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Capítulo 6

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Todos habían olvidado a Lady Emma Ashton, la ex - amante de Lord Marcus Livingston y tengo que reconocer, que hasta yo lo había hecho. Pero a mis oídos ha llegado la noticia de que ha sido condenada a muerte por el intento de asesinato contra la duquesa de Agnes y sus hijos. Y muy a mi pesar les comunico que ha cumplido su condena la tarde pasada.

Revista de sociedad de Lady Kennt

Jayne estaba desesperada, ya había pasado mucho tiempo desde que Christian y Amelia se habían alejado de ellas para “conversar”. O sea, sabía que estaban comprometidos y que pronto se casarían, pero tampoco podía olvidar lo que había visto y oído esa misma tarde.

—... Y lo siento — escuchó decir a la Srta. Katherine, la miró confundida y algo apenada, apenas la había escuchado.

—¿Por qué? — preguntó.

—Oh, no escuchaste… — Jayne se sintió mal, sabía lo que era ser ignorada por las personas, y por lo que podía ver, la Srta. Katherine era muy ignorada en la sociedad.

—No, no, no… Es decir — Jayne suspiró, no tenía que mentirle, eso la haría sentirse aún peor —, sí, no había escuchado, pero no es porque no quisiera, es que tengo tantas cosas en la cabeza que…

—Lo entiendo — Kate la interrumpió abruptamente —, te vas a casar con un Conde en menos de un mes y debes de estar muy agobiada por los preparativos — expuso Kate sonriéndole amigablemente —. Soy yo la que habla mucho, siempre quiero callarme y ser más silenciosa, pero las palabras salen y salen… y ya lo estoy haciendo de nuevo, lo siento.

—No tienes por qué disculparte, me pareces muy amigable y eso es muy lindo en una mujer.

—Los hombres no piensan lo mismo, siempre termino aburriéndolos o cansándolos con tanta charla — expresó Kate algo decaída.

—Los hombres no piensan y son algo idiotas — comentó Jayne en tono divertido, y Kate no pudo evitar sonreír también.

—Mi padre también dice lo mismo, siempre trata de consolarme, pero soy realista, siempre he sabido que terminaré sola, y lo que más me apena es que no podré hacer que su legado continúe, haría lo que fuera por ayudarlo.

—Lo entiendo, yo también amo a mis padres, aunque a veces no se lo merecen, pero así soy, haría lo que fuera por ellos si se encontraran en una situación similar — dijo Jayne consolando a Kate.

—Jayne, ya te has olvidado de mí ¿cierto? — dijo lady Liviana llegando a su lado.

—¿Piensas que me olvidaría de mi mejor amiga? — respondió Jayne tomando las manos de Liviana en gesto amistoso.

—Claro, ya lo estás haciendo.

—Liviana, solo te doy algo de espacio, sé que los niños no te la ponen muy fácil.

—Pues no te lo he pedido, quiero que estés conmigo lo que te queda de tiempo, pronto serás una mujer casada.

—Por favor, no me lo recuerdes — pidió Jayne y Liviana notó el tono en que lo dijo. Katherine hizo un pequeño carraspeo haciéndose notar —. Oh, Katherine, ella es Liviana, mi mejor amiga, Liviana, ella es Katherine, hija del Sr. Debinham.

—¿En serio? Tengo varias colecciones de la joyería Debinham, Marcus cada semana me regala una joya.

—Claro, quiere compensar todo lo que te hizo pasar hace un tiempo — dijo Jayne disimuladamente.

—Jayne, por favor. Eso ya está en el pasado.

—Bien, ¿y qué hacen todos aquí? Hace un rato, vi a Marcus y a Anthony.

—Fuimos invitados por el Conde — respondió Liviana —, esta tarde te estuve buscando, ¿dónde estabas?

—Dando un paseo por la propiedad.

—¡Vaya! ¿Ahora eres amante de la naturaleza?

