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Me doy cuenta de que lo pasé, así que me detengo porque no sé a dónde ir.
Oigo sus pasos detrás de mí, a pesar de la confusión.
- No te preocupes princesa.... no eres mi tipo. - dice suavemente en mi oído.
Y es justo en ese momento.
En ese pequeño e inexistente contacto que me hace temblar.
Mi corazón comienza a latir con fuerza.
-Que mierda hace ella aqui??-
Daniel
Una Monroe enojada camina frente a mí.
-Estas loco Daniel??-
Lo miro directamente a los ojos.
-Ve para calmarte.... tu hermana cabeza hueca olvido las llaves en casa asi que o aqui.... o la deje en medio de la calle en la noche. -
Digo todo molesto.
No soy una maldita niñera.
Ya ha pasado mucho tiempo desde que lo traje conmigo.
Veo a mi amigo volverse hacia su hermana.
-Sí, ¿puedes saber dónde está tu cabeza?- le grita a una palma de su cara.
Observo la reacción de la chica.
Y además esta vez no defrauda mis expectativas.
Detrás de la carita de angelito se esconde un fogoso peperino.
-¡¡¡Deja de gritarme!!!-
Veo los ojos de Monroe agrandarse.
La niña intenta recuperar el control.
-Yo....Olvidé mis llaves....y...no es necesario que me trates como un tonto.-
Sonrío, porque en este momento la encuentro muy linda.
-¡¡¡No te trataría como un tonto si a veces te acordaras de usar la cabeza aunque no estés entre tus malditos libros!!!-
La reacción de mi amigo me parece un poco exagerada.
y que sera??
-Eres un gilipollas Monroe....- responde ella caminando exactamente por donde venimos.
-A donde mierda vas ahora??? Ven aquí.... Lili!!!-
Se gira para mirarme.
- Tengo que competir. -
Levanto una ceja.
-¿Así que lo que? ¿Qué quieres de mí? -
Suspira y empieza a jalar su cabello.
"¿Quieres que me la lleve de vuelta y la deje a un lado del camino?", digo melodramáticamente.
Me mira, mientras creo que está pensando en una alternativa.
-Podrías....podrías...tú....-
-No....olvídalo....no soy niñera....-
-¡Por favor Daniel! No puedo correr tras ella... Ahora bien....-
-¡¡Qué quieres de mí!! Esta grande y vacunada....-
-No quiero que ella esté aquí en el medio... y sola. -
¡Qué carajo!
-Por favor.... Viste a su amiga.... crees que ella pueda quedarse en un lugar así... en paz??? Por favor Daniel!! -
suspiro pesadamente que ni siquiera una chimenea en comparación.
-Está bien....-
Se acerca para darme una palmada en la espalda.
-Gracias hermano-
-Será mejor que ganes Monroe, porque si después de todo este lío, te permites perder te rompo los huesos. -
Ni siquiera espero su respuesta que ya le di la espalda y camino hacia la chica.
Lo encuentro apoyado en mi coche.
Cabeza gacha, pelo alborotado.
Parece que acaba de pelearse con un gato.
Me acerco a ella poniéndome a su lado.
Me mira por unos segundos.
Dios... ella es realmente hermosa mirándola mejor...
Tiene dos faros en lugar de ojos.
Mire hacia abajo inmediatamente.
-¿Has venido a recordarme también cuánto eres una carga para la humanidad? -
Y en este momento me hace tierno.
Pobrecita, fui yo quien la arrastró hasta aquí.
Con mucho gusto se hubiera quedado sola frente a la puerta de su casa.
-Creo que es suficiente por hoy princesita....-
Me vuelve a poner los ojos en blanco.
Aunque al mismo tiempo... Otro ruido ocupa el espacio.
El rugido de su estómago.
Inmediatamente se pone roja y avergonzada, trae algunos mechones de cabello frente a su rostro como para esconderse.
Sonrío, porque en este momento parece una niña.
Suspiro cuando se me cruza por la cabeza la idea de llevarla a comer algo.
Así que con la excusa me la llevo de aquí.
Me muevo hacia la puerta del conductor y me deslizo adentro.
-Sube princesa...- le digo.
Y extrañamente lo hace sin objetar.
-Te llevaré a comer algo. -
Lili
Me meto en el coche de Daniel, se va a otro destino desconocido para pasar la noche.
Ni siquiera sé cómo me siento ahora mismo.
