CAPITULO 4 “Una nueva arma.”
(febrero 4, 2018, en algún lugar de Siria.)
(Musra Bin Alzar)
Desde hace años que hemos esperado la oportunidad, hace catorce años nos engañaron y nuestros agentes fueron capturados, ahora después de tanto tiempo, sabemos que sigue haciendo armas para el gobierno, logramos meter a un agente dentro de la empresa y aunque sabe de lo que se trata, no ha podido ponerle las manos encima a los planos y gráficos del microcomponente.
Ese pequeño chip es lo que necesitamos para que nuestros misiles den en el blanco programado sin interferencias y sin ser detectados.
Sabemos que su hija ya regreso de donde la escondía, no era posible que la escondiera para que no la usáramos en su contra, si bien no dimos con ella por ocho años, los pasados casi cuatro años, la ubicamos en California, en una pequeña ciudad llamada Mendocino y luego la tuvimos vigilada en otra ciudad llamada Cambridge, en el estado americano de Massachusetts, luego regreso a Mendocino en donde parece ser una celebridad, por lo que fue difícil capturarla.
Últimamente los informes la ubican en Los Ángeles, en California trabajando en la empresa de su padre, pero antes visito infinidad de lugares buscando trabajo. En ese momento pudimos haberla capturado pues estaba sin escoltas y sin protección, pero nuestros informes eran inconclusos, así que solo la mantuvimos vigilada pero ahora, hay que hacer planes.
Pues no solo queremos el microcomponente, sino también queremos las distintas armas que Maxcorp fabrica para esos infieles.
Así que doy ordenes de seguirla a todos lados y pueden capturarla, trasladarla hasta aquí en donde será educada como una verdadera mujer dedicada a su marido.
Esta misma noche las ordenes se transmiten hacia las agentes que los cumplirán en ese maldito país.
(abril 8, 2018, Los Ángeles, California, USA)
(Serena Maxwell McNamara)
Hoy es domingo y fui al centro comercial en donde quede de verme con Scarlett, quiero hacer algunas compras y ponernos al día, ella es la única que está libre pues las demás están haciendo arreglos para sus titulaciones, pues ya han concluido sus carreras, vaya que les tomo algo de tiempo entre los estudios, exámenes, prácticas y tesis las ha costado mucho tiempo y esfuerzo.
Estaba esperándola mientras tomaba un café cuando un hombre llego y se sentó frente a mí por lo que le dije.
-Perdone, pero espero a alguien y ese alguien no es usted, así que puede retirarse.
-Lo sé, pero yo si la estoy buscando a usted, al igual que mis amigos, así que hazme el gran favor de levantarte y venir con nosotros, preciosa. - dijo el hombre y en ese momento otros dos se pusieron cerca de mí por detrás.
-Vaya, pero resulta que tú y tus hermanos o amigos no son de mi agrado, ni mi tipo, así que no tengo ganas de ir con ustedes, aquí estoy bien. - le respondo, moviendo un poco mi cuerpo, girándolo por si necesito reaccionar rápido.
-Como te dije preciosa, tu vendrás con nosotros, no es una invitación, es una orden y la vas a cumplir o ellos te van a obligar. - dijo el hombre sonriendo, por lo que tomando mi taza de café en las manos dije
-Vaya y yo que pensé estar libre de acosadores y tomaría un café de lo más tranquila, pero vienes tú con Chano y Juano a molestar, ¿Es que acaso no saben aceptar un no por respuesta? - y rápidamente me giro en la silla y doy una patada al idiota frente a mí, mientras lanzo el líquido caliente al segundo idiota, a la vez que me levante y lanzo la mesa sobre el grandísimo idiota hablador.
Obviamente mi reacción no era la que esperaban y los tome por sorpresa; mientras tanto los demás comensales del café comienzan a gritar y a correr asustados.
Yo como segundo movimiento, tomé la silla y se la rompí en el lomo al idiota número uno, mientras de otra mesa tomo un frasco para el azúcar y lo lanzo a la cabeza del idiota número dos y al volverme para correr veo al idiota hablador sacando una pistola por lo que le sujeto el brazo y lo tuerzo quitándole la pistola de la mano y con la otra mano dándole de lleno en la nariz, rompiéndosela en el acto.
Tomando la pistola, la desarme y deje caer las partes al suelo diciendo
-Este es un juguete para niños grandes, ustedes aun estañen pañales para poder usarlos, así que váyanse, yo no tengo ganas de jugar a los policías y ladrones; así que largo.
