CAPITULO 3 “Nueva Amenaza.”
(marzo 2, 2018, Los Ángeles, California, USA)
(John Maxwell/ presidente de Maxcorp.)
Llego a mi despacho y al sentarme frente a mi escritorio, veo un sobre dirigido a mi sin remitente. Esto tuvieron que traerlo y dejarlo aquí directamente, así que llevado por la curiosidad abro el sobre y saco la nota.
Al leer la nota, un escalofrió me recorre el cuerpo, esto volverá a empezar y solo pensar en lo que paso la última vez me pongo a temblar. Veo una vez más el contenido de la nota que dice
- “Sabemos de su nueva arma, esta vez no nos engañara, si la entrega, nada le pasara, pero si no, despídase de su hija.”
Sé que Serena es muy capaz para defenderse, pero no quiero verla en peligro, al parecer son los mismos, es decir de medio oriente, si es así, no les importara lastimarla, para ellos las mujeres valen poco o nada. No quiero ni imaginarme lo que podrían hacerle si la llegaran a capturar.
Como mínimo la tendrían encerrada en un sótano, pero lo peor podría ser que terminara en el mercado de mujeres en el norte de África, donde una vez vendida por esos traficantes, no se le volvería a ver nunca, pues le perderíamos el rastro.
Sé que esto es grave, así que llamo al Coronel Stuart, el sigue en la CIA y en la defensa.
-Bueno, Señor Maxwell ¿Sucedió algo? Creí que nos veríamos a finales de mes.
-coronel hay problemas, alguien me dejo una clara amenaza en contra de mi hija en mi oficina.
- ¿Esta Seguro?
-Muy seguro, como que la tengo en mis manos.
-Envíemela por mail, necesitamos investigar.
-Stuart, la nota es solo unas líneas, el sobre esta dirigido a mi sin remitente, así que no llego en el correo, alguien entro en mi oficina y dejo la amenaza, esto ya lo vivimos hace años, con el añadido de que estaba mi esposa y su trabajo le atraía enemigos. Así que no quiero que se repita otra vez; recuerde el desastre anterior, mi hija fue la perjudicada y el gobierno siguió teniendo las Scorpion, pero mi hija sufrió la humillación de un juicio por homicidio múltiple, en el que se empeñó un fiscal, si usted hubiera hecho lo debido, habría callado al fiscal y el juicio y todas sus consecuencias, no habrían sucedido.
-John comprenda, no podíamos hacer mucho, sellamos el expediente, borramos todo lo que sucedió, pero ese fiscal hizo lo que quiso, no te preocupes, pondremos remedio a esto, iré a Los Ángeles e investigaremos, ahí alguna pista habremos de encontrar.
- ¡Stuart no puedo perder a mi hija!
-John no las vas a perder, ella es fuerte y la protegeremos.
-Eso espero Coronel. - tras esa llamada, no dejo de pensar en los problemas.
Llamo a Stilgart y le pongo al tanto de la situación, él sabe cómo es Serena. Al menos puedo protegerla, pues está trabajando en Maxcorp, pero ella quiere irse y no podré detenerla.
Esa tarde salgo de mi oficina y monto en mi auto, un mercedes “guardián” y voy por las calles rumbo a casa, de pronto una camioneta monovolumen se me empareja y dispara, gracias a Dios el auto tiene blindaje de grado diplomático de medio oriente, es decir más grueso que el normal, así que los impactos de bala no llegan a herirme. Maniobro el auto para perderlos, pero es obvio que saben quién soy y a donde me dirijo.
Llego a casa y llamo a Stilgart, pues es obvio que esto dará problemas, ¿el resultado? Simple, Stilgart mando guardaespaldas para mí, en cuanto a Serena, están a distancia, ella no debe verlos, pues puede enojarse.
Al día siguiente Stuart se presentó en la oficina, su gente reviso la nota y como era de esperarse no encontraron nada. Esto molesto a Stuart, pues llego a la misma conclusión que yo, son los mismos y ahora quieren todos mis productos y en especial las nuevas armas, es decir el sistema guía.
Stuart hace un par de llamadas y dijo que trataría de solucionar esto pronto, pero tenía que regresar a Washington. Mientras tanto Stilgart y sus hombres vigilan y protegen a Serena, fue así como me entere del incidente en el centro comercial, ignoro si los que atacaron a Serena, tuvieron algo que ver con las amenazas, pero no me voy a poner a perder el tiempo.
Los días pasan lentamente y se vuelven semanas, esta vez recibo otra nota con otra amenaza, las mismas palabras y la misma amenaza, solo que ahora ponen tiempo. ¿Pero qué tiempo? A que se refieren, vuelvo a leer la amenaza tratando de entender la nota que dice.
- “El tiempo avanza, entréganos tus productos, en especial tu nueva arma, sin engaños ni trucos y tu hija estará bien, si no lo haces pronto, perderás a tu hija.”
Todos están sobre alerta y tienen cuidado, para colmo Serena volvió a presentar su renuncia en Maxcorp y eso no me gusta. Sé que está buscando trabajo en algún lugar, solo espero que, si consigue algo, los escoltas puedan cuidarla.
Stilgart me dice que ella esta buscando un departamento y le digo que la deje, pero que aseguren el lugar, el problema es que Stilgart y sus hombres no deben dejarse ver.
Para finales de agosto, vuelvo a sufrir un ataque, pero es igual que el anterior, no pudieron herirme, pues esta vez los escoltas intervinieron.
Son constantes las amenazas en contra de Serena las que recibo en mi oficina sin dejar ningún rastro, ya han aparecido cinco amenazas en mi escritorio a pesar de la seguridad, al parecer la primera se dejó en mi escritorio, pero las otras cuatro fueron dejadas en la recepción y una secretaria las ha subido hasta mi oficina.
Según Stuart, será Seguridad Nacional los que se encargaran de proteger a mi hija, solo espero que cuando se presenten los agentes, estos estén preparados y sepan cómo tratar a mi hija. Ya que sería estúpido que enviaran a dos o más agentes sin conocer los antecedentes de mi hija.
Estoy en casa cuando me dicen que tengo visitas, cuando los hacen pasar veo que son tres hombres.
-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarles? - les pregunto
-Buenos días, Señor Maxwell, somos los enviados de Seguridad Nacional, nos enviaron a vigilar a su hija. - dice el que parece ser el líder.
-Bueno, los estaba esperando, pero ¿solo son ustedes tres? - le pregunto
-Si Señor maxwell, sabemos cuál es nuestro trabajo y no creo necesitar a más hombres. - me dijo el mismo hombre
- ¿Y usted es?
-soy Maximiliano Hunter, ellos son mi equipo y como dije vigilaremos a su hija, ella tendrá que cooperar y obedecer las nuevas reglas que impondré para su seguridad.
Al escuchar al agente me doy cuenta que, si bien es un hombre con experiencia en su trabajo, no sabe nada en lo absoluto de mi hija. Que Dios lo agarre confesado si esto truena.