—¿Y los niños? — preguntó Jayne ignorando las palabras de su amiga.

—Hasta ahora pude lograr que se durmieran — respondió Liviana —. Creo que voy a regalarte a uno de ellos.

En ese mismo instante Amelia regresó incorporándose al grupo, Jayne vio la mirada confusa de Liviana.

—Ella es lady Amelia, la hija del conde — presentó Jayne y Liviana asintió reconociéndola.

—Excelencia, es un placer tenerla aquí — dijo Amelia saludando a Liviana.

—Gracias. El placer es mío al estar aquí.

—Quiero hablar contigo, lady Jayne — pidió lady Amelia y ella la miró sorprendida, ¿acaso quiere saber por qué Christian quería hablar con ella? Pero si era eso, ¿entonces por qué habían demorado tanto?

—Por supuesto. Liviana te dejo con Kate para que se conozcan mejor.

Jayne y Amelia subieron las escaleras y entraron a una habitación, estaba medio oscura, pero parecía ser una sala de recreación, ya que había varios instrumentos musicales.

—Mira, sé que lo que pasó hace un rato con Christian no estuvo bien, me voy a casar con tu padre y…

—Ya Christian me lo ha contado todo — dijo Amelia y Jayne la miró sin entender.

—¿Cuándo te refieres a todo?

—Es todo.

—¿Todo? — Amelia asintió sonriendo divertidamente — ¡Wow!

Jayne sintió como una espinita era enterrada en la herida, al parecer ellos se llevaban muy bien.

—Pero tú… ¿Quién es Alex? — preguntó Jayne y notó que Amelia no se había sorprendido por la mención de su amante.

—No te conozco, no sé si pueda confiar en ti —indicó Amelia y Jayne ya no entendía nada, la joven le hablaba tan normal y tranquila.

—Creo que tendrás que confiar en mí de todos modos, sé perfectamente lo que son — dijo y pudo ver un atisbo de sonrisa retorcida en el rostro de Amelia.

—Christian me advirtió respecto a tu carácter.

—¿Perdón?

—Alex es el chico que amo, y antes de que digas que me voy a casar, Christian lo sabe, y para tu salud mental, nuestro compromiso solo es una fachada para la distracción de nuestros padres.

Jayne tenía una perfecta “O” formada en sus labios, estaba sorprendida por las declaraciones de Amelia. Entonces todo es una mentira.

—No entiendo, tú... y Christian se van a casar en poco tiempo...

—No nos vamos a casar querida Jayne, yo estoy enamorada de otro y Christian lo está de... otra - Jayne la miró rápidamente, ¿acaso Amelia estaba jugando con ella? ¿Cómo podía permitir que una jovencita jugara con ella? —. Él y yo, solo somos buenos amigos que se ayudan, él me ha estado ayudando desde que decidimos comprometernos, y ahora yo lo ayudaré a él.

—¿Ayudarlo?

—Pero dime algo, ¿realmente quieres casarte con mi padre?

—Yo...

—Dime la verdad, solo así puedo ayudarte — dijo Amelia y Jayne la miró sin seguir entendiendo nada.

—Solo lo hago por mis padres, pero siento que es un error, y no sé realmente que debo hacer — respondió Jayne.

—Lo bueno, es que yo sé perfectamente lo que debes hacer. Quédate a aquí, no salgas.

Amelia salió de la habitación, dejándola sola y confundida. Esperó un rato a ver si regresaba, pero nada, cuando estaba decidida a irse, la puerta de la habitación se abrió.

—Al fin, ya estaba por irme de aquí — dijo Jayne.

—¿Disculpa si te hice esperar? — Jayne se quedó quieta cuando vio a Christian, no era a él a quien esperaba.

—¿Dónde está Amelia?

—Tratando de que no nos descubran — respondió Christian.

—Realmente no estoy entendiendo nada de esto, se van a casar, pero solo es una mentira.

