-Pero hace más de veinte minutos que llegue, ¿porque siguen aquí? en fin los presento, esos dos que ven ahí son mis hermanos Pequeños, Héctor y Daniel.- los aludidos solo saludaron con la mano. Omar bajo del auto seguido de Alejandro.
-Pequeños, pero si están enormes, pensé que eran mayores que tu.- comento con asombro Omar
-Oh! No para nada, Mario salió con Erika su novia, y Antonio está viendo por televisión un partido de futbol con nuestro padre.- explico Marina con una sonrisa y continúo diciendo
-Además la estatura es cuestión de genética, chicos estos son Alejandro y Omar, dos de mis más queridos amigos.- dijo como si no los hubiera visto en todo el día y nada hubiera pasado.
-Oye, Mar, ¿dijiste queridos amigos? -Pregunto Daniel
- Si, así fue
-Uhy, pues pobres, los compadezco mucho.- comento Héctor
-Saben señores, mejor tengan cuidado, ya los clasifico.- les dijo Daniel dirigiéndose a Omar y Alejandro
-Bueno nos vamos, tengo una cita con una cancha de basquetbol y un grupo de amigos y no pienso llegar tarde, nos vemos mañana Omar, Alejandro. - y comenzó a caminar nuevamente, a unos metros de distancia grito
-Vienen niños, o ¿tendré que ir por ustedes?
-Ahí vamos, tu sigue caminando.- contesto Héctor y volviéndose a los dos hombres junto al auto dijo
-Y ustedes, no la hagan enojar, pues después no hay quien la calme y busca pelea con quien sea.
- Oigan, no quieren jugar un partido, ya que ustedes la molestaron, sería justo que ayuden a que pierda algo de ese coraje jugando- dijo Daniel
Alejandro miro a Omar y le este solo contesto a una pregunta no hecha
-Ok vayamos, a ver si viéndola jugar te convences de que es más de lo que aparenta y la dejas en paz de una vez. - Alejandro cerró el auto y corrió para alcanzar a los otros tres que ya le llevaban algo de ventaja.
Una vez que los alcanzo pregunto:
-Perdona Daniel, pero ¿que quisiste decir, con eso de que nos había clasificado?
-¿Es que acaso no la conocen?, si preguntan eso es que no. - contesto Héctor
-Bueno a lo que se refería mi hermano es que Mar, ya los puso en su lista negra y de que algo hicieron para que se quiera desquitar y te lo aseguro, con ella si reza eso de la venganza es un plato que se sirve frio y entre, más frio mejor sabor, ¿no sé si me entienden? – intervino Daniel
-Pero ella no es muy paciente por lo que he visto, como es eso de que esperara para vengarse de algo, ¿No estarán exagerando?- pregunto Alejandro
-En cuanto a su lista negra, si lo quieres saber, tiene la paciencia de Job y hasta más, yo soy el más chico de los cinco y lo que sé es que espero un año para poder vengarse de una chica de la secundaria que la humillo frente a todos los de la clase, ¿así que tu dime si tiene paciencia?- comento Daniel
-Vez, te lo dije Alejandro, te dije que tuvieras cuidado con lo que decías y ahora ya me metiste en problemas con ella y yo no le hice ni dije nada, tendrás que disculparte y sacarme de problemas o te hare responsable de todo lo que ella haga primo y lo digo en serio, o hablare con la Tía Elena.- dijo Omar
-No metas a mi madre en esto, ni que fueras un chiquillo de diez años Omar, no pasara nada y solo quieren asustarnos.
-¿Qué pasa? No entiendo ¿que es lo que dicen, que fue lo que le hicieron a Mar?- inquirió seriamente Daniel
-Pues nada que en pocas palabras, aquí mi primo Alejandro la llamo mentirosa.-
-Error, grave error, ahí sí que te equivocaste y mucho, si hay algo que Mar, odia son las mentiras, no las dice y mucho menos las perdona.- comento Daniel
-Si quieres un consejo, te recomiendo que te disculpes y aun así será difícil que te perdone, pero inténtalo, e insiste si no lo logras, pues puede hacerte pasar un mal trago cuando se desquite, te lo aseguro.- comento Héctor
Cuando llegaron al parque, vieron la cancha de basquetbol a lo lejos y se dieron cuenta de que Marina estaba hablando con un joven mucho más alto que ella y de repente vieron que la conversación se trasformó en discusión.
Los cuatro se detuvieron a unos metros de la cancha pues fue Héctor el que reconoció al joven con quien Marina discutía
-No, otra vez no.