-Esto no es un juego, tu vendrás con nosotros. - ordeno el hablador
-Sabes que, esto ya es cansado, quieres pelea adelante, pero luego no te quejes si te lastimo. - le digo poniéndome en posición defensiva.
Y así esperé a que se movieran y como típicos machos no entendieron el mensaje, así que se lanzaron al ataque los tres juntos, obviamente comencé a defenderme; si ellos pensaron que era presa fácil, que lo piensen de nuevo porque esta linda gatita doméstica es en realidad una feroz pantera cuando debe pelear por su vida.
Ellos a pesar de ser tres, apenas si lograron acercarse, pero yo si les atinaba con mis duras caricias, tanto que al idiota número dos, le rompí un brazo y al idiota número uno tres costillas al hablador le dejé la cara como trepadero de mapache, además de la quijada rota y la nariz.
Para cuando llegaron los de seguridad, ya había acabado la refriega, por lo que tomé mi bolso del suelo en donde había caído y tras hablar con ellos me fui; encontrándome a Scarlett en la entrada del Centro comercial, ella al verme solo dijo
-Carajos, vente vamos al Club, necesitas relajarte. - y sacándome del lugar me hizo subir a su auto y nos dirigimos al Club Deportivo del que es socia y si mal no recuerdo mi padre y yo también.
Ya en el restaurante del club ella pregunto
- ¿Qué paso Serena?
-Nada, solo tres idiotas que quisieron pasarse de listos por sentirse machos alfa, les demostré que yo no soy una frágil figurita de porcelana a la que puedan ponerle las manos encima y bueno mordieron el polvo, no es mi culpa que no sepan pelear- le respondí.
-Vaya contigo, apenas llegas y ya estas metidas en peleas, Serena debes calmarte y no pelear, recuerda lo que nos decía el Senseí Kenshín, “la pelea es el último recurso, siempre usen la inteligencia y no la violencia”.
-Lo sé Scarlett, pero que hago si llegan de la nada tres idiotas tratando de llevarme a otro lado porque tienen ganas y no saben jugar solos con Manuela ¿Acaso debo dejarme abusar porque no debo pelear? - le digo y al ver que comprendió le sonrió y le escucho decir
-No digo eso, solo que trates de escapar antes de pelear, ellos podrían haber estado armados y tu terminar lastimada, debes cuidarte cariño. - yo solo puedo pensar en que fue bueno que no presenciara todo o sabría que si estaban armados.
-Lo sé, ya no te preocupes, me cuidare más y prestare mucha más atención. - le digo, tras lo cual comimos y pasamos un rato juntas; pero ella debió notar que algo raro estaba pasando, pues pregunto
- ¿Qué te pasa Serán, sé que algo no está bien, que es?
-es solo que he estado trabajando en Maxcorp, pero no me siento feliz, no es lo que yo quiero en estos momentos, papá en lugar de trabajar está vigilándome y cuidándome todo el tiempo, me siento encerrada como cuando la bruja.
-Vaya y si se entera de lo que paso hace un rato, se subirá por las paredes. - me dice sonriendo
-Ni que lo digas, me pondrá veinte escoltas y no podré ni ir al baño sin vigilancia, espero que papá no se entere.
Así pasaron los días, yo trabajando y viendo a mis amigas comenzar a tomar el rumbo en sus vidas; Brenda era tenista profesional y estaba teniendo éxito en las canchas. Mientras que Scarlett se preparaba para presentar su examen ante la barra de abogados y así poder ejercer; obviamente ya tenía un puesto como practicante en uno de los mejores bufetes de abogados de la ciudad, pues trabajaba con Jefferson.
La tranquila Paula se había graduado de administración y literatura y ahora era una editora en la Editorial de los padres de Emma y según se rumoraba, ella sería la que sucedería al padre de Emma en la presidencia en unos años cuando se retirara, pues la estaba entrenando para dirigir la Editorial.
A su vez Emma se había graduado como contador público auditor y trabajaba con los padres de Brenda; los números se le habían dado bien siempre, así que no fue una sorpresa que eligiera esa carrera como profesión.
Todas nos manteníamos en contacto, pero difícilmente podíamos vernos pues al día le faltaban horas por la cantidad de cosas que cada una tenía que hacer; aun así, acordamos tratar de reunirnos para comer los domingos, en especial porque había que preparar el festejo de mi cumpleaños que ya estaba muy cercano.