Estoy enojado conmigo mismo, con Monroe...
Pero también estoy confundido.
Sabía que mi hermano tenía extrañas compañías... pero no me imaginaba que él también frecuentara esos lugares.
Solo espero que no se meta en problemas.
-Pequeña princesa...-
Jadeo cuando el chico a mi lado me habla.
-¿Sí?-
Sacude la cabeza sonriendo.
-¿Escuchaste al menos una palabra de lo que dije?-
Me sonrojo al instante.
- Mmm no. Disculpe.-
Suspira, pasándose una mano por la cara.
Me doy cuenta de sus tatuajes, que, incluso en la oscuridad, son claramente visibles.
Sus manos están cubiertas de tinta... ambas.
Nunca entenderé la tendencia de algunas personas a marcar sus cuerpos así.
Pero por otro lado, tampoco es de mi incumbencia.
-Vale.... pero ahora me estás poniendo de los nervios...-
Pongo los ojos en blanco, dándole toda mi atención.
-¿Tú tampoco me escuchaste esta vez?-
ups....
-¿Me estás tomando el pelo por casualidad?-
Injustificadamente, me eché a reír en su cara.
Otro, en su lugar, pensaría que estoy borracho.
-Lo siento... lo siento... Me detendré. te lo juro..es que..tenias cara de graciosa...-
Levanta una ceja...
No puedo distinguir su expresión en este momento, pero de un vistazo diría que está molesto.
-Qué....¿qué estabas diciendo?- le pregunto tratando de calmar la vergüenza.
Él resopla todo frunciendo el ceño.
-Demasiado tarde princesita.... no me repetiré...-
Odio el repollo.
Te veo aparcar tu coche.
Miro a mi alrededor y noto que estamos en el estacionamiento de lo que parece ser una pizzería.
Creo que eh, porque no se mucho de esta zona.
Para ser honesto, no la conozco en absoluto.
Lo escucho abrir la puerta y salir.
No sé qué hacer.
¿Tengo que bajarme también?
No quiero que se enfade más.
-No esperes que te lleve la cena ahí eh!!- me grita mientras llego a la entrada.
Oh...
Me bajo también y me estoy preparando para seguirlo.
Me lleva al interior, cosa que Daniel parece conocer muy bien, ya que se mueve con tanta confianza y tranquilidad.
Reconozco que por dentro es mucho más bonito que por fuera.
Es acogedor... casi.
Noto que mucha gente asiente y lo saluda incluso desde la distancia.
Es muy conocido.
Llegamos a una mesa un poco más apartada que las demás y es precisamente donde lo veo sentarse.
Entonces entiendo que es nuestra parada y también me siento junto a él en el banco.
-Como no respondiste ninguna de las dos veces en el auto, cuando te pregunté qué querías comer.... Elegí. Y si no te gusta, ya no es mi problema.-
Me mira a los ojos casi con aire de suficiencia.
Pero él era agradable después de todo...
-Ehm... no... no hay problema Daniel... todo está bien conmigo.- digo casi intimidado.
Y de hecho es algo así.
Me siento intimidado por su presencia.
Y no solo estoy hablando físicamente ya que él es mucho más alto que yo... Soy un reyezuelo en comparación.
No... es solo su personalidad lo que me incomoda.
Su constante murmullo y miradas hacia mí...
Afortunadamente, este silencio lo rompe una chica.
Parece una muñeca... es muy bonita... y provocativa.
Llega a nuestra mesa comenzando a guiñarle el ojo a Daniel.
-Hey cariño....-
El chico a mi lado le da una sonrisa.
¡Ah, pero además de gruñir también puede ser manso!
-Hermosa...- dice con una voz increíblemente ronca y baja.
Santo Dios... ¿puede una persona ser tan emocionante con una sola palabra?
Ni siquiera me doy cuenta de que por enésima vez no escuché ni una sola palabra de lo que dijo… en cambio, creo que se dio cuenta perfectamente de cómo yo miraba sus labios.
Debe haberme tomado por un maníaco... estúpido... sí... un estúpido maníaco.
Daniel
¡Es increíble!
Es la tercera vez que hablo y la chica no me contesta.
Pero en lugar de gritarle como antes, me encuentro mirándola... dándome cuenta de que ella, a su vez, está mirando mi boca.
E inesperadamente este gesto suyo desencadena en mí una reacción que no debería desencadenar....
Me gusta... Me gusta que me mirara...
Yo sonrío.