—Exacto — declaró Christian acercándose a Jayne.

—¿Por qué?

—¿Por qué, qué? — repitió Christian.

—¿Por qué hacerles creer a todos que se van a casar?

—Simple conveniencia, todo fue un plan desde el principio, nuestros padres pensaron que podrían utilizarnos para sus cosas, pero Amelia resultó ser una amiga estupenda, y sincera principalmente.

— De eso, ya me pude dar cuenta. ¿Entonces cuando me dijo que te ayudaría, a qué se refería? — preguntó Jayne.

— Ella nos va a ayudar a los dos en estos días, tengo planeado todo, y tú, mi amor, estás en mis planes.

—¿Planes? ¿Qué planes Christian? Me estás confundiendo — Jayne se disponía a caminar por toda la estancia tratando de entender el rompecabezas que habían formado Christian y Amelia, ellos solo le decían palabras a medias, pero Christian la detuvo tomándola de las manos acercándola a su cuerpo.

—Tú y yo nos iremos de Londres, lejos de todo y de todos aquí, y principalmente de nuestros padres — dijo él, dejando a Jayne asombrada.

—¿Hu... hu... huir?

—Exactamente, también nos acompañarían Amelia y Alex. Tengo dinero suficiente para todos en los primeros meses, luego que Amelia se case con Alex, él tendría toda la responsabilidad de su matrimonio, y nosotros podremos vivir juntos.

Escuchar las palabras de Christian hizo que la esperanza y la ilusión tomaran control de las emociones de Jayne, él le estaba diciendo exactamente lo que ella quería, estar juntos y lejos de todos. Pero antes quería saber un algo.

—Todo esto será muy rápido, apenas lleguemos a Londres, tomarás pocas cosas, nada que nos detenga, luego subiéremos al primer barco que salga para América.

—¿América? — preguntó Jayne sorprendida.

—¿No te gusta? Entonces Italia o Grecia, tal vez la India.

— No, no, no, me gusta América. Nunca he viajado — dijo ella sonriendo —. Pero quiero saber algo primero — Christian la miró esperando —. Quiero saber lo que pasó hace cinco años para que me dejaras.

Christian la soltó lentamente y le dio la espalda.

—Jayne, es mejor dejar las cosas donde van, y eso pertenece al pasado — respondió él aun dándole la espalda.

— Es que no puedo Christian, después de que me dejaras, ocurrieron cosas... que se pudieron evitar...

—¿Qué ocurrió? — preguntó esta vez girándose, quedado frente a ella.

—Dime lo que pasó, lo mío es algo irreparable, ya no se puede hacer nada contra eso, pero necesito saber — dijo Jayne posando sus manos en el pecho de Christian.

—No te quedarás tranquila hasta saberlo, ¿verdad? — Jayne asintió sonriendo —. Está bien, te lo diré, pero ahora no, temo que se den cuenta de nuestra ausencia y que eso pueda dificultar nuestra huida, pero te prometo que te lo diré.

Jayne asintió sonriendo y Christian no resistió más y la besó apasionadamente.

—No veo la hora de ya estar solos, lejos de todos — susurró en sus labios.

—Igual yo.

Después de un último beso, Jayne salió primero de la habitación incorporándose al salón junto a todos.

—¿Dónde estabas Jayne, el conde te estaba buscando? - preguntó su madre.

—Estaba tomando un poco de aire, mamá.

—Bueno, ve hacia el conde, quiere hacer el anuncio de su compromiso e invitar a los presentes a la boda, será la próxima semana.

—¿Por qué tan pronto, mamá? — inquirió Jayne mirando a Christian incorporase junto a Marcus, Liviana, Anthony y Leo.

—Así lo quiere el conde.

—Mamá yo… — Jayne arrastró sutilmente a Juliet hacia los rincones —… ya no estoy segura de querer casarme con el conde, y he decidido no hacerlo.

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