-¿Que pasa? - inquirió Alejandro
-Nada, solo que creo que cambiaremos la cancha de basquetbol por un ring de lucha.- contesto Daniel
-¿A que se refieren? Ella no se peleara con ese, es mucho más alto que ella y es una mujer? -pregunto Omar
-Pues sí, habrá una pelea, Mar nunca rehúye una y menos cuando se trata de Julio Padilla, un buscapleitos y abusivo que siempre anda con su pandilla y estos siempre se esconden antes de atacar y son muchos para enfrentarlos solo nosotros ocho, la última vez contamos quince- explico Héctor
-Mira ahí están nuestros amigos.- señalo Daniel
-¿Me estás diciendo que se va a pelear con un pandillero?- pregunto nuevamente Omar y apresuro el paso para llegar junto a Marina
-Sí, pero ustedes dos quedan fuera, no los conocen y esos son muy traicioneros. -Contesto Héctor, tratando de alcanzarlo; más al decirlo se dio cuenta de que Julio intentaba golpear a su hermana, por lo que comenzó a correr para apoyarla.
No había llegado junto a Marina cuando vio a Julio salir despedido por sobre la cabeza de Marina y en seguida se colocó a su lado; Alejandro al recordar que ella estaba lesionada miro a Omar, este solo dijo:
-No, esto no es nuestro asunto.
-Pero ella esta lesionada. - y dirigiéndose al centro de la cancha, Alejandro se dispuso para la pelea. Julio que se había levantado, se lanzaba contra Marina, por lo que Alejandro lo alcanzo y lo lanzo a un lado. Para luego ponerse a un lado de Marina, al igual que hicieron Héctor, Daniel y otros cinco chicos que no conocía. Al verlo Marina exclamo
-Esto no es para ti, será mejor que te retires profesor, no saldrás bien librado y no quiero que me culpes por ello.
-Esto lo decido yo, además tu estas lesionada o ya olvidaste tus costillas rotas, así no podrás pelear-
-¿Y tenías que recordármelo en este momento que más necesito olvidarlo?-
-Así que estas lastimada Pantera, pues ahora sí que vas a perder la batalla- se burló Julio poniéndose al frente de un grupo de jóvenes con muy mala pinta que salieron de entre los arboles del otro lado de la cancha.
-Estos son mi palomilla, pequeña gata y que ¿me dirás que esos dos viejos son los novatos de la tuya?- señalo Julio, Omar se había unido al grupo y se colocó a un lado de Alejandro.
-No, ellos quedan fuera de esto, te lo advierto, no te metas con ellos, además sabes bien que yo no tengo pandilla y que solo nos gusta practicar deportes; no cometer delitos como tú y tu grupo de ratas.- Marina se volvió contra Alejandro para ordenarle
-Vete de aquí, ahora, esto no es tu problema y puedes salir lastimado.
-No, esto parece divertido y es mi respuesta final
-Pero que no entiendes que no me puedo responsabilizar de ti y de Omar, carajo, váyanse los dos.- grito Marina.
-Me quedo.
Mientras Marina y Alejandro discutían Julio se fue acercando a ellos acompañado de otro joven bastante alto, tanto como Julio. Marina al oír la respuesta de Alejandro se volvió hacia él y le dijo:
-Mira, hoy no ha sido mi día, todo ha salido mal desde que salí de tu clase y no ha hecho más que empeorar, por lo que no es un buen momento para discutir.
-No es mi culpa que te guste ir por ahí contando mentiras.
-Yo no cuento mentiras y solo esto me faltaba, para colmar un mal día, así que discúlpate ahora mismo o me las pagaras, te lo prometo.
-¿Que me disculpe ahora?
-Sí, Ahora.
Y como si se hubieran puesto de acuerdo, tanto Marina como Alejandro soltaron cada uno un golpe contra Julio y su compañero que se habían acercado lo suficiente como para lograr darles y así fue, pues Julio y su amigo fueron a dar al suelo, con lo que comenzó la verdadera pelea.
Héctor y Daniel, no se quedaron atrás y junto con sus amigos comenzaron a repartir golpes, terminaron formando un circulo pequeño, el cual fue rodeado por Julio y sus amigos, un total de veinte pandilleros, contra diez.
La pelea fue campal, todos cuidaban de todos, Alejandro recibió un fuerte golpe en el estómago, mientras trataba de quitarse a uno que en un descuido se le lanzo a la espalda, por lo que Omar lanzo un golpe contra él que había golpeado a su primo, recibiendo a su vez un golpe en la pierna con un garrote de otro oponente.
Marina hizo uso de sus conocimientos en artes marciales y tomando uno de los garrotes que llevaban los pandilleros, se enfrentaba a seis a la vez y tanto sus dos hermanos como los cinco amigos con los que se reunirían se enfrentaban a los otros once oponentes, dado que Marina era instructora en el dojo había enseñado a sus hermanos algunas técnicas por lo que pronto se hicieron de garrotes y con ellos equilibraban la pelea, pues ya eran tres los que estaban armados.
Un rato después, la pandilla de Julio se lo llevaba noqueado por un golpe dado por Marina, al igual que a tres pandilleros, los otros estaban lastimados pero al menos estaban consientes.
Al dejar fuera de combate a Julio, Marina sabía que su pandilla, bajaría la guardia y se alejarían, lo que aprovecharon para retirarse al otro lado de la cancha y llegar hasta las bancas en el jardín frente a la fuente, en donde se lavaron y revisaron las heridas, los más lesionados eran Omar, a quien golpearon con un garrote en la cabeza, así como Adrián, Jorge y Osvaldo, estos tres eran los más jóvenes del grupo y Osvaldo era el más bajo de estatura de todos, los tres eran buenos deportistas y también buenos peleadores, cuando la ocasión lo necesitaba, por lo general no eran chicos de peleas callejeas pero se sabían defender; los gemelos Matías y Fernando salieron bien librados, dado que eran altos y fuertes.
-Bueno, creo que el partido se canceló, por tercera vez en el mes, mala suerte- dijo Marina
-Pues yo creo que si Mar, yo estoy cansado y de seguro mi madre me reñirá otra vez, ya sabes que no le gusta que pelee en la calle, aun cuando solo me defienda, así que nos vemos luego- se despidió Adrián
-Pues yo digo lo mismo, a ver que dice mi madre- comento Osvaldo
-Pues mi madre ya se acostumbró, pero el que gritara será mi padre, ya sabes cómo es- comento Jorge
-Bueno, yo me voy a casa Mar, te llamo luego Daniel, y nos ponemos de acuerdo para otro partido- se despidió Osvaldo
-nosotros también nos vamos, no creo que tengamos problemas, mama ya está acostumbrada a que siempre tengamos una bronca.
-Está bien chicos y no se preocupen, si les dicen algo en sus casas digan que fue mi culpa la bronca de esta noche- les dijo Marina
-esperare tu llamada Oso- dijo Daniel.
Oso era el sobrenombre de Osvaldo, pues aunque era bajo de estatura, era fuerte y musculoso y por sus movimientos a sus amigos les recordaba a ese animal.
Ya solos en la cancha los cinco se quedaron en silencio por un momento, más de repente fue roto por Héctor
-Oye Mar, Que quiso decir Alejandro con eso de estas lastimada, no entiendo ¿que te paso?
-Nada solo un pequeño accidente en el gimnasio, no te preocupes.
-¿Que no es nada? es la segunda vez que dices que cinco costillas rotas no son nada, otra en tu lugar estaría ya acostada reposando y cumpliendo con las órdenes del médico.- le reprocho Alejandro.
A solo un par de metros de la discusión Héctor y Daniel se soltaron a la carcajada al ver como Alejandro regañaba a su hermana y volviéndose a Omar le preguntaron
-¿Quien crees que gane?
-Yo no sé quién vaya a ganar, lo único que sé, es que desde hace una semana que se conocen y desde entonces no dejan de discutir estos dos, además yo estoy muy cansado y adolorido, por lo que me voy a casa, Alejandro ya está grandecito como para tenerme de chaperón y no creo que Marina se lo vaya a comer.
Mientras discutía con Alejandro, Marina se dio cuenta de que algo estaba mal pues escuchaba la voz de Alejandro muy lejos y de repente se sintió mareada y cayó al suelo, Alejandro se apresuró a tratar de ayudarla, por lo que al dar un paso adelante para sostenerla; Marina termino en sus brazos, fue un movimiento involuntario y aun cuando rápidamente se separaron fue tarde pues, todos lo habían visto, por lo que tratando de reponerse le respondió a Omar mientras se acercaba lentamente pues aún se sentía débil, dándole un beso en la mejilla a Omar
-No me lo voy a comer, pues podría causarme indigestión, querido amigo mío- lo que causo que Alejandro la mirara con seriedad y algo de extrañeza
-bueno niños, vámonos a casa que ya es tarde y mañana todos tenemos escuela- dijo Marina abrazando a sus hermanos, por lo que los cinco comenzaron a caminar.
Ya en casa Héctor y Daniel entraron y Marina se quedó a despedir a Omar y Alejandro.
-Bueno espero que por lo menos lo hayan disfrutado, pues fue un día algo agitado.
-Agitado y un poco violento- dijo Omar mientras se frotaba el hombro donde había recibido un fuerte golpe
-Tienes razón Omar, pero fue interesante, ya que descubrimos que el carácter de Marina Romanov San Juan es muy volátil.
- Lo descubriste tu primo, yo ya lo sabía.
-¿Primo? ¿son primos? - pregunto con asombro Marina, mientras los veía y solo se rio, volviéndose para dirigirse a su casa y cuando traspaso la verja les dijo riendo.
-Ya dejen de discutir o me harán enfadar y recuerden que mañana será otro día y todo volverá a la normalidad, tu Omar volverás a ser mi compañero de clase, serio y algo conservador y tu Alejandro volverás a ser el Profesor arrogante y sangrón que imparte una clase, pero no se les olvide que los estaré esperando en el gimnasio y ese es mi territorio, así que descansen y duerman bien.
Y tras decir esto Marina cerró la puerta dejando a los dos hombres sin saber a qué se refería, por lo que tras unos segundos se volvieron y subiendo al auto se marcharon.